Descubren el misterio que esconden los ‘gorros’ de los moais de la isla de Pascua


El Confidencial

  • Sean Hixon, un estudiante de la Universidad de Oregón, ha trabajado sobre una nueva teoría que explicaría el significado de los ‘pukao’ que portan estas famosas estatuas de Chile
Foto: Moai de la Isla de Pascua de Chile con uno de sus característicos 'gorros' (Flickr/Kim Smith)

Moai de la Isla de Pascua de Chile con uno de sus característicos ‘gorros’ (Flickr/Kim Smith)

Desde que los europeos llegaron a la zona en el siglo XVIII han sido muchas las teorías y especulaciones que han intentado dar significado a las enormes estatuas que se contemplan en la Isla de Pascua, en Chile. Pero no sólo estos colosos de piedra han desatado la imaginación de los curiosos o los más exhaustivos estudios al respecto. También los ‘gorros’ que llevan sobre sus cabezas los moais son un misterio. ¿Qué significado tenían? ¿Por qué son de color rojo? ¿Cómo los transportaron hasta la cima de unas esculturas que llegan a superar los 10 metros?

Sean Hixon, estudiante de arqueología y geología de la Universidad de Oregón (Estados Unidos), ha sido el último en dar una solución al secreto que se llevó tras de sí la civilización que ocupó la Región de Valparaíso hace tantos años. Según este investigador, los ‘turbantes’ que portan las esculturas podrían haber sido puestos en su lugar gracias a un sistema de cilindros que permitiría el desplazamiento de estos grandes bloques de piedra. Hasta conseguir ubicarse sobre las testas de los moais, la piedra roja volcánica que decora la cabeza de algunas de estas estatuas chilenas rodó sobre troncos de árboles hasta que pudo ser colocada a modo de ‘sombrero’.

El 'pukao' de los moai tiene un característico color rojo proveniente de la roca volcánica con la que están hechos (Reuters)

El ‘pukao’ de los moai tiene un característico color rojo proveniente de la roca volcánica con la que están hechos (Reuters)

“Parece que un pequeño número de personas podría haber hecho el trabajo, ya sea a través de rotaciones o de palanca”, afirmó Hixon el pasado 16 de abril en la Reunión Anual que celebra desde hace 80 años la Sociedad Americana de Arqueología. En cuanto al significado que tendrían estas decoraciones, algunos estudiosos aseguran que los ‘gorros’ colorados estaban destinados a representar el pelo –en idioma rapa nui, estos adornos se conocen como ‘pukao’, un término que traducido significa ‘moño’–, aunque también existen teorías que apuntan a que el color podría indicar un objetivo ritual.

Lejos de ser definitiva, la teoría de Hixon podría venirse abajo si se sigue investigando al respecto y se descubre una posibilidad más factible. Por ahora, la utilización de troncos para transportar por rodamiento los grandes bloques de piedra podría ser válida. Después, los moais habrían sido levantados gracias a poleas que se sujetarían en una torre gigante construida aparte. En las estatuas se han encontrado pequeñas hendiduras en forma de anillo y arañazos verticales que podrían ser vestigios de su transporte gracias a troncos. Sin embargo, por ahora no puede confirmarse si los estudios de Hixon son válidos o si tanto los ‘pukao’ como los esculturas fueron levantados a la misma vez.

Una teoría ya esbozada hace 6 años

En 2009, científicos británicos aclararon parte del misterio de las coronas rojas que ciñen los moais de la cantera Puna Pau de la chilena Isla de Pascua gracias al descubrimiento de un camino que se utilizó para transportarlas. Los profesores Sue Hamilton, del University College de Londres, y Colin Richards, de la Universidad de Manchester, afirmaron que las decoraciones estaban hechas de rocas volcánicas procedentes de un antiguo volcán de la zona y que fueron elaboradas por los pobladores polinesios de la isla entre los años 1.250 y 1.500.

Hamilton y Richards dirigieron el primer equipo británico que visitaba la isla desde 1914 y fueron los primeros arqueólogos a los que se permitió realizar una excavación en Puna Pau. «Las coronas llegaron por una carretera que se construyó con un cemento de polvo de escoria roja comprimida, con una calzada elevada en uno de los lados», explicó Richards, quien señaló que lo más probable «es que fueran empujadas a mano, aunque también es posible que se emplearan troncos de madera».

Los estudiosos creen que la ladera por la que se transportaban los moais cumplía una función ceremonial e industrial (EFE)
Los estudiosos creen que la ladera por la que se transportaban los moais cumplía una función ceremonial e industrial (EFE)

Además, se descubrió un hacha de obsidiana con una hoja de unos 17 centímetros, posiblemente propiedad de uno de los obreros que trabajaron en el transporte de las coronas, que la habría abandonado junto a la carretera como un ofrecimiento a los dioses. El hallazgo del hacha y la manera en la que los ‘gorros’ rotos están alineados en uno de los lados del camino sugirió, según los investigadores británicos, que la carretera era una avenida ceremonial que conducía hasta la propia cantera. «Ha quedado claro que la cantera tenía un contexto sagrado, pero también un contexto industrial», detalló el profesor Richards, quien recordó que «los polinesios veían el paisaje como algo vivo y consideraban que después de tallar la roca los espíritu entraban a formar parte de las estatuas, como en el caso de los moais.

Hitler y Eva, así fue la boda que hizo estremecerse al nazismo


ABC.es

  • Hace exactamente 70 años que el «Führer» dio el «si quiero» a la mujer que le acompañó en la última etapa de su vida
Hitler y Eva, así fue la boda que hizo estremecerse al nazismo

Archivo ABC La boda se celebró en la madrugada del día 29 de abril. Fue austera y apenas asistieron invitados

Desde Benito Mussolini con Clara Petacci, hasta Iósif Stalin con Nadezhda Alilúyeva. Si algo ha demostrado la historia, es que incluso los líderes más crueles tienen derecho a encontrar el amor. Por ello, y como no podía ser de otra forma, Adolf Hitler no iba a ser una excepción a pesar de estar considerado como uno de los asesinos más crueles conocidos hasta el momento. Su «media naranja» no fue otra que Eva Braun, una mujer controvertida con quien decidió casarse en la madrugada del 29 de abril de 1945 bajo el replicar de las bombas que, de forma metódica, hacían llover los lanzacohetes múltiples «Katyusha» y la artillería de campaña soviética.

El desenlace de los felices esposos, no obstante, fue incluso más trágico que su boda. Y es que, decidida a compartir el destino del «Führer», Braun se suicidó junto a su esposo en una de las estancias del «Führerbunker» (el refugio ubicado tras la Cancillería). Así pues, Adolf Hitler -con 56 años- y Eva Braun -con 33- se marcharon al otro mundo de la misma forma en la que habían vivido sus últimos días en este: unidos. Su muerte, sin embargo, supuso un respiro para los aliados, pues hizo que las desmoralizadas tropas de la «Wehrmacht» y de las «SS» capitularan dando así por finalizada la batalla de Berlín.

Eva, la mujer perfecta para Hitler

Eva Braun vino al mundo el 6 de febrero de 1912 en Múnich (Alemania). Hija de padres católicos, no pasaron muchos años hasta que fue enviada a un colegio de monjas. «Los Braun habían tomado por costumbre enviar a sus hijas al convento para completar allí su educación. En Baviera, ninguna chica se convierte verdaderamente en una dama si antes no pasa por una de esas instituciones especializadas donde las jóvenes aprenden una profesión, además de ciertos convencionalismos sociales», explica el escritor e investigador Nerin E. Gun en su libro «Hitler y Eva Braun, un amor maldito».

Tras abandonar el convento, y con apenas 17 años, esta alemana decidió cambiar drásticamente su porvenir y optó por cursar estudios en mecanografía y, posteriormente, por entrar a trabajar por un sueldo ínfimo en el taller del fotógrafo personal de Hitler. Allí fue donde conoció al futuro «Führer» en 1929, un hombrecillo que –por entonces- empezaba a despuntar pero que todavía no había alcanzado el poder que adquiriría en 1933 (cuando fue nombrado jefe del Gobierno alemán tras las reglamentarias elecciones). Días después, Eva envió una carta a un familiar calificando a ese hombre como un «señor de cierta edad con un gracioso bigotillo». Cupido acababa de clavar su flecha.

Hitler, por su parte, correspondió a los deseos de esta joven 20 años menor que él y ambos empezaron a verse. Así, poco a poco la relación fue cuajando hasta que, antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial, ambos formalizaron su amor. Los siguientes años fueron perfectos para la pareja, que vio acompañado su romance de las continuas victorias del ejército nazi sobre sus enemigos en media Europa. El dinero, además, entraba a por doquier, por lo que el «Führer» podía dar todos los caprichos a su novia (entre los que se incluían sus largas estancias en los Alpes Bávaros).

Sin embargo, al igual que sucedería con Mussolini y Stalin, su amor estaba destinado a acabar en tragedia, una tragedia que llegó cuando a los alemanes no les quedó más remedio que huir con el rabo entre las piernas de la U.R.S.S. y empezar a replegarse hasta llegar a la capital del Reich. Finalmente, fue en las dos últimas semanas de abril cuando, rodeados por las tropas soviéticas y bajo el fuego de la artillería, esta pareja selló su amor contrayendo matrimonio entre los muros de hormigón del «Führerbunker» un día antes de suicidarse.

Una boda nada idílica

La boda más famosa del Tercer Reich, un matrimonio que muchos esperaban pero que Hitler no quiso hacer oficial hasta que vio que su hora de morir se acercaba, se sucedió en la medianoche del 28 de abril de 1945. Se decidió que la boda se celebraría en el salón del reuniones del búnker, la misma estancia en la que, día tras día, el «Führer» enviaba a miles de soldados a morir en el frente contra los rusos y desde la que no tenía reparos en fusilar a todo aquel que considerase un traidor de Alemania (independientemente de su edad y sexo).

«Bormann [el secretario personal de Hitler] indicó que cambiara de sitio algunos muebles para hacer sitio. La mesa, donde se extendía habitualmente los mapas de operaciones, se desplazó hasta el centro de la sala. Delante de la misma se dispusieron cuatro sillones: los dos de la primera línea, para Hitler y Eva. Los dos de la segunda, para Goebbels y Bormann, que habían sido designados testigos de la boda», explican Henrik Eberle y Matthias Uhl en su obra «El informe Hitler». Posteriormente, se hizo llamar a un funcionario del Ministerio de Propaganda, al que se fue a recoger en un vehículo blindado, para que oficiase la ceremonia.

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Partida de matrimonio de Hitler y Eva Archivo ABC

Cuando todo estuvo preparado, Hitler y Eva salieron de sus habitaciones cogidos de la mano. Por entonces, poco quedaba ya del glorioso líder nazi que, en otro tiempo, convencía a las masas gracias a su vehemencia. Ahora ya solo era un hombrecillo apático al que le costaba andar. «Su semblante estaba lívido, su mirada erraba de un lugar a otro. Llevaba puesto el traje arrugado con el que se había tumbado en la cama durante el día. Lucía la insignia de oro del Partido, la cruz de hierro de primera clase, y la insignia de los heridos de la Primera Guerra Mundial», añaden los expertos.

Eva Braun no lucía mejor, pues estaba pálida por la falta de sueño y se notaba que había sufrido para poder tapar sus ojeras. Vestía, por su parte, una gorra de piel gris y un traje azul marino. «Una vez en el salón de reuniones, Hitler y Eva Braun saludaron al funcionario que les aguardaba junto a la mesa. A continuación, ambos tomaron asiento en los sillones de primera fila. […] Se cerró la puerta. La ceremonia no duró más de diez minutos», afirman los historiadores en su obra.

De esta forma, se materializó un matrimonio que Hitler había rechazado hasta entonces. «En su condición de “Führer”, había declarado varias veces que él no podía ligarse personalmente a ningún ser humano: la idea estatutaria que tenía su de su función no permitía imágenes de intimidad familiar», explica, en este caso el historiador Joachim Fest en su obra: «El hundimiento».

A pesar de que duró un momento, lo cierto es que este matrimonio a la carrera trajo consigo una curiosa anécdota que se produjo cuando Eva Bran tuvo que firmar la partida de matrimonio. Y es que, en lugar de escribir «Eva Hitler», los nervios hicieron que se equivocase y pusiese «Eva B». Al percatarse del error, tachó aquella B de forma vistosa y garabateó lo siguiente: «Eva Hitler. Nacida como Eva Braun». Un gracioso suceso entre el mar de desesperación que se vivía en aquella estancia en la que, apenas un día después, ambos se suicidarían.

Mitos y leyendas del Museo Nacional de Antropología


El Mundo

  • Celebra hoy una jornada de puertas abiertas por su 140 aniversario
  • Su origen está rodeado de leyendas y misterios. Hoy funciona como un museo de etnografía de las culturas del mundo
  • Álbum de imágenes de la visita al Museo
Sala principal de Museo Nacional de Antropología.

Sala principal de Museo Nacional de Antropología.

El 29 de abril de 1875 se inauguró en Atocha el Museo Anatómico, conocido popularmente como Museo Antropológico. Hoy, el Museo Nacional de Antropología celebra su 140 aniversario con una jornada gratuita de puertas abiertas de 9.30 a 20.00 horas cuyo plato fuerte será una visita guiada dedicada a su singular fundador: el médico segoviano Pedro González Velasco.

[Álbum de imágenes de la visita al Museo]

«El doctor Velasco fue un personaje excepcional por lo que fue capaz de crear y de reunir. No era un teórico ni un científico, sino un gran coleccionista capaz de crear un museo para servicio, como decía él, de España y de toda la Humanidad, algo que no se le llegó a agradecer lo debido», explica Luis Ángel Sánchez Gómez, profesor titular del departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, investigador de la historia del museo y responsable de la visita. Como Sánchez contará a partir de las 18.00 horas, la fundación de este centro museográfico y de investigación se debió a la iniciativa personal de este coleccionista, cuya figura se encuentra envuelta de un halo de misterio vistas las leyendas que circulan a su alrededor. La primera, protagonizada por una de las piezas más llamativas del museo: el gigante extremeño.

Se trata de Agustín Luengo Capilla, el español más alto de la historia con 2,35 metros que, según cuentan, vendió su cadáver al doctor mientras vivía por 2,5 pesetas al día. «No es que sea mentira, es que es pura invención», responde Sánchez con una sonrisa mientras explica que lo único cierto es que el gigante visitó Madrid, donde llegó a conocer al rey Alfonso XII, buscando un remedio a sus dolores, causados por la acromegalia que padecía. «Dos meses más tarde muere, el 31 de diciembre de 1875. No sabemos más de él. Velasco dice que la madre le entrega el cuerpo en bien de la ciencia. El doctor le hace la autopsia esa noche, debió de ser apoteósica esa Nochevieja, y hace lo típico del momento: hace un vaciado, prepara el esqueleto – ambas piezas pueden verse en el museo- y le quita la piel y la prepara montando un maniquí, que viste con el traje que llevaba y que estuvo expuesto un tiempo».

Otro personaje célebre del museo es la hija del doctor, Conchita, que también formó parte de su colección. «Muere en 1864 y Velasco embalsama el cadáver y lo entierra en la Sacramental de San Isidro. Cuando inaugura el museo en el año 75 tiene una idea un tanto peregrina: pide autorización a la Iglesia y a las autoridades sanitarias que le permiten exhumar el cadáver, traerlo al museo y abren el ataúd. Le quita la vestimenta, la deja secar para que se momifique y al cabo de un par de meses la vuelve a vestir, le pone peluca y acaba trayéndola a su casa y la coloca en una urna de cristal», cuenta el profesor, que niega categóricamente los relatos que afirman que el cadáver de la niña se sentara a la mesa o paseara en coche de caballos.

Más allá de mitos y anécdotas, este gabinete de curiosidades, integrado por objetos pertenecientes a los tres reinos de la naturaleza -mineral, vegetal y animal-, muestras de antropología física y teratología (o seres monstruosos), así como antigüedades y objetos etnográficos, colocó a Madrid en la vanguardia europea tanto por el valor de la colección como por el del edificio, construido con los ahorros del doctor por el Marqués de Cubas.

Poco tiempo pudo Velasco disfrutar de su obra pues falleció apenas siete años después de la apertura. El Estado compró entonces el museo y la colección, que se repartió entre la Facultad de Ciencias y la de Medicina, pero nadie asumió que el museo tuviera que seguir vivo.

Tras años cerrado entre 1910 y 1940 se trasformó en Museo Etnográfico y Antropológico, llenándose de maniquís que pretendían definir las etnias y tipos raciales, según cuenta Sánchez.

Tras décadas sin recibir mucha atención, en 2004 el ya Museo Nacional de Antropología -un museo de etnografía de las culturas del mundo con colecciones sobre todo de Filipinas, África y América, con piezas del siglo XIX y otras más cercanas- inicia la renovación de su exposición permanente con un nuevo objetivo: «transmitir los valores de respeto y convivencia con todas las culturas», afirma el director de la institución, Fernando Sáez Lara.

El origen histórico de los paraísos fiscales: los antiguos refugios de piratas y corsarios


ABC.es

  • Las Islas Caimán, el archipiélago de las Bahamas o Belice fueron usados en el siglo XVII como bases de la piratería contra el Imperio español. La tardía descolonización de estos pequeños estados fue sucedida por el desembarco de defraudadores, sociedades fantasmas y grandes sumas de capitales
Barbanegra se enfrenta a Lt. Maynard en el auge de la Edad dorada de la piratería

Barbanegra se enfrenta a Lt. Maynard en el auge de la Edad dorada de la piratería

Donde la piratería asentaba sus bases en el pasado, las islas del Caribe y del Índico, se establecen hoy muchos de los conocidos como paraísos fiscales, países que ofrecen rebajas impositivas dirigidas a atraer grandes capitales procedentes del exterior y que se muestran poco transparentes a la hora de atender las solicitudes de información. Las Islas Caimán, las Bahamas, las Seychelles o las Bermudas se han considerado tradicionalmente refugios fiscales. Lejos de ser una casualidad, el que los piratas y bucaneros fueran remplazados por defraudadores fiscales es la evolución lógica en pequeños estados que, aunque vinculados directa o indirectamente a otros países, han funcionado de forma autónoma y han diseñado legislaciones con este propósito. La premisa histórica es: con el dinero por delante pueden entrar los piratas y los defraudadores, pero siempre que el daño lo causen fuera de su territorio.

Para que un país sea catalogado de paraíso fiscal tiene que reunir dos características básicas: un sistema tributario de muy baja o nula imposición (carga tributaria) y su oposición a revelar la identidad de las personas que invierten o guardan dinero en su región, la «opacidad». En este grupo de estados se incluye más de una decena de territorios situados en Europa a pesar de lo cual el propio término está vinculado a las islas paradisiacas del Caribe. Esta relación se debe a un error de traducción del término inglés «Tax Haven», cuya traducción literal es «Refugio Fiscal». Previo paso por Francia, donde confundieron la palabra «haven» (refugio) con «heaven» (cielo o paraíso), los españoles heredaron el término «Paradis Fiscal» (Paraíso fiscal).

Así y todo, un gran número de refugios fiscales se siguen concentrando en las zonas del Índico y del Caribe, donde en el pasado los corsarios ingleses, francés y holandeses hostigaron las posesiones del Imperio español y del Imperio portugués. Frente a la incapacidad para disputar por medios convencionales el poder español en América, los reyes de Francia e Inglaterra fueron los primeros en subvencionar expediciones corsarias con el objetivo de causar el máximo daño a las posesiones hispánicas. Tras la sorpresa inicial provocada por los ataques de los populares Juan Florín, John Hawkin o Francis Drake, el aumento de las defensas españolas aseguró el envío y llegada de la flota encargada de trasladar los metales brillantes a España. Entre 1540 y 1650 –periodo de mayor flujo en el transporte de oro y plata– de los 11.000 buques que hicieron el recorrido América-España se perdieron 519 barcos, la mayoría por tormentas y otros motivos de índole natural. Solo 107 lo hicieron por ataques piratas, es decir, menos del 1 %, según los cálculos de Fernando Martínez Laínez en su libro «Tercios de España: Una infantería legendaria».

Los refugios piratas en el Caribe

Lo que no pudo evitar España es que la zona se llenara de refugios piratas, bajo tutela de precisamente los enemigos de España, y que fueran los corsarios quienes hicieran las veces de exploradores en algunas de estas islas. De esta forma, aunque Cristóbal Colón ya las había descubierto en 1503, fue Drake quien puso nombre a las Islas Caimán en 1586. En virtud del Tratado de Madrid firmado en 1670, Inglaterra tomó el control formal de las Islas Caimán, junto con Jamaica, permitiendo que se establecieran impunemente allí las bases de los piratas. Después de la independencia de Jamaica respecto al Reino Unido, las Islas Caimán fueron gobernadas como una única colonia pero con la autonomía suficiente como para ofrecer grandes rebajas impositivas. En los últimos años, las autoridades de las islas trabajan para reducir la opacidad en un sistema fiscal que, durante décadas, fue uno de los lugares preferidos para defraudar grandes sumas de capitales y para albergar la sede de sociedades fantasmas.

El caso del archipiélago de las Bahamas –la primera tierra americana que pisó Colón– es muy parecido. El laberinto insular fue empleado como nido de piratas, bucaneros y filibusteros, especialmente ingleses. Asimismo, en el siglo XVIII, los lealistas británicos que habían dejado Nueva Inglaterra a causa de los sentimientos antibritánicos existentes en aquella colonia, se trasladaron a las islas y la soberanía paso de España al Reino Unido. En 1973, los habitantes de las Bahamas votaron a favor de la independencia y se declararon autónomos del Reino Unido. Fue precisamente a partir de este punto cuando se disparó la actividad bancaria en estas islas, protagonizando numerosos escándalos a nivel mundial. Desde el año 2000, el gobierno local también buscan mejorar la transparencia de su sistema bancario.

wIKIPEDIA Ilustración que muestra a unos piratas luchando por un tesoro

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Ilustración que muestra a unos piratas luchando por un tesoro

Belice es otro ejemplo similar. A partir de 1638, la zona controlada por España empezó a recibir los ataques intermitentes de los «Baymen», un grupo de bucaneros y piratas que fueron comiendo terreno al Imperio español. Con una amplia colonia británica en la región, la Corona inglesa se decidió en el año 1789 a nombrar al primer superintendente del territorio de Belice. Hasta entonces el gobierno británico no reconoció el asentamiento de Belice como una colonia por temor a provocar un ataque español. El retraso en la supervisión de este gobierno, no en vano, permitió a los colonos el establecimiento de sus propias leyes y formas de gobierno. Y pese a que hasta el 21 de septiembre de 1981 Belice no alcanzó la independencia oficial de Reino Unido, el país gozó tradicionalmente de un amplio margen de autogobierno que le permitió ofrecer significativas ventajas fiscales a partir de la década de los años sesenta.

Tras la descolonización llegaron los paraísos

Pese a que la actividad pirata hizo de avanzadilla en muchos de estos territorios antes de la conquista por parte de ingleses, franceses y holandeses, la otra cara de la moneda quedó patente cuando los corsarios dejaron de ser útiles a sus propósitos. Si bien la piratería vivió su edad de oro en el siglo XVII, sobre todo a raíz de la Guerra de los 30 años, todas las naciones se conjuraron para perseguirla y castigarla sin piedad en el siglo XVIII. Las firmas de tratados de paz, que hacían menos necesarios a los buitres del mar, mutaron a los honrosos corsarios poco a poco hacia filibusteros y finalmente a viles piratas.

Por su parte, el proceso que llevó a los territorios mencionados y a otros muchos a convertirse en paraísos fiscales tal y como los conocemos hoy se remonta a los años 1960 y 1970. Tras el proceso de descolonización, estos pequeños estados, acostumbrados a mantener leyes en ocasiones alejadas de las vigentes en las metrópolis, abrazaron la opción de sustentar su economía con el lucrativo negocio de la creatividad fiscal. Así, a partir de 1960 el establecimiento de un mayor número de impuestos con el objeto de financiar el estado de bienestar en muchos países de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) y los férreos controles a las transacciones de capital en la mayoría de estos países dieron lugar al auge de los conocidos como paraísos fiscales. Éstos se establecieron primero en Europa y luego se extendieron a todos los continentes.