Así es Oumuamua, “el mensajero que llegó el primero”


El Pais

  • El primer asteroide del espacio interestelar pasó junto a la Tierra y se marchó del Sistema Solar

Recreación del asteroide Oumuamua, de medio kilómetro de longitud. ESO / epv

Quienes hayan leído Cita con Rama (Clarke, 1973) habrán experimentado estos días una cierta sensación de dejà-vu. Para quienes no la conozcan, la acción se sitúa a mediados del próximo siglo y narra el descubrimiento y exploración de una inmensa nave extraterrestre que entra en el Sistema Solar. Es un cilindro hueco, habitado en su interior, de veinte kilómetros de diámetro por cincuenta de largo. Rama, que así se bautiza el artefacto, llega desde el espacio interestelar, no desde ningún planeta del Sistema Solar y no muestra el mínimo interés por el nuestro. De hecho, ignora por completo a la Tierra antes de acelerar hacia un nuevo destino extragaláctico.

Miles de astrónomos y aficionados han recodado ese argumento en las últimas semanas. En la novela, Rama es detectado por un sistema automático de localización de asteroides, para evitar la repetición de una catástrofe como la que supuso la ficticia destrucción de Venecia por el impacto de un meteoro; pues bien, el 19 de octubre pasado un telescopio robótico de Hawaii, dedicado precisamente a localizar pequeños cuerpos celestes próximos a la Tierra, descubrió lo que parecía un nuevo cometa entre las órbitas de la Tierra y Marte.

El recién llegado no desarrolló cola, y a los pocos días se reclasificó simplemente como un asteroide sin mayor interés. Pero las sorpresas empezaron al calcular los parámetros de su órbita.

Cuando fue descubierto, el asteroide había pasado ya por su perihelio y estaba en órbita de salida, alejándose del Sol. Nadie le había visto llegar. Pero su velocidad no dejaba lugar a dudas: Provenía del espacio interestelar. Y a él volvería en un viaje cuya duración se mide en cientos de miles, si no cientos de millones de años.

El 19 de octubre pasado un telescopio robótico de Hawaii, dedicado a localizar pequeños cuerpos celestes próximos a la Tierra, descubrió lo que parecía un nuevo cometa entre las órbitas de la Tierra y Marte

Unas pocas observaciones y muchos cálculos permitieron establecer que su trayectoria original venía aproximadamente de la dirección de Vega, una estrella joven, en la constelación de Lyra, a la que no se conocen planetas (otra coincidencia: la novela Contact, de Carl Sagan, luego llevada al cine, también ponía el origen del misterioso mensaje extraterrestre en esa misma estrella. Quizás por su relativa proximidad a nosotros: sólo 25 años luz).

Quizás conviene aclarar que es muy dudoso que ese asteroide tenga su origen en los alrededores de Vega. Hace unos ochocientos mil años, cuando se calcula que estaba a la distancia de Vega, Vega ni siquiera había llegado a la posición que hoy ocupa.

Se le asignó el anodino nombre A/2017 U1, una denominación nueva, que inauguraba otra clase en la clasificación de objetos celestes: “Interestelares”. El equipo responsable del descubrimiento tenía derecho a bautizarlo con un nombre más atractivo. Y escogieron una palabra en hawaiano: “Oumuamua” que viene a significar “el mensajero que llegó el primero”.

A su llegada se movía a unos 100.000 kilómetros por hora; esa cifra se triplicó en el momento en que pasó. Porque pasó increíblemente cerca, enhebrándose muy por dentro de la órbita de Mercurio. Esto le había provocado un fortísimo cambio de trayectoria de casi 300 grados, lo que lo ponía en dirección a la constelación de Pegaso.

Este tipo de alteraciones de rumbo son corrientes cuando se lanzan sondas interplanetarias, sobre todo, las dirigidas hacia los planetas exteriores. Las GalileoCassiniJuno, por poner sólo unos ejemplos recientes, utilizaron esta maniobra, llamada de “asistencia gravitatoria” tanto para ajustar su rumbo como su velocidad hacia sus objetivos. Puestos a fantasear, si Oumuamua fuera un objeto artificial, sus constructores no podrían haberlo hecho mejor para ajustar su trayectoria hacia otro destino.

A tales velocidades, es claro que estaría muy poco tiempo al alcance de los telescopios, así que varios observatorios se apresuraron a analizar sus características. Entre ellos, el del Roque de los Muchachos, en la Palma, que consiguió fotografiarlo a finales de octubre: Un simple punto luminoso frente a una campos de estrellas movidas durante la exposición. Y también lo siguen varios telescopios gigantes en Sudamérica y Hawaii. Y el Hubble (en el rango visible) y el Spitzer (en el infrarrojo)

La curva de luz, o sea las variaciones de brillo al girar sobre sí mismo, apuntaba otra sorpresa: no era de forma esferoide ni irregular; más bien alargada, como un cigarro. Y va dando tumbos alrededor de su eje transversal (el más corto: cosas del momento de inercia)

Su día –deducido de esas variaciones- dura unas siete horas. Asumiendo una superficie oscura como la de otros asteroides, se le estima una longitud de algo menos de medio kilómetro por una anchura ocho o quizás diez veces inferior y mucho menor que, por ejemplo, el cometa 67P que visitó hace unos años la sonda Rosetta. Entre el medio millón de objetos que actualmente se tienen bajo vigilancia, nunca se había visto nada con una forma semejante. Otra vez las comparaciones con el ficcional Rama parecen inevitables.

El análisis espectroscópico de su luz apunta, además a un predominio de las longitudes de onda bajas: Oumuama tiene un matiz rojizo. Quizás a consecuencia de los cambios que han sufrido sus minerales debido al bombardeo de radiación cósmica durante su larguísima odisea por el espacio. Aunque también hay voces que aseguran que, puestos a construir una nave interplanetaria, nade se opone a no pintarla de rojo.

Para completar las similitudes con Rama sólo faltaría que Oumuama fuese hueco. Pero no es el caso. Lo más probable es que está compuesto por roca sólida y no por desechos aglomerados, como algunos cometas. Tiene que serlo para haber resistido las fuerzas de marea que genera un paso tan cercano junto al Sol así como su propia fuerza centrífuga; ambos factores tienden a fragmentarlo.

Ha habido propuestas para construir a toda prisa una sonda que se vaya a cazarlo y pueda investigarlo en detalle antes de que desaparezca. O incluso depositar en él algún instrumento científico. Aunque el tiempo es muy justo, hay quien dice que quizás podría haberse intentado. Hasta ahora, el récord de velocidad lo tienen las dos sondas alemanas Helios que, al pasar por el perihelio, alcanzaron los 250.000 Km/h. Casi como el Oumuamua. Pero no lo suficiente, claro.

Como todos los cometas cuando van en trayectoria de salida, el Oumuamua ha ido perdiendo velocidad aunque aún se mantiene por encima de los 25 kilómetros por segundo. A ese ritmo en primavera pasará a la distancia de Júpiter y en 2019, a la de Saturno. Para alcanzarlo, cualquier vehículo que pudiera lanzarse ahora (suponiendo que ya estuviera disponible) tendría que ir mucho más rápido que cualquier otro jamás construido. Y al llegar allí, salvo que se utilizasen complicados sistemas de maniobra, el encuentro sólo duraría una fracción de segundo.

Sin duda, Arthur Clarke hubiese disfrutado con este nuevo descubrimiento. Al fin y al cabo, dos de sus profecías se han cumplido o están en camino: los satélites de comunicaciones y la posibilidad de vida en Europa. ¿Por qué Rama no podría ser la tercera?

Un asteroide de 650 metros se aproximará a la Tierra el 19 de abril


El Mundo

Recreación de un asteroide acercándose a la Tierra. NASA

Fue bautizado como 2014 JO25, tiene 650 metros de diámetro y fue descubierto por el Mount Lemmon Survey en mayo de 2014.

Se trata del asteroide de este tamaño que más se acerca al planeta Tierra en los últimos 13 años ya que se aproximará a la Tierra a una distancia aproximada de 4,6 distancias lunares el próximo 19 de abril. Cada distancia lunar corresponde a algo más de 384.000 kilómetros, la distancia entre la Tierra y su satélite, por lo que el asteroide pasará a unos 1,8 millones de kilómetros del planeta azul.

Este acercamiento es el más próximo de un asteroide, al menos de este tamaño o similar, desde el encuentro con 4179 Toutatis, que pasó a cuatro distancias lunares en septiembre de 2004, según el radar Goldstone de la NASA. El siguiente acercamiento previsto de un objeto con un diámetro mayor o igual a éste tendrá lugar cuando el asteroide 1999 AN10, de 800 metros de diámetro, se aproxime a una distancia lunar en agosto de este año.

El asteroide 2014 JO25 estará cerca del Sol hasta el próximo 19 de abril, momento en que se encontrará en una situación favorable para las observaciones y, a partir de entonces, se convertirá en uno de los principales objetivos del radar de asteroides durante este año. Debido a su cercanía al Sol, no se espera conocer su periodo de rotación antes de las observaciones del radar.

Los astrónomos calculan que este asteroide no se ha aproximado tanto a la Tierra desde hace, al menos, 400 años. Y no hay conocimiento de futuras aproximaciones tan cercanas como ésta hasta el año 2500.

A pesar de haber sido clasificado como un «Asteroide Potencialmente Peligroso» por el Minor Planet Center, no hay motivos para la alarma porque no hay riesgo de choque con la Tierra. Y es que este centro estadounidense califica bajo este nombre a todos los cometas o asteroides cercanos a la Tierra con una órbita tal que tiene potencial para acercarse a ésta y un tamaño suficiente como para causar daños significativos en caso de impacto. Además, se considera que los asteroides pertenecientes a esta lista no suponen una amenaza para la Tierra en los próximos 100 años o más. La última actualización de esta lista, en marzo de 2017, incluye a 1.786 asteroides.

El asteroide de la incertidumbre se acerca a la Tierra


ABC.es

  • La máxima aproximación se producirá estos días, pero los científicos no saben con exactitud cuándo ni hasta dónde llegará. Eso sí, descartan un choque contra nuestro planeta

 

 Representación de un asteroide acercándose a la Tierra - EarthSky

Representación de un asteroide acercándose a la Tierra – EarthSky

Un asteroide llamado 2013 TX68, de más de 30 metros de diámetro, se acercará bastante a la Tierra a principios de marzo, probablemente entre los días 5 y 9, pero el momento exacto y la distancia de su máxima aproximación no se conocerán hasta después de que lo haya hecho.

Sean Marshall, estudiante de doctorado de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York (EE.UU.), trabaja en la observación de asteroides cercanos a la Tierra. Según sus cálculos, la aproximación más cercana de la roca podría estar dentro del «anillo» de la Tierra en el que se encuentran los satélites geoestacionarios, o podría pasar tan lejos como 40 veces la distancia de nuestro mundo a la Luna. Es una horquilla demasiado amplia.

«En caso de que este asteroide se acercara a la zona de los satélites geoestacionarios, sería un acontecimiento raro, que sólo ocurre una vez por década para los grandes asteroides. Lo que sabemos con certeza es que no chocará contra la Tierra este mes, así que no cunda el pánico», dice Marshall.

«La gran incertidumbre en la órbita de 2013 TX68 hace que sea difícil planificar observaciones de antelación, pero espero que sea visto por algunos telescopios automatizados de rastreo. Sin embargo, es posible que TX68 esté tan lejos de la Tierra que sea demasiado débil para ser visto. Si se detecta este mes, reduciría en gran medida la incertidumbre en su órbita y permitiría a los astrónomos calcular su trayectoria futura con mucha más precisión», dice el científico.

La incertidumbre sobre la fecha exacta de máxima aproximación y la imprecisión sobre su órbita se deben al hecho de que el asteroide 2013 TX68 se ha observado durante poco tiempo. Después de que fuera descubierto en 2013, el objeto pasó al cielo diurno de la Tierra y ya no se pudo observar, según explican desde la revista especializada EarthSky.

El 11 de febrero de 2016, la NASA retiró el asteroide de la lista de rocas espaciales con posibilidades de impacto contra la Tierra en los próximos 100 años. Si el asteroide pasa en su punto más cercano a una distancia de tan solo 30.986 km, lo que parece poco probable, el sobrevuelo se producirá aún más cerca que la órbita de los satélites de comunicaciones.

Las estimaciones preliminares del tamaño del asteroide apuntan a que tiene un diámetro de 30 metros, el doble del tamaño del meteoro que explotó en el cielo de Chelyabinsk, en Rusia, en febrero de 2013. Si una roca espacial de este tamaño fuera a entrar en nuestra atmósfera, se produciría una onda de choque al menos dos veces más intensa que la del meteoro del Chelyabinsk, que rompió cristales, provocó daños en los edificios y causó heridas a más de 1.500 personas.

 

Un gran asteroide se acercará peligrosamente a la tierra en 2017


La Vanguardia

  • Los astrónomos estiman que su tamaño puede variar de 12 a 40 metros
Recreación de un asteroide dirigiéndose hacia la Tierra GYI

Recreación de un asteroide dirigiéndose hacia la Tierra GYI

Madrid. (EUROPA PRESS).- El 12 de octubre de 2017 está previsto que el asteroide 2012 TC4 pase peligrosamente cerca de la Tierra. La distancia exacta de su aproximación más cercana es incierta, así como su tamaño.

Basándose en las observaciones, en octubre de 2012, cuando la roca espacial se aproximó a nuestro planeta, los astrónomos estimaron que su tamaño puede variar de 12 a 40 metros. El meteoro que explotó sobre la ciudad rusa de Chelyabinsk, en febrero de 2013, hiriendo a 1.500 personas y daños en más de 7.000 edificios, tenía unos 20 metros de ancho. Por lo tanto, el impacto de 2012 TC4 podría ser aún más devastador. «Es algo en lo que hay que mantener los ojos», dijo a astrowatch.net Judit Györgyey-Ries, astrónoma del Observatorio McDonald de la Universidad de Texas. «Podríamos ver una explosión en el aire que tal vez rompa las ventanas, dependiendo de dónde ocurra.»

El asteroide del tamaño de una casa fue descubierto el 4 de octubre de 2012 por el Observatorio Pan-STARRS en Hawai. Una semana más tarde pasó a una distancia de 0.247 LD (distancia lunar), o 94.800 kilometros. 2012 TC4 es un objeto alargado y que gira rápidamente y se ha sabido que ha hecho muchos acercamientos a la Tierra en el pasado. Ahora, los científicos tratan de determinar la ruta exacta de 2017 y la probabilidad de un posible impacto. «Tiene un 0,00055% de probabilidad acumulada de que va a golpear», dijo Györgyey-Ries. «El hecho de que la MOID (distancia mínima intersección órbita) está a sólo 0.079 LD le convierte en un posible impactador. Sin embargo, es sólo la menor distancia posible entre las órbitas.»

«Hay una entre un millón de posibilidades de que pueda llegar a nosotros», dijo Detlef Koschny, jefe del Segmento de Objetos Cercanos a la Tierra (NEO) de la ESA. También trató de estimar el tamaño exacto del cuerpo celeste. El tamaño se estima a partir de la luminosidad, pero no sabemos la reflectividad, por lo que podría ser menor o mayor, aunque se asuma de 10 a 40 metros.

Un objeto de 40 metros compuesto de hierro podría pasar por la atmósfera y hacer un cráter. Un objeto rocoso de 10 metros apenas se notaría. Makoto Yoshikawa de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), miembro de la División de NEOs en la Unión Astronómica Internacional (IAU), está convencido de que el asteroide no representa ningún peligro para la Tierra. «La distancia es muy pequeña. Pero esta distancia no significa una colisión», dijo.

Vigilancia de Asteroides de la NASA ha asegurado que no hay posibilidad de que este asteroide golpee nuestro planeta, pero Györgyey-Ries admite que se necesitan más observaciones para mitigar las incertidumbres. «A pesar de que tiene una gran incertidumbre a lo largo de la órbita, es mucho menor que la incertidumbre radial, por lo que sólo cambia la hora del sobrevuelo más cercano. Yo diría que en base a esto, no hay posibilidad de impacto en 2017, pero más observaciones podrían ayudar a reducir las incertidumbres «, dijo.

Hasta el 12 de abril, hay registrados 1.572 asteroides potencialmente peligrosos (PHA). Ninguno de los PHAs conocidos está en curso de colisión con nuestro planeta, aunque los astrónomos están descubriendo nuevas rocas continuamente.

Los dinosaurios desaparecieron «en su mejor momento»


ABC.es

  • Una investigación europea confirma que el impacto de un asteroide hace 66 millones de años tuvo efectos globales
Los dinosaurios desaparecieron «en su mejor momento»

Archivo Un meteorito impactó contra lo que hoy es México hace 66 millones de años provocando la extinción de los dinosaurios

La teoría de que un asteroide terminó de forma súbita con los dinosaurios de todo el mundo está ampliamente extendida, pero hasta hace muy poco tiempo los fósiles del final del Cretácico (el último capítulo de la evolución de los dinosaurios) procedían casi únicamente de América del Norte. Lo cual ha suscitado la duda de que su repentina desaparición podría haber sido solo un fenómeno local, circunscrito a Canadá y América.

Ahora, un nuevo estudio recién publicado en la revista Zookeys muestra que también en Europa los dinosaurios florecieron justo hasta el momento del impacto que acabó con ellos, hace unos 66 millones de años.

El trabajo sintetiza todo un abanico de investigaciones sobre dinosaurios europeos llevados a cabo durante las últimas décadas y que revelan que al final del Cretácico los dinosaurios prosperaban y eran muy comunes en España, Francia y Rumanía, entre otros países.

Analizando la variedad y la edad de todos estos fósiles, un grupo de investigadores liderado por Zoltán Csiki-Sava, de la Facultad de Geología y Geofísica de la Universidad de Bucarest, ha determinado que la población de dinosaurios fue muy diversa en el Viejo Continente hasta muy tarde en el Cretácico.

En los Pirineos españoles y franceses, la mejor área de Europa para encontrar fósiles de ese periodo, especies carnívoras y herbívoras resultan muy comunes y todo indica que estaban prosperando sin problemas durante los últimos cientos de miles de años antes del impacto del asteroide.

Para Csiki-Sava, «durante mucho tiempo, Europa ha resultado eclipsada por otros continentes por lo que respecta a la naturaleza, composición y evolución de los últimos ecosistemas continentales de final del Cretácico. Pero los últimos 25 años han sido testigos de un gran esfuerzo en todo el continente para mejorar nuestro conocimiento, y es ahora cuando estamos en condiciones de percibir la importancia de todos estos nuevos hallazgos y de la extraña y nueva historia que esos descubrimientos cuentan sobre cómo era la vida al final de la era de los dinosaurios».

Para Steve Brusatte, de la Universidad de Edimburgo y coautor de la investigación, «todo el mundo sabe que un asteroide nos golpeó hace 66 millones de años y que los dinosaurios desaparecieron, pero esta historia se basa principalmente en fósiles de una sola parte del mundo, Norteamérica. Ahora sabemos que los dinosaurios europeos también prosperaron hasta la caída del asteroide, igual que en Norteamérica. Lo cual constituye una fuerte evidencia de que el asteroide realmente mató a los dinosaurios cuando estaban en su mejor momento, y en todo el mundo a la vez».

Los dinosaurios desaparecieron «en su mejor momento»

Mapa de la evolución de ecosistemas europeos en la frontera entre el Cretácico (debajo), y el Paleogeno (arriba) Ron Blakey, Northern Arizona University; fossils: Jeremy E. Martin

Un asteroide de medio kilómetro pasará cerca de la Tierra el 26 de enero


ABC.es

  • El sobrevuelo será el más próximo de cualquier roca espacial conocida de ese tamaño hasta 2027 y podrá ser visible con prismáticos
Un asteroide de medio kilómetro pasará cerca de la Tierra el 26 de enero

NASA/JPL-Caltech Diagrama de la órbita del asteroide 2004 BL86

Un asteroide, denominado 2004 BL86, pasará a tres veces la distancia de la Tierra a la Luna el 26 de enero. Por su brillo reflejado, se estima que tiene medio kilómetro de diámetro.

El sobrevuelo de 2004 BL86 será el más cercano de cualquier roca espacial conocida de este tamaño hasta que el asteroide 1999 AN10 pase por el vecindario de la Tierra en 2027. En el momento de su máximo acercamiento, el asteroide se situará a aproximadamente 1,2 millones de kilómetros de la Tierra.

«El lunes 26 de enero se producirá el mayor acercamiento del asteroide 2004 BL86 durante al menos los próximos 200 años», dijo Don Yeomans, director del Programa de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA, en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) en Pasadena, California. «Y si bien no representa una amenaza a la Tierra en el futuro previsible, representa el paso relativamente cerca de un asteroide relativamente grande, por lo que nos ofrece una oportunidad única de observar y aprender más.»

Entre las vías de estudio, científicos de la NASA planean obtener más información sobre 2004 BL86 con microondas. A través de la antena de la Red de Espacio Profundo de la NASA en Goldstone, California, y el Observatorio de Arecibo en Puerto Rico intentarán adquirir datos e imágenes de radar generados del asteroide durante los días cercanos a su máximo acercamiento a la Tierra.

«Tendremos imágenes detalladas sobre datos de radar un día después del sobrevuelo», dijo el astrónomo de radar Lanza Benner, del JPL, el investigador principal de las observaciones de radar del asteroide en Goldstone. «En la actualidad, no sabemos casi nada sobre el asteroide, por lo que habrá sorpresas con seguridad».

Visible con buenos prismáticos

El asteroide 2004 BL86 fue descubierto el 30 de enero de 2004 por un telescopio del programa Lincoln Near-Earth Asteroid Research (LINEAR), en White Sands, Nuevo México. Se espera que el asteroide será observable para los astrónomos aficionados con pequeños telescopios y binoculares potentes. «Puedo tomar mis prismáticos favoritos y darme una oportunidad a mí mismo», dijo Yeomans.

«Los asteroides son algo especial. No sólo proporcionaron a la Tierra los ladrillos de la vida y gran parte de su agua; en el futuro se convertirán en valiosos recursos para obtener minerales y otros recursos naturales vitales. También se convertirán en paradas de abastecimiento de combustible a medida que continuamos explorando nuestro sistema solar», agregó.

La Agencia Espacial Rusa alerta del riesgo de un asteroide con un vídeo apocalíptico


La Vanguardia

  • Descubierto el asteroide ‘2014 UR116’, del tamaño de una montaña y cuya órbita se cruza con la de la Tierra cada tres años

La Agencia Espacial de Rusia ha publicado este domingo en su página web un resumen del documental Ataque asteroide, obra del astrofísico Vladimir Lipunov, quien ha descubierto un cuerpo rocoso del tamaño de una montaña y cuya órbita se cruza cada tres años con la de la Tierra, según informa Christian Science Monitor.

El vídeo, de tintes apocalípticos, incluye imágenes del estallido que provocó el meteoro gigante que en 2013 entró en la atmósfera terrestre y que causó numerosos heridos en Rusia. El nuevo asteroide, bautizado como 2014 UR116, tiene 370 metros de diámetro y, si llegara a la Tierra, provocaría una explosión mil veces mayor que el meteoro de Chelyabinsk.

En cualquier caso, el Christian Science Monitor señala que no hay ningún motivo para pensar que el asteroide 2014 UR116 vaya a estrellarse contra nuestro planeta en las próximas décadas.

El descubrimiento, sin embargo, sí puede interpretarse como un nuevo aviso de la incontable e incontrolable cantidad de asteroides y cometas que recorren el Cosmos a toda velocidad.

NASA muestra el viaje a un asteroide que revelaría origen del Sistema Solar


web

A través de un didáctico documental se muestra el plan de la misión «OSIRIS-REx», la cual emprenderá viaje en 2016 rumbo a Bennu, el peligroso cuerpo estelar.

Tras el exitoso arribo de la misión Rosetta al cometa 67P, los ojos de la ciencia se han centrado en encontrar respuestas a diversas teorías sobre el origen de la vida en la Tierra a partir del análisis  de moléculas orgánicas que ayudan a entender un poco mejor el origen de nuestro Sistema Solar.

Sin embargo, esta no es la única misión que se encuentra en curso con el objetivo de proveer más información. La NASA se encuentra preparando “OSIRIS-REx” (Origins Spectral Interpretation Resource Identification Security Regolith Explorer) y su destino en esta ocasión no es un cometa, sino un asteroide, que tiene el ‘simpático’ nombre de Bennu.

Bennu es un trozo de roca que ha permanecido relativamente intacto desde los orígenes del Sistema Solar. De ahí su brutal posible impacto en la ciencia.

A través de este video de la NASA (en inglés, con subtítulos) científicos explican de manera muy sencilla y didáctica el viaje de millones de años del asteroide y cómo OSIRIS planea llegar hasta él, tomar una muestra y volverse a la Tierra para que podamos analizarla.

El inicio de la misión está planificado para septiembre de 2016 y OSIRIS pasará un total de 2 años en el espacio antes de posarse sobre Bennu.

FUENTE: GIZMODO

Un asteroide gigantesco chocó con la Tierra hace 3.260 millones de años


El Pais

  • Afectaría a todo el planeta y cambiaría el entorno de los microorganismos primitivos

Tamaños del asteroide de los dinosaurios (izquierda), de 10 kilómetros; el de hace 3.260 millones de años (centro), de 37 kilómetros; y del Everest, de 8,9 kilómetros de altura. / AGU

Hace unos 3.260 millones de años debió chocar con nuestro planeta un asteroide gigantesco, entre tres y cinco veces mayor que el provocó extinciones masivas en la Tierra, incluida la de los dinosaurios, hace 65 millones de años. Era la época que los científicos denominan el período de bombardeo masivo tardío, hace entre 3.000 y 4.000 millones de años, y los primeros seres vivos, microorganismos, debieron ver afectado radicalmente su entorno. Unos investigadores estadounidenses, a raíz de sus estudios de una peculiar formación geológica en Sudáfrica, han reconstruido la colisión. El asteroide, de entre 37 y 58 kilómetros de diámetro, debió hacer un cráter de 500 kilómetros de diámetro (dos veces y media mayor que el de los dinosaurios), generaría un terremoto de magnitud superior a 10.8 y las ondas sísmicas se propagarían por todo el planeta desencadenando otros grandes seísmos; tsunamis mucho más grandes de los que conocemos barrerían todos los océanos…. La velocidad de impacto del asteroide sería de unos 20 kilómetros por segundo.

Las hipótesis de los científicos contaban ya con estos cataclismos gigantescos en el pasado remoto del planeta, pero hasta ahora no habían podido determinar su escala, afirman los investigadores, que presentan sus conclusiones en la revista Geochemistry, Geophysics, Geosysems, de la Unión Geofísica Americana (AGU) estadounidense. Los expertos, liderados por Norman H. Sleep, de la Universidad de Stanford, modelizan, por primera vez, el tamaño del asteroide y el efecto que tuvo la colisión en el planeta, resalta la AGU.

El cráter del asteroide de los dinosaurios (izquierda) de 150 kilómetros; del asteroide de hace 3.260 millones de años, de unos 500 kilómetros, y la isla de Hawai, de 122 kilómetros. / AGU

Se estima que el asteroide de los dinosaurios liberaría más de mil millones de veces más energía que las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki y el de hace 3.260 millones de años, muchísima más. Los científicos describen los efectos en todo el planeta: la atmósfera se llenaría de polvo y la superficie de los océanos herviría; el cielo se pondría rojo de puro calor y el impacto lanzaría al aire roca vaporizada que envolvería todo el planeta, que se condensaría en gotas que caerían al suelo ya solidificadas. Desde luego la vida primitiva se vería afectada por los efectos masivos en la corteza terrestre, e incluso la tectónica de placas. Los cambios ambientales, sugieren los investigadores, bien pudieron barrer muchos organismos microscópicos primitivos existentes en aquel momento dejando hueco a la evolución de otros que aprovecharían el vacío, como ha sucedido en otras extinciones masivas.

En un planeta tan dinámico como la Tierra, no cabe contar con la supervivencia, más de 3.000 millones de años después, del cráter de impacto tal cual. La erosión, la actividad de la corteza terrestre y otras fuerzas que configuran la superficie habrían destruido los lugares de choque de aquellos objetos celestes durante la era del gran bombardeo tardío. Pero el equipo de Sleep ha dado con las pistas del acontecimiento en el denominado cinturón de rocas verdes de Barberton, un área de unos cien kilómetros de longitud y 60 de ancho al este de Johannesburgo, con rocas que son de las más antiguas del planeta. El impacto no sería allí mismo sino a miles de kilómetros sin que estos expertos puedan indicar exactamente dónde, pero la formación geológica de Barberton y sus fracturas características encajan con los efectos del gran impacto de un asteroide que los investigadores reconstruyen ahora.

 

La otra mitad del meteorito de Chelyabinsk está aún «ahí arriba»


ABC.es

  • Tres estudios independientes analizan la trayectoria, velocidad y composición de la famosa roca que impactó en Rusia, cuya explosión fue equivalente a la de 600.000 toneladas de TNT
La otra mitad del meteorito de Chelyabinsk está aún «ahí arriba»

Andrea Carvey, Mark Boslough, Brad Carvey
Simulación de la explosión del meteorito de Chelyabinsk

El meteorito que explotó sobre los cielos de Chelyabinsk en febrero de 2013 fue el de mayor intensidad desde el evento Tunguska, que se produjo en Siberia en 1908 y arrasó 2.000 km cuadrados de tundra siberiana. Sin embargo, y a diferencia de aquella ocasión, esta vez miles de cámaras, desde sofisticados telescopios y satélites a cámaras caseras e incluso teléfonos móviles, capturaron hasta el último detalle de la brillante trayectoria y posterior explosión de la roca espacial, proporcionando a los investigadores un material de incalculable valor para comprender esta clase de fenómenos.

Esta semana, Nature y Science, las dos principales revistas científicas del mundo, publican tres estudios con las conclusiones de varios equipos de investigadores. “Si la Humanidad no quiere seguir el mismo camino que los dinosaurios – dice en Science Quing-Zhu Yin, profesor de Ciencias Planetarias de la Universidad de Davis- necesitamos estudiar un evento como éste con todo detalle”. El meteorito de Chelyabinsk, cuyos restos fueron recientemente recuperados del fondo del lago Chebarkul, pertenece a la clase más común de meteoritos, las condritas. “Si se produjera en el futuro un impacto catastrófico –añade Yin- lo más probable es que el responsable fuera un objeto de este tipo”.

El equipo del que Yin forma parte, liderado por Olga Popova, de la Academia Rusa de Ciencias, y por el astrónomo de la NASA Peter Jenniskens, agrupa a otros 57 investigadores de nueve países diferentes. “Nuestro objetivo –señala el propio Jenniskens- es el de comprender todas las circunstancias que dieron lugar a la onda expansiva que envió a 1.200 personas al hospital en la zona de Chelyabinsk ese día”. La explosión fue equivalente a la de 600.000 toneladas de TNT.

Basándose en los múltiples vídeos disponibles, tomados desde todos los ángulos, el equipo ha podido determinar con precisión la trayectoria del bólido y también su velocidad, que fue de 19 km. por segundo en el momento de entrar en la atmósfera. “nuestro modelo de entrada del meteoroide –explica Olga Popova- muestra que el impacto fue causado por un único fragmento de roca de 20 metros de diámetro, que se fragmentó después a una altitud de 30 km.

Más brillante que el Sol

La terminología cientofica distingue entre “meteoroide”, que es el objeto original; meteoro, que es el (o los) objetos que dejan brillantes estelas en el cielo; y meteorito, que es el (o los) objetos que finalmente llegan al suelo. Así, el brillo del meteoro alcanzó su máxima intensidad a una altitud de 29,7 km, momento en el que estalló. Para quienes pudieron contemplarlo a simple vista, en ese instante brilló más que el propio Sol. Después se produjeron varias estelas secundarias, mucho menos brillantes.

El equipo de investigadores estima que cerca de las tres cuartas partes del meteoroide original se evaporaron durante la explosión. Y de lo que quedó, la mayor parte se convirtió en polvo. Solo una pequeña parte, pues, con una masa de entre 4.000 y 6.000 kg (o lo que es lo mismo, el 0,05 por ciento del meteoroide), cayó al suelo en forma de meteoritos. El mayor de los restos encontrados pesa unos 650 kg. Y fue recuperado del fondo del lago Chebarkul el pasado mes de octubre por un equipo de la Universidad Federal de los Urales.

La onda expansiva de la explosión rompió cristales, sacudió edificios e incluso abatió a personas en más de 50 poblaciones del área de impacto, unos 90 km. de extensión en el mismo sentido que la trayectoria. La curiosa forma del área afectada se explica por el hecho de que la energía del bólido quedó repartida a diferentes altitudes.

En laboratorio, los investigadores llevaron también a cabo detallados análisis químicos e isotópicos de los fragmentos recuperados en tierra. Se midieron también las propiedades magnéticas de los gránulos metálicos del meteorito y se realizaron incluso tomografías computerizadas para escanear la roca.

La otra parte

El resultado de todas estas pruebas confirma que el objeto de Chelyabinsk era una condrita, una roca de 4.452 millones de años de antigüedad procedente de un enorme enorme impacto que se produjo apenas 115 millones de años después de que se formara nuestro Sistema Solar, hace 4.567 millones de años. Una historia, pues, cargada de violencia. Además, la roca que llegó a la Tierra formaba parte de otra mayor, de la que se escindió hace apenas 1,2 millones de años, probablemente en una “pasada” previa en las cercanías de nuestro planeta.

Lo cual, por supuesto, significa que la otra parte está aún “ahí arriba”, en alguna lugar indeterminado y formando parte de la numerosa población de asteroides cercanos a la Tierra. Yin, subraya que impactos notables, como el de Chelyabinsk o el de Tunguska, suceden con una frecuencia mayor de la que tendemos a pensar. Por ejemplo, en 1976 se recuperaron en China hasta cuatro toneladas de material procedente de una lluvia de meteoritos en la localidad de Jilin.