52 a.C. Batalla de Alesia


La batalla de Alesia o el sitio de Alesia fue un enfrentamiento militar desarrollado en el mes de septiembre del año 52 a. C., en la región de la tribu gala de los mandubios, y que tuvo como escenario principal su capital, la fortaleza de Alesia. Estaba situada probablemente encima del monte Auxois, sobre la moderna Alise-Sainte-Reine, en Francia, si bien esta ubicación está discutida. En efecto, algunos autores han discutido que esta localización no concuerda con la descripción de la batalla por César, y se han presentado diversas alternativas de las que actualmente sólo Chaux-des-Crotenay (en Jura, Francia) es considerada como una alternativa posible. Sin embargo, los más recientes descubrimientos arqueológicos parecen confirmar la ubicación de Alise-Sainte-Reine como la más probable.

 

Esta batalla enfrentó a los ejércitos de la República de Roma dirigidos por Julio César, que contaba con la caballería al mando de Marco Antonio, y con legiones al mando de sus legados, Tito Labieno y Cayo Trebonio, entre otros, contra una confederación de tribus galas bajo el liderazgo de Vercingétorix, jefe de la tribu de los arvernos. Alesia fue la batalla clave que dio la victoria definitiva a los romanos frente a los galos en la larga guerra de las Galias. El sitio de Alesia es considerado uno de las grandes éxitos militares de César e incluso en la actualidad es utilizado como un ejemplo clásico de sitio.

La batalla es descrita en detalle por numerosos autores contemporáneos incluyendo a César en sus Comentarios a la guerra de las Galias, Libro VII. Tras esta batalla, el líder rebelde fue capturado y la Galia fue definitivamente derrotada convirtiéndose en una provincia romana. El Senado romano se negó a otorgar a César los honores por sus victorias en las guerras gálicas siendo éste uno de los factores desencadenantes que condujeron a la guerra civil romana de los años 50-45 a. C.

 

Preludio

Julio César llevaba en la Galia desde el año 58 a. C. Era habitual que los cónsules, los magistrados de mayor rango elegidos en Roma, al final de su año consular, fuesen elegidos por el Senado Romano como gobernadores de alguna de las provincias romanas. César fue nombrado gobernador de la Galia Cisalpina (la región entre los Alpes, los Apeninos y el mar Adriático), e Ilírico (parte occidental de la península balcánica en la costa oriental del mar Adriático), y, posteriormente y por muerte inesperada de su Gobernador, se le añadió la Galia Transalpina o Galia Narbonense («Galia más allá de los Alpes»); al contar con un imperium proconsular, tenía autoridad absoluta en estas provincias.

Una a una, César fue derrotando a las tribus galas como la de los helvecios, los belgas o los nervios, y logró el juramento de alianza de otras muchas. El éxito de la guerra trajo consigo un aumento enorme de riqueza en la República en la forma de botín de guerra y de nuevas tierras sobre las que imponer impuestos. El propio César se hizo inmensamente rico puesto que, como general, se beneficiaba de lo obtenido por la venta de prisioneros como esclavos. A su vez, el éxito le trajo nuevos enemigos: El Primer Triunvirato, una alianza política informal con Pompeyo y Craso, llegó a su fin el 54 a. C., con las muertes de Julia, hija de Julio César y mujer de Pompeyo, y de Craso en Carras. Sin esta conexión político-familiar con Pompeyo, hombres como Marco Porcio Catón el Joven comenzaron una campaña política contra César, levantando las sospechas de corrupción y acusándole de querer proclamarse rey de Roma.

En el invierno del año 54 al 53 a. C., la tribu ya pacificada de los eburones, dirigida por Ambíorix, se rebeló contra la invasión romana y destruyó la Decimotercera legión dirigida por los generales Sabino y Lucio Aurunculeyo Cota (que no estaba emparentado con la familia de la madre de César, los Aurelios Cotas) en una emboscada planificada cuidadosamente. Este fue un importante golpe contra la estrategia de César en la Galia, puesto que con ello había perdido una parte de sus tropas y, lo que era más importante, el prestigio militar que le acompañaba, a lo que había que añadir que la situación política en Roma le impedía conseguir refuerzos. La rebelión de los eburones fue la primera derrota clara de los romanos en la Galia e inspiró los sentimientos tribalistas por toda la región. Le llevó casi un año entero, pero César logró retomar el control de la Galia y pacificar a las tribus. Sin embargo, el problema todavía no había terminado. Las tribus galas empezaban a darse cuenta de que sólo podrían conseguir derrotar a Roma manteniéndose unidas. Se convocó un concilio de dirigentes en Bibracte por iniciativa de los heduos, una tribu anteriormente leal a César. Sólo los remos y los lingones prefirieron mantener su alianza con Roma.

El concilio declaró a Vercingétorix, líder de los arvernos, comandante de los ejércitos unidos de la Galia. Los jefes galos decidieron que la insurrección empezaría cuando César estuviera en su Italia ocupado con la política romana. En cuanto a los heduos, estos prometieron unirse a la rebelión en el momento que consideraran causarían mayor impacto.

Los galos esperaban lograr que para cuando César lograra regresar a la provincia ya habrían sublevado a toda la Galia Transalpina, haber invadido la Narbonense y derrotar una a una las guarniciones romanas. El ejército galo contaba con 80.000 infantes y 15.000 jinetes al mando de Vercingétorix (las cifras son de César). Según Julio César, la asamblea de jefes reunidos antes de Alesia pidieron los siguientes contingentes a cada tribu:

  • Heduos, segusiavos, ambivaretos, aulercos branovices y blanovios: 35.000 guerreros.

  • Arvernos: 35.000.

  • Eleutetos, cadurcos, gábalos, velavios, sécuanos, senones, bituriges, sántonos, rutenos y carnutes: 12.000.

  • Belóvacos: ofrecieron 10.000 (aunque al final sólo aportaron 2.000).

  • Lemovices: 10.000.

  • Pictones, incluyendo túronos, parisios y suesiones eleuterios: 32.000.

  • Ambianos, mediomátricos, petrocorios, nervios, mórinos y nitióbroges: 35.000.

  • Aulercos cenómanos: 5.000.

  • Atrebates: 4.000.

  • Veliocases, lexovios y aulercos eburovices: 9.000.

  • Ráuracos y boyos: 30.000.

  • Arémoricos (coriosolites, redones, ambibarios, cáletes, osismos, vénetos y unelos): 6.000.

César se encontraba entonces en el campamento de invierno de la Galia Cisalpina, desconociendo la alianza que se había formado en su contra. La primera señal de los problemas que se avecinaban procedió de los carnutes, que mataron a todos los colonos romanos de la ciudad de Cénabo (actual Orleans). A esto le siguió la matanza de todos los ciudadanos romanos, comerciantes y colonos, en las ciudades galas más importantes. Mientras que el grueso del ejército de César se hallaba en el territorio de los senones, pero por una campaña de guerrillas y tierra quemada de parte de los galos, las legiones no estaban en condiciones de actuar.

Al conocer estas noticias, César desplegó a sus hombres y marchó apresuradamente cruzando los Alpes, todavía cubiertos de nieve, en enero. Llegando a Narbona en febrero, organizando rápidamente las defensas de la ciudad, reclutó a 10.000 nuevos legionarios y avanzó hasta la Galia central tras atravesar las Cevenas aún cubiertas de nieve reuniéndose luego con el grueso de sus tropas. César logró un tiempo récord, y consiguió sorprender a las tribus galas. Vercingétorix continúo su campaña de tierra quemada dejando sin suministros a César que marcho a la tierra de los heduos. Los romanos encontraron apoyo por parte de algunos jefes de la tribu y tras ejecutar a los sospechosos de insurrección reclutaron a unos 10.000 guerreros.

Dividió sus fuerzas, mandando cuatro legiones con Tito Labieno a luchar contra los senones y los parisios en el norte. César en persona se dirigió en persecución de Vercingétorix con seis legiones y su caballería germana aliada. El caudillo galo en tanto continuo con su táctica de no presentar una campaña frontal y negarle los suministros a los romanos. Pero finalmente los bituriges, tribu que ya había destruido muchas de sus ciudades y fortalezas se negó a quemar Avárico, ciudad con los suministros tan necesitados por los romanos. Tras un desesperado asedio la tomaron y saquearon, masacrando a casi todos sus habitantes. Suerte similar corrieron los carnutes en Cénabo poco después.

César continúo con su persecución y los dos ejércitos se encontraron en la colina de Gergovia, en donde Vercingétorix mantenía una posición defensiva muy fuerte. César se vio obligado a retirarse derrotado, tras sufrir más de 700 bajas. La victoria dio nuevos aires a la rebelión gala, parte de los heduos entonces se rebelaron y asaltaron Noviodunum, liberando a todos los rehenes galos de César. Sin embargo, la rebelión gala no volvió a conseguir mayores éxitos. Las fuerzas de César se unieron a las de Labieno que había conseguido tomar Lutetia y juntos continuaron la persecución. En el verano de 52 a. C., hubo varios enfrentamientos entre ambas caballerías, en los alrededores de Vingeanne, en el actual Dijón, resultando con la victoria de César y la pérdida de 3.000 jinetes para los galos. Vercingétorix decidió que no era el momento para una batalla a gran escala, y se reagrupó en la fortaleza de Alesia. César vio en cambio la oportunidad de acabar con la guerra de una vez por todas.

 

Sitio y batalla

Ya que un ataque frontal sobre la fortaleza sería una idea suicida, César consideró mejor forzar un asedio de la fortaleza para rendir a sus enemigos por hambre. Considerando que había más de 90.000 hombres fortificados dentro de Alesia junto con la población civil, el hambre y la sed forzarían rápidamente la rendición de los galos. Para garantizar un bloqueo perfecto César ordenó la construcción de un perímetro circular de fortificaciones. Los detalles de los trabajos de ingeniería se encuentran en los Comentarios de la guerra de las Galias (De bello Gallico) de Julio César y han podido ser confirmados por las excavaciones arqueológicas en la zona. Se construyeron muros de 18 km de largo y 4 metros de alto con fortificaciones espaciadas regularmente en un tiempo récord de tres semanas. Esta línea fue seguida hacia el interior por dos fosos de cuatro metros y medio de ancho y cerca de medio metro de profundidad. El más cercano a la fortificación se llenó de agua procedente de los ríos cercanos. Asimismo, se crearon concienzudos campos de trampas y zanjas frente a las empalizadas con el fin de que su alcance fuese todavía más difícil, más una serie de torres equipadas con artillería y espaciadas regularmente a lo largo de la fortificación.

La caballería de Vercingétorix a menudo contraatacaba los trabajos romanos para evitar verse completamente encerrados, ataques que eran contestados por la caballería germana que volvió a probar su valía para mantener a los atacantes a raya. Tras dos semanas de trabajo, la caballería gala pudo escapar de la ciudad por una de las secciones no finalizadas. César, previendo la llegada de tropas de refuerzo, mandó construir una segunda línea defensiva exterior protegiendo sus tropas. El nuevo perímetro era de 21 km, incluyendo cuatro campamentos de caballería. Esta serie de fortificaciones les protegería cuando las tropas de liberación galas llegasen: ahora eran sitiadores preparándose para ser sitiados.

Para entonces, las condiciones de vida en Alesia iban empeorando cada vez más. Con los 80.000 guerreros que aún quedaban más la población local había demasiada gente dentro de la fortaleza para tan escasa comida. A Vercingetórix se le dio por parte de los jefes galos atrincherados dos opciones para evitar la capitulación por hambre. Sacrificar los 10.000 caballos que tenían dentro o enviar a los civiles con los romanos. El caudillo galo opto por expulsar de la ciudad a los no combatientes ya que esperaba usar a los animales en la batalla y así podría ahorrar las provisiones para los combatientes y forzar a los romanos a agotar las propias en alimentarlos. Sin embargo, César ordenó que no se hiciese nada por esos civiles, y los ancianos, mujeres y niños se quedaron esperando a morir de hambre en la tierra de nadie entre las paredes de la ciudad y la circunvalación ya que Vercingetórix se negó también a recibirlos de vuelta.

A finales de septiembre las tropas galas, dirigidas por Comio, rey de los atrebates (secundado por los eduos Viridómaro y Eporédorix y el arverno Vercasivelauno, primo de Vercingetorix), acudieron en refuerzo de los fortificados en Alesia, y atacaron las murallas exteriores de César. Vercingétorix ordenó un ataque simultáneo desde dentro. Sin embargo, ninguno de estos intentos tuvo éxito y a la puesta del sol la lucha había acabado. En total, el ejército galo de socorro reunido, según César, unos 8.000 jinetes, además de aproximadamente 240.000 infantes, en el recuento que se hizo en tierras de los heduos.

Al día siguiente, el ataque galo fue bajo la cobertura de la oscuridad de la noche, y lograron un mayor éxito que el día anterior. César se vio obligado a abandonar algunas secciones de sus líneas fortificadas. Sólo la rápida respuesta de la caballería, dirigida por Marco Antonio y Cayo Trebonio, salvó la situación. La muralla interna también fue atacada, pero la presencia de trincheras, los campos plantados de «lirios» y de «ceppos«, que los hombres de Vercingétorix tenían que llenar para avanzar, les retrasaron lo suficiente como para evitar la sorpresa. Para entonces, la situación del ejército romano también era difícil.

El día siguiente, el 2 de octubre, Vercasivelauno, lanzó un ataque masivo con 60.000 hombres, enfocado al punto débil de las fortificaciones romanas, que César había tratado de ocultar hasta entonces, pero que había sido descubierto por los galos. El área en cuestión era una zona con obstáculos naturales en la que no se podía construir una muralla continua conocida después por los romanos como monte Rea, donde César ubico a 4.000 de sus hombres. El ataque se produjo combinando las fuerzas del exterior con las de la ciudad: Vercingétorix atacó desde todos los ángulos las fortificaciones interiores. César confió en la disciplina y valor de sus hombres, y ordenó mantener las líneas. Él personalmente recorrió el perímetro animando a sus legionarios.

La caballería de Labieno fue enviada a aguantar la defensa del área en donde se había localizado la brecha de las fortificaciones. César, con la presión incrementándose cada vez más, se vio obligado a contraatacar la ofensiva interna, y logró hacer retroceder a los hombres de Vercingétorix. Sin embargo, para entonces la sección defendida por Labieno se encontraba a punto de ceder. César tomó una medida desesperada, tomando 13 cohortes de caballería (unos 6.000 hombres) para atacar el ejército de reserva enemigo (unos 60.000) por la retaguardia. La acción sorprendió tanto a atacantes como a defensores.

Viendo a su general afrontar tan tremendo riesgo, los hombres de Labieno redoblaron sus esfuerzos. En las filas galas pronto empezó a cundir el pánico, y trataron de retirarse. Sin embargo, como solía ocurrir en la antigüedad, un ejército en retirada desorganizada es una presa fácil para la persecución de los vencedores, y los galos fueron masacrados. César anotó en sus Comentarios… que sólo el hecho de que sus hombres estaban completamente exhaustos salvó a los galos de la completa aniquilación.

En Alesia, Vercingétorix fue testigo de la derrota del ejército exterior. Enfrentándose tanto al hambre como a la moral, se vio obligado a rendirse sin una última batalla. Al día siguiente, el líder galo presentó sus armas a Julio César, poniendo fin al asedio de Alesia y a la conquista romana de la Galia.

Eventos posteriores

Alesia demostró ser el final de la resistencia generalizada y organizada a la invasión romana por parte de la Galia. A partir de entonces, con la salvedad del pequeño levantamiento del año siguiente, pasó a ser una provincia romana y finalmente fue separada en divisiones administrativas más pequeñas. No volvería a haber ninguna independencia del poder central de Roma hasta el siglo III cuando Póstumo fue reconocido como emperador por las provincias de Galia, Hispania, Germania y Britania, frente a Galieno, reconocido en Roma. La guarnición de Alesia fue tomada prisionera junto con los supervivientes del ejército de liberación. Fueron vendidos como esclavos o dados como botín de guerra a los legionarios de César, excepto en el caso de los miembros de las tribus hedua y arverna, que fueron liberados y perdonados como forma de asegurar la alianza entre estas importantes tribus y Roma.

Para César, Alesia fue un éxito personal enorme, tanto militar como políticamente. El Senado romano, manipulado por Catón y Pompeyo, declaró 20 días de acción de gracias (supplicatio) por esta victoria, pero denegó el honor a César de celebrar un triunfo, el punto culminante de la carrera de un militar romano. Se fue incrementando la tensión política hasta que dos años después, en el 50 a. C., César cruzó el Rubicón, precipitando la Guerra civil de los años 49-45 a. C. Tras haber sido elegido cónsul durante todos y cada uno de los años de la Guerra civil, y nombrado en varias ocasiones dictador, finalmente fue nombrado dictator perpetuus o dictador vitalicio, en el año 44 a. C. Su poder, cada vez mayor, acabó con la tradición republicana y llevó al final de la República romana y al comienzo del Imperio romano.

Los comandantes de caballería de César siguieron diferentes caminos. Tito Labieno se puso del lado de los Optimates (el bando republicano) en la Guerra civil, y murió en la batalla de Munda en el año 45 a. C. Cayo Trebonio fue nombrado cónsul por César en el año 45 a. C., y fue uno de los senadores que tomaron parte en el asesinato de César en las Idus de marzo (15 de marzo) de 44 a. C. Trebonio también fue asesinado un año después.

Antonio continuó siendo un seguidor fiel de César. Se convirtió en el segundo al mando como Magister Equitum, y se quedó al cargo de Italia durante gran parte de la Guerra civil. En el año 44 a. C. fue elegido colega consular de César. Tras el magnicidio, Antonio persiguió a los asesinos de César, y luchó por el poder supremo con Octavio (quien se convertiría más tarde en César Augusto). Primero formaron una alianza junto con Marco Emilio Lépido en el Segundo Triunvirato, y al final se enfrentaron y fue derrotado en la batalla de Accio en el año 31 a. C. Después de la batalla huyó a Egipto, junto con su aliada y amante Cleopatra, en donde un año más tarde se suicidaron.

Vercingétorix fue hecho prisionero y tratado con honores de rey durante los siguientes cinco años, esperando ser exhibido en el triunfo de César. Al final de la procesión, tal y como era costumbre en la época, fue condenado a muerte y estrangulado.

Batalla de Alesia
la Guerra de las Galias
Fecha Septiembre y octubre del año 52 a. C.
Lugar Alesia, cerca de Alise-Sainte-Reine (Francia)
Coordenadas 47°32′14″N 4°30′01″E (mapa)
Resultado Victoria romana decisiva
Consecuencias Destrucción del ejército galo
Beligerantes
República romana Tribus de la Galia
Comandantes
Cayo Julio César
Marco Antonio
Tito Acio Labieno
Quinto Tulio Cicerón
Gayo Trebonio
Servio Sulpicio Galba
Cayo Antistio Regino
Gayo Caninio Rébilo
Gayo Fabio
Décimo Junio Bruto Albino
Lucio Minucio Basilio
Lucio Munacio Planco
Marco Sempronio Rutilo
Gayo Volcacio Tulo
Vercingétorix
Comio
Vercasivelauno
Viridómaro
Eporédorix
Sedulio †
Fuerzas en combate
Total: 60 000 -80 000
(10 legiones romanas)
40 000-50 000 legionarios
15 000 auxiliares
5000 jinetes germanos
Total: 330 000

80 000 (Vercingétorix)
250 000 (Comio)

Calzadas Romanas


Calzadas romanas , es la red de carreteras muy eficiente, sin igual hasta los tiempos actuales, que abarcaba todo el Imperio romano. En un principio el sistema fue diseñado para fines militares y políticos: mantener un control efectivo de las zonas incorporadas al Imperio era el principal objetivo de su construcción. El desarrollo de la red de calzadas se produjo al mismo tiempo que el crecimiento del Imperio. Una vez construidas, las calzadas adquirieron importancia económica, pues al unir distintas regiones, facilitaban el comercio y las comunicaciones.

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Hasta finales del siglo IV a.C., las calzadas romanas eran poco más que senderos que conducían a Roma desde las distintas ciudades del Lacio. Desde ese momento comenzaron a construirse según un plan establecido, diseñado conjuntamente con el programa táctico de expansión. Al tener un significado militar considerable, se desarrollaron sistemas más complejos de construcción de calzadas, con vistas a hacerlas más permanentes y mejores para soportar diferentes tipos de tráfico.

Se usaron piedras de distintos tamaños para construir unas calzadas sólidas: las piedras grandes se colocaban en la base y sobre éstas se establecía una capa de piedras más reducidas. En algunos casos, normalmente en las rutas más importantes, sobre estos cimientos se colocaba un firme de adoquines. Las calzadas tenían sistemas eficaces de desagüe, logrado mediante la construcción de una curvatura en las orillas. Generalmente se construían en línea recta, tomando la ruta más directa allí donde era posible. Cuando las montañas no lo permitían, los ingenieros construían complicados sistemas de circunvalación. El llamado Itinerario de Antonino es el documento antiguo más completo para el estudio de las vías romanas, y data de finales del siglo III.

calzada-1De las carreteras aún existentes, las más antiguas fueron construidas por los romanos. La vía Apia empezó a construirse alrededor del 312 a.C., y la vía Faminia hacia el 220 a.C. En la cumbre de su poder, el Imperio Romano tenía un sistema de carreteras de unos 80.000 km, consistente en 29 calzadas que partían de la ciudad de Roma, y una red que cubría todas las provincias conquistadas importantes, incluyendo Gran Bretaña. Las calzadas romanas tenían un espesor de 90 a 120 cm, y estaban compuestas por tres capas de piedras argamasadas cada vez más finas, con una capa de bloques de piedras encajadas en la parte superior. Según la ley romana toda persona tenía derecho a usar las calzadas, pero los responsables del mantenimiento eran los habitantes del distrito por el que pasaba. Este sistema era eficaz para mantener las calzadas en buen estado mientras existiera una autoridad central que lo impusiera; durante la edad media (del siglo X al XV), con la ausencia de la autoridad central del Imperio romano el sistema de calzadas nacionales empezó a desaparecer.

Via Apia

antigua calzada romana en Italia. La primera y más célebre de las calzadas de la república romana, construida en el 312 a.C. por el censor romano Apio Claudio el Ciego, en honor al cual se le dio el nombre. Se dirige hacia el sur desde la muralla de Servio en Roma hasta Capua, a través del Appii Forum y Terracina y más tarde fue ampliada hasta Taranto y Brundisium (ahora Brindisi). Como principal ruta hacia Grecia, la vía Apia tenía más de 560 km de largo. Fue sólidamente construida y marcada con mojones. Las partes que perduran del pavimento están construidas con grandes bloques hexagonales, principalmente de piedra volcánica, colocados sobre cimientos asegurados y reforzados con mortero; sin embargo, es probable que éste no sea el firme original. Desde Roma a Terracina es casi recta, a pesar del terreno abrupto de las colinas de Alban y del pantanoso de la laguna Pontina. Los primeros kilómetros desde Roma aún conservan muchas de las antiguas tumbas que bordeaban la calzada, y que en parte todavía se utilizan.

Vía Emilia (Latín Via Aemilia)

antigua vía romana en la Italia actual, de 282 km, construida por el cónsul Marco Emilio Lépido en el 187 a.C. Arranca donde la vía Flaminia finaliza y comienza en Ariminun (hoy Rímini) para finalizar al noroeste en Placentia (hoy Piacenza). Más tarde se extendió al noroeste, cruzando el río Po hasta Mediolanum (hoy Milán). La moderna carretera sigue la misma ruta, pasando incluso por algunos de los puentes originales, hasta el punto de que la zona situada entre Rímini y Piacenza aún conserva el nombre de Emilia, derivado del de la antigua calzada.

Ruta de la Plata

antigua vía romana que atravesaba Hispania de norte a sur. Situada en la parte centro-occidental de la península Ibérica, comunicaba el territorio de los astures con la fértil Bética. Recibe su denominación por ser la ruta que conducía a los ricos yacimientos auríferos y argentíferos del noroeste hispano. La calzada unía en su tramo principal 2 ciudades fundadas por Augusto, Emerita Augusta (Mérida) y Asturica Augusta (Astorga), pobladas ambas por legionarios veteranos de las guerras contra cántabros y astures (29 a.C.- 19 a.C.). Un ramal norte unía Astorga con Gigia (Gijón) a través de Legio (León), y un ramal sur hacía lo propio desde Mérida a Itálica (cerca de Sevilla) y luego a Gades (Cádiz). Desde allí era rápida la comunicación por mar con Roma. Esta calzada atravesaba otras poblaciones como Salmantica (Salamanca) y Norba Caesarina (Cáceres).

Vía Egnacia

vía militar romana, construida en la segunda mitad del siglo II a.C., que cruzaba la península de los Balcanes, desde el mar Adriático hasta Bizancio (actual Estambul, en Turquía). Comenzaba en dos puntos del Adriático: Apolonia, cerca de la desembocadura del río Aoos (hoy Vijöse), en Albania, y Dirraquio (actual Durrës, en Albania). La vía se extendía hacia el este, hasta Lycnidos (actual Ohrid, en la República de Macedonia), Heraclea (la actual Bitola, en la República de Macedonia), Edessa (en Grecia), Pela (en Grecia), y llegaba al mar Egeo, a Salónica (Tesalónica). Después, cruzaba la península Caládica, hasta Anfípolis y Filipos, y en un principio terminaba en Kipsela, en el río Hebros (Marica), pero posteriormente se prolongó hasta Bizancio.

Se han descubierto varios miliarios (mojones de piedra ubicados en la vía que indicaban las distancias). En el siglo IV se hicieron reparaciones, mientras el tramo entre la Puerta Dorada (en el extremo sur de las murallas de Constantinopla, la antigua Bizancio) y Küçükcekmece (actualmente, ciudad turca en los suburbios de Estambul) parece ser que fue pavimentado por primera vez por el emperador bizantino Justiniano I en el siglo VI. Cualquiera que fuera su estado, fue la principal ruta terrestre durante la edad media. La vía Egnacia desempeñó un papel fundamental en las comunicaciones de Roma con Oriente, tanto en el aspecto militar como comercial.

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Breve descripción del Imperio Romano


LOS ORÍGENES DE ROMA. GRECIA EN ROMA

Roma, un minúsculo asentamiento en el siglo VIII a.C., fue expandiéndose progresivamente y acabó imponiéndose al mosaico de pueblos, lenguas y culturas que constituía la península Itálica.

Las dos mayores civilizaciones que coexistían en ella, la etrusca entre los ríos Arno y Tiber y la griega en la mitad sur de Italia (Magna Grecia), acabaron fundiéndose en el complejo fenómeno que conocemos como romanización.

En el periodo de la monarquía (hasta el 509 a.C.), y paulatinamente bajo la República, la influencia griega fue penetrando en Roma, que fue absorbiendo tradiciones foráneas que incidían, se sobreponían y se fundían con la autóctonas.

Roma bebió de las fuentes de la cultura griega y supo crear su propio lenguaje, sin perder de vista su objetivo principal: incorporar a su propia cultura todo aquello digno de ser mantenido y dedicarse al gobierno de su imperio.

LOS SIMBOLOS DEL IMPERIO. LOS EMPERADORES

Para regir semejante Imperio se necesitaba un potente aparato de Estado, con estructuras de gobierno estables y un sólido programa político.

Augusto, el primer emperador, reinó con el nombre de Imperator Caesar Divi filius Augustus . Con el tiempo, Imperator y Caesar estaban destinados a ser sinónimos del cargo y Caesar ha dado lugar a títulos de dirigentes absolutos como káiser; zar o shah. Su estructura política perduró a lo largo del Alto imperio a pesar del mal gobierno de algunos emperadores como Calígula y Nerón y al enfrentamiento con el Senado que practicó Domiciano.

En el 235 d.C. con el asesinato de Alejandro Severo finalizan las cuatro grandes dinastías y da inicio el Bajo Imperio o Antigüedad tardía.

Muchas veces se ha hecho referencia a las invasiones bárbaras para explicar el fin del imperio. Craso error: estas «invasiones» no son una causa sino una consecuencia, una muestra más del debilitamiento del poder imperial.

RELIGION

Con el culto al emperador, eficaz instrumento de propaganda, entronca la política con la religión, pilar básico del aparato estatal. Naturalmente, Roma tenía sus dioses, fruto de los numerosos cruces culturales. Bien es verdad que hay una tabla de equiparación entre los doce dioses olímpicos griegos y los romanos y que la tríada capitolina (Júpiter, Juno y Minerva) es una transposición de Zeus, Hera y Atenea.

Con el devenir del tiempo se sumaron, integraron y asimilaron todos aquellos dioses propios de las zonas por las que Roma iba extendiendo su Imperio, en un proceso sincrético de encomiable amplitud de miras y tolerancia.

En el terreno privado, el culto doméstico de los Lares, dioses protectores de la casa, y de los Manes, dioses de la tumba, fueron referentes constantes para los romanos.

SOCIEDAD

Para conseguir poner todo este universo en movimiento no bastaba sólo un aparato de Estado con su cúpula de poder; tenía que asentarse sobre una amplia base social. La estrategia de los romanos consiguió ver e ir más allá de la conquista, ya que sentía la necesidad de organizar, dar nuevas estructuras e integrar a las diversas poblaciones de los territorios anexionados. De esta manera, una vía que ensayó con ahínco fue la de aproximarse y atraer a su causa a las élites urbanas.

Los ciudadanos romanos eran habitantes de pleno derecho y llevaban una prenda distintiva, la toga; las dos clases sociales superiores las constituían los senadores y los caballeros. Por debajo estaban los magistrados municipales. Después venían los hombres libres, los extranjeros, los libertos (que podían llegar a ser hombres de gran fortuna e influencia, sobre todos si eran libertos del propio emperador), y los esclavos.

ECONOMIA

Augusto tenía muy clara la meta de crear un nuevo orden y extender la pax romana ; para ello tenía que reestructurar las bases económicas, empezando por establecer un nuevo sistema monetario en el que la moneda reina era el áureo (aureus).

Una preocupación básica era asegurar el abastecimiento de Roma y la correcta intendencia del ejército. Se recurrió para ello a la praefectura annonae y los productos básicos eran el trigo y el aceite. El trigo provenía mayoritariamente de Egipto y el aceite de la Bética. También el vino tenía su papel protagonista.

La península Ibérica era rica en todo tipo de metales: oro, plata, plomo,. y mítica su riqueza desde la más remota Antigüedad.

Para dar salida a todos estos tipos de productos era evidentemente necesario contar con un buen sistema de distribución y una eficaz red de comunicaciones, tanto terrestres como marítimas y fluviales.

ARQUITECTURA, PAISAJE Y URBANISMO

La Roma republicana continuaba siendo una ciudad modesta con algunas zonas monumentales como el Capitolio.

Realmente las primeras construcciones en las que Roma volcó su ingenio y capacidad técnica fueron las utilitarias, al servicio de las grandes infraestructuras. Cabe destacar la importancia del hacedor de puentes, el pontifex . Los emperadores ejercerían el cargo de pontifex maximus , calificativo que continúa ostentando el papa hoy en día.

Augusto recibió una Roma de barro y devolvió una Roma de mármol. Se potenciaron las infraestructuras y no sólo Roma, sino todos los territorios del Imperio, vieron surgir nuevas ciudades y las antiguas fueron ennoblecidas y monumentalizadas.

A veces los edificios podían viajar desmontados y prácticamente acabados. No es, pues, nuestra civilización la inventora de la arquitectura prefabricada. como no lo es tampoco del hormigón ( opus caementicium ), el auténtico secreto de la resistencia, solidez, economía del tiempo y dinero y nuevas posibilidades constructivas.

JUEGOS, FIESTAS Y ESPECTÁCULOS

Bien conocida es la consigna panen et circenses como medio de tener contenta y apaciguada a la plebe romana.

El mayor de los circos fue el Máximo de Roma, con capacidad para 150000 espectadores. Después del pavoroso incendio del año 64 a.C., Nerón lo reconstruyó para albergar 250000 personas.

Los juegos escénicos tenían lugar en los teatros, ligados siempre a unas raíces religiosas. Eran edificios polivalentes en los que podía haber grandes asambleas de orientación política, y también escenarios idóneos para la exaltación del poder imperial.

En el anfiteatro, un doble teatro, ocurrían los espectáculos más sangrientos. Pero los ludi que gozaron de la mayor popularidad fueron los gladiadores .

Los juegos circenses podían durar varios días, con un coste altísimo y una amplia publicidad a base de carteles pintados sobre las paredes de espacios públicos.

LA CASA Y LA VIDA COTIDIA

Cuando hablamos de una casa romana nos imaginamos la casa urbana, unifamiliar (domus), con atrio y peristilo, del tipo de las excavadas en Pompeya, pero hemos de tener en cuenta que se trata de un modelo de casa muy confortable a la que no todos tenían acceso. Las residencias urbanas para el común de los mortales eran mucho más sencillas, como los pisos de alquiler en bloques de varias plantas (insulae).

Los romanos de la época imperial amaban el lujo y no tardaron en caer en un esnobismo que tiene sus puntos en común con nuestro mundo occidental. Tanto las domus como las villae de un cierto nivel tenían sus propias instalaciones de termas, suelos de mosaico, pinturas murales, piezas de mobiliario, en especial mesas con soportes que podían ser figurados, relojes de sol y objetos diversos.

EL MUNDO FUNERARIO

La visión del mundo del más allá para los romanos no era demasiado atractiva ni halagüeña: un oscuro y neblinoso infierno acogía las sombras de los que una vez habían sido. Se imaginaba la entrada a este mundo infraterreno a través del lago Averno, sinónimo por ello de infierno, situado en la Campania, en un territorio volcánico. Sus aguas oscuras y las emanaciones sulfurosas contribuían al enrarecimiento del ambiente y a crear un trasfondo de leyendas y misterios.

El recuerdo de los difuntos era un elemento básico y fundamental. La idea era perpetuar la propia imagen y que, mediante el recuerdo de las generaciones futuras, el difunto continuara vivo de alguna manera. El castigo o la relegación al olvido eran temidos porque significaban cortar el hilo de la continuidad en el mundo de los vivos. Y ello al más alto nivel.

EJÉRCITO

El ejército deriva del de la época republicana gracias a las reformas de Mario, fundador del ejército profesional y permanente y a las de Julio César a raiz de la guerra de las Galias.

La legión, su estructura básica, contaba con entre cinco y seis mil hombres, divididos en diez cohortes; cada cohorte comprendía tres manípulos y cada uno de ellos dos centurias, que por lo general se conocían por el nombre del centurión que las mandaba.

La marina tenia dos flotas con base en Miseno y en Ravena.

La creación de las tropas auxiliares de infantería (auxilia) fue un enorme acierto ya que se abrió una vía para la promoción personal de los indígenas, y el ejercito se convirtió en eficaz instrumento para lograr la integración.

Sin duda el soldado romano fue el mejor pertrechado de toda la Antigüedad, tanto en lo que se refiere a armas ofensivas como defensivas.

HISPANIA

La primera gran experiencia extraitálica emprendida por Roma se desarrolló en la península Ibérica, hasta el punto de que casi podríamos afirmar que Roma aprendió a serlo en Hispania.

En sus inicios no fue una conquista premeditada, tan sólo se pretendía cortar las retaguardia del ejército cartaginés de Aníbal que, rompiendo el tratado. Había tomado Sagunto y cruzado el Ebro, dirigiéndose hacia Italia.

Augusto dividió el territorio en tres grandes provincias Hispania Citerior, Hispania Baetica e Hispania Lusitania. Asimismo se abrió un amplio proceso de urbanización, de creación de infraestructuras, de adecuación de las vías de comunicación y de intensificación de las explotaciones de los recursos naturales.

En el año 98 d.C. accede al gobierno del Imperio el primer emperador nacido en una provincia: Trajano, originario de Itálica, destinado a ser considerado el optimus princeps y con el que el Imperio alcanzaría su máxima extensión.

Coliseo Romano, Roma, Italia


Fue edificado dentro del enorme complejo del palacio de Nerón, la Domus Aurea, construida tras el incendio de Roma. Precisamente ocupó un espacio llano donde existía una laguna artificial, la Stagnum Neronis. Con esta y otras actuaciones se restituyeron a la hacienda pública los terrenos apropiados por Nerón. Se desconoce la identidad del arquitecto del edificio, como ocurría en general con la mayoría de las obras romanas: las edificaciones públicas se erigían para mayor gloria de los emperadores. a lo largo de los años se han barajado los nombres de Rabirio, Severo, Gaudencio o incluso Apolodoro de Damasco, aunque se sabe que este útimo llegó a Roma en el año 105. Lo cierto es que su identidad sigue siendo un misterio. Algunos historiadores creen que pudo haberse financiado gracias a la toma de Jerusalén en el año 70. Dio Casio afirma que se sacrificaron 5000 animales durante los 100 días que duraron los festejos de inauguración.

Procedencia del nombre

En cuanto a la procedencia de su nombre hay tres posibles soluciones. La teoría más aceptada es que se lo debe al coloso, una estatua de 40 metros de altura representando a Nerón. Siempre se ha creído que el nombre popular de coloseum provenía de esta estatua, aunque existen dudas al respecto. En la Edad media derivó en la forma coliseum, de la que proviene el nombre en castellano y otras lenguas romances.

Uso del edificio

El Coliseo albergó espectáculos como las venationes (peleas de animales) o los noxii (ejecuciones de prisioneros por animales), así como las munera: peleas de gladiadores. Se calcula que en estos juegos murieron entre 500.000 y 1.000.000 de personas. Siempre se ha especulado con que albergara la naumachiae, espectaculares batallas navales que requerían inundar la arena de agua, aunque de ser cierto, es probable que fuera en los primeros años, antes de construirse los sótanos bajo la arena.

Los juegos continuaron celebrándose hasta el año 404, en el que está documentada la última pelea de gladiadores. El ascenso del cristianismo como religión oficial puso fin gradualmente a los actos más sangrientos, manteniéndose los sacrificios de animales hasta el 523.

Descripción

El Anfiteatro Flavio es un enorme edificio ovalado de 189 metros de largo por 156 de ancho, y de 48 metros de altura, con un perímetro de la elíptica de 524 metros. Se suele decir que este edificio ha sido un modelo para los recintos deportivos modernos, ya que tiene un diseño ingenioso y soluciones eficaces a problemas actuales.

La arena

El terreno de juego propiamente dicho era un óvalo de 75 por 44 metros, y en realidad era una plataforma construida en madera y cubierta de arena. Todo el subsuelo era un complejo de túneles y mazmorras (el hipogeo) en el que se alojaba a los gladiadores, a los condenados y a los animales. El suelo disponía de varias trampillas y montacargas que comunicaban con el sótano y que podían ser usadas durante el espectáculo.

El plano de la arena tenía un completo sistema de drenaje, conectado a cuatro imponentes cloacas. Se ha sugerido que obedecen a la necesidad de evacuar el agua tras los espectáculos navales. Sin embargo parece ser que ya Domiciano, abandonando la idea de la naumaquia, pavimentó las cloacas y colocó en la arena los montacargas para los combates de gladiadores. La cubierta de madera ya no se conserva, con lo que todo el laberinto subterráneo permanece hoy al aire libre.

La estructura

El Coliseo fue la obra más grandiosa de la arquitectura romana, y en él se utilizaron las más variadas técnicas de construcción. Las pilastras y los arcos son de travertino colocado sin argamasa. En las partes inferiores y en los sótanos se empleó la toba del mismo modo. Muchos de estos sillares iban sujetos con grapas metálicas. Las bóvedas que sostienen la cávea se hicieron vertiendo argamasa de cemento directamente sobre cimbras de madera, una innovación que aligeraba la fábrica.

El hecho de que el edificio se ubicase sobre una laguna obligó a excavar hasta 14 metros de limos inservibles y realizar una cimentación de casi 13 metros de opus cementicium (hiladas de argamasa de cal y piedras alternadas).

La cávea

El amplio graderío interior estaba diferenciado en gradus, pisos reservados para las diferentes clases sociales:

En el podium,el primero de ellos, se sentaban los romanos más ilustres: los senadores, magistrados, sacerdotes y quizá las vestales. En ambos extremos del eje menor había sendos palcos: la tribuna imperial (pulvinar), y otra reservada para el magistrado que en ocasiones presidía los juegos. Dado que este piso era el más próximo a las fieras, había una red metálica de protección y arqueros apostados regularmente.

El maenianum primum, para los aristócratas que no pertenecían al senado,

El maenianum secundum, dividido en el imum para los ciudadanos ricos y el summum para los pobres.

En lo más alto estaba el maenianum summum in ligneis, hecho de madera, probablemente sin asientos y reservado para mujeres pobres.

Además, algunos órdenes sociales, como los tribunos, sacerdotes o la milicia, tenían sectores reservados.

El acceso desde los pasillos internos hasta las gradas se producía a través de los vomitorios, llamados así porque permitían salir una enorme cantidad de gente en poco tiempo. Estaba tan bien diseñado que los 50.000 espectadores podían ser evacuados en un poco más que cinco minutos.

La fachada

La fachada se articula en cuatro órdenes, cuyas alturas no se corresponden con los pisos interiores. Los tres órdenes inferiores los forman 80 arcos sobre pilastras, y con semicolumnas adosadas que soportan un entablamento puramente decorativo. El cuarto lo forma una pared ciega, con pilastras adosadas, y ventanas en uno de cada dos vanos.

Los órdenes de cada piso son sucesivamente toscano, jónico y corintio. El último piso tiene un estilo indefinido que fue catalogado en el siglo XVI como compuesto. Era corriente superponer estilos diferentes en pisos sucesivos, pero no era habitual hacer edificios con cuatro órdenes superpuestos. Las comunicaciones entre cada piso se realizaban a través de escaleras y galerías concéntricas.

El velario

El Coliseo contaba con una cubierta de tela desplegable accionada mediante poleas. Esta cubierta, hecha primero con tela de vela y luego sustituida por lino (más ligero), se apoyaba en un entramado de cuerdas del que poco se sabe. Cada sector de tela podía moverse por separado de los de alrededor, y eran accionados por un destacamento de marineros de la flota romana.

En la parte superior de la fachada se han identificado los huecos en los que se colocaban los 250 mástiles de madera que soportaban los cables. Al parecer las cuerdas se anclaban en el suelo, pues de otro modo los mástiles soportarían demasiado peso. A tal efecto había un anillo concéntrico de piedras o cipos situados a 18 metros de la fachada en la explanada exterior, y que también permitían el control del público para evitar aglomeraciones. La franja entre la fachada y los cipos estaba pavimentada con travertino.

Historia

La inauguración del Coliseo a cargo de Tito se realizó mediante la celebración de unos festejos que duraron cien días en los que murieron cerca de dos mil gladiadores.

Decadencia

Durante el papado de Gregorio I Magno muchos de los monumentos antiguos pasaron a manos de la Iglesia, que era la única autoridad efectiva. Sin embargo carecía de recursos para mantenerlos, por lo que cayeron en el abandono y el expolio. Durante la Edad Media, la decadencia de la ciudad afectó a todos los monumentos imperiales. Los terremotos de 801 y 847 provocaron grandes destrozos en un edificio prácticamente abandonado en las afueras de la ciudad medieval.

Cuando en 1084 el papa Gregorio VII fue expulsado de la ciudad, muchos monumentos cayeron en manos de familias nobles romanas, que los usaron como fortalezas. Es el caso del Coliseo, ocupado por los Frangipane, que lo convirtieron en el centro de su área de influencia. El Coliseo fue cambiando de manos hasta 1312, en que volvió a la Iglesia.

Durante la Edad Media se creía equivocadamente que el Coliseo había sido un templo dedicado a diversos dioses, como el Sol. La confusión podía provenir del coloso de Nerón, al que Vespasiano había cambiado la cabeza por la del dios Sol.

A lo largo de los siglos XV y XVI, el travertino que lo recubría fue arrancado para reutilizarlo en otras construcciones. Entre otras, se utilizó para el Palacio Barberini y para el Puerto de Ripetta. Un conocido dicho latino reza Quod non fecerunt Barbari, fecerunt Barberini (lo que no se atrevieron a hacer los bárbaros, lo hicieron los Barberini). También se utilizó para quemarlo y obtener cal. El expolio de piedras continuó hasta 1749, en que Benedicto XIV consagró los monumentos como iglesia pública en memoria de los mártires allí ejecutados (si bien se cree que la mayoría de éstos fueron martirizados en el Circo Máximo). Una de las últimas barbaridades que sufrió el Coliseo fue ser objeto de simbolizar el borrador de la historia de Italia por parte de los militares. La parte del edificio que falta en la primera foto fue una bomba caída en el mismo durante la segunda guerra mundial.

En el siglo XIX, por el contrario, comenzaron una serie de obras para estabilizar muchos monumentos antiguos. En 1820 se terminaron varios contrafuertes que son claramente distinguibles hoy día, y sin los cuales el edificio probablemente se habría derrumbado. Durante todo el siglo se sucedieron obras de consolidación y mejora, en un proceso que aún continúa.

El Coliseo en la actualidad

El Coliseo es sin duda uno de los grandes atractivos turísticos de Roma. Ha sido llevado al cine en múltiples ocasiones, destacando la increíble reconstrucción digital, poco fiel al original, que podíamos ver en Gladiator. En 1980, la UNESCO declaró el centro histórico de Roma, incluido el Coliseo, Patrimonio de la Humanidad . Desde 2000, las autoridades mantienen el edificio iluminado durante 48 horas cada vez que en algún lugar del mundo se le conmuta o aplaza una sentencia de muerte a un condenado. Es una de las 7 nuevas Maravillas del mundo. Millones de personas la han votado a través de internet.

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Las Guerras Púnicas 264 a.C. al 146 a.C. | El Enfrentamiento entre Cartago y Roma


Las Guerras Púnicas es el nombre dado a los tres enfrentamientos bélicos que sostuvieron Roma y Cartago entre 264 y 146 a.C.

El combate directo de la I guerra púnica comenzó en Córcega y Sicilia (264 a.C.). En principio, Roma era una gran potencia terrestre y Cartago dominaba el mar, pero la primera aprovechó los astilleros de sus aliados griegos y consiguió construir una gran flota de guerra en poco tiempo. Además, dotó a las naves con dispositivos para facilitar el abordaje y, de esta forma, los guerreros romanos, expertos en la lucha cuerpo a cuerpo, pudieron adaptar rápidamente sus tácticas a las batallas navales y derrotaron a la flota cartaginesa en Mylae (260 a.C.) y Ecnomus (256 a.C.). En 255 a.C., un ejército romano desembarcó cerca de Cartago, pero quedó inmovilizado y hubo de capitular al año siguiente. Una nueva flota de guerra, que el Senado romano ordenó construir, consiguió en las islas Égates una victoria decisiva sobre Cartago, que perdió Sicilia y tuvo que pagar una fuerte indemnización. Una rebelión de mercenarios de Cartago fue aprovechada por Roma para adueñarse de Córcega y Cerdeña (238 a.C.). El mar Tirreno en esos momentos era romano. Privada de las tres grandes islas del Tirreno, Cartago consiguió reforzar su imperio al aumentar sus posesiones en la Península Ibérica. Amílcar Barca se apoderó de los yacimientos mineros de Andalucía occidental y su yerno Asdrúbal fundó la gran base naval de Cartago Nova (227 a.C.). Roma, temerosa siempre de la expansión cartaginesa, extendió su protección a las colonias griegas de la costa nororiental de la Península.

La II guerra púnica dio comienzo cuando el caudillo cartaginés Aníbal, ante la superioridad romana en el mar, atravesó los Pirineos y los Alpes hasta invadir el N de Italia. Tras la batalla del río Tesino (218 a.C.), los pueblos galos del valle del Po se sublevaron contra Roma, cuyos ejércitos fueron derrotados en Trebia. En 219 a.C., Aníbal volvió a vencer en el lago Trasimeno y en 216 a.C., tras la victoria de Cannas, quedó inmovilizado en Capua. Roma desplazó un considerable ejército a la retaguardia cartaginesa y consiguió dominar la parte NE de la Península Ibérica. Los romanos conquistaron Cartago Nova (209 a.C.) y expulsaron a los cartagineses de la Península tras la conquista de Gadir. La guerra tomó un nuevo giro cuando dos legiones romanas al mando de Publio Cornelio Escipión desembarcaron en Cartago. El choque definitivo en Zama (202 a.C.) significó la victoria absoluta de las tropas romanas, que exigieron a Cartago unas condiciones muy duras para firmar la paz.

La III guerra púnica (149-146 a.C.) se inició con las hostilidades entre el rey númida Masinisa, protegido por Roma, y Cartago. Esta última no tuvo más remedio que implicarse en una guerra que acabó con el asalto de la ciudad. Los supervivientes fueron vendidos como esclavos, y su territorio se convirtió en la provincia romana de África.

 

¿cuales eran las funciones del Consul?


Era el Magistrado principal de la antigua República romana. Según la tradición, el cargo fue creado tras la expulsión de los reyes de Roma hacia el 510 a.C. y fue firmemente consolidado hacia el 300 a.C. Los cónsules siempre eran dos, y ocupaban el cargo sólo durante un año. Únicamente se diferenciaban de los reyes en que la ocupación del cargo era limitada y en que sus conciudadanos podían pedirles cuentas al final de sus mandatos. Nunca adoptaron la corona dorada, pero su vestimenta en casi todos los otros aspectos era regia. Negociaban los tratados de paz y las alianzas extranjeras, tenían el dominio supremo sobre el Ejército, nombraban a los tesoreros públicos y ejercían las funciones judiciales de la realeza. En el calendario, a los años se les daba el nombre de los cónsules.

Bajo los primeros tiempos de la República, los cónsules se llamaron en un principio pretores (más tarde una magistratura diferente) o jueces (iudices), nombraban a sus sucesores, quienes entonces eran elegidos anualmente por comicios o asambleas de ciudadanos romanos, conocidas como comitia curiata y comitia centuriata. Los candidatos al consulado bajo los últimos tiempos de la República eran normalmente aquéllos que habían ocupado magistraturas menores, tales como el cargo de cuestor. Durante bastante tiempo los cónsules fueron elegidos únicamente entre el populus o patricios, sin contar con la plebe. Sin embargo, con el tiempo, dos funcionarios plebeyos llamados tribuni plebis fueron nombrados rivales democráticos de los cónsules aristocráticos. Todo ello llevó finalmente a la apertura del consulado a los plebeyos y en el 367 a.C. las famosas Leyes Licinias-sextinas (redactadas por Cayo Licinio Estolón y por Lucio Sextio Sextino Laterano) ordenaban que uno de los cónsules debía pertenecer a esa clase.

El establecimiento de nuevas magistraturas, tales como la de censor después del 443 a.C. y la de edil y pretor después del 367 a.C., disminuyó el alcance de la jurisdicción consular. Las responsabilidades de cada uno de los dos cónsules eran compartidas o alternadas en la medida de lo posible. El poder (imperium) de cada uno era supremo, siempre que no fuera en contra del otro. En tiempos de guerra el Ejército era dividido entre ellos y el mando militar alternado diariamente. Según se iba consiguiendo territorio, las distintas partes o secciones (provinciae) eran asignadas a cada cónsul. De esta costumbre se deriva la asignación de provincias a los cónsules tras terminar su mandato y la práctica regular de dividir las provincias con propósitos administrativos entre antiguos magistrados; los cónsules que habían acabado su mandato se convertían en gobernadores provinciales llamados procónsules.

Durante el Imperio romano, que conservó las instituciones de la República pero modificó sus formas, preservó el consulado. Los cónsules eran elegidos por el Senado después del 14 d.C., y el cargo fue el más alto al cual un ciudadano particular podía aspirar, aunque con menor autoridad y finalmente sólo nominal. El último cónsul civil fue elegido en el 541 d.C.

Senado romano, asamblea que tuvo un papel de significado variable en el gobierno de Roma. Aunque el poder, que ejerció hasta el final del Imperio, varió, el Senado siempre fue una constante en el sistema político romano.

Según la leyenda, Rómulo, el mítico fundador de Roma, convocó al Senado por primera vez. Sin embargo, la información cierta más antigua indica que en el periodo de la Monarquía era un cuerpo consultivo de 300 patricios que tenía gran poder. No obstante, cuando el sistema monárquico finalizó en el 510 a.C., el Senado se convirtió en un consejo asesor de los dos cónsules. Aunque sus declaraciones disfrutaban de considerable influencia y gran respeto, el Senado en este periodo estaba totalmente dominado por el poder y la dirección de los cónsules.

Durante los dos últimos siglos de la República romana, la función del Senado sufrió importantes alteraciones y adquirió poderes importantes, dejando de estar sujeto a la autoridad de los cónsules. Desde este periodo, los poderes del Senado crecieron durante algún tiempo, en el 81 a.C. era la principal fuente de poder en Roma y asesoraba sobre todos los aspectos del gobierno.

Sin embargo, los tribunos no aceptaron esta influencia, y al final de la República el Senado comenzó a perder su poder. Aunque Augusto restituyó el prestigio del Senado, la asamblea nunca recuperó los poderes que había tenido antes, y se limitó a ejercer como cuerpo auxiliar consultivo del emperador. En este periodo el Senado se convirtió prácticamente en un mero tribunal de justicia. Las reformas imperiales introducidas por Diocleciano a finales del siglo III d.C. terminaron por sumir al Senado en una profunda crisis de la que ya nunca salió, hasta su momentánea desaparición hacia el siglo VI, de la que pareció resurgir a partir del siglo XI en otra coyuntura política del poder romano.

Provincias romanas

Todo territorio anexionado se convertía en provincia y era confiado a un pretor o a un promagistrado.

Sicilia (227 adC).

Córcega-Cerdeña (227 adC).

África : África Vetus o Proconsular (146 adC). África Nova (46 adC).

Hispania: (Citerior y Ulterior) (197 adC).

Galia: (Galia Narbonense (120 adC) y Comata (50 adC)).

Grecia: (Macedonia (148 adC) e Iliria (60 adC)).

Asia: (Asia (129 adC), Cilicia (101 adC), Bitinia (74 adC), Ponto (63 adC), Siria (63), Chipre (58 adC).

Cirenaica – (74 adC).

Egipto – (30 adC).

¿ que significa S.P.Q.R.?


SENATUS POPULUS QUE ROMANUS

es el acrónimo de la frase latina Senatus Populus-Que Romanus, cuya traducción es “el Senado y el Pueblo Romano”. Hay varias versiones acerca del correcto significado del acrónimo, dependiendo de la declinación de la última sigla, la R, que podría declinarse como Romanus (pueblo romano) o Romæ (pueblo de Roma), siendo estas dos formas las más comunes. La primera versión es la que nos ofrece la Columna Trajana.

Fue emblema de los estandartes de las legiones romanas así como el nombre oficial de la República Romana y del Imperio Romano. También aparece en el actual escudo de armas de la ciudad de Roma, así como en cada alcantarilla (por iniciativa de Mussolini, que también lo utilizó en numerosas ocasiones para hacer propaganda para su régimen) y demás mobiliario urbano de la ciudad.

Como dato anecdótico, un significado humorístico del acrónimo lo proporciona la frase italiana Sono pazzi questi Romani, cuya traducción sería “Estos romanos están locos”, una frase muy utilizada por el personaje de Obélix en los cómics de Astérix.

Una curiosidad más, en la mayoría de procesiones andaluzas, durante la Semana Santa, se suele llevar una insignia rematada por un águila y con la leyenda SPQR, en recuerdo de la dominación romana durante la Pasión de Cristo. Lo mismo ocurre en la localidad murciana de Alguazas, donde sus antiquísimos “armaos”, o Tropa Romana, también lo usan como emblema.

 

Esclavitud en Roma y Grecia


¿Quienes podían ser esclavos?

  • LOS BARBAROS O EXTRANJEROS:

En Grecia eran considerado esclavos todos los no Griegos, los Barbaros por ejemplo, eran esclavos por naturaleza. Por eso la mayor parte de los esclavos griegos eran extranjeros: Tracios, Escitas…..

-los propios griegos o romanos:

Aunque ni estuviera bien visto, tambien los prpios griegos o romanos podían caer en la esclavitud.

Formas de caer en la exclavitud:

PRISIONEROS DE GUERRA:

La mayor parte de los esclavos procedian de los prisioneros de guerra, a veces por este medio se capturaban ciudades enteras.

ESCLAVITUD POR DEUDAS:

Cuando un hombre libre no podia hacer frente a sus deudas con sus bienes o porque no los tuviera, debía responder con su propia persona o con la de los suyos (Generalmente esclavos a su cargo).

  • ESCLAVOS NACIDOS EN CASA:

Cualquier hijo de un esclavo, al nacer se convertía automáticamente en esclavo.

HOMBRES LIBRES CAPTURADOS POR PIRATAS:

Si un hombre libre, mediante su viaje caía apresado por piratas era vendido o se convertía en prisionero al servicio de los piratas.

NIÑOS VENDIDOS POR SUS PADRES:

En muchas ocasiones eran los padres en apuros económicos los que vendían a sus propios hijos.


MANUMISIÓN

Los esclavos tenían la posibilidad de comprar la libertad pagando a su amo lo que mismo había costado.

Pero en cambio el metodo más habitual de conseguir la libertas era mediante la Manumisión (del Latin Manumittere) que en la antigua Roma , es el nombre que recibía el proceso de liberar a un esclavo, tras lo cual se convertía en un hombre libre o, incluso, en un ciudadano romano con plenos derechos.

La manumisión fue una práctica común en Roma y sus territorios a lo largo de su historia. Un esclavo , por afecto, favores prestados, méritos, cualidades personales, buena voluntad del propietario, podía convertirse en liberto e incluso ser aceptado e incorporado a la alta sociedad romana, como es caso de algunos libertos imperiales, que por el sistema de promoción social, así como por su excepcional riqueza o experiencia, alcanzaron la cima de la escala social llegando a desempeñar cargos políticos gracias al apoyo de la aristocracia romana. Pero lo más habitual era que se les siguiera viendo como siervos, no permitiéndoles olvidar su pasado, y la mayor parte de los libertos simplemente subieron un peldaño en la estratificación social romana, pasando a formar parte de la plebe y con ello la necesidad de ganarse la vida con su trabajo, por lo que muchos de ellos siguieron trabajando para sus anteriores propietarios, ahora patronos.

Había formas diferentes de Manumisión:

PER VINDICTAN: El amo defendia al esclavo delante de un magistrado y le concedía la libertad

MANUMISSIO CENSU: El amo inscribia al esclavo en el censo de los ciudadanos.

MANUMISSIO TESTAMENTO: en el que el amo registraba en su testamento que quería dar la libertad al esclavo una vez el hubiera muerto.

– MANUMISSIO INTER AMICOS: en el cual el amo expresaba delante de unos amigos que quería liberar al esclavo.

MANUMISSIO PER MENSAM: en el que el señor invitaba al esclavo a su mesa y le expresaba su deseo de darle la libertad. Estas dos últimas poco aceptadas por la sociedad.

CONSEGUIDA ESTA LIBERTAD PASABA ALA SITUACIÓN DE:

Liberto (Libertus, en Roma) y Meteco (Metoikos en Grecia)

El esclavo quedaba ligado a su antiguo dueño por una serie de obligaciones, por lo que su amo pasaba a ser su patrono o protector.

EL TRATO SUFRIDO POR LOS AMOS

-MALOS TRATOS: Las relaciones entre amo y esclavo no siempre eran buenas por lo que en muchos casos los esclavos estaban expuestos a torturas e incluso a la muerte. Las torturas mas frecuentes eran los azotes y las muertes mas repetidas eran la crucifixión o en el circo romano deborado por las fieras o por lo gladiadores.

-ESCLAVOS FUGITIVOS: En Roma cuando un esclavo era capturado se le marcaba la frente con un hierro incandescente la iniciales (Fug de Fugitivus), y si había robado (Fur) en latín ladrón.

EL TRABAJO QUE DESEMPEÑABAN

-LABORES AGRÍCOLAS : La mayoría trabajaban en las tierras de sus amos en diferentes labores agrícolas: siembra, recolección, accionando piedras del molino,… Labores muy duras y que generalmente estaban destinadas a los peores esclavos como castigo.

-LABORES DE DOCENCIA: Los esclavos más codiciados y por los que más alto precio se pagaba eran los griegos, ya que entre ellos había muchos (Arquitectos, Filosofos, Medicos, etc) y eran los encargados de la educación de los hijos de la nobleza.

Villa Adriana: la Villa del Emperador Adriano


La villa de Adriano, conocida comúnmente como Villa Adriana, es uno de los más famosos complejos arqueológicos romanos. Está situada a 23 kilómetros de Roma, en las afueras de Tívoli.

Historia

La villa fue creada en Tibur (actual Tívoli) como lugar de retiro de Roma por el emperador Adriano en el siglo II. Se decía que a Adriano le disgustaba el palacio del monte Palatino de Roma, lo que le llevó a construir este lugar de retiro, donde pasó los últimos años de su vida y desde donde gobernó el imperio. Una gran corte, por lo tanto, vivió allí de manera permanente.

Después de Adriano, la villa fue usada por varios de sus sucesores. Durante el declive del Imperio Romano, la villa cayó en desuso y quedó parcialmente en ruinas. En el siglo XVI, el cardenal Hipólito II de Este hizo que gran parte de los mármoles y estatuas de la villa se trasladara para decorar su propia residencia (Villa de Este) ubicada en las cercanías. Entre las estatuas que había aquí se citan una copia del Discóbolo de Mirón, las ocho musas de Cristina de Suecia (Museo del Prado) y posiblemente la Diana de Versalles (Museo del Louvre).

Estructura y arquitectura

La Villa Adriana era un complejo de más de 30 edificios en una extensión de al menos un kilómetro cuadrado, gran parte de la cual aún está sin excavar. La villa fue el más grande ejemplo romano de un jardín tipo alejandrino, recreando un paisaje sagrado.

La Villa es como una pequeña ciudad con palacios, fuentes, varias termas, bibliotecas, teatro, templos, salas para ceremonias oficiales y habitaciones para los cortesanos, los pretorianos y los esclavos.

Reunió distintas construcciones que representan diferentes lugares y monumentos del mundo romano. Por ello muestra ecos de diferentes órdenes arquitectónicos, en su mayor parte griegos y egipcios. Adriano, un emperador que viajó mucho, tomó prestados estos diseños, como las cariátides para el Canopo, junto con las estatuas junto a ellos representando al dios egipcio de la fertilidad, Bes. La biografía de Adriano afirma que las zonas de la villa recibieron su nombre de lugares que el emperador vio durante sus viajes. Sólo unos pocos lugares mencionados en la biografía pueden tener un correlato preciso con las ruinas de la actualidad.

Una de las partes de la villa más sorprendentes y mejor conservadas son una piscina y una gruta artificial que recibieron el nombre de Canopus («Canopo») y Serapeum, respectivamente. Canopus era una ciudad egipcia donde había un templo (Serapeum) dedicado al dios Serapis. Sin embargo, la arquitectura tiene influencias griegas (lo cual es típico en la arquitectura romana del Alto y Tardío Imperio) como puede verse en las columnas corintias y las copias de famosas estatuas griegas que rodean la piscina. Del agua emergía un cocodrilo esculpido con todo detalle.

Una anécdota involucra al Serapeum y su cúpula en forma peculiar. Un destacado arquitecto de la época, Apolodoro de Damasco, despreció los diseños de Adriano, comparando la cúpula del Serapeum con una «calabaza». La cita íntegra es: «Vete y dibuja tus calabazas. No sabes nada de estos asuntos arquitectónicos». Cuando Adriano se convirtió en emperador, Apolodoro sufrió el exilio y más tarde se ordenó su muerte.

Una estructura interesante en la villa es el llamado Teatro marítimo. Consiste en un pórtico redondo con una bóveda sostenida por pilares. Dentro del pórtico hay una piscina en forma de anillo con una isla central. En la Antigüedad la isla estaba conectada con el pórtico por dos puentes levadizos. En la isla hay una pequeña villa romana completa, con un atrio, una biblioteca, un triclinium y pequeños baños. Muestra estilo jónico clásico. La zona fue usada probablemente por el emperador como un retiro de la atareada vida cortesana.

Los edificios más importantes son:

  • La Piazza d’Oro, grandioso peristilo.
  • El Pecile es una reconstrucción de la Stoà poikìle o Stoa pecile (pórtico pintado) que era el centro político y cultural de la ciudad de Atenas, por la que se paseaban los estoicos que de ella tomaron su nombre, la predilecta de Adriano durante sus numerosos viajes.
  • Edificio con tres exedras.
  • El teatro griego.
  • Las Termas Pequeñas, destinadas a los sirvientes.
  • Las Termas Grandes, destinadas a la nobleza
  • Templete circular de Venus.
  • Los cien cuartitos, destinados al personal de servicio.

En 1998 los restos de la monumental tumba de Antínoo, o un templo a su memoria, fueron descubiertos en la Villa.

Estructura y arquitectura

Villa Adriana, fue construida en varias fases. El Emperador podía ver desde la zona conocida como «el teatro griego», cuya peculiar estructura permitía a Adriano, contemplar las obras de su complejo.

Se puede decir además que hay una planificación previa en la construcción, ya que debajo se excavaron previamente una serie de túneles y galerías que permitían el movimiento del servicio y de los animales, sin tener que mezclarse así con el Emperador y sus invitados, que podían disfrutar libremente del complejo.

Se ha constatado cuatro fases de construcción en Villa Adriana.

El fuego griego, la misteriosa sustancia empleada por los bizantinos para frenar los ataques árabes


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  • Incluso hoy se desconoce la composición exacta de la fórmula original perdida en los saqueos a Constantinopla de 1204. Los bizantinos guardaron celosamente el secreto y se cree que la mezcla incluía nafta (una fracción del petróleo también conocida como bencina) y azufre
  • Imperio Bizantino

Uso del fuego griego, según una ilustración de una crónica bizantina.

Constantinopla, la segunda Roma, sobrevivió toda la Edad Media a los ataques musulmanes como una isla cristiana a las puertas de Oriente y un agente de equilibrio entre ambos mundos. Las murallas de la ciudad, su poder militar, su capacidad de adaptarse a los tiempos sin renunciar a las tradiciones romanas…. muchos elementos explican la longevidad del Imperio bizantino, pero ninguna responde a la pregunta de cómo pudieron prevalecer ante asedios que llevaron a miles de naves a sus puertas. Un arma secreta, incluso hoy imposible de desentrañar, salvó al menos en dos ocasiones al último imperio romano de su destrucción.

El fuego griego recibió muchos nombres en la Antigüedad: «fuego romano» para los árabes, «fuego griego» para los cruzados que se dirigían a tierra santa y «fuego bizantino» para los otomanos. Entre los siglos VII y XIII, el Imperio bizantino empleó una sustancia inflamable en las batallas navales y en los asedios contra Constantinopla, que le daba una clara ventaja táctica y tecnológica contra enemigos con recursos y hombres muy superiores. Este fuego era capaz de arder sobre el agua y la única forma de apagarlo era asfixiándolo. Tratar de apagarlo con agua solo avivaba aún más la llama. Y si bien hoy en día se utilizarían espumas y polvo químico para extinguir el fuego, en la Antigüedad y la Edad Media la única posibilidad probablemente sería la de usar orina (por su alto contenido en sales inorgánicas y urea), esteras de esparto e si acaso vinagre.

El secreto mejor guardado de la historia militar

Los bizantinos usaban dos métodos para lanzar el líquido inflamable. Uno de ellos consistía en derramar a presión la sustancia a través de un inyector con un ajuste giratorio, después de que un brasero instalado en el barco calentara previamente la mezcla. Otro forma era llenando granadas de cerámica con el material y arrojándolas sobre los barcos enemigos, siempre buscando prender sus velas. Cuando el líquido rozaba el agua o alcanzaba cierta temperatura entraba en ignición e incendiaba las embarcaciones enemigas. Entonces se producían «truenos» y una aparatosa nube de humo. Además de los efectos destructivos, hay que tener en cuenta que la sustancia resultaba tóxica para quienes la respiraban.

El hecho de que incluso hoy resulte un misterio saber la composición exacta de esta sustancia convierte la fórmula en uno de los secretos mejores guardados de la historia del mundo. Los bizantinos guardaron celosamente el secreto y los fabricantes vivían aislados del mundo exterior, hasta el punto de que hoy en día solo cabe especular sobre los componentes y las proporciones, sin que existan muestras o documentos que estudiar. La mezcla incluía probablemente nafta (una fracción del petróleo también conocida como bencina), azufre y amoníaco, si bien se desconocen los porcentajes de cada sustancia. El nafta haría que el líquido no se mezclara con el agua, mientras que el azufre actuaría como combustible.

No obstante, otras investigaciones han propuesto dosis de cal viva, que al entrar en contacto con el agua eleva su temperatura hasta los 150 grados, o mezclas que contengan nitrato, salitre, resina o grasa.

Ya en el año 214 a. C., se considera que el inventor griego Arquímedes había usado una sustancia también inflamable para combatir al ejército romano en su intento de conquistar la ciudad griega de Siracusa. Pero nada demuestra que su fuego griego fuera el mismo que el bizantino… La invención de este segundo se le atribuye a un ingeniero militar llamado Callínico, procedente de la actual Siria, que llegó a Constantinopla en los días previos al primer gran asedio árabe de 674. Se cree, no obstante, que el propio Callínico se basó en los trabajos del alquimista, astrónomo e inventor griego Esteban de Alejandría, que se trasladó en 616 a Constantinopla.

Todas estas fechas flotan en torno al primer gran asedio árabe de Constantinopla, cuando la lucha entre el Imperio bizantino y el Califato Omeya devino en el asedio de la gran ciudad, bajo el mando de Constantino IV. En esta batalla, los omeyas fueron incapaces de abrir una brecha en las Murallas Teodosianas, que bloqueaban la ciudad a lo largo del Bósforo, y fueron derrotados a nivel marítimo gracias al invento de aquel sirio loco. La armada bizantina lo utilizó decisivamente para destrozar a la marina omeya en el mar de Mármara y en la posterior batalla de Silea, en las costas de Panfilia, en el año 678. El cronista Teófanes menciona en sus textos la sorpresa táctica que supuso el fuego para los árabes durante el largo asedio de cuatro años:

«Por entonces había huido a territorio romano un arquitecto de Heliópolis de Siria llamado Calínico, inventor del fuego marino, gracias al cual los navíos árabes se incendiaron y todas sus tripulaciones se quemaron. Así los romanos volvieron vencedores y descubrieron el fuego marino».

El arma se continuó utilizando hasta 1204, cuando se perdió la fórmula original durante los saqueos y destrucción que sufrió Constantinopla en la cuarta cruzad

Durante año las acometidas árabes perecieron ante la superioridad de la flota bizatina. En el 717, las fuerzas musulmanas aprovecharon un periodo de inestabilidad bizantina para iniciar un nuevo asedio. Después de casi un año de cerco, una escuadra árabe compuesta por 400 naves de refuerzo se sumó a las 300 naves que mantenían el asedio en Constantinopla. Una superioridad numérica que no amilanó a la flota bizantina, que, recuperando la sustancia de Calínico, contraatacó por sorpresa hacia las naves árabes. Esto puso en fuga a los árabes y muchas naves fueron destruidas por el «fuego griego», encaminando el asedio a su último desenlace.Pasada la sorpresa inicial de estos dos asedios, los árabes aprendieron a combatir este fuego, que en tierra resultaba poco útil y en el mar su empleo era limitado. Árabes, venecianos, písanos, normandos y demás rivales del Imperio bizantino aprendieron a contrarrestar los efectos del fuego griego y a neutralizar su valor táctico. El arma se continuó utilizando hasta 1204, cuando se perdió la fórmula original durante los saqueos y destrucción que sufrió Constantinopla en la cuarta cruzada. Sin la mezcla primitiva, los ingenieros bizantinos buscaron alternativas en otras sustancias inflamables usadas en la Antigüedad, aunque su poder de destrucción nunca alcanzó la densidad del fuego griego original. Estas mezclas alternativas fueron la que probablemente usaron para defenderse del Imperio otomano en 1453, año en el que cayó definitivamente la ciudad.