La exposición Códices de México, Memorias y Saberes celebra los 50 años del Museo Nacional de Antropología y los 75 años del Instituto Nacional de Antropología e Historia


La exposición Códices de México, Memorias y Saberes celebra los 50 años del Museo Nacional de Antropología y los 75 años del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Por primera vez, en su historia, los códices resguardados en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia se muestran al público para compartir su belleza artística, la profundidad de su contenido y su relevancia universal.

Para los antiguos mexicanos el tiempo permeó todos los aspectos de su vida. Ordenó y dotó la continuidad el quehacer cotidiano y extraordinario de individuos y pueblos enteros.

La cosmovisión prehispánica dividía el tiempo en dos: el que permanecía en los entes sobrenaturales –dioses y fuerzas sobre humanas– y el de los hombres. Ambos coexistían: mientras los dioses creaban y dirigían a voluntad el destino delos hombres, estos realizaban rituales y sacrificios humanos con los que intentaban propiciar, conciliar, suplicar e incluso coaccionar a aquellos seres para obtener un beneficio.

La creencia de los hombres se reflejaban incluso en el cómputo y registro del tiempo por medio de distintos calendarios: en torno a ellos nombraban y dotaban de un destino a los recién nacidos, pronosticaban fenómenos meteorológicos y fijaban las fiestas en honor a las deidades. Los códices y ruedas calendáricas son un punto de convergencia entre dioses, naturaleza e humanos. Su estudio nos permite vislumbrar una de las aristas del complejo universo indígena de los pueblos de México.

En la antigüedad, la tierra fue un elemento fundamental en la definición de la naturaleza mesoamericana. Aún hoy el territorio es concebido como lugar de origen y retorno; es ahí donde se entierra el ombligo después de nacer y a donde siempre regresaremos al final de nuestros días.

En los códices prehispánicos se representaron espacios míticos y terrenales. En los primeros los dioses dotaron al hombre de los conceptos fundamentales de pensamiento; los segundos sirvieron para dejar constancia del escenario geográfico donde los gobernantes llevaron a cabo sus hazañas de guerra y conquista o alianzas matrimoniales.

Con la llegada de los españoles, los pueblos mesoamericanos se vieron en la necesidad de defender el espacio que les pertenecía ante el nuevo orden de gobierno. Por tal motivo elaboraron códices y lienzos en los que además de representar su territorio, añadieron datos históricos y genealógicos que ayudarían a comprobar la posesión de la tierra desde tiempo inmemorial. Ahora dichos documentos son fuente de identidad y pertenencia de los pueblos indígenas de México.

Los gobernantes prehispánicos considerados –según la creencia de ese tiempo- una extensión de los dioses en la Tierra, conjuntaron en su persona el poder económico, militar e ideológico en Mesoamérica.

Crearon una organización política bien estructurada y por medio de ella conducían al vulgo según sus intereses. Con el mismo fin, su relación con la divinidad tenía que ser renovada constantemente ante los ojos del pueblo, pues el prestigio y dominio que conquistaron dependían de ese vínculo. Para ello, los sueños utilizaron la sabiduría de médicos y sacerdotes, ya que eran conscientes de la supremacía que el Estado obtenía al monopolizar el conocimiento.

Lo anterior se hace evidente en los códices: en sus registros advertimos genealogías de nobleza dirigente proeza de conquistadores, sometimiento de pueblos enteros y la cantidad de tributos obtenidos después de una guerra. De igual manera en esos documentos es posible señalar mitos, ritos y relatos históricos.

Siglo XVI

Siglo XVII

Siglo XVIII

 

Siglo XIX

Descubren un río de hidrógeno que fluye por el espacio


ABC.es

  • Este débil filamento de gas se dirige hacia la cercana galaxia NGC 6946 y puede ayudar a explicar la formación de estrellas
Descubren un río de hidrógeno que fluye por el espacio

D.J. Pisano (WVU); B. Saxton (NRAO/AUI/NSF)
La galaxia NGC 6946

Astrónomos de la estadounidense Universidad de West Virginia han descubierto una especie de río de hidrógeno nunca antes visto que fluye a través del espacio. Este filamento de gas muy débil se dirige hacia la cercana galaxia NGC 6946 y puede ayudar a explicar cómo algunas galaxias espirales mantienen su ritmo constante de formación de estrellas.

«Sabíamos que el combustible para la formación de estrellas tuvo que venir de alguna parte. Sin embargo, hasta ahora solo hemos detectado el 10% de lo que sería necesario para explicar lo que observamos en muchas galaxias», explica el astrónomo D.J. Pisano. «Una teoría dominante dice que ríos de hidrógeno, conocidos como flujos fríos, pueden estar transportando hidrógeno a través del espacio intergaláctico, impulsando la formación de estrellas clandestinamente. Pero este hidrógeno ha sido, sencillamente, demasiado difuso para haber sido detectado hasta ahora».

Las galaxias espirales, como nuestra Vía Láctea, mantienen un ritmo tranquilo pero constante de formación de estrellas. Otras, como la NGC 6946, a unos 22 millones de años luz de la Tierra, en la frontera de las constelaciones Cepheus y Cygnus, son mucho más activas. Esto plantea la cuestión de lo que impulsa la formación sostenida de estrellas en nuestra galaxia y otras similares.

Estudios anteriores del vecindario galáctico alrededor de NGC 6946 revelaron un gran halo de hidrógeno, una característica comúnmente observada en las galaxias espirales, que puede estar formada por el hidrógeno expulsado del disco de la galaxia por la intensa formación de estrellas y explosiones de supernova. Un flujo en frío, sin embargo, sería el hidrógeno llegado de una fuente completamente diferente: el gas desde el espacio intergaláctico que nunca ha sido calentado a temperaturas extremas por el nacimiento de una estrella o por procesos de supernova.

Un encuentro cercano

Utilizando el Green Bank Telescope (West Virginia, EE.UU.), Pisano fue capaz de detectar el brillo emitido por el gas hidrógeno neutro que conectaba la galaxia NGC 6946 con sus vecinos cósmicos. Los astrónomos siempre han teorizado que las galaxias más grandes podrían recibir un flujo constante de hidrógeno frío llegado de otras compañeras menos masivas. Al observar NGC 6946, el GBT detectó justo el tipo de estructura filamentosa que estaría presente en un flujo frío, aunque hay otra explicación probable para lo que se ha observado. También es posible que en algún momento en el pasado esta galaxia tuviera un encuentro cercano con sus vecinas, dejando una franja de hidrógeno neutro en su estela.

Si ese fuera el caso, sin embargo, debería haber una pequeña pero observable población de estrellas en los filamentos. Más estudios ayudarán a confirmar la naturaleza de esta observación y podrían arrojar luz sobre el posible papel que los flujos fríos juegan en la evolución de las galaxias. La investigación aparece publicada en la revista Astronomical Journal.

El enigma de las estrellas monstruosas


ABC.es

Científicos creen haber encontrado la explicación a cómo se formaron los cuatro soles más descomunales jamás descubiertos, uno de ellos 300 veces la masa del Astro rey

El enigma de las estrellas monstruosas

Descomunales, atroces. Cualquier adjetivo se queda corto ante las dimensiones de cuatro estrellas «monstruosas» descubiertas por un equipo científico en 2010. Una de ellas, la más pesada (conocida como R136a1), es más de 300 veces más masiva que nuestro Sol y diez millones de veces más luminosa. Si reinara en nuestro Sistema solar, el año se reduciría a tres semanas y la vida en la Tierra sería imposible. Estos exóticos soles están ubicados en el cúmulo estelar gigante R136, en la cercana galaxia de la Gran Nube de Magallanes, a 165.000 años luz de distancia. Nada parecido ha sido visto en ningún otro lugar, lo que lleva a los científicos a preguntarse qué las hace tan especiales. ¿Por qué son tan desmesuradamente grandes? Un grupo de astrónomos de la Universidad de Bonn cree tener una explicación, que ha publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society. Resulta que sus enormes dimensiones se deben a unos brutales choques cósmicos.

La Gran Nube de Magallanes es el tercer satélite más cercano a la Vía Láctea y contiene alrededor de 10.000 millones de estrellas. Tiene muchas regiones de formación estelar, pero la más activa es, con diferencia, la Nebulosa de la Tarántula, de un diámetro de 1.000 años luz, donde fueron encontradas las cuatro estrellas supermasivas. Su cuna es un joven cúmulo de estrellas denominado R136, una brillantísima guardería estelar.

Las cuatro estrellas monstruo rompieron las reglas que se daban por válidas hasta entonces sobre formación estelar. Se creía que ninguna estrella podía tener una masa superior a las 150 masas solares. Sin embargo, las cuatro estrellas ultramasivas recién descubiertas son una excepción a este límite. ¿Significa eso que el nacimiento de las estrellas en esa región está sucediendo de una manera muy diferente al de otros lugares del Universo? Si así fuera, pondría en entredicho el carácter universal del proceso de formación de estrellas, una premisa fundamental de la astronomía moderna.

Choques estelares

El grupo de Bonn simuló por ordenador el cúmulo con más de 170.000 estrellas estrechamente unidas. Al principio, las estrellas eran de una masa normal y se distribuyeron de la forma esperada. Para calcular cómo este sistema relativamente básico cambiaba a través del tiempo, el modelo tenía que resolver 510.000 ecuaciones muchas veces. La simulación se complica por el efecto de las reacciones nucleares y la energía liberada por cada estrella que se produce cuando dos estrellas chocan, un evento frecuente en un entorno tan apretado.

«Una vez que estos cálculos se hicieron, quedó claro que las estrellas ultramasivas no son un misterio», dice Sambaran Banerjee, autor principal de la investigación. Las estrellas empezaron a aparecer muy temprano en la vida de la agrupación. Con tantas estrellas masivas en pares binarios apretados, muy juntos, son frecuentes los encuentros al azar, y algunos resultan en colisiones de estrellas, en las que dos se funden en objetos más pesados. El resultado son las estrellas ultramasivas.

«Imaginemos dos estrellas muy voluminosas que orbitan muy cerca entre sí pero que son separadas por la atracción gravitatoria de las estrellas vecinas. Si su órbita circular inicial se estira lo suficiente, entonces las estrellas chocan entre sí a medida que pasan, lo que provoca una sola estrella ultramasiva», explica Sambaran. Esta teoría supone un alivio para los científicos, ya que cumple con las reglas de formación de estrellas hasta ahora conocidas.

La ‘Shenzhou 8’ vuelve a la Tierra tras el primer acoplamiento espacial chino


EFE – El Mundo

  • Hasta ahora, sólo EEUU y Rusia han hecho acomplamientos de naves
  • Con esta misión China quiere demostrar que puede tener bases permanentes
  • Se espera que mande en 2012 una misión tripulada al espacio
  • China planea instalar su primer laboratorio en el espacio hacia 2016

La nave china ‘Shenzhou 8’ aterrizó este jueves en las praderas de Mongolia Interior (norte de China), tras una misión de 16 días en la que llevó a cabo junto al módulo ‘Tiangong I’ el primer acoplamiento de vehículos espaciales en la historia del programa tecnológico chino.

El módulo de reentrada de la nave llegó a la atmósfera terrestre hacia las 19.00 hora local (12.00 hora peninsular española), desplegó un paracaídas y aterrizó poco después en la comarca de Siziwang, donde responsables del programa espacial chino lo recuperaron, según imágenes transmitidas en directo por el canal estatal CCTV.

La octava nave ‘Shenzhou’ («barco divino») fue lanzada el 1 de noviembre, y el 3 de noviembre llevó a cabo el primer acoplamiento espacial chino junto al módulo ‘Tiangong’ (‘palacio celestial’), una operación que se repitió el día 14.

Tras los pasos de EEUU y Rusia

El primer país capaz de unir dos aparatos espaciales en el cosmos fue EEUU, con el acoplamiento de la ‘Gemini 8’ con un módulo ‘Agena’ en 1966, tras lo cual le siguió la Unión Soviética en 1969, con la unión de las ‘Soyuz’ 4 y 5.

Con este avance, China, también el tercer país que llevó un astronauta al espacio (en 2003), quiere demostrar que está equipada tecnológicamente para trabajar en bases permanentes en el cosmos, frente a las reticencias de países como EEUU a que Pekín participe en la Estación Espacial Internacional (ISS).

En 2012, la novena y la décima naves de la serie Shenzhou también se acoplarán al módulo y al menos una de ellas irá tripulada, seguramente, por la primera mujer astronauta del país asiático.

China planea instalar su primer laboratorio en el espacio hacia 2016 y disponer de una base espacial permanente a finales de esta década.

La NASA se lanza en búsqueda de vida extraterrestre


EFE – ADN

La Agencia Espacial Estadounidense pone en marcha su primera misión para buscar actividad biológica más allá de la Tierra

La NASA pondrá esta semana en marcha su primera misión con capacidad para responder al interrogante que sacude al Hombre desde los albores del conocimiento: ¿Hay vida más allá de la Tierra?

Los científicos han descartado virtualmente toda posibilidad de que exista algún tipo de actividad biológica como la que conocemos en la Tierra.

Como resultado, la esperanza de encontrarla está en los exoplanetas, cuerpos que giran en torno a otras estrellas más allá del sistema solar. Hasta ahora, mediante diversos sistemas de detección, los astrónomos han confirmado la existencia de más de 320 exoplanetas.

Y en el comienzo de esa búsqueda la agencia espacial estadounidense lanzará el observatorio Kepler que partirá el viernes en un largo viaje cósmico montado en un cohete Delta II desde Cabo Cañaveral, en la península de la Florida.

Esta es la primera misión con la capacidad de encontrar planetas como la Tierra, planetas rocosos que se hallen en una zona cálida en la que se pueda mantener en su forma líquida el agua, elemento esencial para la formación de vida, dijo la NASA en un comunicado.

«Kepler es un componente crucial de los esfuerzos de la NASA por encontrar y estudiar planetas con características similares a las de la Tierra», señala Jon Morse, director de astrofísica de la agencia espacial en Washington. Según el científico, el censo planetario que realice Kepler ayudará a comprender la frecuencia en que existen esos planetas en la Vía Láctea.

Viaje intergaláctico

Tras un viaje intergaláctico de 3,5 años, Kepler iniciará la búsqueda en la «minúscula» región de Cygnus-Lyra, que contiene alrededor de 100.000 estrellas similares a nuestro Sol.

Con sus instrumentos, Kepler determinará la existencia de los exoplanetas a través de los cambios de luz que reflejen sus estrellas cuando pasen entre ellas y el observatorio.

Teóricamente, si esos cuerpos observados por Kepler fueran similares a la Tierra tendrían que completar una órbita de alrededor de un año en torno a su estrella.

Una vez detectado uno de esos planetas, su estudio podrá ser continuado por los telescopios Hubble y Spitzer de la NASA, según la agencia espacial.

La NASA estrellará una nave en la Luna para determinar si hay agua helada


Europa Press – ADN

Se trata de una de las primeras misiones dentro del plan de la NASA para el retorno del ser humano a la Luna e iniciar el establecimiento en el satélite hacia 2020

La NASA pone a punto su misión para encontrar agua helada en la Luna por un procedimiento novedoso: estrellar una nave y analizar después la «humareda» provocada en el satélite. Se trata del proyecto LCROSS (Satélite para la Observación y Detección de los Cráteres Lunares), que ya ha sido enviado por su fabricante, Northrop Gruman, hasta el Centro Espacial Kennedy, en Florida para su lanzamiento esta primavera, a primeros de abril.

La misión primordial del satélite es la búsqueda de agua helada en la Luna, concretamente en un cráter permanentemente oculto cerca de uno de los polos. LCROSS es un satélite de bajo coste y rápida construcción, que realizará su misión junto al Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO). En el centro de lanzamiento, los dos aparatos serán integrados en un cohete Atlas V Centauro. Se trata de las primeras misiones dentro del plan de la NASA para el retorno del ser humano a la Luna e iniciar el establecimiento estable en nuestro satélite hacia 2020.

Según lo previsto, tras su lanzamiento, el LCROSS y la fase superior del cohete volarán hacia la Luna y entraran en una órbita que prevé el impacto contra la superficie. En la aproximación final, el satélite y el cohete se separarán. Será entonces cuando el Centauro se estrellará justo contra el cráter elegido para la investigación, provocando un destello de escombros que se elevará sobre la superficie.

Cuatro minutos después, el LCROSS pasará a través de esa columna de humo, recogiendo y enviando datos hasta la Tierra antes de estrellarse también contra la superficie lunar y crear un segundo penacho de escombros. Los científicos aprovecharán toda esa actividad en la normalmente imperturbable superficie de la Luna para determinar la presencia o ausencia de agua helada, un elemento clave para que el ser humano pueda establecerse en bases permanentes.

La NASA rinde tributo a sus mártires del espacio


EFE-ADN

La agencia espacial recuerda «a los héroes de Apolo 1, del Challenger y del Columbia, y a todos los que han entregado su vida por la causa de la exploración y el descubrimiento»

La NASA rindió hoy un homenaje en su sitio de internet a 17 astronautas que murieron mientras realizaban o preparaban misiones espaciales.

En enero «la familia de la NASA hace una pausa para rendir honores a los héroes de Apolo 1, del Challenger y del Columbia, y a todos los que han entregado su vida por la causa de la exploración y el descubrimiento», señaló la agencia espacial estadounidense.

El sitio incluyó las fotografías de los 17 astronautas fallecidos, así como reseñas de su vida en la NASA.

El 27 de enero de 1967, el veterano astronauta Gus Grisson, el primer caminante estadounidense del espacio Ed White y el especialista Roger Chafee realizaban una prueba previa al lanzamiento cuando se desató un incendio en la cápsula Apolo.

El siniestro causó la muerte de los tres y la investigación determinó que fue originado por un problema de diseño.

Casi 20 años después, el 28 de enero de 1986, el transbordador Challenger se desintegró 73 segundos después de partir del Centro Espacial Kennedy en Florida (EE.UU.) y el accidente se cobró la vida de sus siete tripulantes.

El 1 de febrero de 2003 el transbordador Columbia también se desintegró sobre el territorio de Texas, 16 minutos antes de poner fin a lo que había sido una exitosa misión científica.

La investigación determinó que un trozo de espuma aislante se desprendió del tanque externo durante el lanzamiento y perforó una de las alas del transbordador.

El agujero causó el estallido de la nave cuando hacía el reingreso en la atmósfera y la muerte de sus siete tripulantes.

En esa ocasión, el entonces presidente estadounidense George W. Bush señaló que tragedias como las sufridas por la NASA no impedirían que el país siga adelante con la exploración espacial.

«La Humanidad es conducida a las tinieblas más allá de nuestro mundo por la inspiración del descubrimiento y nuestro deseo de aprender. Nuestra epopeya en el espacio continuará», dijo entonces Bush.

Hasta siempre, Phoenix


EFE – ADN

La NASA da por perdida definitivamente la sonda marciana que confirmó que en los polos de Marte hay agua en forma de hielo | Una ténue señal captada ayer por la Odyssey fue su lacónica despedida

La NASA anunció hoy que ha dado por perdido, de forma definitiva, el laboratorio «Phoenix» que durante tres meses de operaciones confirmó la existencia de agua en Marte.

Un comunicado del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) indicó que tras casi un mes de esfuerzos para recuperar las comunicaciones, la agencia dejó de utilizar los orbitadores en torno al planeta para revivir el laboratorio y volver a escucharlo.

«Como se esperaba, la reducción de la luz solar (en el hemisferio norte del planeta) ha dejado al ‘Phoenix’, que operaba con baterías solares, sin energía para mantenerlas cargadas», señaló.

Un bip de adiós

La comunicación final del «Phoenix» fue una breve señal que se recibió a través del orbitador «Mars Odyssey» ayer, dijo el comunicado.

Sin embargo, la NASA se complació por el hecho de que el laboratorio funcionó dos meses más de lo previsto y que logró todos sus objetivos científicos.

«Phoenix» descendió sobre la superficie marciana el 25 de mayo con el objetivo principal de confirmar la existencia de agua en el planeta mediante análisis hechos en el laboratorio que llevaba a bordo.

Pero, la llegada del invierno sobre el sector de descenso disminuyó la luz solar al punto de que las baterías no suministraban suficiente energía ni podían mantener la temperatura en sus sistemas.

El invierno marciano fue «un factor que contribuyó a la pérdida de comunicaciones y esperábamos que una variación del clima nos diera otra oportunidad de restablecer el contacto», señaló Chris Lewicki, científico de la misión «Phoenix» en JPL.

Aunque con dificultades, la NASA todavía mantiene en operaciones a los vehículos exploradores «Spirit» y «Opportunity«, que descendieron sobre la superficie del planeta hace casi cuatro años.

El vapor que sale de Encélado es de agua


EFE – ADN

Las imágenes de esta luna de Saturno que envió la sonda Cassini en 2005 han sido analizadas por un equipo de científicos británicos | Otros gases impulsan el agua vaporizada al espacio

actu081202.jpgEn la superficie de Enceladus, una luna de Saturno, existen columnas de vapor de agua en las que se producen chorros de gases de alta densidad, según una investigación publicada hoy en la revista científica británica Nature.

Los investigadores del Laboratorio de Propulsión a Chorro del Instituto de Tecnología de California (EEUU) llegaron a esta conclusión tras analizar las imágenes tomadas por la sonda Cassini (un proyecto conjunto de la NASA y de la Agencia Espacial Europea) a su paso por Enceladus.

Cuando la sonda Cassini voló cerca de ella en 2005 captó una columna de vapor de agua escapando por unas fisuras cercanas a su polo sur.

Eso blanco es agua

El equipo, liderado por Candice Hansen, detectó cuatro chorros de gas de alta densidad que destacaban en medio de la columna de vapor de agua.

La posición de esos chorros de gases coincidía con otros chorros de polvo captados anteriormente.

Los investigadores sugieren que la fuente de esta columna de vapor es agua líquida con gas acelerado a velocidad supersónica en canales que actúan como la boca de una manguera.

El Endeavour toca tierra de nuevo tras 16 días en el espacio, pero lo hace en California


EFE – ADN

El mal tiempo en la península atlántica obligó a desviar el aterrizaje del transbordador espacial | La Base de la Fuerza Aérea Edwards no se usaba para esto desde junio de 2007

El transbordador espacial «Endeavour» y sus siete astronautas regresaron hoy sanos y salvos a la Tierra, tras una misión de 16 días encaminada a remodelar y ampliar el espacio habitable de la Estación Espacial Internacional (EEI).

La nave aterrizó a las 4.25 hora local (las 22.25 en Madrid) en la Base de la Fuerza Aérea Edwards, en el desierto de Mojave (California), bajo condiciones climatológicas idóneas.

El regreso del «Endeavour» a la Tierra fue impecable, si bien no exento de problemas, dado que tres horas antes, la NASA tuvo que suspender sus planes para el aterrizaje en las pistas del Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral (Florida), debido al mal tiempo.

La nave ‘echó humo’ cuando se paró en la pista 0-4 de la base aérea, una consecuencia de la fase más peligrosa del retorno, el reingreso en la atmósfera, en la que el transbordador soporta temperaturas de varios cientos de grados Celsius.

El comandante Christopher Ferguson fue el encargado de dirigir la nave hasta la Base de la Fuerza Aérea Edwards, donde la tripulación del «Endeavour» fue recibida con un efusivo «bienvenidos de vuelta» por el Control de Misión en el Centro Espacial Johnson, de Houston.

Un aterrizaje «perfecto»

El transbordador aterrizó al cabo de 250 órbitas y después de haber recorrido 10,6 millones de kilómetros en el espacio. «Estamos encantados de estar aquí, en California», respondió Ferguson a los responsables de la misión STS-126.

La tripulación del transbordador recibió además las congratulaciones de la NASA por un «aterrizaje perfecto» y por haber cumplido una «exitosa» misión en la EEI para efectuar una «remodelación del hogar» espacial, como lo calificó Houston.

Los astronautas esperaban poder aterrizar en el Centro Espacial Kennedy, donde las familias aguardaron su llegada, pero el mal tiempo echó por tierra sus planes y los de la NASA.

El aterrizaje en California significa que la tripulación del «Endeavour», incluido Greg Chamitoff, quien regresó a la Tierra tras vivir seis meses en la EEI, tenga que esperar un día más para poder volver a Florida y ver a sus seres queridos.

La Base de la Fuerza Aérea Edwards no ha sido utilizada para un aterrizaje de un transbordador espacial desde junio de 2007, y el cambio de planes supone un gasto adicional de 1,8 millones para la NASA, que tiene que transportar el «Endeavour» a Florida, una tarea complicada que puede llevar una semana.

Ferguson reconoció minutos antes de aterrizar que el Control de la NASA en Houston había tomada la decisión correcta al obligar al «Endeavour» a desviarse a California. «Creo que usted ha actuado bien», dijo el comandante cuando sobrevolaba Houston y pudo ver el mal tiempo que hacía en Florida.

El regreso a la Tierra del «Endeavour» pone fin a una misión de 16 días, que comenzó el pasado 14 de noviembre. La nave llevó a la EEI vituallas, equipos para ampliar sus espacios habitables, instalaciones para ejercicios físicos, enseres de cocina y un sistema para reciclar la orina de los astronautas.

El objetivo central de la misión, en la cual se efectuaron cuatro caminatas espaciales, fue ampliar el espacio habitable de la EEI para que pueda albergar a seis ocupantes, y revisar y lubricar las juntas rotatorias de los paneles solares que suministran energía a la estación.

Además de estas tareas, los astronautas instalaron un «control ambiental regenerativo» que recicla la orina de los astronautas y la condensación del aire para convertirla en agua potable que podrá ser bebida y utilizada para enfriar los sistemas de la nave.

La tripulación del «Endeavour» -compuesta por Ferguson, el piloto Eric Boe y los especialistas Donald Pettit, Heidemarie Stefanyshyn-Piper, Steve Bowen, Shane Kimbrough y Sandra Magnus- ha vuelto a la Tierra con siete litros de orina reciclada y condensaciones para pruebas. El transbordador dejó a Sandra Magnus como sustituta de Chamitoff en la EEI.