Plinio el Joven

Cayo Plinio Cecilio Segundo (en latín Caius Plinius Caecilius Secundus; Como, Italia, 61 – Bitinia, c. 112), conocido como Plinio el Joven, fue un abogado, escritor y científico de la antigua Roma.

img-frases-hombre2Biografía

Es imperativo reconocer la notable figura de Plinio el Joven, quien ostentaba la distinción de ser el sobrino del eminente Plinio el Viejo, reconocido como el preeminente naturalista de la antigüedad. La infancia de Plinio estuvo marcada por la pérdida de sus padres, tras lo cual quedó bajo la tutela de Lucio Verginio Rufo, un destacado general del ejército romano. Su posterior adopción por su tío Plinio el Viejo lo condujo a Roma, donde recibió una educación ilustre de figuras destacadas como Quintiliano y Nicetes Sacerdos.

Inició su carrera legal a la edad de diecinueve años, destacándose rápidamente y consolidando su reputación en el ámbito jurídico. Plinio, caracterizado por su honestidad y moderación, ascendió con celeridad a través del cursus honorum, desempeñando una serie de cargos civiles y militares de gran relevancia en la República Romana.

Sus roles incluyeron el sacerdocio como flamen Divi Augusti en el año 81, la posición de decemvir litibus iudicandis, equivalente a un juez civil, el tribunado militar en Siria, donde tuvo encuentros significativos con filósofos destacados como Artemidoro y Éufrates, y la responsabilidad como sevir equitum Romanorum en el año 84. Además, ocupó los cargos de quaestor imperatoris y questor urbano entre 89 y 90, siendo posteriormente nombrado tribuno de la plebe en 91, pretor en 93, prefecto de finanzas del ejército y del templo de Saturno, y cónsul suffectus en el año 100. Su ingreso al colegio de augures, su supervisión del río Tíber y su papel como legatus en el Imperio de Bitinia, donde presumiblemente falleció en el año 112, completan una carrera que resume los roles públicos más trascendentales en la Roma de su tiempo. Plinio, en efecto, contribuyó significativamente a la estructuración y organización del Imperio.

Su correspondencia, especialmente las Epistulae, revela un carácter moderado. En una de sus cartas al emperador Trajano, describió el procedimiento que implementaba para tratar a aquellos acusados de profesar el cristianismo, procedimiento que fue aprobado por el emperador. A aquellos que negaban su adhesión al cristianismo se les liberaba después de realizar rituales religiosos en honor a Trajano, mientras que aquellos que se identificaban como cristianos eran ejecutados. Plinio abordó el cristianismo como una superstición incómoda, sorprendiéndose por la abundancia de denuncias anónimas en este ámbito. La respuesta de Trajano respaldó su enfoque, pero con la orden de no dar curso a las denuncias anónimas.

A lo largo de su vida, Plinio contrajo matrimonio en tres ocasiones, aunque no tuvo descendencia. Reserva cierta emotividad en sus cartas al referirse a su tercera esposa, Calpurnia. Su considerable riqueza se reflejaba en la posesión de villas en Italia, bautizando ingeniosamente a las dos ubicadas en su ciudad natal, Como, como Tragedia y Comedia. La huella de Plinio el Joven en la historia romana perdura como un testimonio de su destacada contribución a la administración y organización del Imperio Romano.

Obra

Respecto a su faceta de escritor, que empezó a los 14 años con una tragedia en griego, Plinio destacó en poesía, pero la mayor parte de sus escritos se han perdido, a pesar del cuidado que tenía por ellos. Era también conocido por sus dotes de orador, considerándose seguidor de Cicerón, pero su prosa era menos directa y grandilocuente que la de éste último. Participó en muchos juicios, pero el único discurso que se conserva de él es su Panegyricus Traiani, descripción aduladora y enfática de la figura de Trajano, aunque sigue siendo un instrumento valioso para estudiar las políticas de este emperador en campos como impuestos, justicia, disciplina castrense y comercio. Plinio lo definía como un tratado sobre el gobernante perfecto.

Cartas

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Inscripción honoraria con el cursus honorum de Plinio el Joven procedente de la Basílica de san Ambrosio en Milán.

Sus cartas son un testimonio único de la administración ordinaria del siglo primero. Su estilo es muy diferente de los usados en los panegíricos, afirmando algunos críticos que Plinio es el inventor de un nuevo género literario: la carta escrita para ser publicada.

En sus primeras cartas de juventud describe la erupción del monte Vesubio y la muerte de su tío y mentor, Plinio el Viejo, a causa de dicha erupción en el año 79. En su honor este tipo de erupciones se conocen como plínicas. Estas cartas estaban dirigidas a su amigo Tácito, que fue uno de los grandes historiadores romanos, para darle una visión cercana y certera de la muerte de su tío. Otras cartas famosas fueron las dirigidas a Septicio Claro, que son prácticamente poemas, las que se refieren a la erupción del Vesubio y las referentes a las villas y a la muerte de Marcial.

Carta sobre la erupción del Vesubio

En una carta dirigida a Tácito describe la erupción del Vesubio y la acción y muerte de su tío (Epistulae 6, 16):

El 24 de agosto, alrededor de la una de la tarde, mi madre le llamó la atención Plinio el Viejo sobre una nube que tenía un tamaño y una forma muy inusuales. Acababa de tomar el sol y, tras haberse bañado en agua fría y haber tomado una comida ligera, se había retirado a su estudio a leer. Ante la noticia, se levantó inmediatamente y salió fuera; al ver la nube, se dirigió a un montículo desde donde podría tener una mejor visión de este fenómeno tan poco común. Una nube, procedente de qué montaña no estaba claro desde aquél lugar (aunque luego se dijo que venía del monte Vesubio), estaba ascendiendo; de su aspecto no puedo darte una descripción más exacta que se parecía a un pino, pues se iba acortando con la altura en la forma de un tronco muy alto, extendiéndose a su través en la copa a modo de ramas; estaría ocasionada, me imagino, bien por alguna corriente repentina de viento que la impulsaba hacia arriba pero cuya fuerza decreciera con la altura, o bien porque la propia nube se presionaba a sí misma debido a su propio peso, expandiéndola del modo que te he descrito arriba. Parecía ora clara y brillante, ora oscura y moteada, según estuviera más o menos impregnada de tierra y ceniza. Este fenómeno le pareció extraordinario a un hombre de la educación y cultura de mi tío, por lo que decidió acercarse más para poder examinarlo mejor.

Plinio el Joven, Sexto libro de correspondencia, carta 16, dirigida a Tácito

Carta sobre los cristianos

La «Carta a los Cristianos» de Plinio el Joven es un documento histórico que proporciona información valiosa sobre las persecuciones a los cristianos en el Imperio Romano durante el siglo II. Plinio el Joven fue un gobernador romano de la provincia de Bitinia y Ponto en Asia Menor, y su correspondencia con el emperador Trajano, conocida como las «Cartas de Plinio el Joven», es una fuente significativa para entender la administración romana y la actitud hacia los cristianos en ese período.

En una de sus cartas a Trajano, Plinio describe cómo manejó casos relacionados con los cristianos en su provincia. Aparentemente, Plinio enfrentó un dilema sobre cómo tratar con los seguidores del cristianismo, ya que no estaba claro cuál debería ser la actitud oficial del gobierno hacia ellos. En su carta, Plinio describe cómo interrogó a aquellos que se le presentaron como cristianos para entender mejor sus creencias y prácticas.

Plinio menciona que los cristianos solían reunirse antes del amanecer para adorar a Cristo y comprometerse a no cometer actos ilegales. También señala que compartían comidas comunes, lo que llevó a especulaciones sobre si participaban en rituales inapropiados. Sin embargo, Plinio no encontró pruebas concretas de crímenes graves cometidos por los cristianos y buscó la orientación de Trajano sobre cómo manejar la situación.

La respuesta de Trajano, conocida como la «Respuesta de Trajano a Plinio el Joven», indicaba que los cristianos no debían ser buscados activamente, pero si eran denunciados y se negaban a renunciar a su fe, debían ser castigados. Esta respuesta refleja la política general del Imperio Romano hacia los cristianos en ese momento, marcada por la tolerancia siempre que no representaran una amenaza directa para el orden público o el gobierno.

En general, estas cartas proporcionan una visión valiosa de la actitud romana hacia los cristianos en el siglo II y cómo se desarrollaron las primeras persecuciones cristianas en el contexto del Imperio Romano.

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