Jerusalén (Israel). Planos de población. 1860


Impresionante plano de Jerusalén en el año 1860

Orientado con flecha con el N. al E. de la hoja. – Relieve por normales. – Representados los caminos indicando la dirección

En el ángulo inferior derecho firma del autor

Manuscrito sobre papel a tinta negra y roja

Inserta, debajo del título, dedicatoria: «L’offrirti questo povero; ma studiato lavoro, o amico Giovanni, ti do una prova di quanto ti stimo, e aprrezzo conservami sempre la tua cara Amicizid»

En el ángulo superior izquierdo y dentro de un recuadro nota de carácter geográfico y en el inferior izquierdo, sobre las escalas, figuran las coordenadas de la ciudad

En el ángulo superior izquierdo y dentro de un recuadro nota de carácter geográfico y en el inferior izquierdo, sobre las escalas, figuran las coordenadas de la ciudad

jerusalem

Una nueva tumba para Jesús


ABC.es

  • Operación de urgencia para evitar el derrumbe del Santo Sepulcro
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El lugar donde fue enterrado Jesús, dentro de la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén (Israel) – ABC

Andamios y más andamios se acumulan en la plaza del Santo Sepulcro de Jerusalén. A primera hora de la mañana y a última hora de la tarde, cuando ya no hay peregrinos, los operarios aprovechan para ir introduciéndolos en el templo y colocarlos en torno al Edículo, una pequeña cámara en la que, según los Evangelios, se produjo el enterramiento y la posterior resurrección de Cristo. Esta tumba es uno de los lugares de jurisdicción compartida para griegos y armenios ortodoxos y católicos, las tres comunidades que controlan de forman milimétrica uno de los templos más sagrados para el Cristianismo, y ha sido necesario el acuerdo entre las tres para empezar las primeras obras de restauración de los últimos 200 años. Atrás quedan siglos de rencillas, desconfianza y peleas públicas como la que protagonizaron griegos y armenios en 2008 y que llevaron a los titulares de la prensa mundial al Santo Sepulcro por los puñetazos, patadas e insultos entre monjes.

El actual Edículo, situado a escasos metros del lugar de la crucifixión, fue levantado en 1810 por los griegos –el anterior, de madera, fue obra de los franciscanos en el siglo XVI, pero quedó destruido en un incendio- y un equipo de nueve expertos llegados de Grecia será el encargado de llevar a cabo la obra. Profesionales con experiencia en la restauración de monumentos como la Acrópolis o de diferentes iglesias bizantinas en la costa Mediterránea que trabajan bajo la supervisión de Antonia Moropoulou, arquitecta de la Universidad Nacional Técnica de Atenas. «Nadie envidia esta responsabilidad y este desafío porque es un gran desafío trabajar aquí, en este ambiente que se respira en un monumento visitado por miles de personas cada día», según declaraciones recogidas por la agencia estadounidense AP, que tuvo acceso exclusivo a la primera noche de trabajo en el lugar santo. La arquitecta adelanta que “la tumba necesita una atención urgente después de años de exposición a factores medioambientales como el agua, la humedad y el humo de las velas. Las losas de mármol y piedra han sufridos deformidades”. Un trabajo minucioso que habrá que realizar piedra a piedra para no alterar el aspecto de la cámara.

Las obras se alargarán durante al menos diez meses, en los que el Edículo no se cerrará al público, y el presupuesto ronda los 3 millones de euros, según reveló Theophilos III, patriarca greco-ortodoxo de Jerusalén. Las tres comunidades aportarán la misma cantidad y contarán además con una donación personal del rey Abdulá de Jordania, que con este gesto recuerda que hasta la guerra de 1967 fueron los jordanos los que controlaban el este y la ciudad vieja de la ciudad santa, donde se encuentra la basílica. La prioridad es el Edículo, pero las tres partes esperan poder abordar después la remodelación del suelo del templo, que también presenta graves desperfectos. En este caso el acuerdo será más complicado y hay que remontarse a 1960 cuando se logró un acurdo para la reparación del tejado.

Riesgo de derrumbe

Los problemas de estabilidad del actual Edículo se remontan a la etapa del Mandato británico. A finales de los cuarenta las autoridades de Londres decidieron acorazarlo con una una armadura de acero, pero era un remedio temporal que ha durado hasta que los responsables de la Autoridad de Antigüedades de Israel han alertado del serio riesgo de derrumbe. «Tuvimos que reunirnos de urgencia y tomar una decisión, nos vimos forzados a hacerlo debido al aviso de los israelíes y no fue complicado llegar a un acuerdo porque nos beneficia a las tres partes», señala el padre Samuel Aghoyan, que desde hace 16 años es el superior de la Iglesia Armenia Ortodoxa en el Santo Sepulcro. A sus 75 años vive entregado a la custodia del lugar santo y piensa que «las relaciones entre griegos y armenios ortodoxos y católicos son como las que tienen los hermanos dentro de un familia, sufrimos altibajos, pero seguimos siendo siempre de la familia cristiana». Una opinión que con el paso de los minutos decide matizar y confiesa que «nos podemos sentar en una mesa y llegar a un acuerdo puntual como este, pero en el fondo fondo, no nos fiamos los unos de los otros, sobre todo entre griegos y armenios».

Esta desconfianza hace que las reglas de funcionamiento y convivencia del Santo Sepulcro estén por escrito y hayan consolidado el actual status quo por el que cada comunidad es responsable de espacios y tareas concretas. Normas que van desde que el privilegio de dos familias musulmanas a custodiar las llaves de la puerta de la basílica, hasta detalles como la limpieza de los baños o de la plaza de acceso, competencia de los griegos. En los lugares comunes cada columna y cada cirio tienen su dueño.

Los peregrinos que viajen a Tierra Santa encontrarán a partir de ahora andamios en el Santo Sepulcro, pero también en la Basílica de la Natividad de Belén, donde un equipo de expertos italianos trabaja en unas obras de restauración para las que también fue necesario el acuerdo entre estas tres comunidades. En el caso de Belén, se trata de una restauración integral que comenzó hace dos años y que ha costado 16,5 millones de euros, de los que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha logrado recaudar hasta el momento 9,2 y trabaja de forma intensa para encontrar donantes que cubran la parte que falta para terminar de restaurar este templo declarado Patrimonio de Humanidad por la Unesco en 2012.

Balduino IV, el rey «cara cerdo» y «maldito» que humilló a un ejército musulmán con 500 cruzados


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  • Recordado como uno de los grandes adalides de la cristiandad en Tierra Santa, este monarca murió a los 24 años por culpa de la lepra, una enfermedad que sufría desde su infancia

 

 Balduino IV venció a Saladino gracias a una carga de caballería - Laura Albor Escaño (Infografía interactiva, en el interior del texto)

Balduino IV venció a Saladino gracias a una carga de caballería – Laura Albor Escaño

Fue educado desde su infancia para ser rey y suceder a su padre como soberano de Jerusalén -la ciudad de mayor importancia para los cruzados en Tierra Santa en el siglo XII-. Sin embargo, Balduino IV no pudo poner en práctica durante mucho tiempo las lecciones que sus maestros tan sabiamente le habían impartido. Y es que, murió con apenas 24 años aquejado de lepra, una enfermedad que -por aquel entonces- era considerada una maldición divina que caía sobre los pecadores que habían ofendido a los cielos. Con todo, y a pesar de que solo pudo sentar sus reales posaderas en el trono durante 10 años, tuvo la oportunidad de librar grandes batallas en las que su mano llena de llagas empuñó la espada contra los musulmanes. La más famosa fue la de Montgisard, en la que -con apenas medio millar de jinetes y unos pocos miles de infantes- hizo huir al gigantesco ejército del sultán Saladino, formado por unos 30.000 hombres.

Esta victoria no le sirvió para librarse de la lepra ni de su apodo más conocido: el de «rey cerdo». Un mote que había sido extendido después de que su enfermedad le hiciese perder los dedos de los pies y las manos, le deformase la cara y se «comiese» su nariz. Para entonces, además, su cuerpo era incapaz de sentir el dolor provocado por un corte o el contacto con el fuego, un síntoma clásico de su particular maldición.

Con todo, fue un soberano sumamente querido por sus súbditos e, incluso, por el enemigo. Así queda claro cuando se leen los escritos árabes de la época: «A pesar de la enfermedad, los francos [los musulmanes llamaban a todos los cruzados francos] le eran fieles, le daban ánimos y contentos como estaban de tenerle como soberano trataban por todos los medios de mantenerle en el trono, sin prestar atención a su lepra». Estos primeros días de abril, durante el 735 aniversario de la toma de Acre (la última gran ciudad cruzada en caer en Tierra Santa) queremos recordarle como el gran líder que era.

Una maldición divina

En la Edad Media la enfermedad que padecía Balduino IV era considerada una maldición enviada por Dios para castigar a los pecadores. Así queda claro en la misma Biblia, donde son múltiples los ejemplos en los que el Señor escarmienta a algún ser humano enviándole lepra. Uno de ellos fue Uzias, a quien se define en el libro sagrado como descendiente de Salomón. «Tuvo ira contra los Sacerdotes y le brotó la lepra en su frente, y al mirarlo el sumo Sacerdote vio la lepra en su frente, y así el rey Uzias fue leproso hasta su muerte. Lo sepultaron con sus padres en el campo de los sepulcros reales pero fuera de ellos porque dijeron: ‘leproso es’», señala el libro sagrado.

No obstante, estas venganzas divinas suelen aparecer en el Antiguo Testamento. En el caso del Nuevo Testamento, por el contrario, esta dolencia sirve como excusa para justificar los milagros de Jesús, a quien se le atribuye la capacidad de «limpiar» (literalmente) a varios afectados.

Pero… ¿Hasta qué punto la lepra era considerada una aberrante maldición? La respuesta la ofrece la historiadora experta en la rama de salud Diana Obregón Torres, quien explica pormenorizadamente en su obra «Batallas contra la lepra: estado, medicina y ciencia en Colombia» el estigma que suponía para todo aquel que la padecía. «La lepra era una enfermedad tanto del alma como del cuerpo. Algunos padres de la Iglesia relacionaban pecados específicos con enfermedades específicas. La lepra se asociaba con la envidia, hipocresía, lujuria, malicia, orgullo, simonía y calumnia, entre otros vicios», explica la experta. A su vez, la lepra era sinónimo de inmoralidad, decadencia ética general y símbolo genuino de la maldad.

La lepra, una muerte en vida

Al considerar que habían sido malditos (además de porque se creía que era una enfermedad sumamente contagiosa) aquellos que padecían lepra durante la Edad Media eran expulsados de sus hogares y obligados a vivir lejos de los núcleos urbanos. Con todo, hasta llegar a ese punto había que pasar por varias fases. La primera, como bien señala el doctor Enrique Soto Pérez de Celis en su dossier «La lepra en la Europa Medieval», era estar seguro que de que el paciente padecía esta dolencia.

Esta decisión podía ser tomada por el médico de la región, por el sacerdote y hasta por el barbero. Usualmente, todos se basaban en un síntoma tan claro como era «la destrucción masiva de la cara del paciente», en palabras del experto. Al menos al principio pues, con el paso de los años, una denuncia absurda podía llegar a costar el ingreso en una leprosería o el destierro a una persona inocente. Una vez que el experto confirmaba que el paciente sufría lepra, el sacerdote del pueblo hacía participar al afectado en un oficio similar a los que se celebraban durante un funeral. Algo que no era de extrañar, pues se consideraba que el leproso era ya un muerto en vida al que solo le quedaba esperar pacientemente a que llegase su verdadero paso al otro mundo.

«El sacerdote iba a su casa y lo llevaba a la iglesia entonando cánticos religiosos. Una vez en el templo, el sujeto se confesaba por última vez y se recostaba, como si estuviera muerto, sobre una sábana negra a escuchar misa. Terminada la homilía, se le llevaba a la puerta de la iglesia, donde el sacerdote hacía una pausa para señalar “Ahora mueres para el mundo, pero renaces para Dios”», explica el experto. Luego se llevaba al leproso a las afueras de la ciudad, donde se le daba una capucha negra, unas castañuelas para que avisara de su presencia al resto de los habitantes de la región, y se le obligaba a vivir alejado de la civilización.

Además de todo ello, los leprosos tenían una larga lista de prohibiciones para, según las autoridades, evitar la propagación de la enfermedad. «Se le prohibía la entrada a iglesias, mercados, molinos o cualquier reunión de personas; lavar sus manos o su ropa en cualquier arroyo; salir de su casa sin usar su traje de leproso; tocar con las manos las cosas que quisiera comprar; entrar en tabernas en busca de vino; tener relaciones sexuales excepto con su propia esposa; conversar con personas en los caminos a menos que se encontrara alejado de ellas; tocar las cuerdas y postes de los puentes a menos que se colocara unos guantes; acercarse a los niños y jóvenes; beber en cualquier compañía que no fuera aquella de los leprosos y caminar en la misma dirección que el viento por los caminos», añade el experto. Posteriormente, con el nacimiento de las leproserías, se obligaba también a los enfermos a permanecer en uno de estos edificios hasta la muerte.

La infancia del rey maldito

El futuro rey leproso, o rey maldito, nació allá por 1161. Su padre fue Amalarico I de Jerusalén, más conocido por enfrentarse a sangre y fuego contra Nur al-Din -uno de los líderes musulmanes más destacados del siglo XII en Tierra Santa- por el control de Egipto. Su madre fue Inés de Courtenay, esposa y, a la vez, pariente lejana de Amalarico (un hecho que hizo que tuvieran que separarse, pues la ley de la época no permitía a un hombre ascender al trono si estaba casado con un pariente).

A pesar de que la separación de sus padres podría haberle dejado fuera de la carrera por el trono, a Balduino se le reconoció rápidamente su derecho a gobernar. Por ello, desde pequeño fue educado por Guillermo de Tiro para ser rey. Este, en sus memorias, afirmó que el pequeño sentía gran interés por la historia y por las letras. A su vez (y tal y como afirma el historiador M. Michaud en su obra «Historia de las cruzadas») «amaba la gloria, la verdad y la justicia». Por su parte, el investigador germano experto en las cruzadas Hans Eberhard Mayer dijo de él que poseía una gran perseverancia, paciencia y sentía gran amor hacia sus caballos.

Todo era felicidad en la vida de Balduino hasta que, con 9 años, su tutor se percató de que el futuro rey no sentía dolor, un síntoma de que podía padecer lepra. Así lo de dejó explicado en su diario, recogido por Ángel Luis Guerrero Peral en su obra «Manifestaciones neurológicas de la lepra del rey Balduino IV de Jerusalén»: «Mientras jugaba con otros niños nobles, y mientras entre ellos se pellizcaban en manos y brazos como suelen hacer a menudo cuando juegan, los otros gritaban cuando eran heridos, mientras que Balduino lo soportaba con gran paciencia y sin muestras de dolor, como alguien acostumbrado a este, pese a que sus amigos no respetaban especialmente su condición principesca en juegos». En ese momento Guillermo de Tiro supo que, aunque no fuera totalmente seguro, era muy probable que el pequeño acabase siendo un leproso.

«Percibí que la mitad de su mano y brazo estaban muertas, de forma que no podía sentir en absoluto el pinchazo»

Algo que, por cierto, extraña a día de hoy mucho a Guerrero Peral (especializado en neurología). Y es que, este experto afirma que -tras examinar las biografías de Amalarico y su esposa- no hay constancia de que ninguno de ellos padeciese esta enfermedad. Por ello, supone que se contagió de ella por culpa de alguien. «No hay evidencia alguna de que Amalarico, Agnes o María Comnena, la segunda esposa de Amalarico, padeciesen lepra. Posiblemente Balduino contrajo la enfermedad en sus primeros años de vida de algún sirviente de la corte; en cualquier caso, ya en el siglo XXI la mitad de los pacientes de lepra no cuenta con una historia clara de exposición a la enfermedad», completa.

Independientemente de la causa, lo cierto es que -tanto los doctores de la corte como el propio Tiro- esperaron hasta que examinaron varias veces al pequeño antes de poner sobre aviso al reino, pues sabían el estigma social que conllevaría a todo un príncipe de Jerusalén aquella maldición. Esto es lo que escribió el tutor tras una de estas exploraciones: «Percibí que la mitad de su mano y brazo estaban muertas, de forma que no podía sentir en absoluto el pinchazo, o ni siquiera si era mordido». Tras llevar hasta la corte a varios médicos musulmanes para corroborar el diagnóstico, y después de que pasaran varios años, se confirmaron los peores temores de Amalarico: el futuro rey era un leproso. La dolencia se confirmó, todavía más, cuando Balduino ascendió hasta el trono a la edad de 13 años tras la muerte de su padre.

Montgisard, el comienzo

El año 1177 sería toda una prueba de valía para el rey leproso. Y es que, fue entonces cuando Saladino (el sultán de una cantidad incontable de regiones como Siria, Palestina, Yemen, Libia y otras tantas más) armó un gigantesco ejército de entre 26.000 y 30.000 musulmanes con los que invadir Jerusalén -entonces bajo dominio cruzado-. Por suerte para el «rey cerdo», los cristianos habían organizado ya un contingente que contaba con tropas de Bizancio y caballeros recién llegados de Europa con el que pensaban conquistar El Cairo.

Esto permitió al soberano reaccionar rápidamente a las amenazas de Saladino. «Balduino se enteró de los planes del musulmán y decidió ir personalmente en su búsqueda. Fue así como […] comandó a varios miles de infantes y 375 caballeros [según otras fuentes, 500] en marcha fuera de Jerusalén», explica el medievalista Michael Rank en su libro «Las cruzadas y los soldados de la cruz». Junto a ellos partió el obispo de Belén, quien portaba consigo la Vera Cruz. Una reliquia que, según se decía, estaba elaborada con los restos de la cruz en la que pasó sus últimos momentos de vida Jesucristo.

Los templarios reforzaron el ejército de Balduino tras escapar del bloqueo de Gaza

Balduino decidió dirigir a todo este contingente hasta Ascalón -una fortaleza ubicada a 74 kilómetros de Jerusalén- para defenderse allí de Saladino. El rey partió, a pesar de su debilidad, como un caballero más, dirigiendo a sus tropas y lanzándol arengas a pesar de que la lepra le acosaba. Por su parte, los caballeros templarios de la zona decidieron tomar también las armas para unirse al contingente cruzado. No obstante, los «Pobres caballeros de Cristo» se vieron obligados finalmente a retrasar su llegada a Ascalón después de que los soldados de la media luna les sitiaron en Gaza.

Cuando el «rey cerdo» llegó hasta el castillo de Ascalón, por tanto, se encontró con que -para su desgracia- los poderosos caballeros templarios no habían acudido en su ayuda. Así pues, prefirió refigurarse tras las murallas que lanzarse de bruces contra el inmenso ejército musulmán. La situación se puso de cara para el sultán, que -con el contingente cristiano resguardado en el castillo y el paso franco hasta la ciudad santa- ordenó a sus hombres dirigirse hacia Jerusalén para conquistarla. Su última decisión fue dejar un pequeño contingente para evitar que el leproso escapase.

«Saladino creyó que Balduino estaba atrapado en Ascalón y que, incluso si los cruzados lograban huir, sus fuerzas eran demasiado reducidas como para representar una amenaza a su ejército. A consecuencia de ello, Saladino permitió a sus tropas dispersarse a medida que se dirigían lentamente hacia Jerusalén. Avanzó despreocupadamente, deteniéndose en ciertas ocasiones para saquear villas a su paso, como Ramla, Lydda y la costa en dirección sur y formando un trayecto en círculo de regreso para interceptar el paso de Saladino», explica Rank.

La batalla, en un gráfico interactivo

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La lógica de Saladino era innegable, pero lo que el musulmán no conocía era el arrojo de Balduino. Y es que, a pesar de no poder tenerse en pie por la lepra, el rey escapó con su ejército del bloqueo musulmán de Ascalón y dirigió a sus huestes tras la retaguardia de los hombres de la media luna. Su objetivo no era otro que atacar al gigantesco contingente enemigo cuando estuviese desprevenido y causar el desconcierto entre sus combatientes.

La idea no era mala, y aún fue considerada mejor cuando un centenar de caballeros templarios se unieron al ejército de Balduino después de haber logrado burlar a los enemigos ubicados en las fuerzas de Gaza. «Este pequeño grupo de caballeros tenía un poder formidable. Iban bien acorazados y eran expertos en el uso de sus armas», explica el divulgador histórico Martin J Dougherty en su dossier «Montgisard» (ubicado en la obra coral «Batallas de las cruzadas»). Con más tropas y una energía renovada, los cristianos partieron decididos a arrasar a los musulmanes y evitar la conquista de Jerusalén.

A finales de noviembre, el ejército cruzado dio alcance a las tropas de Saladino a la altura del castillo de Montgisard (cerca de Ramala). La situación no podía ser mejor para los cruzados pues, motivados por el sultán, las tropas musulmanas se habían diseminado a lo largo de kilómetros para saquear todo aquello que pudieran a los principales pueblos católicos. Cuando se percató de que Balduino estaba a su espalda, el árabe trató de reunir a sus combatientes y formar con ellos una línea de batalla aceptable. Pero ya era demasiado tarde y solo pudo lograr que sus combatientes crearan un desigual frente en el que reinaba la descoordinación.

Además, el ejército de la media luna estaba totalmente agotado por haber aprovechado hasta la última brizna de energía en robar. «La mayoría de los soldados de Saladino estaban cansados a consecuencia de la marcha desde Egipto y los posteriores saqueos, lo que los dejaba muy mal parados para luchar contra los cruzados», determina Rank. El día 25, los cristianos formaron filas para atacar a sus enemigos de la mejor forma que sabían: lanzándose de bruces con sus caballeros totalmente acorazados (al modo europeo) contra la formación contraria hasta que esta huyera. En sus filas se sumaban entre 375 y 500 jinetes, 80 templarios y varios miles de infantes. Por su parte, Saladino tenía desperdigado a su gran ejército de entre 26.000 y 30.000 combatientes.

La gran victoria de Balduino

En las cercanías de Montgisar, y bajo el sol abrasador de Tierra Santa, Balduino hizo los preparativos para lanzarse sobre los musulmanes mientras estos todavía trataban desesperadamente de organizarse. Apenas podía tenerse en pie por lo avanzada que estaba su enfermedad, pero sabía que su mera presencia inspiraba a los cristianos. Por ello, hizo un esfuerzo para postrarse sobre la Vera Cruz y rezó para que Dios le ayudase a expulsar de aquellas tierras sagradas a los enemigos más odiados de los cruzados. Acabado el rezo y -según Dougherty- con cierto temor ante la visión de un contingente tan grande como el comandado por el sultán, el rey maldito dio la orden de atacar. Así fue como el medio millar de jinetes que portaban sobre su armadura la cruz de Cristo se lanzaron a voz en grito contra los invasores.

La primera carga fue devastadora, pues las lanzas de caballería aplastaron las primeras líneas de la formación enemiga. Además, fue más efectiva todavía gracias a que Saladino no pudo recurrir a una táctica habitual entre los generales musulmanes. «Una razón por la cual los cruzados muchas veces fracasaban cuando arremetían contra las fuerzas enemigas era la inteligente forma en que maniobraban estas últimas, de modo que los cruzados se encontraban con un espacio vacío en su embestida. A continuación, cuando los caballeros salían en persecución de sus objetivos, que se batían en retirada, se acercaban otras unidades y les disparaban una lluvia de flechas para luego acabar con los agotados supervivientes en un asalto final cuerpo a cuerpo», añade el anglosajón. En este caso, sin embargo, no pudieron más que tratar de resistir la embestida de los jinetes de la cruz. Fue una masacre.

Mientras la carga se sucedía, Balduino rompió los esquemas de todos sus combatientes al no apartarse de la lucha. Por el contrario, prefirió ponerse unos gruesos guantes sobre sus manos llenas de llagas y, al poco, lanzarse también a la carga. Renovados por el ímpetu del monarca de Jerusalén, los caballeros siguieron combatiendo con gran valor hasta que, como si sus lanzas hubiesen sido bendecidas por el mismísimo Dios, atravesaron la formación enemiga. Según cuentan las crónicas, Saladino vio tan mal la situación que huyó a lomos de su camello. Al parecer estuvo a punto de ser asesinado por los cristianos, pero logró huir gracias a la intervención de su guardia personal.

«La victoria de Balduino fue total. Su ejército capturó a la mayor parte de sus fuerzas, incluido a su guardaespaldas mameluco , y mató a su sobrino, Taqi al-Din. Solo el 10 por ciento de las fuerzas de Saladino regresó a Egipto después de la aplastante derrota. Por el lado de Balduino, los registros señalan que murieron alrededor de 1.100 hombres y 750 resultaron heridos», explica Rank. Aquella fue la gran victoria del rey. Una de las últimas, pues la lepra terminó con su vida allá por 1185.

 

Halladas unas extrañas inscripciones en Jerusalén


ABC.es

  • Los arqueólogos no han sabido qué quieren decir los signos encontrados en un antiguo baño ritual judío

    efe Las inscripciones en el interior del «mikve»

    efe | Las inscripciones en el interior del «mikve»

Hallazgos arqueológicos en Jerusalén los hay casi con cada nueva construcción. La mayoría de ellos -monedas, piezas de cerámica, herramientas o pequeños candelabros- pasan desapercibidos. No así las inscripciones halladas recientemente en un barrio del sur de la ciudad santa.

Las extrañas anotaciones, halladas en el interior de un antiguo «mikve» (baño ritual judío), han despertado la curiosidad de los principales arqueólogos que estudian el pasado de Jerusalén, ahora abocados a descifrar la inusual combinación de símbolos y palabras.

«Pueden ser desde un simple grafiti a un profundo mensaje espiritual, pasando por una descuidada decoración o una llamada de emergencia en tiempos de necesidad», dice a Efe el investigador Alex Wiegmann, director de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAI) para este lugar.

El hallazgo, de hace unos 2.000 años, fue descubierto en un extremo del barrio de Arnona durante la construcción de un complejo de guarderías y junto a un nuevo complejo de torres residenciales que han requerido profundas excavaciones.

A unos cuatro metros por debajo de la superficie, los arqueólogos que supervisaban la obra por exigencia de la legislación local descubrieron hace dos meses la boca de una cavidad enyesada que fecharon en el siglo I, el final del período del Segundo Templo.

Los baños rituales judíos, empleados hasta hoy día para la purificación espiritual, existían en Jerusalén por decenas, pero el de Arnona no solo es uno de los más grandes sino que destaca por la colección de dibujos e inscripciones que sus usuarios nos dejaron.

«Hay varias interpretaciones porque no se han conservado enteras y la caligrafía es descuidada. Puede que, simplemente, sean nombres de personas, o que se trate de simbología para bendiciones de parte de una fuerza sobrenatural o, incluso, de maldiciones», matiza Wiegmann, quien dice no tener la más mínima pista sobre los autores.

Están en el interior de una cavidad a la que se accedía por una antesala flanqueada por bancos de piedra, una suerte de sala de espera para acceder al baño, junto al que también se ha descubierto un prensa para hacer vino.

La cavidad estaba cuidadosamente enyesada, una cubierta que los arqueólogos han extraído en placas para someterlas a exhaustivos exámenes de laboratorio y encontrar restos microscópicos que ayuden a completar las letras y palabras.

Según el arqueólogo, están en arameo transliterado al hebreo en un distintivo tipo de letra cursiva, una costumbre de finales del período del Segundo Templo, el bíblico centro de culto judío que estaba situado apenas cuatro kilómetros más al norte y que fue destruido en el año 70 por los romanos, al mando del general (y luego emperador) Tito.

También los dibujos y símbolos de las paredes son una enigma, sobre todo por la variedad y la concentración.

«No sabemos su propósito, si los hizo una o más personas, si fue una expresión espontánea o alguien los pidió, si trataban de trasladar un profundo mensaje espiritual o eran una petición de ayuda ante un evento traumático», agrega Wiegmann en referencia a la revuelta judía contra Roma entre el 66 y el 70.

Dibujados unos con hollín y otros con barro, algunos incluso grabados en las paredes con algún objeto afilado, sus misteriosos autores representaron un conjunto de palmeras y pequeñas plantas.

Más curiosos son el detalle de una embarcación, que pudo ser dibujada por algún viajero llegado allende los mares -embarcaciones han aparecido en otros lugares de Jerusalén a pesar de no tener mar- o de alguien que apelaba con ella a la suprema aspiración de la «salvación» divina y la «redención», a decir del arqueólogo.

«¡Todo es una incógnita! En los próximos meses quizás los expertos puedan descifrar de qué se trata», afirma.

Trasladados a un museo para su análisis y conservación, otro de los interrogantes más curiosos es el dibujo de lo que parece una «menorá», el candelabro de siete brazos convertido en símbolo nacional judío.

Por aquella época los judíos se abstenían de dibujar ese objeto sagrado custodiado en el Templo hasta el expolio de la ciudad por Tito, y si ya lo hacían no era en un baño ritual.

Esta anormal mezcla de objetos altamente espirituales y, a la vez, seculares confunde a los investigadores no menos que la relación entre los dibujos y las indescifrables inscripciones.

Situado sobre el antiguo camino que unía Jerusalén con Hebrón y a unos 300 metros de los restos del que fue un consolidado asentamiento a las puertas del desierto de Judea, el «mikvé» recién descubierto pudo pertenecer a alguna granja o edificación extramuros, como indican unos túneles descubiertos en la misma zona y que, por ahora, no serán investigados.

Descubren utensilios de la Edad de Piedra en yacimiento arqueológico israelí


WEB

Arqueólogos israelíes han descubierto varios utensilios que datan de la Edad de Piedra en el yacimiento de Ein Zippori, en el norte del país, ha informado hoy la Autoridad de Antigüedades de Israel.
 
Se trata de las cuentas de un collar de diferentes colores recogidas en un cuenco de piedra, así como figuritas con formas de animales y placas de piedra talladas con dibujos de avestruces, y que los expertos creen que fueron confeccionadas en un período entre el Neolítico previo a la alfarería, hace 10.000 años, y la Edad de Bronce temprana, hace unos 5.000.
Se cree que los utensilios pertenecieron a la cultura conocida como «Wadi Rabah», de la que se han encontrado restos en diferentes partes del país.
 
El descubrimiento fue hecho de forma fortuita, cuando las autoridades se disponían a allanar un terreno para construir una carretera.
Los directores de la excavación, Ianir Milevski, y Nimrod Getzov, afirman en un comunicado que «la excavación muestra los restos de un amplio asentamiento del final del período Neolítico y el comienzo del Calcolítico en el país perteneciente a la cultura Wadi Rabah».
Se trata de una cultura predominante en el hoy territorio israelí desde finales del sexto milenio y comienzos del quinto a.C.
Según los expertos, «la presencia de restos de la cultura Wadi Rabah en la mayor parte de la zona de excavación y en estudios en otros lugares refleja que Ein Zippori fue un lugar enorme que se extendía unos 200 dunams (20 hectáreas de terreno)».
 
«Parece ser que este lugar es uno de los mas grandes, sino el más grande del país en el que se han encontrado restos de esta cultura», apuntaron.
 
En las excavaciones se han desenterrado numerosos objetos, como vasijas, herramientas de sílex, cuencos de basalto y objetos artísticos de gran importancia, según los expertos.
Entre los últimos hallazgos destacan un grupo de pequeños cuencos, uno de los cuales contenía más de 200 cuentas negras, blancas y rojas, así como figuritas de arcilla con incrustaciones de animales que ilustran la importancia de la crianza del ganado en este tipo de culturas, afirman los arqueólogos.
 
«La llegada de este tipo de objetos al sitio de Ein Zippori muestra que había un estrato social que ya se había desarrollado en esa época e incluía una elite social que empleaba objetos lujosos que habían sido importados de culturas de extranjeras», señalan.

¿Qué fueron las Cruzadas?»: la hora de la verdad


ABC

Acantilado recupera el clásico del experto Jonathan Riley-Smith

«¿Qué fueron las Cruzadas?»: la hora de la verdad

Las Cruzadas son uno de los mitos fundacionales de la civilización occidental, y también de los islamistas más radicales como los de Al Qaeda que consideran que aún estamos inmersos en ellas.

Durante siglos, los reinos cristianos, espoleados generalmente por el Papa, quisieron reconquistar Jerusalén y Tierra Santa para la Cruz y la Cristiandad. Unas veces lo consiguieron, otras fueron masacrados. Fue una lucha religiosa cuyas motivaciones, al menos a este lado del Mediterráneo, no siempre fueron las mismas, ni tan siquiera igual de puras y honestas.

Quienes había que se embarcaban en la Cruzada huyendo de un panorama poco favorable en su propio reino, en su propio ducado, condado o feudo. Otros se apuntaban porque habían nacido y crecido guerreando y apenas si sabían hacer ya otra cosa. Los vasallos obedecían a su señor, y de paso esperaban labrarse algún futuro. Otros eranhombres de acción nacidos para matar. Otros, auténticos cuerpos guerreros de elite de la Edad Media, pertenecían a las Órdenes Religiosas Militares, otros actuaban de buena fe, esperando ser gente valiente, cabal y aguerrida que ansiaba ganarse el Paraíso. Y otros, como los españoles, vivieron su particular Cruzada durante más de siete siglos y la llamaron Reconquista.

El cine, la literatura (ahí está ese «Ivanhoe», de Walter Scott, por ejemplo), la pintura, los historiadores, los sociólogos… a lo largo y ancho de los tiempos todas las ramas del saber han querido sentar cátedra sobre lo que fueron y significaron aquellas campañas.

Se dan por cuatro las llamadas Cruzadas Mayores, pero oficialmente los historiadores están más o menos de acuerdo en contar hasta ocho e incluso nueve, aunque otras operaciones militares de gran calado también recibieron el nombre de cruzada. La última, probablemente, la organizada por la llamada Liga Santa, una alianza auspiciada por Felipe II con un puñado de aliados (los Estados Pontificios, Venecia, Génova, Saboya y la Orden de Malta) para combatir en el Mediterráneo al Gran Turco y que acabaría con la victoria cristiana en Lepanto.

Uso y abuso de las Cruzadas

Ante tal caudal de información y desinformación, de tergiversaciones y exageraciones, nada mejor que recabar la ayuda de una guía sobre las Cruzadas escrita por uno de los grandes expertos en la cuestión, el historiador Jonathan Riley-Smith, que ha dedicado media vida a ser un auténtico cruzado de la Historia y a poner algo de luz en esta peripecia humana, religiosa y militar que tantos (mayormente los movimientos imperialistas y colonialistas europeos del XIX) han intentado usar en beneficio propio.

En 1977, Riley-Smith publicaba el gran mapa para guiarnos por este descomunal territorio:«What were the Crusades?», libro fundamental que Riley ha ido perfeccionando y adecuando desde entonces, hasta llegar ahora a una fantástica versión en castellano de Acantilado y titulada sencillamente «¿Qué fueron las Cruzadas?».

El resultado es un libro preciso, exacto, conciso, claro y preclaro que en apenas 140 páginas nos sirve de faro y de guía para recorrer el camino, la vida y milagros, los pecados y abusos, los errores históricos, las batallas, los vivos y los muertos ,de aquello que llamamos las Cruzadas , una palabra que todavía resuena en nuestro corazón y en nuestro cerebro como el galopar de una partida de templarios.

Albert Einstein llega a la Red


El Mundo

En un afán de «universalizar» el legado que dejó en sus manos Albert Einstein, la Universidad Hebrea de Jerusalén ha anunciado el lanzamiento de un avanzado archivo en internet con todos sus documentos personales y obras científicas.

El archivo digital, que puede ser visitado en www.alberteinstein.info, muestra a «un genio (en su faceta más) humana», según el presidente de la Universidad Hebrea, Menajem Ben Sasson, quien destacó que este proyecto trata de «universalizar el conocimiento».

«Expone su trabajo, su escritura y las correcciones que hacía a mano«, explicó sobre las alrededor de 7.000 páginas que ya han sido subidas a la red y están clasificadas por materias: relaciones con la Universidad Hebrea, trabajo científico, vida personal, vida pública y el pueblo judío.

El objetivo es colgar en la red toda la obra, documentos personales y correspondencia de un hombre que revolucionó la ciencia del siglo XX con teorías, como la de la relatividad, que siguen en pie hasta el día de hoy.

«Hoy lanzamos un proyecto que nos permite exponer al público los tesoros del conocimiento. Einstein dejó el archivo para darlo a conocer al mundo y lo hacemos de la mejor manera posible: en la red», subrayó Ben Sason.

Las cartas

Entre los papeles del científico, una carta de los años 40 al palestino Azmi El-Nashashibi, editor del periódico ‘El Falastin’, en la que propone una original solución al conflicto entre árabes y judíos.

También está una carta a la comunidad judía de Berlín en la que explica las diferencias entre la «religión judía» y el «nacionalismo judío», un discurso sobre recaudación de donaciones para el movimiento sionista, y sus relaciones con la Universidad Hebrea, que él ayudó a fundar entre 1918 y 1925.

El físico Hanoch Gutfreund, presidente del Comité Académico de los Archivos de Albert Einstein, explicó que la relación del científico con la Universidad fue «muy profunda». De hecho, con sólo teclear en el buscador el nombre de la institución jerosolimitana salen a la luz más de 5.000 referencias.

Una cifra parecida de páginas de las que son publicadas sobre su vida y correspondencia personal, con picantes cartas a sus amantes, faceta menos conocida del científico judeo-alemán.

En este último caso se trata de una correspondencia publicada por primera vez en 2006, 20 años después de que falleciera la hija que su segunda esposa tenía de un anterior matrimonio.

La edición en papel

Hasta finales de 2012 serán subidos al nuevo sitio de internet unas 80.000 páginas, en una iniciativa en la que participan la editorial de la Universidad de Princeton, que publica en papel los trabajos del investigador fallecido en 1955, y el Einstein Papers Project (EPP) delInstituto Tecnológico de California, que los edita.

Ambas instituciones académicas estadounidenses, así como las asociaciones de amigos de la Universidad Hebrea y las distintas embajadas de Israel se han sumado al lanzamiento del nuevo sitio con actos públicos por todo el mundo para festejar la «democratización» de este legado, en palabras del filántropo británico Leonard Polonsky.

Veterano de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Polonsky aludió a la capacidad destructiva de la humanidad y el incalculable daño causado al saber por guerras y todo tipo de inclemencias.

«Nadie habla nunca de lo que ocurrió a las bibliotecas de Hiroshima y Nagasaki (arrasadas por sendas bombas atómicas en 1945)» y mencionó también el fuego que en el siglo I acabó con la mayor sede del saber del mundo antiguo: la biblioteca de Alejandría.

Para él, éste y otros proyectos de digitalización que apadrina -el otro más conocido es la obra de Isaac Newton-, lo que buscan es neutralizar esa capacidad de destrucción que ahora «es más grande, pero ya no existe la posibilidad (de destruir el saber). De eso va todo esto», sentenció.

Gutfreund matizó que a partir de hoy los internautas podrán visualizar,leer y analizar todos sus documentos, pero no descargarlos porque los derechos de la propiedad intelectual siguen perteneciendo a la Universidad.

La cesión y explotación de los derechos de imagen del laureado científico, premio Nobel de Física en 1921, han llegado a aportar a la universidad hasta un millón de dólares anuales

¿Han visitado extraterrestres la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén?


EFE – El Mundo

Dos vídeos de un supuesto OVNI suspendido sobre la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén han causado furor en Internet, con millones de visionados y un encendido debate sobre la llegada de extraterrestres a la ciudad santa.

Las imágenes muestran cómo una bola de luz blanca desciende lentamente sobre la Explanada (tercer lugar más sagrado para el islam), planea durante unos diez segundos sobre la dorada Cúpula de la Roca y vuelve a ascender al espacio a gran velocidad.

«Hemos entregado las dos cintas a un laboratorio y no queremos pronunciarnos sobre la veracidad del material hasta que no tengamos los resultados», dijo David Ranan, portavoz de la Asociación Israelí de Investigación de OVNIS y Extraterrestres (AURA).

Ranan subraya que «las imágenes fueron tomadas desde distintos puntos de la ciudad por dos personas que no conocemos y que no tienen ninguna relación entre ellas».

La supuesta visita del OVNI tuvo lugar el pasado 28 de enero sobre la una de la madrugada.

Los vídeos fueron colgados poco después en el portal de Internet ‘YouTube’, donde han alimentado una controversia plagada tanto de acusaciones de falsedad como de rotundas afirmaciones de que se trata de una nueva prueba de que hay vida inteligente en el exterior.

Algunos estudiosos de los fenómenos paranormales han asegurado incluso que se llegó a producir un «contacto», en el que seres desconocidos habrían enviado un «rayo comunicador» con un mensaje cifrado a los terrícolas.

«Hemos recibido un montón de llamadas. Ha generado mucho nerviosismo, algunos tienen miedo, otros están contentos. Tres personas nos han confirmado que también avistaron el OVNI, aunque no lo grabaron», asegura Ranan.

El primer vídeo, de poco más de dos minutos, fue filmado desde el paseo de Armon Hanatziv (en el sur de Jerusalén) por Elyigal Gedaliyovich, fotógrafo israelí de 42 años que paseaba con su amigo para tomar unas imágenes de un proyecto en el que está trabajando, cuando vio de repente las bolas de luz y se apresuró a encender la cámara, según declaró al diario Yediot Aharonot.

Su voz hablando con sorpresa con su amigo de lo que estaba viendo también quedó recogida: «¿Qué es esa luz? Está prohibido volar ahí, ¿quizás sea un helicóptero militar?», dice uno, a lo que el otro contesta «parece una bola de luz, pero ¿qué es?, está descendiendo ¿lo ves?».

Gedaliyovich, que asevera haber sido testigo de otras visitas de naves alienígenas en el pasado que no logró capturar, afirma que ésta «claro que existen los OVNIS, lo único es que aquí en Israel nadie les presta atención».

El segundo vídeo fue tomado por turistas estadounidenses con un teléfono móvil más cerca de la Explanada de las Mezquitas, a las que también se oye reaccionar con sorpresa ante lo que identificaron de inmediato como una nave con seres de otro mundo.

El portavoz de AURA considera que «si las imágenes no son reales, la verdad es que la falsificación es perfecta y, si son verdaderas, entonces se trata de un suceso muy importante por el lugar exacto donde ocurrió, si bien todavía no sabemos lo que podría significar».

A estos documentos gráficos han seguido otros, varios de los cuales tratan de demostrar la manipulación de las imágenes, resaltando por ejemplo la exagerada intensidad del brillo o la falta de reflejos.

Otras grabaciones, difundidas más tarde para tratar de corroborar la presunta visita extraplanetaria, han sido tachadas de «claramente falsas» por buena parte de los internautas.

Ranan afirma que hace catorce años hubo «una gran oleada de avistamientos y aterrizajes de OVNIS en Israel, la mayoría en la localidad de Kadima (cerca de Netania) y en el desierto del Negev», pero que su asociación ha constatado que «la actividad ha decaído mucho desde entonces».

Y aventura que el motivo podría ser que «si los extraterrestres tienen intenciones pacíficas, puede que no quieran venir aquí», una región sumida en el conflicto.

Hallan una iglesia bizantina a las afueras de Jerusalén


EFE -La Vanguardia

Un equipo de arqueólogos israelíes ha hallado una iglesia del período bizantino a las afueras de Jerusalén, con restos de mosaicos y una inscripción de varias líneas pidiendo la protección de Dios para miembros ilustres de la comunidad.

El descubrimiento tuvo lugar en la cooperativa rural de Ness Harim, a unos veinte kilómetros de Jerusalén, durante las obras de ampliación de viviendas para la población local, informó hoy la Dirección de Antigüedades de Israel.

El arqueólogo Daniel Mor, director de las excavaciones, afirma que «el lugar estaba rodeado por un bosquecillo y cubierto por terrazas agrícolas que eran trabajadas por la población». «Antes de comenzar la excavación ya se podían distinguir en el lugar grandes cantidades de fragmentos de cerámica bizantina y trozos dispersos de un mosaico», agrega.

Las excavaciones han dejado al descubierto un pórtico alargado anterior a la principal nave de la iglesia, y en el suelo un colorido mosaico con formas geométricas separadas por flores que ha sido parcialmente destruido por vándalos hacia el final de las excavaciones.

El período bizantino comenzó en el siglo VI y en él proliferaron en Tierra Santa iglesias como la descubierta en Ness Harim que más tarde, con la invasión del Islam, serían destruidas o reconvertidas para distintos usos. En el recinto han encontrado también una prensa, parcialmente excavada, en la que al parecer se producía vino en grandes cantidades.

En otra sala los arqueólogos hallaron un segundo mosaico con una inscripción de varias líneas en el que se hace alusión a personas ilustres de la comunidad y uno o más sacerdotes, para los que se pide la protección divina.

Hallan un telescopio de Einstein en Jerusalén


EFE – El Mundo

Hallan un telescopio de Einstein en Jerusalén

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Einstein y el telescopio con algunos científicos. (Foto: Universidad Hebrea de Jerusalén)

Cuando el genio científico Albert Einstein donó su telescopio a la Universidad Hebrea de Jerusalén difícilmente hubiera podido imaginar que acumularía polvo durante décadas en un sótano hasta su descubrimiento por un apasionado de su legado.

El Nobel judío alemán ordenó en vida la cesión de todos sus escritos, incluidos los de la teoría de la relatividad, a este centro académico, que ostenta en la actualidad sus derechos de autor.

También hizo lo propio, junto con otros artefactos, entre ellos su telescopio, incluido en los registros de la universidad que nadie se molestó en consultar durante décadas, según informa el diario israelí ‘Yediot Ahronot’.

Einstein había recibido el telescopio de Zvi Gezri, un colega científico al que conoció en la Universidad de Princeton (EEUU).

Durante más de diez años el instrumento permaneció almacenado en el edificio del planetario de la Universidad Hebrea de Jerusalén, ubicada en desuso, hasta que Eshel Ofir, director del Centro Belmonte de Ciencias de Laboratorio de la institución, se lanzó a su búsqueda.

«Sabía que teníamos el telescopio que Einstein donó a la escuela y siempre me había preguntado qué había pasado con él», explicó Eshel. «Uno de los lugares donde decidí buscar fue el antiguo edificio del planetario. Estaba, literalmente, poniendo orden entre los escombros cuando lo encontré«, recuerda.

Ahora, el autor del hallazgo espera que el telescopio suponga una «oportunidad para los jóvenes estudiantes de entrar en contacto directo con el legado de este gran hombre», cuya «curiosidad no tenía límites».

La Fundación Jerusalén y el Centro Científico Joseph Meyerhoff de la ciudad santa han aportado fondos para la restauración del instrumento que perteneció al padre de la Teoría de la Relatividad.