Los fósiles más antiguos de ‘Homo sapiens’ revolucionan el origen del ser humano moderno


El Mundo

Reconstrucción del cráneo a partir de los fósiles encontrados en Jebel Irhoud PHILIP GUNZMPI EVA

Un equipo de científicos del Instituto Max Plank ha encontrado en la localidad de Jebel Irhoud, Marruecos, los restos más antiguos de Homo sapiens registrados hasta la fecha. Con una antigüedad de entre 300.000 y 350.000 años, el hallazgo evidencia el origen del hombre moderno fuera del África subsahariana y antes de lo que se pensaba.

Los resultados se han presentado este miércoles en dos publicaciones de la revista Nature para dar a conocer el descubrimiento de los fósiles y la época a la que pertenecen.

El registro fósil emplazaba en el este de África, en Etiopía, las primeras formas de Homo sapiens, con una antigüedad de 195.000 años. El cráneo parcial y la mandíbula inferior descubiertos ahora por el paleoantropólogo Jean-Jaques Hublin y su grupo, datan de 100.000 años antes y proceden de un área distinta, lo que abre el debate a nuevas teorías sobre la evolución de nuestra especie.

Otra de las dudas más recurrentes sobre nuestra evolución está en si el hombre evolucionó hace unos 200.000 años de manera rápida o lo hizo de forma gradual durante los últimos 400.000 años, pues el tiempo exacto y el origen de las especies que surgieron del humano ancestral dentro del género Homo no se conocen.

El punto de división entre el Homo sapiens y el neandertal o el hombre de Denisova ocurrió hace 500.000 años, aún muy temprano comparado con los fósiles más antiguos que tenemos ahora de este homínido. Cómo apuntan Chris Stringer y Julia Galway-Witham en una revisión del trabajo de Hublin también publicada en Nature, aún pudo existir un punto intermedio con rasgos arcaicos anteriores a los que conforman la anatomía del hombre moderno, aunque identificar estos fósiles resulta complicado.

Jebel Irhoud es un lugar conocido para los antropólogos, pues en los años 60 ya se habían encontrado herramientas de la cultura musteriense y restos fósiles humanos de 40.000 años de antigüedad. Como por aquel entonces aún se creía que el Homo sapiens había evolucionado del neandertal, en su momento estos fósiles fueron atribuidos a un tipo neandertal africano.

Posteriores estudios en los años 70 descartaron el parecido del cráneo del hombre de Jebel Irhoud con los neandertales, pero no se consideró que fuera un Homo sapiens por corresponder a una época temprana.

Los nuevos restos descubiertos ahora por Hublin abren el debate sobre la especie que habitó en esta zona.

Un debate de especies entre Hublin y Arsuaga

El antropólogo español Juan Luis Arsuaga, codirector del sitio arqueológico de Atapuerca, no comparte que los fósiles encontrados en Marruecos por el equipo de Hublin se correspondan con la especie Homo sapiens.

En declaraciones a EL MUNDO, el investigador ha expresado que estos nuevos restos que se añaden a los que ya se tenían de ese yacimiento, «siempre se han considerado como pre-sapiens«, un antepasado nuestro directo anterior al Homo sapiens.

«En el artículo se demuestra que no tienen nada que ver con los neandertales, pero el que no sean neandertales, ni antepasados de los neandertales, no quiere decir que ya sean Homo sapiens. A mí me parece que siguen siendo pre-sapiens«, ha aseverado.

La clave, según Arsuaga, está en la falta de los rasgos más típicos de nuestra especie, «como es una frente vertical bien levantada, una mandíbula con un mentón sobresaliente y bien formado y una cara realmente «esculpida», más excavada por debajo de las órbitas, en el maxilar».

Jean-Jaques Hublin, por su parte, ha contestado a las afirmaciones de Arsuaga a través de este medio y considera «irrazonable tener que multiplicar el número de nombres específicos a lo largo de un solo linaje». De hecho, ha exagerado su argumentación para rebatir al investigador español: «Algunos genetistas argumentarían que todos los homínidos posteriores a hace 2 millones probablemente representan una única especie biológica, en términos de falta de aislamiento reproductivo [dado que la imposibilidad de tener una descendencia fértil es el concepto que científicamente se utiliza para describir nuevas especies]».

En todo caso Hublin no afirma que los homínidos de Irhoud sean como nosotros, hombres modernos. «La evolución existe a lo largo del tiempo dentro de una especie. Para mí, Irhoud merece la denominación sapiens tanto como los restos de la Sima de Los Huesos representan formas primitivas de Neandertales. En ambos casos el comienzo del linaje es bastante diferente del final, multiplicar el número de «nombres» no añade nada a la comprensión de la filogenia», ha concluido.

El estudio del ADN, que podría arrojar más datos al respecto, no ha podido realizarse. El paleoantropólogo francés, que ha mencionado en una rueda de prensa que no se han encontrado restos de ADN en los huesos del yacimiento marroquí, ha confirmado a EL MUNDO que las características tan antiguas y las temperaturas tan altas que se dan en este lugar tampoco han permitido encontrar ADN entre los sedimentos, en referencia a una nueva técnica que se ha desarrollado desde el propio Instituto Max Planck para el que trabaja.

Cinco individuos y numerosas herramientas

El proyecto desarrollado por Hublin, que arrancó en 2004, ha dado lugar a la identificación de los restos de cinco individuos a partir de fragmentos craneales y dientes. La presencia de numerosos utensilios de piedra ha permitido la datación, en 300.000 años, de estos restos mediante técnicas de termoluminiscencia sobre sílex incandescente.

Los investigadores calcularon también la edad de una de las mandíbulas encontradas en los años 60 que, con los métodos actuales de medida de radiactividad en el sedimento, concuerda con los datos que han obtenido del análisis del sílex.

Los neandertales ya dividían las tareas cotidianas según su sexo


El Mundo

Tomando perspectiva evolutiva y dejando de lado cualquier interpretación sexista, la división sexual del trabajo ha sido interpretada por la Ciencia como uno de los rasgos evolutivos que están en la base de la formación de la estructura de la familia nuclear. Una característica hasta ahora sólo conocida en los humanos modernos (‘Homo sapiens’) y además aparecida hace muy poco tiempo evolutivamente hablando, hace unos 40.000 años, en el Paleolítico superior.

Pero otros linajes humanos ya extintos también pudieron haber desarrollado una división del trabajo distinta en machos y hembras, y por tanto, compartirían con nosotros una de las claves de los lazos que unen a las familias humanas tal y como las conocemos. Un trabajo recién publicado por el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) Antonio Rosas y su colega del mismo centro Almudena Estalrrich ha encontrado por primera vez evidencias morfológicas que indican que los neandertales tardíos -también llamados clásicos, de entre 60.000 y 30.000 años de antigüedad- ya dividían algunas de sus tareas cotidianas según su sexo.

Maxilar neandertal.J. COSTA

La interpretación del comportamiento de estos homínidos, extinguidos hace alrededor de 28.000 años, según sus rasgos morfológicos ha llevado a los investigadores a pensar desde hace años que tanto hombres como mujeres compartían las mismas tareas cotidianas. La robustez de ambos sexos o los restos de huesos rotos sin discriminar por género indican que todos los individuos estaban implicados en las tareas de caza para alimentar al grupo.

El trabajo, recién publicado en la revista ‘Journal of Human Evolution’, da un paso más allá analizando los restos neandertales desde un punto de vista muy original. «Lo novedoso de este estudio es que se ha realizado sobre los marcadores de actividad, es decir, estudiando las marcas sobre los dientes, ya que los neandertales usaban la boca como una tercera mano», ha explicado Antonio Rosas en una presentación en la sede madrileña del CSIC.

Los investigadores han analizado 99 dientes incisivos y caninos de 19 individuos provenientes de tres yacimientos diferentes (El Sidrón en Asturias, L’Hortus en Francia y Spy en Bélgica). Y la principal conclusión a la que han llegado es que las estrías dentales presentes en los fósiles femeninos siguen un mismo patrón, pero diferente al encontrado en los individuos masculinos. «Lo que hemos descubierto ahora es que las estrías detectadas en las piezas dentales de las mujeres adultas son más largas que las encontradas en los hombres adultos. Por eso suponemos que las tareas que realizaban eran diferentes», dice Rosas.

Aún hay que analizar otros muchos aspectos de los restos y de las costumbres de los cazadores recolectores para averiguar el origen de las marcas encontradas. Pero la explicación propuesta por Rosas y Estalrrich, basándose también en las costumbres y rasgos de las poblaciones actuales de cazadores recolectores, es que las mujeres podrían haber desarrollado tareas relacionadas con el tratamiento de pieles y de madera, mientras los hombres se dedicaban más a la fabricación de herramientas líticas y a su retoque, es decir, al afilado o a la creación de filos agudos.

Sin embargo, esta división del trabajo no afectaba a todas las tareas cotidianas. «A pesar de todo, creemos que la especialización del trabajo según el sexo de los individuos probablemente se limitase a unas pocas tareas, ya que es posible que tanto hombres como mujeres participasen de igual manera en la caza de grandes animales», añade Almudena Estalrrich. Por lo que este rasgo podría haber surgido como un paso evolutivo intermedio hacia la división definitiva de tareas propia de los humanos modernos, según los investigadores.

¿Una nueva especie humana en China?


ABC.es

  • Unos misteriosos restos imposibles de clasificar descubiertos por investigadores españoles pueden pertenecer a un pueblo desconocido que vivió hace decenas de miles de años en Asia
¿Una nueva especie humana en China?

Cenieh Restos encontrados en el yacimiento de Xujiayao, en el norte de China

Son apenas unos pocos restos, un maxilar infantil y varios dientes encontrados en el yacimiento de Xujiayao, en el norte de China, pero para un grupo de investigadores chinos y españoles pueden ser la clave de la existencia de una especie humana desconocida hasta ahora que habitó Asia hace entre 60.000 y 120.000 años.

El equipo, que ha publicado sus conclusiones en la revista American Journal of Physical Anthropology, dice que el análisis detallado de la morfología dental de estos fósiles pone de manifiesto que sus dueños compartían rasgos tanto con los neandertales como con los representantes más primitivos del Homo erectus asiático, y estaría fuera de la variabilidad de nuestra propia especie, el Homo sapiens.

María Martinón-Torres y José María Bermúdez de Castro, del Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), apuntan la posibilidad de que se trate de un homínido todavía no descrito y que habría coexistido en el tiempo con humanos modernos y neandertales durante el Pleistoceno Superior

¿Una nueva especie humana en China?

Dientes estudiados por los investigadores Cenieh

Estudios recientes sobre ADN antiguo han revelado la existencia en Siberia de una población acuñada como «denisovanos», de la que se conoce muy poco. Los denisovanos también habrían habitado Asia en el Pleistoceno Superior, serían diferentes del Homo sapiens y del Homo neanderthalensis y se habrían mezclado genéticamente con un linaje primitivo todavía por determinar. Los investigadores tampoco descartan la opción de que Xujiayao represente la persistencia en China de una población antigua, quizás un descendiente de Homo erectus clásico.

«Nuestro trabajo pone de relieve la gran variabilidad de las poblaciones humanas de Asia durante el Pleistoceno y advierte de la necesidad de reconsiderar la taxonomía de muchos de los fósiles hallados en este continente», afirma María Martinón-Torres en un comunicado del CENIEH.

Los neandertales usaban plumas para ‘ponerse guapos’


El Mundo

Un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto que los neandertales empleaban las alas de aves rapaces y córvidos para fines no alimenticios. Los investigadores creen que esta especie pudo haber usado las grandes plumas de estos animales como ornamentación, teoría que destierra la idea de que no poseían pensamiento simbólico y los acerca aún más al ‘Homo sapiens’. Los resultados serán publicados en el próximo número de la revista ‘PLoS ONE’.

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Restos de un neandertal del yacimiento murciano de la Cueva Negra. | EM

Los resultados de este trabajo se basan en el estudio de los restos óseos de 21 especies de rapaces y córvidos encontrados en tres cuevas en Gibraltar. Los análisis indican que de 124 individuos, al menos 18 presentaban marcas de herramientas neandertales e incluso de dientes en las alas. «Estas extremidades están destinadas a funciones de vuelo, son muy ligeras y apenas tienen carne, por lo que creemos que no tenían un fin alimenticio, sino que empleaban las enormes plumas como ornamentación, tal y como siguen haciendo muchos pueblos indígenas en la actualidad», explica el investigador del CSIC Juan José Negro, de la Estación Biológica de Doñana.

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Los fósiles de Gibraltar proceden de diferentes estratos arqueológicos que abarcan miles de años y han sido comparados con datos de otros 1.700 yacimientos de Eurasia procedentes del Pleistoceno. Los resultados confirman que la manipulación de plumas por parte de los neandertales era una práctica extendida que, por ser las muestras más antiguas anteriores a la llegada del Homo sapiens a Gibraltar, no pudo ser una pauta aprendida de estos.

Unas plumas grandes y oscuras

«La ausencia de arte rupestre realizado por neandertales no significa que su capacidad cognitiva fuera inferior a la de nuestros antepasados. Simplemente empleaban otro tipo de materiales para expresar su pensamiento cognitivo, como las plumas», añade el investigador del CSIC.

Según este estudio, los neandertales mostraban predilección por las aves planeadoras con grandes plumas de color oscuro, como el quebrantahuesos, el buitre leonado, el milano real y el águila real, entre otras. Como posible causa de la elección de estas aves y no otras, los investigadores apuntan al hecho de que gran parte de las aves encontradas formaban parte de la vida diaria de los neandertales: eran carroñeras y rapaces, moradoras de acantilados escarpados cercanos a sus abrigos y cuevas.

«Las plumas son objetos muy ligeros, aportan belleza y volumen. Fueron seleccionadas en la naturaleza, además de para permitir el vuelo, como ornamento en las aves, por lo que es lógico pensar que los neandertales hicieran lo mismo», concluye Negro.

Neandertales refinados


El Pais

  • El análisis de los pigmentos de algunas pinturas rupestres indica que sus autores quizá no fueron ‘homo sapiens’

1339783247_964299_1339784756_noticia_normalEl ser humano, en su arrogancia infinita, se apresuró a sembrar una cierta mala fama a la especie inmediatamente anterior que más se le parece: el neandertal. Según la visión que tenían los científicos, el neandertal sería un ser rudo, bruto y lo suficientemente poco inteligente como para permitir que nosotros —el homo sapiens—, mucho menos robustos, pero más listos, acabáramos con ellos. Esto último puede que sea verdad. Los neandertales desaparecieron hace casi 30.000 años, fecha a partir de la cual ya solo hay vestigios de nuestra especie, que no solo colonizó Europa, sino el resto del mundo.

Con el tiempo se ha sabido que los neandertales eran mucho más refinados de lo que se suponía. Eran caníbales —eso parece seguir siendo cierto— y no hubieran ganado un concurso de belleza con los cánones actuales con su hueso saliente sobre los ojos y su frente huidiza, pero eran inteligentes, cocinaban, es probable que hablaran, enterraban a los suyos, cuidaban de ellos y utilizaban adornos.

Ahora, para terminar definitivamente con los prejuicios sobre esta especie, resulta que, a raíz de una reciente investigación, los neandertales podrían incluso haber estado dotados de la capacidad simbólica suficiente como para pintar las paredes de las cuevas que utilizaron. Se aventura que la huella de su arte puede estar en hasta 11 pinturas rupestres del norte español. No es un hallazgo que haya sorprendido mucho a los paleontólogos, pero este análisis es lo suficientemente amplio y solvente: demuestra que muchos de los pigmentos investigados son de hace más de 40.000 años, cuando los neandertales todavía no se habían extinguido. Incluso en las cuevas de Altamira podría haber estado la mano de los artistas neandertales. No se les adjudica el bisonte, pero sí siluetas de manos y un símbolo claviforme.

Los nuevos datos conforman un panorama distinto del que habíamos imaginado y quizá pueden ser una nueva cura de humildad para los homo sapiens, el animal más predador de todos los conocidos. Cuanto más profundiza la paleontología más deberíamos admitir lo poco que ha evolucionado, en algunos aspectos, nuestra especie.

¿La obra de arte más antigua de la Humanidad?


El Mundo

  • Hallan en Nerja pinturas rupestres de más de 42.000 años de antigüedad
  • Sus descubridores creen que podrían haber sido pintadas por neandertales
  • El proyecto se encuentra paralizado por falta de fondos económicos

Seis pinturas rupestres de la Cueva de Nerja (Málaga) que representan a varias focas podrían tener una antigüedad de al menos 42.000 años, lo que las situaría como una de las obras de arte más antiguas de la humanidad. Además, la importancia antropológica del hallazgo podría ser aún mayor porque no habría sido realizada por ‘Homo sapiens’, sino por neandertales, según varios expertos.

El profesor de la Universidad de Córdoba José Luis Sanchidrián, que dirige un proyecto de conservación de esta cueva, ha explicado que la datación hace más de 42.000 años de restos orgánicos hallados junto a las pinturas existentes en la galería alta indica que estos elementos podrían constituir la representación artística más antigua del mundo.

Pero lo que sería aún más revolucionario es que todos los datos científicos actuales apuntan a que esas pinturas fueron llevadas a cabo por el ‘Homo Neanderthalensis’, «lo que supone un bombazo académico», según Sanchidrián, ya que hasta ahora todo lo relacionado con el sentido estético se atribuía al ‘Homo Sapiens’.

A raíz del análisis de los sedimentos de la cueva, se mandaron a datar a Miami (Estados Unidos) restos de carbones aparecidos a diez centímetros de las pinturas, unas pruebas que han arrojado una antigüedad de entre 43.500 y 42.300 años.

Esos carbones estarían relacionados con la iluminación de las pinturas, bien para realizarlas o bien para verlas, lo que supondría que pueden ser incluso más antiguas, y esa fecha «corresponde a neandertales, por lo que se nos abre una expectativa increíble», ha apuntado el experto.

Proyecto paralizado

«Los carbones están al lado de las focas, que no tienen parangón en el arte paleolítico, y sabemos que los neandertales comían focas«, ha precisado Sanchidrián, que ha insistido en la necesidad de datar un pequeño velo o película formada sobre las pinturas para conocer su fecha exacta.

Sin embargo, actualmente los trabajos están paralizados por la falta de recursos económicos y la ausencia de un gerente al cargo de la Fundación Cueva de Nerja.

Para el conservador de la cueva y coordinador del proyecto multidisciplinar, Antonio Garrido, era fundamental intentan datar los restos orgánicos existentes junto a las pinturas, y de coincidir las fechas «se abrirían muchísimos interrogantes».

También está sobre la mesa la posibilidad de que las pinturas fuesen obra de ‘sapiens’, pero para Sanchidrián, eso es «mucho más hipotético», ya que no existen pruebas de que nuestra especie irrumpiera en la Península Ibérica de sur a norte, «ni tampoco existen muestras similares de arte en el norte de África».

Cabe la posibilidad de estar ante la primera obra de arte de la humanidad y además, de que no esté hecha por ‘sapiens’, y eso sería un «cambio radical», puesto que hasta ahora, la Historia del Arte dice que «el arte es consustancial a nosotros, a los ‘sapiens’, porque somos los que pensamos», ha añadido.

Los investigadores consideran que esta gruta, uno de los últimos puntos del Sur de Europa en el que se refugiaron los neandertales, esconde la clave de la desaparición de esta especie.

La australopiteca Lucy ya andaba como nosotros


El Pais

  • Un hueso del pie arqueado muestra que los homínidos de hace más de tres millones de años habían perdido las características de los monos para desplazarse cómodamente por los árboles
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El hueso fosil de homínido descubierto en Hadar (Etiopía) ubicado en su posición en el esqueleto del pie. / CAROL WARD / UNIVERSITY OF MISSOURI

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Imagen panorámica del yacimiento en Hadar (Etiopía), donde se han encontrado más de 250 fósiles de homínidos de hace 3,2 millones de años. / DONALD C. JOHANSON

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Un pie humano, arqueado, con el cuarto metatarsiano curvado, específico de los bípedos.

La capacidad de andar plenamente sobre las dos extremidades inferiores es una característica especial de los humanos entre todos los primates. ¿Pero, cuándo se impuso este rasgo en la evolución de los homínidos? ¿Qué especie abandonó los árboles o dejó de andar a cuatro patas? Un hueso del pie, curvado como los del Homo sapiens, pero de hace más de tres millones de años y descubierto en Etiopía, zanja ahora la discusión acerca de si aquellos seres antepasados nuestros eran totalmente bípedos o aún mantenían rasgos arborícolas. El hueso en cuestión es un cuarto metatarsiano perfectamente conservado de un Australopithecus afarensis, la especie que se hizo famosa por el esqueleto de una hembra hallada en Etiopia, en 1974, y bautizada Lucy. Ahora se sabe que era plenamente bípeda.

La importancia del hueso descubierto se debe a que demuestra que el pie tenía la curvatura típica de los bípedos como los humanos actuales, curvatura que ayuda a tomar el impulso en el suelo al dar el paso y a amortiguar la caída al volver a pisar. Ese pie no tiene ya el dedo gordo largo y flexible de los chimpancés, tan útil para trepar por las ramas y sujetarse. «Ahora sabemos que Lucy y su parientes tenían los pies arqueados y esto significa mucho en el conocimiento que tenemos de ellos, desde dónde vivían hasta qué comían y cómo evitaban a los depredadores», dice Carol Ward (Universidad de Missouri), coautora del descubrimiento. «El desarrollo del pie arqueado fue un cambio fundamental hacia la condición humana porque significa perder la capacidad de utilizar el dedo gordo para agarrar las ramas de los árboles, lo que indica que estos ancestros nuestros finalmente habían abandonado la vida en los árboles y habían adoptado la vida en el suelo». Así, diversificarían sus fuentes de alimento.

Lucy es un esqueleto casi completo de una hembra de poco más de un metro de altura, que vivió hace 3,8 millones de años y que tendría un cerebro poco mayor que el de un chimpancé, pero que había evolucionado y ya no vivía exclusivamente en los árboles. Que su especie sería capaz de andar sobre sus dos extremidades inferiores estaba claro, pero para muchos científicos no habría aún dejado de lado completamente las capacidades arborícolas. Esos homínidos vivirían en el suelo pero estarían perfectamente cómodos en los árboles y se podrían desplazar por las ramas de los árboles si venía bien o hacía falta. El cuarto metatarsiano ahora presentado en la revista Science demuestra que Lucy y sus congéneres eran bípedos como nosotros y que habían perdido ya las características de los pies propias de los monos. Subirían a los árboles, pero no tendrían las plenas capacidades de sus antepasados.

El hueso se descubrió hace 10 años (hasta ahora no se han culminado los estudios del fósil para sacar conclusiones) en una yacimiento de Hadar, en Etiopía, en el que se han encontrado ya más de 250 fósiles de al menos 17 individuos A.afarensis, de hace 3,2 millones de años. El líder de la excavación es Donald Johanson, el mismo paleontólogo estadounidense (ahora en la Universidad de Arizona) que encontró los restos de Lucy y que le dio en nombre en honor de la canción Lucy in the sky with diamondsque los miembros de la expedición oían una y otra vez en el campamento aquel año.

No son Lucy y sus congéneres, incluido el individuo del cuarto metatarsiano, los primeros homínidos después de la bifurcación evolutiva de los otros primates. Algo más de cuatro millones de años tienen los A.anamensis descubiertos en Kenia y Etiopía, pero su esqueleto aún no se conoce bien, explican los científicos en Science. Algo más antiguos, en torno a 4,4 millones de años, tienen los Ardipithecus ramidus, de Etiopía, que son los ancestros humanos más antiguos que se conocen hasta ahora con un esqueleto bien representado en el registro fósil, como dicen los paleontólogos. Pero los ardipitecos, descubiertos por Tim White, contrincante declarado de Johanson en la carrera por estudiar los homínidos más antiguos y más humanos, sería sólo un bípedo a tiempo parcial, de transición, con muchos rasgos aún de los monos que se desplazan por los árboles, incluido el dedo gordo largo y móvil adecuado para sujetarse.

El cuarto metatarsiano de A.afarensis está completo y casi perfectamente conservado, explican Johanson y sus colegas. Se habían encontrado antes otros metatarsianos fósiles, pero parciales, «ninguno lo suficientemente completo como para abordar la cuestión de los pies arqueados». Y el cuarto metatarsiano «es el elemento clave» de diferencia entre simios y humanos, «la mejor prueba de la presencia de arcos permanentes longitudinal y transversal en el pie».

Pies de mono, pies de humano

Los pies de los simios carecen de arco, son más flexibles que los de los humanos y el dedo gordo es más largo y tiene mayor movilidad, todo ello muy útil para trepar por los árboles y sujetarse a las ramas. Sin embargo, los pies de los humanos, que son únicos entre los primates, tienen dos arcos: uno longitudinal y otro transversal, formados por los huesos centrales del pie y sostenidos por los músculos de la planta, explican los científicos de la Universidad de Arizona. En los bípedos, al caminar, los arcos del pie ayudan a hacer palanca al empujar en el suelo para dar el paso, absorben el impacto al volver al suelo y proporcionan flexibilidad en la locomoción a diferentes velocidades y por terrenos irregulares. Las personas que carecen de estos arcos y tienen pies planos, sufren problemas en las articulaciones de todo el esqueleto. Con sus pies, los monos se desenvuelven mejor en los árboles, con los suyos, los homínidos bípedos pueden caminar y alejarse de la arboleda cuando es necesario para buscar comida.

‘El hombre de los hielos’ perteneció a un grupo genético de ‘Homo sapiens’ que se extinguió


CET – El Mundo

SEGÚN REVELA UN ANÁLISIS DE SU ADN

Ötzi, el ‘hombre de los hielos’, que vivió en Europa hace unos 5.000 años, no tendría hoy parientes en el continente porque perteneció a un sublinaje humano que ha desaparecido, o que es muy extraño en la actualidad.

Un equipo de científicos italianos y británicos ha logrado secuenciar completamente su genoma mitocondrial, que es el ADN que sólo se transmite por vía materna, y ha descubierto que su rama genética acabó extinguiéndose con el paso del tiempo, un fenómeno que, por otro lado, no es excepcional en caso de linajes muy minoritarios.

Los investigadadores han publicado setos resultados en la revista científica ‘Current Biology’.

La historia que rodea a Ötzi, probablemente la momia natural más estudiada del mundo, aumenta el interés por todo lo que tiene que ver con su vida. Fue localizada por dos turistas alemanes en 1991 en los Alpes italianos, a pocos metros de la frontera con Austria. Los científicos determinaron desde un primer momento que había sido el frío perenne en esa zona el factor que hizo posible la conservación de todos los tejidos finos de su organismo e incluso de sus órganos internos. Todo ello ha sido exhaustivamente analizado.

Ya en el año 2000, los investigadores descongelaron parte de sus intestinos para secuenciar un fragmento de su ADN mitocondrial (mt), que determinó que pertenecía a un linaje conocido como el haplogrupo K, al que pertenecen el 8% de los originarios de Europa.

Ahora se ha averiguado que el hombre de los hielos era de una de las ramas del sublinaje K1 (también existe el K2). «La sorpresa fue descubrir que no pertenecía a ninguna de las tres variantes genéticas conocidas del K1», ha señalado el profesor italiano Franco Rollo, de la Univesidad de Camerino. Su equipo ha bautizado esta variante genética como la rama Ötzi.

Rollo deja claro que «eso no significa que este individuo, que murió asesinado por una flecha, tuviera un ADN que le hacía diferente, pero sí que en el pasado hubo un grupo de hombres y mujeres que tenían su ADN mitocondrial y que ahora ese grupo o ha desaparecido o es muy raro».

Carles Lalueza, investigador español del Instituto de Investigación sobre Evolución Biológica (CSIC), «no resulta sorprendente que un linaje humano desaparezca porque para ello basta que una mujer no tenga hijas, así que es un asunto en el que interviene mucho el azar».

Un estudio señala que los neandertales no eran menos inteligentes que los homo sapiens


EFE – El País

  • Científicos ingleses y estadounidenses descartan que el uso de herramientas afiladas significara un mayor intelecto

neanderthalhombreCientíficos ingleses y estadounidenses han formulado un estudio que aporta nuevos elementos para refutar una teoría sustentada desde hace más de 60 años: que la extinción de los neandertales se debió a que eran menos inteligentes que el homo sapiens, el antepasado directo del hombre.

La investigación, publicada en la Journal of Human Evolution, indica que los neandertales eran tan buenos cazadores como los homo sapiens. Asimismo el estudio afirma que no existían diferencias notables entre ambas especies en su capacidad de comunicación. Hasta ahora, uno de los elementos que presuntamente demuestran la superioridad intelectual de los sapiens es la utilización de herramientas de piedra más afiladas que los romos usados por los neandertales.

«Tecnológicamente hablando no existe diferencia entre una herramienta y otra», ha señalado Metin Eren, estudiante de arqueología experimental de la Universidad de Exeter y autor principal del estudio. «Cuando pensamos en los neandertales, necesitamos dejar de pensar en términos como estúpido o menos avanzado, y pensar en que eran diferentes», señaló.

Esas herramientas fueron producidas por el homo sapiens durante la colonización de Europa, hace aproximadamente 40.000 años. Hasta hace tiempo se creía que esos utensilios o armas los homo sapiens habían superado y expulsado a sus rivales de la Edad de Piedra.

Los científicos de la Universidad de Exeter, de la Universidad Metodista del Sur y de la Universidad Estatal de Texas, niegan tal diferencia en las tecnologías y van más allá al afirmar que es posible que las herramientas usadas por los neandertales hayan sido mejores que las del homo sapiens. «Es hora de que los arqueólogos comiencen a buscar otras razones de la extinción de los neandertales y la supervivencia de nuestros antepasados», señaló Eren.

Los neandertales aparecieron durante la glaciación europea, mientras que los homo sapiens surgieron en África y se propagaron al resto del mundo hace entre 40.000 y 50.000 años. Se cree que los neandertales se extinguieron hace unos 28.000 años, lo que sugiere al menos 10.000 años de posible interacción con los antepasados de nuestra especie.

Paleontólogos españoles hallan un fósil humano de hace 118.000 años en Tanzania


CET – El Mundo

  • UNA PIEZA DEL CRÁNEO
  • El hallazgo revela que humanos muy primitivos convivieron con los modernos
El equipo de paleontólogos trabajando en Tanzania. (Foto: Manuel Domínguez-Rodrigo)

El equipo de paleontólogos trabajando en Tanzania. (Foto: Manuel Domínguez-Rodrigo)

MADRID.- Las orillas del actual lago Eyasi, en Tanzania, fueron el lugar elegido para vivir por unos ‘Homo sapiens’ muy primitivos que convivieron en el tiempo con otros humanos más modernos. El hallazgo de un fósil de hace 118.000 años, por un equipo de paleontólogos españoles, pone de manifiesto que la diversidad de nuestra especie es mayor de lo que se pensaba desde los orígenes.

El fósil, una pieza del cráneo, fue encontrado por el equipo del paleontólogo Manuel Domínguez-Rodrigo, de la Universidad Complutense de Madrid, en la campaña del año 2005. Surgió entre las piedras un 14 de febrero, por lo que incluso pensaron en llamarle ‘Valentino’.

Este español es el único europeo que, desde hace años, tiene permiso para excavar en Tanzania, donde se encuentra la cuna de la humanidad, trabajos que realiza con la colaboración de Luis Alcalá, de Dinópolis, y expertos tanzanos.

«En un principio pensamos que era un ‘Homo ergaster’, pero enseguida vimos que se trataba de alguien de nuestra especie, con la misma capacidad craneal, pero con rasgos mucho más arcaicos de lo cabría esperar en un fósil de hace unos 118.000 años, parecía de hace 500.000 años», explica el experto.

Diversidad anatómica

Los investigadores señalan, en el artículo publicado en ‘Journal of Human Evolution’, que este hallazgo pone de manifiesto que la diversidad anatómica de los humanos es mayor de lo que se pensaba y que la transición de las formas ‘pre-sapiens’ a las ‘sapiens’no fue tan gradual y progresiva como se pensaba hasta ahora.

Hasta ahora había sólo media docena de fósiles de ‘Homo sapiens’ arcaicos que estaban bien datados; el resto tienen márgenes de error muy grandes. De hecho, el fósil encontrado por el equipo español ha permitido reevaluar tres cráneos que se encontraron en la década de los años 30 del siglo pasado en el mismo lago Eyasi. Desde entonces han estado en un armario y ahora se ha comprobado que son prácticamente iguales que el nuevo fósil.

«Lo sorprendente es que hay restos de nuestra especie de hace 200.000 años en Etiopía que tienen rasgos más modernos, por lo que está claro que la variabilidad humana no surgió hace 50.000 años, sino que era una característica desde los primeros pasos de la especie», argumenta Domínguez-Rodrigo.

El paleontólogo regresará este año a Tanzania para seguir con sus trabajos, en concreto a los yacimientos de Olduvai, donde también excavó el año pasado. Su objetivo vuelve a ser un yacimiento antrópico, es decir, creado por homínidos y no de forma natural.

Fue en este lugar, el yacimiento llamado FLK-ZINJ, donde aparecieron restos de un ‘Paranthropus boisei’ y de ‘Homo habilis’ a finales de los años 50. El objetivo de los españoles es revelar más detalles sobre cómo estaban organizados estos antepasados de hace dos millones de años.

«Queremos averiguar si su estructura familiar era tan monógama como se piensa o si estaban organizados de otra forma. Para ello hacemos un estudio de la disposición de los fósiles de animales que comían. Si están organizados en grupos quiere decir que la distribución de la comida se hacía por familias. De momento, en Olduvai hemos encontrado sólo una mega-acumulación de huesos en unos 400 metros cuadrados», afirma Domínguez-Rodrigo.

De momento, los primeros resultados científicos de su trabajo están dando interesantes conclusiones. Los trabajos cuentan con el apoyo económico del Ministerio de Cultura, la Universidad Complutense de Madrid y la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis.