1810 – Batalla del Monte de las Cruces


La Batalla del Monte de las Cruces fue un enfrentamiento militar ocurrido en Monte de las Cruces, cercano a Toluca, en el municipio de Ocoyoacac, Estado de México, el 30 de octubre de 1810, entre las fuerzas del Ejército Insurgente, dirigido por Miguel Hidalgo e Ignacio Allende, y las fuerzas leales a la Corona española, comandadas por el coronel Torcuato Trujillo.

Tras triunfar en la Toma de la Alhóndiga de Granaditas, el 28 de septiembre los Insurgentes se dirigieron a Valladolid y más tarde tomaron Toluca, el 25 de octubre. El Virrey de la Nueva España, Francisco Xavier Venegas ordenó al general Trujillo, quien gozaba de mucho prestigio por su participación en la Batalla de Bailén, ponerse al frente de las pocas guarniciones realistas de la capital, y con ellas habría de emprender un intento para hacer frente a los independentistas. La mañana del 30 de octubre, les alcanzaron en un paraje cercano a la capital conocido como Monte de las Cruces. Los realistas fueron derrotados por los más de 80 000 insurgentes, quienes consiguieron gran parte del armamento español y estuvieron a un paso de tomar la Ciudad de México, pero por motivos desconocidos, Hidalgo decidió no entrar en México y retirarse al Bajío, donde el 7 de noviembre, Félix María Calleja infligió la primera derrota insurgente en la Batalla de Aculco, hecho que distanció a Hidalgo de Allende, ya que los jefes insurgentes tomaron rutas distintas; el primero marchó a Valladolid y el segundo a Guanajuato.

Monumento en el Monte de las Cruces en honor a los cabecillas de la batalla. De izquierda a derecha: Ignacio Allende, Miguel Hidalgo y Mariano Jiménez.

Antecedentes

La situación política de España, invadida por Napoleón Bonaparte en 1808, propició una serie de conflictos en México y en otros países de Hispanoamérica, que dieron origen a la Guerra de Independencia Hispanoamericana. El Virreinato de Nueva España vivió la Crisis política de México en 1808, agudizada por la Conspiración de Valladolid y la Conspiración de Querétaro, en 1809 y 1810, respectivamente. El 16 de septiembre, el cura de Dolores, Guanajuato, Miguel Hidalgo y Costilla lanzó el Grito de Dolores, con el que inició formalmente la Guerra de Independencia de México. El 28 de septiembre entraron en Guanajuato luego de una estruendosa batalla en la que murieron muchos combatientes de ambos lados en guerra. Sin ninguna resistencia, el generalísimo Hidalgo tomó Valladolid el 17 de octubre, desde donde planeó entrar en Toluca para luego apoderarse de la ciudad capital. Fue en este contexto cuando se realizó la batalla del Monte de las Cruces, que muchos historiadores consideran el primer encuentro bélico de los insurgentes realizado con formalidad, ya que el anterior, la Toma de Granaditas, es tomado en cuenta más como un motín que como una batalla.

Mientras Venegas intentaba organizar tropas en la capital, el comandante general de San Luis Potosí, Félix María Calleja del Rey salió de su territorio al frente de 600 infantes, 2.000 caballos y cuatro piezas de artillería, y se reunió con el intendente de Puebla, Manuel de Flon en Querétaro. Con el mando unificado de ambas fuerzas, el ejército realista de operaciones, fuerte de 2.000 infantes, 7.000 caballos y 12 piezas de artillería, marcha a sitiar a los insurgentes en Valladolid, pero teniendo noticias de que estaba siendo atacado San Juan del Río por los guerrilleros Villagranes, descabeza su columna rumbo a espa plaza.

Venegas, que había desguarnecido la capital enviándole gran parte de su guarnición a la división de Manuel Flon a Querétaro, como pudo reunió una fuerte y selecta división de 2.000 hombres al mando del joven Torcuato Trujillo, recién ascendido a coronel, y le ordena atrincherarse en Toluca para resistir el avance de los insurgentes y evitar a toda costa que entren al Valle de México. Componían esta fuerza los cuerpos de infantería Regimiento de Tres Villas y la caballería del Regimiento de Dragones de España, sin artillería, teniendo como subalternos de Trujillo al mayor José Mendívil y a los capitanes Antonio Bringas y Agustín de Iturbide. En la capital solo quedaron de guarnición el Regimiento Urbano de Comercio y el Regimiento de Patriotas Distinguidos de Fernando VII, cuerpos que nunca entrarían combate a lo largo de la campaña.

El avance insurgente

Tras fracasar en su intento de detener a los independentistas en Ixtlahuaca, Trujillo y su división se retiran a Toluca, esperando un posible ataque de las fuerzas de Hidalgo.

Así las cosas, Trujillo sale el 28 de octubre a reconocer el camino del norte, encontrándose con que un fuerte destacamento que había colocado en la cabeza del puente de San Bernabé, sobre el Río Lerma, había sido arrollado por la división de Mariano Jiménez, que avanzaba como tromba sobre Toluca.

Débil y sin conocer nada de la fuerza del enemigo a que debe enfrentar, el coronel Trujillo abandona Toluca y se retira a Lerma, población donde se fortifica, cerrando con fosos y trincheras la calzada que de Toluca conduce a ésta villa, interceptando de ésta manera el camino carretero de Ciudad de México.

El día 29 de octubre, sin embargo, un sacerdote le advierte que los insurgentes pueden ir a pasar por el puente de Atengo, hacia el sur, para tomar de esta forma el camino de Santiago Tianguistengo a Cuajimalpa, rodear los montes cortando la retirada a los realistas y caer sobre la capital por sorpresa, como llegando después de un paseo.

Alarmado por las noticias, Trujillo manda un destacamento a Tianguistengo, al sur de Lerma, ordenando previamente que se destruya el puente. Sin embargo, ya una fuerte división al mando de Mariano Jiménez había pasado el puente, desbaratando las avanzadas realistas, dirigiéndose a Cuajimalpa, tras la sierra de Toluca, ya en pleno Valle de México.

Mientras esto pasa, el grueso de las tropas de Hidalgo llaman la atención de Trujillo por su frente y derecha, por la calzada de Toluca; más, conociendo la fuerza real de los insurgentes, el coronel realista comprende aunque tarde sus faltas y dejando guardias y destacamentos escalonados, parte al terminar este día a tomar posiciones en el Monte de las Cruces, a donde llegó Ignacio Allende con sus regimientos de caballería media hora después.

Ejecuta Trujillo con rapidez éste movimiento que es toda una retirada, casi una fuga, dejando comprometido al coronel José Mendibil en Lerma al mando del Regimiento de Tres Villas, que se bate en retirada con brío y discreción hacia la columna realista internada en el monte, haciendo nutrido fuego sobre las desordenadas filas insurgentes, donde no hay bala española que no siembre la muerte

En la noche de este 29 de octubre, los dos ejércitos acampan uno frente a otro, habiendo escogido el jefe realista el fondo pedregoso y selvático de la estrecha meseta, inepta disposición del coronel Trujillo pues estaba dominada a los flancos por diversas alturas cubiertas de cedros, pinos y demás árboles.

Por la madrugada, Trujillo recibe entonces un parte del virrey Venegas:

Trescientos años de triunfos y conquistas de las armas españolas en estas regiones nos contemplan… Vencer o morir es nuestra divisa. Si a usted le toca pagar ese precio en ese punto, tendrá la gloria de haberse anticipado a mí de pocas horas en consumar tan grato holocausto: yo no podré sobrevivir a la mengua de ser vencido por gente tan vil y fementida.

Francisco Xavier Venegas de Saavedra, virrey de la Nueva España

El plan de batalla de Allende había sido combinado hasta el momento con toda habilidad, y era sencillo si se lograba, como en parte se hizo, obrar con la suficiente rapidez para sorprender o rodear al enemigo. Debía Mariano Jiménez seguir con su movimiento de flanqueo, envolviendo al enemigo por la izquierda, cerrándole la retirada en Cuajimalpa, mientras Allende le perseguía de frente, no sin llamarle falsamente la atención por el norte. Muy imperfectamente se ejecutó este plan, pero fue lo suficiente para ganar la terrible batalla.

La batalla

En la mañana del 30 de octubre de 1810, una división de avanzada al mando de Abasolo manda una carga a vanguardia de los realistas para reconocer la fuerza de resistencia del enemigo. Los irregulares insurgentes sostienen su avance de frente, resistiendo heróicamente tres descargas consecutivas de la fusilería realista, pero finalmente se descompone la columna y regresa a sus posiciones. Eran las ocho y media de la mañana.

En esos momentos, el coronel Torcuato Trujillo recibe un buen socorro. El virrey Venegas tiene noticias de su desesperada posición frente a Cuajimalpa y le envía un auxilio consistente en dos piezas de artillería de a cuatro libras, servidos por marinos al mando del teniente de artillería de marina, Juan Bautista de Ustoris, cincuenta jinetes de las haciendas del rico español Gabriel de Yermo y trescientos treinta mulatos bien armados. Esto hizo cobrar gran ánimo al jefe español y sus huestes, que no podrían resistir sin artillería otro ataque de los independientes, ni podía tomar la ofensiva, pues seria correr a pronta e inútil muerte.

Por su lado, el general Ignacio Allende no desespera y forma a sus tropas en batalla. A la izquierda coloca cinco compañías de lo mejor del Regimiento de Celaya, el Regimiento Provincial de Valladolid y el Batallón de Voluntarios de Guanajuato; por la derecha forma al Regimiento de la Reina y los Dragones de Pátzcuaro; en el centro, los más bravos, diestros y mejor armados charros, rancheros y vaqueros a caballo, que dejaran sus haciendas para combatir por la independencia, compacto y fuerte núcleo; a retaguardia, el temible Regimiento del Príncipe, lo mismo que tres escuadrones de charros lazadores y cazadores a caballo, como fuerte reserva e impulsar el ataque.

Miguel Hidalgo e Ignacio Allende se dividieron el mando de la reserva, con Juan Aldama comandando la caballería de la derecha, el coronel Narciso María de La Canal la infantería de la izquierda y Abasolo mandó el frente.

Enfrente, Trujillo, ya animado con sus dos bocas de fuego y sus cuatrocientos hombres de refuerzo, oculta sus cañones entre la maleza del bosque. Se lanza la columna insurgente a vanguardia para la carga, tronando en ese momento la fusilería y los disparos de la artillería española. Se detiene un momento el ejército insurgente, pero resiste y desprecia las balas enemigas y avanza firme hacia las trincheras realistas, dando con las fuerzas de José Mendívil y el Regimiento de Tres Villas y trabándose un combate a la bayoneta.

De repente, hubo un flaqueo por parte de los realistas. Era que por su extrema izquierda, en lo alto de unas lomas se encontraba el general insurgente Mariano Jiménez al mando de tres mil indios y un cañón, flanqueando completamente la batalla española, dominando el núcleo y las reservas de Trujillo.

Entonces, el coronel español cambió el orden de batalla. Puso a la izquierda al capitán Antonio Bringas con los jinetes de Yermo y dos compañías del Regimiento Tres Villas; por la derecha mandó al teniente Agustín de Iturbide con las restantes compañías del mismo cuerpo, y en el centro a los mulatos de milicia y dragones a pie del Regimiento España, al mando de José Mendívil.

En ese instante, el combate se generalizó por todo el frente de batalla. Trujillo intenta, sin conseguirlo, contener a la división de Jiménez con sus reservas, viendo desmontado ya uno de sus cañones y al teniente Ustoris herido por un casco de granada.

El ataque se hizo cada vez más fuerte por parte de los insurgentes, que llamaban a los mexicanos realistas, invitándolos a rendirse, prometiéndoles puestos en sus filas. Sin embargo, un grupo de charros, armados con reatas, se abren paso a lanzazos entre la masa de dragones españoles, y llegando hasta el otro cañón que aún hacía fuego sobre la fuerza insurgente, lazándolo, se lo llevaron a cabeza de silla hasta el campo insurgente, donde inmediatamente fue servido contra los realistas.

En vano Agustín de Iturbide se lanza al frente de un pelotón de valientes del Regimiento de Tres Villas en busca del cañón capturado, pues fue frenado de súbito por los infantes de Valladolid, entablándose serio combate con armas blancas.

Media hora después, por entre el monte huían los restos de la división de Trujillo, perseguidos de cerca por la caballería de los insurgentes. La derrota española fue completa. Torcuato Trujillo se abre paso entre los dragones enemigos, acompañado de Iturbide y cosa de cincuenta fugitivos, resto de sus granadas tropas. Llega a Cuajimalpa donde se hace fuerte, pero acometido rudamente tiene que abandonar ésta Venta y seguir hasta Santa Fe, hasta donde no continuaron la persecución los jinetes independientes.

Acontecimientos posteriores

Los insurgentes estaban ansiosos por entrar a la Ciudad de México, entonces descrita por el viajero alemán Alexander von Humboldt como «La ciudad de los palacios». Pero Hidalgo decidió enviar el 1 de noviembre a Mariano Abasolo y a Allende como emisarios para negociar con Venegas la entrega pacífica de la ciudad a las tropas sublevadas. El virrey, lejos de aceptar un acuerdo, estuvo a punto de fusilar a los negociantes, de no ser por la intervención del Arzobispo de México y otrora virrey, Francisco Xavier de Lizana y Beaumont. Pero Hidalgo comenzó a reflexionar y ordenó la marcha del Ejército Insurgente la noche del 3 de noviembre, no hacia la capital, sino con rumbo al Bajío, donde el 7 de noviembre Calleja les alcanzó en San Jerónimo Aculco, paraje en que fueron derrotados, hecho conocido como la Batalla de Aculco. Después de la derrota, surgió un distanciamiento entre Hidalgo y Allende, por lo que el cura de Dolores decidió retirarse a Valladolid, acentuando así las diferencias y el distanciamiento con Allende, que incluso intentó envenenarlo.

Batalla del Monte de las Cruces
Independencia de México
Fecha 30 de octubre de 1810
Lugar Monte de las Cruces, Estado de México
Coordenadas 19°19′46″N 99°18′59″O (mapa)
Resultado Victoria insurgente
Beligerantes
Insurgentes mexicanos Imperio español
Comandantes
Miguel Hidalgo
Ignacio Allende
Torcuato Trujillo
Fuerzas en combate
Total: 60 000-80 000
(50 000 infantes indígenas)
Total: 1400 -7000
(posiblemente 2500)
Bajas
3000 -5000 muertos y heridos 1000 -2500 muertos y heridos

 

Templo Kukulkán Chichen Itzá, México


Es una de las grandes ciudades de la cultura maya, en la actualidad yacimiento arqueológico, a 29 km al suroeste de Valladolid (México) en el norte de la península del Yucatán. El nombre, que significa ‘La boca de los Cenotes de Itzá’, deriva de la tribu itzá que ocupaba el territorio y de los dos pozos o cenotes naturales que suministraban agua a la ciudad y en torno a los cuales estaba centrada la vida religiosa y cultural. Chichén Itzá fue fundada a inicios del siglo VI d.C. por la presencia de numerosas peregrinaciones al gran Cenote Sagrado, donde se ofrecían sacrificios al dios de la lluvia Chac, y abandonada hacia el año 670. Reconstruida unos trescientos años más tarde, cuando los itzaes regresaron a la región, se convirtió en la ciudad más importante de todo el norte de Yucatán y en el centro de la cultura maya. En torno al año 1200 la ciudad fue conquistada por los toltecas, invasores procedentes del norte de México, quienes promovieron su desarrollo aún más. Fue abandonada un siglo antes de la llegada de los españoles.


Chichén Itzá (maya: Chi’ch’èen Ìitsha’ ) es uno de los principales sitios arqueológicos de la península de Yucatán, en México, ubicado en el municipio de Tinum, en el estado de Yucatán. Vestigio importante y renombrado de la civilización maya, las edificaciones principales que ahí perduran corresponden a la época de la declinación de la propia cultura maya denominada por los arqueólogos como el período posclásico.

La arquitectura masiva que ha llegado hasta nuestros días y que hoy es emblemática del yacimiento, tiene una clara influencia tolteca. El dios que preside el sitio, según la mitología maya, es Kukulcán, representación maya de Quetzalcóatl, dios tomado del panteón de la cultura tolteca. Dicho esto, hay que considerar que Chichén Itzá fue una ciudad o un centro ceremonial, que pasó por diversas épocas constructivas e influencias de los distintos pueblos que la ocuparon y que la impulsaron desde su fundación.

La zona arqueológica de Chichén Itzá fue inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988. El 7 de julio de 2007, fue reconocida como una de las Nuevas Maravillas del Mundo, por una iniciativa privada sin el apoyo de la Unesco, pero con el reconocimiento de millones de votantes alrededor del mundo.

Desde el 29 de marzo de 2010, el sitio arqueológico de Chichén Itzá es propiedad federal del estado de Yucatán y es administrado por el Patronato Cultur.Con dicha compra, de 83 hectáreas, se inicia el macroproyecto denominado Central Park Chichén 2020 en donde se planea construir 12 hoteles de cinco estrellas, un centro de convenciones, parques acuáticos, lagos artificiales, un campo de golf y centros comerciales.

Cueva de Naica


Escondida, a 300 metros bajo la tierra, La Cueva de los Cristales de NAICA ha esperando hasta ahora para mostrarnos su gran belleza. Una gran geoda de paredes rojas, un útero natural lleno de cristales de selenita, ó «piedra de la luna» llamada así por su color, brillo y transparencia. Tranquila y silenciosa, esta maternidad de piedra acogió lentamente el crecimiento de sus cristales al arrullo del agua, el calor, la oscuridad y el silencio durante más de un millón de años.

La Cueva de los Cristales de NAICA ha esperando hasta ahora para mostrarnos su gran belleza

Nos cautivan su belleza, sus dimensiones, su historia; descubrimos un sitio en el que la apariencia de hielo contrasta con un calor que mata; un ambiente ajeno, no humano, que nos atrapa y nos lleva a recuperar nuestra capacidad de contemplación y admiración por la naturaleza.

Aparece en las profundidades de nuestro planeta cuando los seres humanos habíamos perdido la capacidad de asombro ante todo lo que en la superficie ya nos era conocido.

NAICA es un símbolo. Aparece en las profundidades de nuestro planeta cuando los seres humanos habíamos perdido la capacidad de asombro ante todo lo que en la superficie ya nos era conocido. Un viaje al interior de la tierra, pero también al interior de nosotros mismos, al invitarnos a la comprensión sobre su verdadera trascendencia y a un debate de actualidad sobre nuestra relación con la naturaleza y con nuestro planeta.

Sus cristales, espejos de múltiples facetas e imágenes, nos llevan por diversos caminos: el del conocimiento y la ciencia, para comprender cómo y cuándo pudo crearse esta obra de la naturaleza; el del desarrollo tecnológico, para poner a prueba nuestra capacidad de reto para sobrevivir en su interior y poder registrar en imágenes su gran belleza; el del arte, para poder compartir este patrimonio a través de las expresiones de hombres y mujeres sensibles a la belleza y la armonía, y el de la filosofía y la mística, por la magia y paz que nos comunica.

NAICA, aparece ante nosotros sólo por un instante en su larga vida geológica, instante en el que tenemos una oportunidad única para conocerla, y compartirla antes de que regrese a ocultarse bajo el agua en la profundidades de la tierra.

NAICA, un verdadero privilegio, una responsabilidad.

NAICA, aparece ante nosotros sólo por un instante en su larga vida geológica . antes de que regrese a ocultarse bajo el agua

NAICA Un Tesoro del Planeta en las Entrañas de México

Las cuevas de NAICA, yacen en el corazón de una mina perteneciente a Industrias Peñoles en el sur del estado de Chihuahua al norte de México, formando parte de un sistema geológico alimentado por aguas termales, mismas que permitieron el crecimiento de sus cristales.

Por las características geológicas de la zona, se desarrollaron múltiples cuevas con condiciones semejantes de las 4 que ahora se conocen. Las tres más recientes fueron descubiertas accidentalmente en el nivel -290 gracias a las actividades de exploración en la mina. Su apariencia de hielo, contrasta con su alta temperatura y humedad, formando un ambiente de condiciones extremas y peligrosas que sólo permiten la sobre vivencia en su interior por pocos minutos.

La explotación del mineral en NAICA requiere de la extracción de agua caliente, cuyo nivel freático original se encuentra a 110 metros de profundidad. El principal reto tecnológico es mantener en funcionamiento permanente un complejo sistema de bombeo que permite la extracción del agua desde el nivel -850 donde se encuentra ahora el frente. Este sistema drenó el agua de las cuevas hace aproximadamente 20 años. Circunstancias accidentales lograron posteriormente su descubrimiento en el año 2000.

Este sistema de bombeo que mantiene en operación la mina con la extracción de 22 mil galones de agua por minuto, parará en algún momento cuando la explotación mineral se agote, inundando nuevamente túneles y cuevas, permitiendo que éstas regresen a sus condiciones naturales y continúen alimentando el crecimiento de sus cristales bajo el agua. Por ahora, se procura su estudio, registro, y conservación.

Localización

La Mina de NAICA se encuentra en una región semidesértica del norte de México, a unos 100 m al sureste de la ciudad de Chihuahua. Es la primera mina productora de plomo y también es altamente productiva en zinc y plata, entre otros minerales. La entrada de la mina se ubica a 1385 m. sobre el nivel del mar en la ladera norte de la Sierra NAICA de 12 Km. de largo y 7 de ancho, formada por una estructura en domo de orientación noreste sureste. Está concesionada a Industrias Peñoles , empresa líder en producción de plata en el mundo.

Los orígenes de la primera concesión datan de 1794, fecha a partir de la cual fue trabajada en varias temporadas por gambusinos de la región, llevando a la fundación en 1896 de la sección municipal de Saucillo. La Compañía. Minera de NAICA, inicia la explotación formal en 1900, y la Compañía Minera Peñoles, realiza su explotación de 1924 a1928, dando entrada a la empresa » The NAICA Mines of Mexico «. No es sino hasta 1952 en que queda cargo de » The Fresnillo Co. » quien en 1956 cede sus derechos a » The Eagle Picher «. En 1962, se da la mexicanización de la industria, con la Cía. Fresnillo S. A. de C. V. en asociación con el Grupo Peñoles.

Artículos sobre diversos aspectos y participantes del «Proyecto NAICA».

  • Revista GEO Italia. Septiembre 2007. Textos de Jacoppo Pasotti.
  • Revista GEO Alemania. Reedición de la edición italiana. Texto de Tobias Zick. Mayo 2008.
  • Revista GEO Bulgaria, Croacia, Republica Checa, Grecia, Hungría, Rumanía, Slovakia, Slovenia y Turkia. En preparación agosto 2008.
  • Revista National Geographic Internacional. En preparación. Textos de Neil Shea.

Artículos de diversos participantes del Proyecto:

2005
BADINO G., FORTI P. 2005 L’eccezionale ambiente della Cueva de los Cristales, Miniera di NAICA, Messico: problemi genetici ed esplorativ. Iglesias 2004, IIS Mem. XVII, s.2, p.87-92.

2006
BADINO G. 2006 NAICA, il rilievo infernale nel paradiso di cristallo Speleologia. 55, 64.
FORTI P. 2006 Quando i media ci guardano. Speleologia 54, 1.
FORTI P. 2006 Una foresta di cristalli di gesso nel profondo della miniera di NAICA GEO italia n.18, p.25-30.
FORTI P. 2006. Le altre grotte di NAICA. Speleologia 55, 70.

2007
BERNABEI T., FORTI P., VILLASUSO R. 2007 A new type of gypsum speleothems from NAICA (Chihuahua, Mexico). International Journal of Speleology 36(1) 23-30.
BADINO G., FORTI P. 2007 The Exploration of the Caves of the Giant Crystals (NAICA, Mexico) National Speleological Society News 65(2), p.12-18.
FORTI P. 2007 Studio della struttura interna di una stalagmite della Grotta delle Spade (NAICA,)( Mexico) Grotte e Dintorni 6(13), 3-20.
FORTI P. 2007 Dal Messico a Marte Oasis Luglio-Agosto 2007, p.10-11.
GAROFALO P.S., GÜNTER D., FORTI P., LAURITZEN S.-E & CONSTANTIN S. 2007 The fluids of the giant selenite crystals of NAICA (Chihuahua, Mexico) ECROFI-XIX 17-20 July 2007, Switzerland , Abstract of Paper p.1.
GAROFALO P.S., FORTI P., LAURITZEN S.-E., CONSTANTIN S. 2007 The fluids that generated the giant selenite crystals of NAICA (Chihuahua, Mexico) Abstract Congress FIST Rimini September 2007, p.460.

2008
FORTI P., GALLI E., ROSSI A. 2007 Il sistema Gesso-Anidrite-Calcite: nuovi dati dalle concrezioni della miniera di NAICA (Messico) Congresso Nazionale di Speleologia, Iglesias, Aprile 2007, Memorie IIS 2008.
PANIERI G., FORTI P., GASPAROTTO G., SOLIANI L. 2007 Studio delle inclusioni solide della Grotta delle Spade (NAICA, Messico) Congresso Nazionale di Speleologia, Iglesias Aprile 2007 Memorie IIS 2008.
FORTI P., GALLI E., ROSSI A. 2007 Preliminary data on the mineralogy of the Cueva de las Velas (NAICA, Mexico) Congresso FEALC Portorico Agosto 2007, Acta Carsologia 2008.

Artículos importantes de otros investigadores:

NAICA es un fenómeno de presencia y repercusión internacional. Nuestro proyecto no ha sido el único en realizar actividades de investigación y divulgación. Importantes esfuerzos se destacan también por los trabajos publicados por el Dr. Juan Manuel García Ruíz, en colaboración con Roberto Villasuso y fotografías de José Trueba en varias publicaciones internacionales. Este equipo de trabajo inicio sus actividades previamente a nuestro acuerdo con Industrias Peñoles.

Libros:

  • «NAICA, Buscando Plata Encontré un Tesoro».
  • Grupo Cementos Chihuahua. Edición corporativa sobre las cuevas de México, por Carlos Lascano (Colaboración, foto y textos Proyecto NAICA).

La maldición de la tumba de Hernán Cortés: el padre olvidado por México


ABC.es

  • Los Reyes de España viajan a México esta semana pero, como es habitual y para evitar la controversia, no tienen previsto visitar la remota iglesia donde permanece enterrado el español más importante en la historia del país americano
ABC Retrato de Hernán Cortés en su vejez

ABC | Retrato de Hernán Cortés en su vejez

No se trata de ninguna clase de maldición azteca. No hubo como en el sarcófago egipcio de Tutankamon una inexplicable cadena de muertes. La maldición de Hernán Cortés es la un país que no sabe cómo tratar a un personaje histórico que participó decisivamente en la fundación de lo que hoy es México, pero que es recordado como uno de los mayores villanos de su historia. Y mientras el país sigue debatiendo qué hacer con su legado, la tumba del conquistador español permanece semioculta tras ser víctima de una intensa persecución en el pasado.

Tras sus éxitos militares en el nuevo continente, Hernán Cortés se cuidó de regresar a Castilla a dar cuenta de sus éxitos a Carlos I de España. La relación fue durante un tiempo cordial con el Rey, pero con el tiempo Cortés pasó a engrosar contra su voluntad la lista de nobles que merodeaban la Corte mendigando por cargos y prebendas. El extremeño, no obstante, se consideraba merecedor de reconocimientos sin necesidad de estar reclamando favores. «¿Es que su Majestad no tiene noticia de ello o es que no tiene memoria?», escribió Hernán Cortés, sin pelos en la lengua, ante las promesas incumplidas del Monarca. Para los europeos, los méritos en América sonaban a poca cosa y no requerían tanta atención. Así y todo, le concedió un botín considerable –extensas tierras, el cargo de capitán y el hábito de la Orden de Santiago–, acaso insuficiente a ojos de Cortés.

La muerte le alcanza cuando su fortuna decaía

El empeoramiento de su relación con Carlos I no evitó que en 1541 el conquistar español fuera uno de los primeros en acudir a la llamada del Rey para realizar una incursión contra Argel, un importante nido de la piratería berberisca. Sin embargo, Cortés fue ninguneado por el Rey y el resto de mandos y la campaña resultó un completo desastre. El repliegue no fue menos desastroso. Hubo que echar al agua a los caballos para hacer sitio a toda la gente naufragada en el proceso, entre ellos a Cortés y a sus hijos. Agotado y enfermo por el viaje, Hernán Cortés nunca recuperó completamente las fuerzas perdidas en la que fue su última expedición guerrera. Además, el extremeño extravió la enorme fortuna que portaba en su barco naufragado, 100.000 ducados en oro y esmeraldas. En los siguientes años se estableció en Valladolid, donde retomó su actividad empresarial y se arropó de un ambiente humanista. Allí observó impotente como sus protestas al Emperador eran sepultadas una y otra vez por las intrigas de la Corte. A finales de 1545, el conquistador se trasladó a Sevilla con la intención de viajar una vez más a México, quizás con el sueño de acabar sus días allí.

Hasta el final, Cortés reclamó sin éxito al Emperador nuevas ventajas por sus méritos militares, pero a esas alturas los tesoros de Pizarro eclipsaban a los traídos por el conquistador de México en el pasado. La fama de Cortés estaba en caída libre cuando, tras dos años en Sevilla planeando su regreso a la Nueva España, murió víctima de la disentería. El extremeño falleció en Castilleja de la Cuesta, provincia de Sevilla, el 2 de diciembre de 1547 de un ataque de pleuresía a la edad de 62 años. Su testamento estipulaba que fuera enterrado en México, aunque de forma provisional quedó en el panteón familiar de los duques de Medina-Sidonia, que habían velado por su bienestar en su etapa final.

En 1562, dos de los hijos de Cortés, Martín –nuevo marqués del Valle, y Martín –el hijo que tuvo con la interprete nativa doña Marina– llevaron los restos de su padre a México y le dieron sepultura en San Francisco de Texcoco. Comenzó entonces el largo peregrinaje de sus restos por la geografía mexicana. En 1629, quedó en una iglesia de Ciudad de México y luego, en 1794, en una fundación religiosa de la misma ciudad. Este nuevo traslado obedecía al interés del virrey, Conde de Revillagigedo, por dar un mausoleo más pudiente al héroe hispánico a costa del dinero de personajes influyentes de la ciudad.

Pero la independencia de México cambió radicalmente la imagen que tenía el país sobre Cortés. El extremeño tornó a ser el representante de la crueldad y la represión que destruyó la civilización azteca, e incluso fue tildado como genocida. A diferencia de otros países como Colombia que sí conservó el culto a Benalcázar o Ecuador con Orellana –en un intento de dar sentido histórico a sus países–, la oposición a Cortés se mantuvo firmemente enraizada hasta el punto de que en la actualidad no hay ninguna estatua de cuerpo entero del conquistador en todo el país. No en vano, los murales del artista mexicano Diego Rivera, pintados entre 1923 y 1928, recogen el sentimiento dominante sobre la figura del conquistador. Así, Cortés es una criatura encorvada y llena de deformidades que tiene el oro como única motivación.

La ubicación fue desconocida durante 110 años

Poco después de la independencia, empezaron a correr pasquines que incitaban al pueblo a destruir el sepulcro. Previniendo la inminente profanación, las autoridades eclesiásticas decidieron desmontar el mausoleo y ocultar los huesos. En la noche del 15 de septiembre de 1823, los huesos fueron trasladados de forma clandestina a la tarima del altar del Hospital de Jesús y el busto y escudo que decoraban el mausoleo fueron enviados a la ciudad siciliana de Palermo. Trece años después, los restos cambiaron su ubicación a un nicho todavía más oculto, donde permanecieron en el olvido durante 110 años. Su ubicación exacta fue remitida a la Embajada de España a través de un documento que fue perdido y luego recuperado en 1946 por investigadores del Colegio de México, quienes asumieron la aventura de buscar los restos ocultos. El domingo 24 de noviembre de 1946 hallaron los huesos y los confiaron al Instituto Nacional de Antropología e Historia.

El 9 de julio de 1947, tras un estudio de los huesos, Cortés fue enterrado de nuevo en la iglesia Hospital de Jesús con una placa de bronce y el escudo de armas de su linaje. La única estatua de Cortés erigida en territorio mexicano permanece junto a esta humilde tumba, cuya existencia se guarda de forma discreta en un país que, en su mayor parte, sigue sin asumir el papel que jugó el conquistador en su fundación. Tampoco su otro país, el que le vio nacer, hace mucho por defender su figura.

El mito del «Genocidio español»: las enfermedades acabaron con el 95% de la población


ABC.es

  • Lejos de lo vertido por la Leyenda Negra contra España, la catástrofe demográfica estuvo causada por las epidemias portadas por los europeos. Los habitantes de América habían permanecido aislados del resto del mundo y pagaron a un alto precio su fragilidad biológica
WIKIPEDIA | Mural de Diego Rivera sobre la Conquista de México. Palacio Nacional de la Ciudad de México

WIKIPEDIA | Mural de Diego Rivera sobre la Conquista de México. Palacio Nacional de la Ciudad de México

El término anacrónico de «Genocidio Americano» es uno de los puntales de la leyenda negra que vertieron los enemigos del Imperio español para menoscabar su prestigio. En un grabado holandés del siglo XVII aparece Don Juan de Austria, héroe de la batalla de Lepanto, vanagloriándose del martirio de un grupo de indígenas americanos. La mentira es insultantemente estúpida: el hijo bastardo de Carlos I de España jamás participó de la conquista ni siquiera piso suelo americano. Así, entre mentiras, cifras exageradas y episodios novelados, se gestó el mito que pervive hasta la actualidad de que los españoles perpetraron una matanza masiva y ordenada de la población americana. La verdad detrás de esta controversia histórica muestra que el auténtico genocidio, pese a que los españoles no escatimaron en brutalidad para llevar a cabo sus propósitos, lo causaron las enfermedades portadas por los europeos.

La catástrofe demográfica que sufrió el continente americano desde 1492, el año del Descubrimiento de Cristóbal Colón, es un hecho irrefutable. Antes de la llegada de los españoles se ha estimado tradicionalmente que la población del continente se encontraba entre los 40 millones y 100 millones. No obstante, el hispanista venezolano Ángel Rosenblat argumenta en su estudio «La población de América en 1492: viejos y nuevos cálculos» (1967) que la cifra no pasaría de 13 millones, concentrándose los mayor grupos en las actuales regiones de México y de Perú, ocupadas por el Imperio azteca y el Inca respectivamente. Sea una cifra u otra, la disminución demográfica fue dramática: el 95 % de la población total de América murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón, según el investigador estadounidense H. F. Dobyns.

La sangría demográfica hay que buscarla en dos factores: el traumatismo de la conquista (las bajas causadas por la guerra, el desplome de las actividades económicas y los grandes desplazamientos poblaciones) y las enfermedades. Los habitantes de América habían permanecido aislados del resto del mundo y pagaron a un alto precio el choque biológico. Cuando las enfermedades traídas desde Europa, que habían evolucionado durante miles de años de Humanidad, entraron en contacto con el Nuevo Mundo causaron miles de muertes ante la fragilidad biológica de sus pobladores. Un sencillo catarro nasal resultaba mortal para muchos indígenas. El resultado fue la muerte de un porcentaje estimado del 95% de la población nativa americana existente a la llegada de Colón, según los cálculos del ecólogo Jared Diamond.

No obstante, fueron las grandes epidemias las que provocaron el mayor impacto. Una epidemia de viruela que se desató en Santo Domingo entre 1518 y 1519 acabó con prácticamente toda la población local. Esta misma epidemia fue introducida por los hombres de Hernán Cortés en México y, tras arrasar Guatemala, bajo hasta el corazón del Imperio Inca en 1525, donde diezmó a la mitad de la población. Precedido por la viruela, la llegada de Francisco Pizarro a Perú fue el golpe final a un imperio que se encontraba colapsado por las enfermedades. La epidemia de viruela fue seguida por el sarampión (1530-31), el tifus en 1546, y la gripe en 1558. La difteria, las paperas, la sífilis y la peste neumónica también golpearon fuerte en la población.

El genocidio en la leyenda negra

«Los españoles han causado una muerte miserable a 20 millones de personas», escribió en su texto «Apología» el holandés Guillermo de Orange, esforzado padre de la propaganda negativa del Imperio español. Con la intención de menoscabar el prestigio de la Monarquía hispánica, dueña absoluta del continente durante casi un siglo, los holandeses, los ingleses y los hugonotes franceses exageraron las conclusiones del libro «Brevísima relación de la destrucción de las Indias», escrito por el fraile dominico Bartolomé de Las Casas. Este fraile que acompañó a Cristóbal Colón en su segundo viaje no había imaginado que su texto iba a ser la piedra central de los ataques a España cuando denunció el maltrato que estaban sufriendo los indígenas. Como explica Joseph Pérez, autor de «La Leyenda negra» (GADIR, 2012), Las Casas pretendía «denunciar las contradicciones entre el fin –la evangelización de los indios– y los medios utilizados. Esos medios (la guerra, la conquista, la esclavitud, los malos tratos) no eran dignos de cristianos; el hecho de que los conquistadores fueran españoles era secundario».

grabado-holandes--470x300

ABC Grabado de T. De Bry para «la Historia de la destrucción de las Indias»

Las traducciones y reediciones de la «Brevísima relación de la destrucción de las Indias» se multiplicaron entre 1579 y 1700: de ellas 29 fueron escritas en neerlandés, 13 en francés y seis en inglés. Lo que todos obviaron cuando emplearon a Las Casas para atacar al Imperio español es que él mismo representaba a un grupo de españoles con el coraje de denunciar el asunto, la mayoría misioneros, y a una creciente preocupación que atrajo el interés de las autoridades. Los críticos consiguieron que en 1542 las leyes nuevas recordaran la prohibición de reducir a los indios a esclavitud y sancionaron el fin del trabajo forzoso, la encomienda. En la controversia de Valladolid, donde por desgracia se sacaron pocas conclusiones finales, se enfrentaron quienes defendían que los indígenas tenían los mismos derechos que cualquier cristiano contra los que creían que estaba justificado que un pueblo superior impusiera su tutela a pueblos inferiores para permitirles acceder a un grado más elevado de desarrollo.

Curiosamente, los enciclopedistas franceses, muy críticos con todo lo referido a España en otras cuestiones, fueron los primeros en ver que las cifras presentadas por de Las Casas –20 millones de muertos causados por los métodos de los conquistadores– eran del todo imprecisas. En «El Ensayo sobre las costumbres» (1756), Voltaire afirma que Las Casas exageró de forma premeditada el número de muertos e idealizó a los indios para llamar la atención sobre lo que consideraba una injusticia. «Sabido es que la voluntad de Isabel, de Fernando, del cardenal Cisneros, de Carlos V, fue constantemente la de tratar con consideración a los indios», expuso en 1777 el escritor francés Jean-François Marmontel en una obra, «Les Incas», que por lo demás está llena de reproches hacia la actitud de los conquistadores. La Revolución francesa y la emancipación de las colonias en América elevaron a Las Casas a la categoría benefactor de la Humanidad.

Los críticos se convierten en los conquistadores

Más allá del brutal impacto de las enfermedades, es cierto que la violencia de la Conquista de América provocó la muerte directa e indiferente de miles de personas. El que existiera un grupo de personas críticas con los métodos empleados por los conquistadores –un grupo de hombres que perseguían como principal objetivo el hacerse ricos– o que los Reyes españoles plantearan soluciones –aunque fueran incompletas e incluso hipócritas– no exime a España de sus pecados y del daño cometido, pero sí la diferencia de precisamente los países que censuraron una actuación que luego ellos mismos practicaron. Sin entrar a valorar el fangoso proceso llevado a cabo por los anglosajones en Norteamérica, la explotación de caucho en el África negra dejó a sus espaldas 10 millones de muertos en el Congo Belga. «La colonización europea de los siglos XIX y XX fue culpable de crímenes semejantes a los cometidos por los conquistadores españoles. La única diferencia es que no encontraron a un Las Casas para denunciar las injusticias con tanta repercusión», sentencia el hispanista Joseph Pérez en el citado libro.

Hallan dos momias congeladas a 5.270 metros de altitud en México


ABC.es

  • Los dos cuerpos se encontraban muy cerca en el volcán Pico de Orizaba
momia-mexico--644x362

efe Una de las momias halladas en el volcán Pico de Orizaba, en México

Un grupo de alpinistas mexicanos que ascendió la madrugada de este jueves al volcán Pico de Orizaba (o Citlaltépetl) para recuperar los restos momificados de un hombre, halló un segundo cuerpo muy cerca de éste, según han confirmado hoy autoridades locales.

Juan Navarro, presidente municipal de Chalchicomula de Sesma, en el central estado de Puebla, indicó que son dos los cuerpos momificados y congelados hallados a unos 5.270 metros de altitud.

El pasado fin de semana, seis escaladores encontraron accidentalmente el cuerpo de un hombre congelado que presuntamente murió en el volcán hace unos 50 años. Tras el hallazgo, los alpinistas informaron al grupo de rescate de la Cruz Roja Mexicana, que programó un ascenso para el próximo domingo con el fin de recobrar el cuerpo. Pero las autoridades de Chalchicomula de Sesma adelantaron una primera expedición la madrugada de este jueves.

El alpinista Hilario Aguilar encabezó a un grupo de 12 escaladores profesionales que comenzaron a subir al volcán desde las 05.00 hora local y 11 horas después encontraron ambos cuerpos.

«Aunque originalmente se buscaba bajar un solo cuerpo, los especialistas encontraron dos, como a 150 metros de distancia. Estaban muy cerca», dijo el alcalde Navarro.

El mal clima impidió el rescate de los cuerpos este mismo día y se prevé que los alpinistas desciendan este viernes con las momias congeladas.

Navarro añadió que se ha solicitado al Gobierno de Puebla un helicóptero para apoyar la expedición de rescate. También han sido convocados otros grupos de alpinistas para ayudar en la misión.

El alcalde indicó que ha recibido llamadas desde varios países, entre ellos Francia, España y Alemania, para estar al tanto de la identificación de los cuerpos ya que existen registros de escaladores profesionales perdidos durante años en el volcán.

El Pico de Orizaba, ubicado en los límites entre Puebla y Veracruz, es la montaña más alta de México con sus 5.630 metros de altitud y la tercera de Norteamérica.

Descubren que un gigantesco tsunami arrasó Cancún hace 1.500 años


ABC.es

  • Un estudio científico ha desvelado que la península de Yucatán sufrió el azote de entre tres y cuatro olas gigantes
tsunami--644x450

NASA Las olas pudieron afectar una extensión de hasta 125 kilómetros

La costa oriental de la península de Yucatán (en México) es actualmente conocida por sus buenas temperaturas y la ingente cantidad de turistas que la visitan para disfrutar de sus playas. Sin embargo, un nuevo estudio realizado por el Centro Ecológico Akumal (CEA) de México y la Universidad de Colorado en Boulder, ha hallado evidencias de que hace 1.500 años sufrió el azote de un gigantesco tsunami que arrasó la región.

La investigación ha encontrado evidencias del suceso en una berma de piedra (o cornisa) de unos 15 metros de altura ubicada cerca de la costa. Los restos de radiocarbono en este accidente del terreno indican que un tsunami, formado por dos o incluso tres olas gigantes, probablemente se abatió sobre la línea de costa en algún momento después del año 450. Todo ello, cerca de Playa del Carmen y Cancún.

Los expertos han podido averiguar estos datos gracias a que las rocas que cubren la parte superior de la berma se componen de coral y piedra caliza de grano fino. Ello implica que una de las susodichas olas depositó estos materiales subacuáticos en las piedras.

«La fuerza requerida para extraer este material de arrecife desde el fondo del mar y depositarlo muy por encima de la línea de la playa tuvo que haber sido enorme. Creemos que la altura de las olas del tsunami fue de al menos 4,5 metros y potencialmente mucho mayor que eso», añade Benson.

A su vez, los expertos han encontrado sobre la berma todo tipo de ruinas de estructuras mayas postclásicas construidas entre los años 900 y 1200, lo que indica que el tsunami se produjo antes de ese tiempo. «Yo estaba muy sorprendido cuando entré por primera vez en estos promontorios y vi esta gran berma pavimentada con cantos rodados que se prolongaban largas distancias en ambas direcciones. Mi primer pensamiento fue que una enorme ola pasó por aquí en el pasado, y que debió producir un gran impacto», ha explicado el científico del CEA Charles Shaw.

A su vez, los investigadores han hallado bermas atípicas a lo largo de 125 kilómetros de la costa del Yucatán, lo que implica que el tsunami habría impactado en una zona muy extensa de la región. No está claro lo que podría haber causado el tsunami, que pudo ser desencadenado por una variedad de eventos que van desde terremotos y deslizamientos de tierra submarinos a erupciones volcánicas e impactos de meteoritos en el océano.

Benson y Shaw sugieren que el tsunami podría fecharse con mayor precisión por extracción de muestras de sedimentos del pantano de manglares que se encuentra a lo largo de la costa, con el fin de localizar la arena de carbonato depositado por la ola masiva.

Con todo, de momento se cree que sucedió hace, aproximadamente, 900 y 1.500 años. «Si tal evento ocurre en el futuro, causaría estragos a lo largo de la costa urbanizada, probablemente con una gran pérdida de vidas», ha explicado Benson.

Así lograron Hernán Cortés y 400 españoles derrumbar el gigantesco imperio azteca


ABC.es

  • La gesta de los conquistadores hispánicos, donde las alianzas con tribus locales y la avanzada tecnología europea fueron claves, está considerada una de las luchas con mayor inferioridad numérica de la historia
Así lograron Hernán Cortés y 400 españoles derrumbar el gigantesco imperio azteca

ABC El asedio final a Tenochtitlán

En medio de un tumulto de profecías que advertían al Emperador Moctezuma II de la llegada de «hombres blancos y barbudos procedentes de Oriente» con la intención de conquistar el Imperio azteca, los malos augurios se materializaron con el desembarco de Hernán Cortés, 518 infantes, 16 jinetes y 13 arcabuceros en la costa mejicana en 1519. El conquistador extremeño –tras varios meses de batallas contra tribus menores en su camino hacia la capital azteca– tomó una decisión radical, destruir las naves, que delató sus intenciones: o ricos, o no volverían a Cuba.

Desde el principio de la expedición, un grupo de los españoles –los llamados velazqueños por su lealtad al gobernador de Cuba Diego de Velázquez– defendía regresar cuanto antes y no internarse más en una tierra que se consideraba dominada por el imperio más poderoso y grande de Norteamérica. «Propuso Cortés ir a México. Y para que le siguiesen todos, aunque no quisiesen, acordó quebrar los navíos, cosa recia y peligrosa y de gran pérdida», narra el cronista López de Gómara sobre la decisión de Cortés. El 8 de noviembre de 1519 iniciaron el viaje definitivo hacia Tenochtitlán los 400 españoles supervivientes, acompañados de 15 caballos y siete cañones, que pasarían a la historia como los principales responsables del derrumbe del estado mexica.

400 españoles contra cientos de miles

A simple vista, podría pensarse que Cortés se creía un moderno Leónidas –el Rey espartano que frenó por unos días al imperio persa en las Termopilas acompañado de solo 300 hombres– y que tenía planeado, como el historiador mexicano Carlos Pereira describió sobre el aspecto de la expedición, «inmolarse voluntariamente al espantoso Huichilobos (la principal deidad de los mexicas )». Pero las apariencias suelen engañar, el extremeño no estaba improvisando: conocía muy bien sus ventajas y había tomado nota de las debilidades de su gigantesco enemigo.

El Imperio azteca era la formación política más poderosa del continente que, según las estimaciones, estaba poblada por 15 millones de almas y controlado desde la ciudad-estado de Tenochtitlan, que floreció en el siglo XIV. Usando la superioridad militar de sus guerreros, los aztecas y sus aliados establecieron un sistema de dominio a través del pago de tributos sobre numerosos pueblos, especialmente en el centro de México, la región de Guerrero y la costa del golfo de México, así como algunas zonas de Oaxaca. Hernán Cortés no tardó en darse cuenta de que el odio de los pueblos dominados podía ser usado en beneficio español. En su camino hacia Tenochtitlán, los conquistadores lograron el apoyo de los nativos totonacas de la ciudad de Cempoala, que de este modo se liberaban de la opresión azteca. Y tras imponerse militarmente a otro pueblo nativo, los tlaxcaltecas, los españoles lograron incorporar a sus tropas a miles de guerreros de esta etnia.

El plan de Cortés para vencer a un ejército que le superaba desproporcionadamente en número, por tanto, se cimentó en incorporar a sus huestes soldados locales. Así, junto a los 400 españoles formaban 1.300 guerreros y 1.000 porteadores indios, que se abrieron camino a la fuerza hasta la capital. Con las alianzas del extremeño, se puede decir que la conquista de México se convirtió, de algún modo, en una guerra de liberación de los pueblos mexicanos frente al dominio azteca.

Así lograron Hernán Cortés y 400 españoles derrumbar el gigantesco imperio azteca

ABC Retrato de Hernán Cortés

Además del odio común contra el terror sembrado por los aztecas, el conquistador extremeño percibió otro síntoma de debilidad en el sistema imperial y lo explotó hasta sus últimas consecuencias. Moctezuma II –considerado un gran monarca debido a su reforma de la administración central y del sistema tributario– se dejó seducir, como las serpientes, por Hernán Cortés y fue claudicando ante sus palabras, en muchos casos con veladas amenazas, hasta terminar cautivo en su propio palacio. La figura del extremeño ha sido demonizada posteriormente por este doble juego político con el cándido emperador, pero cabe recordar, así lo hacen las crónicas de Bernal Díazdel Castillo y de López de Gómara, la difícil situación en la que se encontraban los hispánicos. Estaban en una exagerada inferioridad numérica, lejos de cualquier base donde refugiarse y tratando con un pueblo que seguía practicando los sacrificios humanos.

A pesar del malestar creciente por las acciones de los conquistadores españoles, Moctezuma dirigió a petición de Cortés un discurso conciliador frente a su pueblo donde se reconoció como vasallo de Carlos I y pidió rendir obediencia a los extranjeros. No en vano, cuando los invasores planeaban su salida de la ciudad llegó la noticia de que el gobernador Diego Velázquez, desconociendo que Carlos I había dado su beneplácito personal a la empresa, confiscó en la isla de Cuba los bienes del extremeño y organizó un ejército que constaba de 19 embarcaciones, 1.400 hombres, 80 caballos, y veinte piezas de artillería con la misión de capturar a Cortés. El caudillo español se vio obligado a salir de la ciudad, junto a 80 hombres, para enfrentarse al grupo enviado por Velázquez.

Tras un ataque sorpresa, Cortés se impuso a sus compatriotas, que también le superaban en número por mucho, y pudo regresar meses después con algunos refuerzos a Tenochtitlán, donde encontró una ciudad sublevada contra los españoles, quienes ante los rumores de conspiración habían ordenado la muerte de algunos notables aztecas que le parecieron sospechosos. Durante unos días, los europeos intentaron utilizar a Moctezuma para calmar los ánimos, pero fue en vano. Díaz del Castillo relata que Moctezuma subió a uno de los muros del palacio para hablar con su gente y tranquilizarlos; sin embargo, la multitud enardecida comenzó a arrojar piedras, una de las cuales hirió al líder azteca de gravedad durante su discurso. El emperador falleció tres días después a causa de la herida e, invocando la amistad que había entablado con Cortés, le pidió que favoreciese a su hijo de nombre Chimalpopoca tras su muerte.

En la llamada Noche Triste, el 30 de junio de 1520, Cortés y sus hombres se vieron obligados a huir desordenadamente de la ciudad, acosados por los aztecas, que les provocaron centenares de bajas. No obstante, pocos días después se libró la batalla de Otumba, donde los españoles dieron cuenta de la superioridad militar de las técnicas europeas.

«Ellos no traen armas ni las conocen»

Si hay que señalar cuáles fueron las principales causas del éxito de la empresa de Cortés, a su capacidad de aprovechar las divisiones entre los pueblos de la región y de explotar el carácter dubitativo de Moctezuma hay que añadir la impresión que causaron las armas y las tácticas europeas sobre los aztecas. «Ellos no traen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo, y se cortaban con ignorancia. No tienen algún hierro», escribió Cristóbal Colón sobre los nativos que encontró en su primer viaje. Tampoco los habitantes de la región mexicana conocían el hierro y, además, sus armas estaban adaptadas a una forma de hacer la guerra que se mostró contraproducente en la lucha contra los europeos. Como en sus guerras tribales, los aztecas buscaron inmovilizar o herir, sin matar, a los españoles con armas fabricadas con huesos o de madera tratada para posteriormente trasladarlos a sus ciudades, donde celebraban con los capturados sacrificios humanos en honor a los dioses o los esclavizaban.

La forma de hacer la guerra en Occidente –matar en vez de apresar– y sus avances tecnológicos –el hierro (en su máxima forma, el acero), la pólvora y el uso de caballos– suplieron la clara desventaja numérica de los españoles y sus aliados. En la batalla de Otumba, Hernán Cortés, 400 supervivientes de la huida de Tenochtitlán y 1.000 de aliados de Tlaxacala se impusieron a 100.000 soldados aztecas seleccionados de entre su élite militar. Los historiadores militares destacan dos claves de la victoria hispánica: la actuación de la caballería ligera dirigida por Cortés, empleando tácticas desconocidas por los mexicas, y que la muerte de un general se consideraba el fin del combate en Mesoamérica.

Según la narración del cronista Díaz del Castillo, tras invocar a Santiago los jinetes españoles se abrieron paso entre sus contrincantes y Cortés derribó a Matlatzincatzin, el líder militar azteca, y el capitán Salamanca lo mató con su lanza, apoderándose del tocado de plumas y el estandarte de guerra de los mexicas. El ejército mexica rompió filas al no tener un mando y comenzó la retirada. Tras la contienda, el extremeño preparó su regreso a Tenochtitlán y a finales de abril de 1521 comenzó el asedio final a la capital, donde fueron determinantes los cañones de pólvora para someter a una ciudad de más de 100.000 habitante.

Sobre el uso de la pólvora, antes de su primera visita a la capital azteca, Cortés ordenó una demostración del funcionamiento de los arcabuces frente a los emisarios de Moctezuma para que dieran fe del potencial de las armas europeas. Lo cual extendió el miedo entre la población, a quienes el simple estruendo de los arcabuces les causaba espanto. Aun así, como prueba de que su impacto fue más psicológico que tangible, los cañones y arcabuces de los soldados españoles de nada sirvieron en la Noche Triste –la mayor derrota de la Monarquía hispánica en sus primeros 50 años de conquista– ni fueron claves en la batalla de Otumba.

A raíz del asedio final de Tenochtitlán, el desgaste provocado entre los sitiados por las enfermedades llegadas del Viejo Mundo supuso el golpe de gracia para los restos de la estructura imperial. Ciertas enfermedades epidémicas desconocidas hasta entonces en el continente americano, la viruela, el sarampión, las fiebres tifoideas, el tifus y la gripe, diezmaron a la población y abrieron la puerta a la conquista de toda Mesoamérica.

México restaura el pañuelo mortuorio del conquistador español Hernán Cortés


ABC.es

  • De lino y seda, fue utilizado en las honras fúnebres de Cortés y guardó sus restos óseos más de un siglo hasta que en 1947 fueron entregados al Museo de Historia Natural
México restaura el pañuelo mortuorio del conquistador español Hernán Cortés

Instituto Nacional de antropoloia de méxico Pañuelo funerario del conquistador español Hernán Cortés

El pañuelo funerario del conquistador español Hernán Cortés fue restaurado totalmente por especialistas mexicanos, informó ayer el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).

La restauración de este lienzo de lino blanco y encaje de seda negra del siglo XVIII forma parte del proyecto de conservación por los 70 años del Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec, reveló el Instituto.

Este Museo recibió en 1947 el pañuelo que más de un siglo guardó los restos óseos de Cortés, fallecido en Castilleja de la Cuesta, España, el 2 de diciembre de 1547 y cuyos restos fueron llevados a México en 1566.

Los restos del conquistador de México cambiaron a través del tiempo varias veces de lugar hasta su última morada en la iglesia de Jesús Nazareno, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

El Instituto explicó que este pañuelo de lino y seda fue utilizado en las honras fúnebres de Cortés y guardó sus restos óseos más de un siglo hasta que en 1947 fueron entregados al Museo de Historia Natural.

Un primer dictamen al lienzo de 72 x 73 centímetros detectó un deterioro mayor en su parte central por haber estado en contacto con los huesos y se determinó someterlo a una limpieza especial y el encaje negro fue restaurado aparte.

El pañuelo tiene en los cuatro extremos «figuras fitomorfas bordadas, que forman una cruz lobulada al centro que alude a la religión cristiana y al uso para el que fue creado», explicó el INAH.

El trabajo estuvo a cargo de las restauradoras Verónica Kuhliger y Laura García. También participaron estudiantes de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente y los laboratorios de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía.

México invierte 49,2 millones de dólares en Arqueología en 2014


web

El Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha destinado un total de 671 millones de pesos (unos 49,2 millones de dólares) a proyectos arqueológicos en el país este año 2014.

Se mantiene la inversión respecto al año anterior e incluso se incrementa ligeramente, en un momento en que el INAH cumple 75 años, según detalla el Ejecutivo mexicano en un comunicado.

Actualmente el Instituto tiene en marcha 377 proyectos de arqueología que incluyen tareas de registro, análisis, conservación y difusión de cientos de zonas paleontológicas. Todo para preservar y acercar a la población el vasto patrimonio cultural de México, que posee 46.295 zonas arqueológicas y 107.658 monumentos históricos.

Para el INAH, el año 2014 también ha sido clave para las ciencias aplicadas al patrimonio cultural porque se han concretado dos laboratorios nacionales enfocados a su estudio y conservación.

Este impulso arqueológico es la culminación de 75 años de trabajo del Instituto, según dijo su secretario técnico, César Moheno.

«Aprehender la raíz de la vida y alcanzar el sustrato histórico de los hombres y mujeres de nuestra nación, son algunas de las razones que desde hace 75 años guían nuestra labor en el INAH como profesionales que hacemos revivir el pasado» ha explicado en el IV Congreso Latinoamericano de Arqueometría celebrado en la última semana del pasado mes de octubre.

«Gracias al intenso trabajo de alta calidad de los investigadores del INAH, el pasado crece cada día«, ha señalado Moheno.

En 2013 el presupuesto estatal destinado a arqueología fue de 670,337 millones de pesos (49,1 millones de dólares), lo que supuso un incremento de más de dos millones de pesos respecto a 2012 según publica ‘CNN’. Este año el presupuesto ha crecido ligeramente hasta los 671 millones de pesos (unos 49,2 millones de dólares).