Resuelto el enigma del inesperado frío en Plutón


ABC.es

  • Un nuevo análisis de la atmósfera del planeta enano explica por qué la nave espacial New Horizons midió temperaturas mucho más bajas de lo previsto

La nave espacial New Horizons cambió en 2015 mucho de lo que los científicos creían saber sobre Plutón. Tan solo unos días después de que la misión alcanzara su máxima aproximación al planeta enano, el panorama descrito resultaba sorprendente: tortuosas cordilleras, hielos que fluyen, una espesa neblina y, entre otros descubrimientos, las mediciones reales de su temperatura, que resultó ser mucho más baja de la pronosticada a partir de la composición del gas de la atmósfera. El motivo del frío gélido a 50 km sobre la superficie de este mundo más pequeño que la Luna ha sido un misterio desde entonces, pero un nuevo estudio publicado este miércoles en la revista «Nature» propone una solución al enigma. El culpable ya ha sido mencionado: la niebla.

Según los investigadores, son las partículas de la neblina y no los gases los que controlan la temperatura atmosférica de Plutón, lo que convierten este cuerpo planetario en un lugar único en el Sistema Solar. Nunca antes se había visto nada semejante.

El mecanismo de enfriamiento implica la absorción de calor por las partículas de neblina, que luego emiten radiación infrarroja, enfriando la atmósfera al irradiar energía al espacio. El resultado es una temperatura atmosférica insoportable de aproximadamente -203º C en lugar de los -173º C previstos, que tampoco son pocos.

El principal autor del estudio, Xi Zhang, profesor asistente de Ciencias Planetarias y de la Tierra en la Universidad de California en Santa Cruz (EE.UU.), cree que el exceso de radiación infrarroja de las partículas de neblina en la atmósfera de Plutón debería ser detectable por el futuro Telescopio Espacial James Webb una vez que abra sus ojos en 2019, lo que confirmaría la hipótesis de su equipo.

Superficie rojiza

Las imágenes de la New Horizons muestran extensas capas de bruma, resultado de reacciones químicas en la atmósfera superior, donde la radiación ultravioleta del Sol ioniza nitrógeno y metano, que reaccionan para formar pequeñas partículas de hidrocarburo de decenas de nanómetros de diámetro. A medida que estas diminutas partículas se hunden a través de la atmósfera, se unen para formar agregados que crecen a medida que descienden, y eventualmente se depositan en la superficie.

«Creemos que estas partículas de hidrocarburos están relacionadas con el material rojizo y marrón que se ve en las imágenes de la superficie de Plutón», dice Zhang.

Los investigadores están interesados en estudiar los efectos de las partículas de neblina en el control de la temperatura de otros cuerpos planetarios, como Tritón, luna de Neptuno, y Titán, satélite de Saturno. Sus hallazgos también pueden ser relevantes para la investigación de planetas extrasolares con atmósferas difusas.

 

NASA mostró en detalle el polo norte de Plutón


El Nacional

  • La fotografía, que muestra los cañones helados del planeta enano, fue captada por la sonda espacial New Horizons
 La imagen fue captada a uno 33.900 kilómetros de distancia de Plutón | NASA


La imagen fue captada a uno 33.900 kilómetros de distancia de Plutón | NASA

La Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA) ha difundido una imagen que permite apreciar los cañones del polo norte de Plutón, el planeta enano que ha sido fotografíado por la sonda espacial de New Horizons.

La fotografía deja ver en detalle largos cañones de hielo que atraviesan verticalmente Lowell Regio, una zona llamada así en honor al estrónomo estadounidense Percival Lowell que contribuyó al descubrimiento de Plutón.

En la fotografía se indica con amarillo el cañón más grande, que mide 74 kilómetros de ancho y tiene un valle de poca profundidad que se muestra con azul. En color verde, se muestran otros cañones paralelos, que tienen 10 kilómetros de ancho.

Debido a su estado, los científicos creen que tiene una edad mucho mayor que la de los cañones de otras partes del planeta enano, que tienen contornos más nítidos.

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En color rosado se puede observar otro cañón más irregular en su extensión. A la derecha de la imagen, en rojo, se muestran hoyos que alcanzan los 70 kilómetros de diámetro y 4 de profundidad.

Según los expertos, estas fosas podrían ser lugares de derretimiento de hielo depositado debajo que hizo colapsar el suelo.

La imagen fue obtenida por la cámara multiespectral Ralph de New Horizons. Cuenta con una resolución de la imagen de aproximadamente 680 metros por cada píxel. El borde inferior de la imagen representa aproximadamente 1.200 kilómetros, detalla la NASA en su web oficial.

La fotografía se obtuvo a aproximadamente 33.900 kilómetros de Plutón, 45 minutos antes de la máxima aproximación entre el planeta y la sonda New Horizons el 14 de julio del 2015.

La NASA traza el primer «mapa de carreteras» de Plutón


ABC.es

  • Colinas, montañas, volcanes, suaves llanuras e irregulares crestas. Las imágenes recogidas por «New Horizons» han permitido dibujar un detallado panorama geológico del planeta enano para entender qué evolución siguió

 

 Detalle de la planicie Sputnik, en Plutón. Las líneas negras representan depresiones en la extensión de nitrógeno congelado, y los colores, varios tipos de terreno en torno a ella - ASA/JHUAPL/SwRI

Detalle de la planicie Sputnik, en Plutón. Las líneas negras representan depresiones en la extensión de nitrógeno congelado, y los colores, varios tipos de terreno en torno a ella – ASA/JHUAPL/SwRI

Después del largo viaje a Plutón, la sonda «New Horizons» pudo tomar fotografías muy detalladas que le permitieron a los científicos reconstruir parte del pasado geológico del pequeño planeta congelado. Aparte de ser un miembro conocido del Sistema Solar, Plutón es una pieza clave si se quiere comprender cómo se formó el Sistema Solar a partir del impacto de unas rocas congeladas que hoy en día son el vecindario de este cuerpo.

Después de muchos meses de trabajo y observaciones, la NASA ha publicado un detallado mapa para reflejar la diversidad del terreno y la geología del planeta enano. El mapa cubre una porción de más de 2.000 kilómetros de la superficie, y abarca la famosa llanura Sputnik, una región helada cubierta de nitrógeno congelado. Aunque de momento no puede competir con Google Maps, este mapa tiene una resolución de 320 metros por píxel.

Está coloreado con los distintos tipos de terrenos, clasificados a su vez en función de la textura (el grosor de las partículas que lo componen) y la morfología (lisa, agujereada, rizada, etc). (Enlace con los distintos tipos de terreno presentes en Plutón).

Mapa de los tipos de terreno de Plutón elaborado por la NASA- NASA/JHUAPL/SwRI

Mapa de los tipos de terreno de Plutón elaborado por la NASA- NASA/JHUAPL/SwRI

Los colores verdosos y azulados se concentran en los bordes de la planicie Sputnik, más allá se extienden llanuras más irregulares. Las líneas negras delimitan la presencia de «casillas» en la vasta extensión de nitrógeno congelado. Los colores morados, se corresonden con las montañas orientales, mientras que los colores rosas representan una zona de colinas dispersas. Al sur del mapa, en la parte roja, se representan una zona en la que puede haber criovolcanes, capaces de escupir material congelado.

Aparte de describir todo esto, los científicos pueden estudiar qué partes del terreno se han formado antes que otras. Por ejemplo, los cráteres amarillos, en la zona occidental, se deben haber formado después que el terreno circundante (en marrón). Así, uno a uno se pueden ir comprendiendo los procesos que han formado el Plutón de hoy en día.

 

La nave ‘New Horizons’ halla extensas reservas de agua helada en Plutón


El Mundo

La sonda New Horizons, de la NASA, que desde el pasado 14 de julio analiza la superficie de Plutón, sigue logrando impresionantes descubrimientos sobre el planeta enano. El último de estos hallazgos indica que Plutón tiene más agua helada en su superficie de lo que se creía. Los nuevos datos obtenidos por esta misión no tripulada indican que al menos 108.000 kilómetros de la superficie de Plutón están cubiertas por hielo de agua.

Los esacenos de Plutón que cubren el hemisferio visible al New Horizons. NASA/JHUIAPL/SWRI

Los esacenos de Plutón que cubren el hemisferio visible al New Horizons. NASA/JHUIAPL/SWRI

Desde la página web de la agencia espacial estadounidense se han publicado dos imágenes en color falso obtenidas a partir de las observaciones con luz infrarroja de la sonda Ralph/Linear Etalon Imaging Spectral Array. El mapa de la izquierda es la primera versión que se elaboró utilizando una técnica con la que la firma espectral del hielo de agua queda fácilmente oculta por el hielo de metano.

El método utilizado para la imagen de la derecha, la más reciente, es mucho más sensible y muestra sólo las zonas en las que únicamente hay hielo de agua. El nuevo mapa deja constancia de que la superficie de Plutón tiene mucho más hielo de agua de lo que se pensaba en un principio. Este importante descubrimiento es el primer paso para determinar si hay vida en el planeta enano.

Pero a pesar de la gran precisión de este mapa, aún no muestra apenas agua helada en las zonas conocidas como Sputnik Planum (la región occidental del ‘corazón de Plutón’) ni en Lowell Regio, lo que indica que, al menos en estas regiones, las rocas de agua helada están ocultas bajo una gruesa capa de hielo de metano, nitrógeno y monóxido de carbono.

¡Sorpresa! El Planeta X existe de verdad


ABC.es

  • Se trataría del noveno planeta de nuestro sistema estelar y ha sido apodado como «Planeta Nueve». Aún no se ha observado directamente, pero su presencia se ha inferido al estudiar las órbitas de sus vecinos, más allá de Plutón

 

 Representación artística del nuevo planeta

Representación artística del nuevo planeta

Todo parece indicar que estamos más cerca que nunca de descubrir el noveno planeta del Sistema Solar. Y no se trata esta vez de pequeños mundos helados más allá de la órbita de Plutón, como el que anunció la Institución Carnegie el pasado mes de noviembre, ni tampoco de un simple objeto transneptuniano, sino de un auténtico gigante de tamaño comparable a Neptuno y que, de confirmarse definitivamente su existencia, entraría por la puerta grande en el selecto club planetario del que la Tierra forma parte y del que, en 2006, fue expulsado el propio Plutón. En otras palabras, podría tratarse del famoso y escurridizo Planeta X, ese que los astrónomos persiguen desde hace más de un siglo y que la cultura popular ha terminado por convertir en leyenda.

Los autores del trabajo, un equipo de investigadores de Instituto de Tecnología de California, le han bautizado como «Planeta Nueve». Tiene entre cinco y diez veces la masa de la Tierra, gira alrededor del Sol una vez cada 15.000 años y, aunque aún no lo han observado directamente, Michael Brown y Konstantin Batygin han deducido su existencia a partir de las órbitas de toda una serie de planetas enanos y otros objetos extremos de nuestro Sistema descubiertos recientemente. Se sabe desde hace tiempo que las extrañas «maniobras orbitales» de estos pequeños mundos podrían explicarse gracias a la perturbación gravitatoria de un hipotético planeta gigante nunca visto hasta ahora. Brown y Batygin creen que el nuevo planeta pudo ser «expulsado» lejos del Sol y al espacio profundo hace miles de millones de años, como consecuencia de un «empujón gravitatorio» de Júpiter o Saturno.

Escepticismo

Los investigadores saben que su trabajo será sometido a toda clase de revisiones por astrónomos de todo el mundo. No es la primera vez, en efecto, que se anuncia el hallazgo del misterioso Planeta X, cuya búsqueda está plagada de errores, exageraciones e, incluso, pura y simple charlatanería. Por eso, Brown y Batygin se han preparado conta la inevitable ola de escepticismo con una larga serie de datos, análisis orbitales de otros objetos distantes y sesudas simulaciones informáticas. «Si dices que tienes evidencias del planeta X -afirma Brown- prácticamente cualquier astrónomo dirá: ´¿Otra vez? Estos chicos, claramente, están locos. ¿por qué esta vez debería ser diferente a las demás?´. Esta vez es diferente porque esta vez tenemos razón».

Los dos astrónomos dedujeron la presencia del«Planeta Nueve» por la singular agrupación de seis objetos previamente conocidos y cuyas órbitas se encuentran más allá de Neptuno. Según sus datos, solo hay un 0,007% de probabilidades (una entre 15.000) de que esa agrupación se deba a una simple coincidencia. Mucho más probable es que un planeta con la masa de diez tierras esté guiando a los seis objetos en sus extrañas y peculiares órbitas elípticas, muy inclinadas con respecto al plano del Sistema Solar.

Del mismo modo, también la órbita del nuevo planeta está inclinada, y también estirada hasta distancias tan grandes que obligarán a revisar algunas de las ideas más establecidas sobre la dinámica planetaria dentro de nuestro sistema.

Locura

La mayor aproximación del Planeta Nueve al Sol lo sitúa hasta siete veces más lejos que Neptuno, a 200 Unidades Astronómicas (UA) de distancia. (Una Unidad Astronómica es la distancia que hay entre la Tierra y el Sol, 150 millones de km). Pero en su periplo orbital, el recién descubierto Planeta X podría llegar a alejarse periódicamente del Sol entre 600 y 1.200 Unidades Astronómicas. Es decir, mucho más allá del cinturón de Kuiper, la región de los pequeños mundos helados más allá de Neptuno, que empieza a «solo» unas 30 UA.

Hace años, la investigación de Brown y Batygin no iba encaminada a descubrir un nuevo planeta, sino todo lo contrario, a demostrar que el Planeta Nueve no existía. Pero el trabajo de otros dos astrónomos, que descubrieron una inusual agrupación de pequeños mundos helados en una remota región del Sistema Solar, les hizo cambiar de idea. En 2014, además, un estudio publicado en Nature por Scott Sheppard Y Chad Trujillo, de la Institución Carnegie, apuntaba a la existencia potencial de un planeta gigante desconocido, uno cuya gravedad, precisamente, estuviera afectando a las órbitas de todos esos cuerpos más pequeños. Al principio Brown pensó que era una locura, y trató de demostrarlo con una serie de ecuaciones y simulaciones informáticas que, al final, terminaron por demostrar que la del planeta gigante oculto era la mejor de las explicaciones posibles.

Según sostienen Brown y Batygyn, si el Planeta X está ahí fuera, los astrónomos deberían encontrar muy pronto más objetos en «órbitas reveladoras», influenciadas por el gigante oculto. Aunque Brown sabe muy bien que nadie creerá de verdad en el descubrimiento hasta que el Planeta X, en todo su esplendor, sea detectado por fin con un telescopio. «Hasta que no haya una detección directa -afirma el astrónomo- estamos ante una hipótesis». El equipo de investigadores utilizará ahora sus cálculos para «cazar» al escurridizo planeta con uno de los grandes telescopios instalados en Hawaii. Y no cabe duda de que, con los datos de su trabajo en la mano, muchos otros astrónomos intentarán hacer lo mismo.

Matar a Plutón

De hecho, grandes telescopios de dos continentes están tratando ya de poner la vista encima al Planeta X, que sería, por tamaño, el quinto mayor del Sistema Solar, después de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Pero a tanta distancia, no se trata de una tarea sencilla, ya que el Planeta Nueve, o X, refleja tan poca luz solar que pone a prueba la capacidad de los mejores intrumentos de observación disponibles.

Resulta irónico que sea precisamente Michael Brown el descubridor del noveno planeta del Sistema Solar. De hecho, fue él quien, en 2005, descubrió Eris, un pequeño y distante mundo helado del mismo tamaño de Plutón y que demostró que el hasta entonces noveno planeta de nuestro sistema era más que uno entre muchos mundos similares del cinturón de Kuiper. Fue precisamente su descubrimiento el que provocó que, apenas un año más tarde, en 2006, la Unión Astronómica Internacional reclasificara a Plutón, privándole de su título planetario y degradándolo a planeta enano. El propio Brown contó este proceso en su libro «Cómo maté a Plutón». Unos años antes, en 2003, Brown también protagonizó el descubrimiento de Sedna, otro pequeño y lejano mundo, aunque menor que Eris y Plutón.

«Matar a Plutón fue divertido -afirma el investigador-. Y encontrar a Sedna fue científicamente interesante. Pero esto está una cabeza por encima de todo lo demás«.

 

 

El cielo de Plutón también es azul


El Mundo

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La imagen ha sido generada para mostrar el color azul que el ojo humano vería en el cielo de Plutón. NASA/JHUAPL/SwRI

El cielo de Plutón es azul, como el de la Tierra. Lo ha averiguado la sonda New Horizons, que también ha detectado agua helada en el planeta enano en numerosas zonas. La nave de la NASA hizo su mayor aproximación a Plutón a mediados de julio, ofreciendo imágenes de este cuerpo situado en los confines del Sistema Solar. En la actualidad la nave New Horizons se encuentra a 5.000 millones de kilómetros de distancia de la Tierra.

La fotografía que publica ahora la NASA es una composición para mostrar cómo el ojo humano vería el cielo de Plutón y ha sido realizada a partir de las que tomó la cámara MVIC (Ralph/Multispectral Visible Imaging Camera).

¿Por qué varían los colores del cielo? «Están relacionados directamente con la composición química de la atmósfera», explica a EL MUNDO Olga Prieto, geóloga planetaria del Centro de Astrobiología (CAB/CSIC-INTA). «En la atmósfera de la Tierra tenemos vapor de agua y partículas en suspensión, como cenizas de los volcanes. Cuando llega la luz solar, va chocando con las moléculas y partículas, y la luz blanca se va dispersando y diferenciando en todo el espectro de color», señala la investigadora.

Cuanto más pequeñas son las partículas, mayor capacidad de dispersar la luz en longitudes de onda más bajas, es decir, en el azul. Las partículas más grandes dispersan la luz en longitudes de onda altas (rojos). «En la Tierra vemos el cielo azul porque tenemos moléculas como el nitrógeno, que son muy pequeñas y dispersan la luz en longitudes de onda bajas«, relata en conversación telefónica.

Vemos el cielo terrestre azul, sobre todo, cuando el Sol está alto. Al amanecer o durante el ocaso, el ojo percibe otros colores, anaranjados o rojizos, porque la luz nos llega desde otra posición y va chocando con otro tipo de partículas.

En Marte, donde hay sobre todo moléculas de dióxido de carbono, el cielo es de color anaranjado debido a que los vientos arrastran gran cantidad de partículas de polvo en suspensión que contienen granos de óxidos, explica.

Macromoléculas

El color azulado del cielo de Plutón ofrece a los científicos información sobre el tamaño y la composición de las partículas que hay en ese planeta enano. New Horizons ha mostrado que en su atmósfera, al igual que en la de Titán (una luna de Saturno), hay moléculas o partículas pequeñas que desvían la luz en longitudes de onda pequeñas. Pero esas partículas que hay en Plutón tienen además gran interés para la astrobiología porque son el resultado de reacciones químicas entre el metano y el nitrógeno.

Estas partículas complejas se llaman tolinas y generan macromoléculas, que tienen estructura de armazón, que pueden formar partículas en suspensión y precipitar al suelo. Ese proceso de formación de grandes moléculas, señala Prieto, ya había sido observado en la atmósfera de Titán, una luna de Saturno. Los científicos creen que deben ser comunes en cuerpos localizados en regiones externas de nuestro sistema.

Sus atmósferas son, no obstante, muy distintas. «La presión de la atmósfera en Plutón es muy baja , entre 6 y 25 microbares aproximadamente, mientras que la de la Tierra es de un bar, y la de Titán, de 1,6 bares aproximadamente», dice la astrofísica.

«¿Quién iba a esperar un cielo azul en el cinturón de Kuiper? Es sensacional», ha declarado Alan Stern, investigador principal de la misión New Horizons en el Instituto de Investigación Southwest de Boulder (Colorado).

Asimismo, New Horizons ha detectado a través del espetrómetro Ralph numerosas regiones pequeñas con agua helada expuesta. Además de hielo de agua, en Plutón también hay hielo de metano o hielo de nitrógeno, según explica Olga Prieto. Un aspecto curioso de este hallazgo es que las áreas que presentan más agua helada corresponden a las mismas zonas que en las imágenes a color tomadas recientemente por la nave eran de color rojo brillante. Los científicos de la NASA no saben aún por qué ese hielo de agua tiene un tono rojizo.

El núcleo interno de la Tierra se formó hace más de mil millones de años


ABC.es

  • La capa más profunda de la Tierra es una bola de hierro sólido algo más grande que Plutón que está rodeada por un núcleo externo líquido
ABC | Imagen de la supuesta apariencia actual del núcleo terrestre

ABC | Imagen de la supuesta apariencia actual del núcleo terrestre

El momento en que se formó el núcleo interno de la Tierra es objeto de un animado debate entre los científicos y ahora un estudio lo sitúa en un arco temporal de hace 1.000 a 1.500 millones de años.

La capa más profunda de la Tierra es una bola de hierro sólido algo más grande que Plutón que está rodeada por un núcleo externo líquido, cuya formación se produjo entre 500 millones y 2.000 millones de años atrás, pero los científicos no llegan a un acuerdo más preciso.

Expertos de las universidades de Liverpool (Reino Unido),Helsinki y San Diego (Estados Unidos) analizaron datos magnéticos de antiguas piedras incandescentes y descubrieron que hace 1.000 o 1.500 millones de años se produjo un marcado aumento de la fuerza del campo magnético de la Tierra, según un estudio publicado hoy miércoles en Nature.

Ese aumento del campo magnético es «una posible indicación» de la primera aparición de hierro sólido en el interior de la Tierra y del momento en el que el núcleo interno sólido se empezó a «helar» a partir del enfriamiento de la capa más exterior de hierro fundido.

El experto en paleomagmatismo de la Universidad de Liverpool y director del estudio, Andy Biggin, consideró que este descubrimiento «podría cambiar nuestra comprensión del interior de la Tierra y su historia».

Por el momento se mantiene la controversia sobre cuándo apareció por primera vez hierro solido en el núcleo interno de la Tierra, un proceso llamado «nucleación», pero esa datación es «crucial para determinar las propiedades y la historia del interior de la Tierra».

Asimismo, tiene importantes implicaciones para saber cómo se generó el campo magnético de la Tierra, que actúa como un escudo contra la radiación dañina del Sol.

Los resultados del estudio «sugieren que el núcleo de la tierra se está enfriando más lentamente de lo que se creía, circunstancia que tiene implicaciones para todas las ciencias terrestres».

Además «apuntan a un tasa medida de crecimiento del núcleo sólido de un milímetro por año, lo que afecta a nuestra comprensión del campo magnético terrestre», agregó el experto.

El campo magnético de la Tierra se genera por el movimiento del hierro líquido presente en el núcleo exterior, que se sitúa a unos 3.000 kilómetros de profundidad bajo la corteza terrestre. Esos movimientos se producen porque el núcleo está perdiendo calor.

Biggin indicó que «el modelo teórico que mejor encaja con nuestros datos indica que el núcleo está perdiendo calor más lentamente que en cualquier momento anterior en los últimos 4.500 millones de años y que ese flujo de energía debería mantener el campo magnético de la Tierra durante otros mil millones de años o más».

El experto destacó que esta situación contrasta con la situación en Marte, «que tuvo un fuerte campo magnético al comienzo de su historia, pero que parece que se extinguió después de 500 millones de años».

El violento pasado de Caronte, la mayor luna de Plutón


El Mundo

  • Imágenes tomadas durante el acercamiento al planeta enano de julio
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Además de estudiar Plutón, la sonda New Horizons está investigando Caronte, la mayor luna del planeta enano, al que se aproximó el pasado 14 de julio.

La NASA ha publicado este jueves la mejor foto de Caronte tomada hasta ahora. La imagen, de alta resolución, es a color y muestra las marcas que ha dejado en su superficie su violento pasado geológico.

Y es que, según la gencia espacial de EEUU, las imágenes han supuesto una gran sorpresa, pues muchos científicos pensaban que la superficie de este satélite era monótona. Sin embargo, han encontrado un mundo cubierto de montañas, cañones y con una gran variedad de colores en su superficie.

«Pensábamos que las posibilidades de ver características tan interesantes en un satélite de un mundo situado en los confines del Sistema Solar eran bajas. Pero no podríamos estar más encantados con lo que estamos viendo», ha declarado Ross Beyer, investigador del instituto SETI y de la NASA.

La fotografía fue tomada poco antes de que la nave se situara en su punto más cercano de Plutón. Según detalla la agencia espacial de EEUU en un comunicado, la fotografía es el resultado de la combinación de diversas imágenes tomadas por la cámara MVIC (Ralph/Multispectral Visual Imaging Camara) de New Horizons. Los colores han sido procesados para destacar las diferencias geológicas que hay en su superficie.

Una gran luna

El diámetro de Caronte mide la mitad que el de Plutón, lo que la convierte en la mayor luna de nuestro sistema solar respecto al cuerpo que orbita. El satélite mide unos 1.214 kilómetros y esta foto muestra en detalle una porción de 2,9 kilómetros.

La nave New Horizons se encuentra en la actualidad a 5.000 millones de kilómetros de distancia de la Tierra y, según la NASA, todos los sistemas de la sonda están funcionando con normalidad. Siguen llegando poco a poco los datos que tomó durante su aproximación a Plutón y Caronte, por lo que en los próximos meses difundirán más imágenes y composiciones del sistema de este planeta enano.

Cara a cara con Plutón


El Mundo

    • La sonda ‘New Horizons’ alcanzará este martes su máxima aproximación al planeta enano
    • Estudiará por primera vez uno de estos pequeños y helados mundos en una remota región del Sistema Solar aún inexplorada
 NASA/JHUAPL/SWRI En la primera exploración de Plutón y del cinturón de Kuiper. Se cree que ayudará a entender los orígenes del Sistema Solar

NASA/JHUAPL/SWRI
En la primera exploración de Plutón y del cinturón de Kuiper. Se cree que ayudará a entender los orígenes del Sistema Solar

Relegado en 2006 a la categoría de planeta enano, Plutón vuelve a acaparar titulares estos días. Por primera vez, una nave espacial va a estudiar este pequeño y lejano mundo que durante muchas décadas figuró en los libros de texto como uno de los planetas del Sistema Solar.

Cuando, el 19 de enero de 2006, la sonda de la NASA New Horizons despegó desde Cabo Cañaveral rumbo a Plutón, éste era el único planeta que quedaba por explorar. Pero durante el verano de ese mismo año, la Unión Astronómica Internacional (UAI) acordó en una asamblea celebrada en Praga sacarlo de la lista de planetas del Sistema Solar. Estableció una nueva categoría, la de planetas enanos, en la que incluyó a Plutón y de la que, de momento, sólo forman parte otros cuatro cuerpos (Ceres, Eris, Makemake y Haumea).

Tras nueve años y medio volando, el martes 14 de julio New Horizons culminará el viaje más rápido que se ha llevado a cabo hasta ahora. A una velocidad de 49.600 kilómetros por hora, se situará a 12.500 kilómetros de distancia de Plutón para recabar durante unas pocas horas imágenes y datos de este planeta enano y de Caronte, la más grande de sus cinco lunas conocidas hasta ahora. Y es que los científicos creen que es probable que tenga más satélites y que New Horizons sea capaz de descubrirlos.

«Es una misión muy emocionante porque Plutón es un objeto absolutamente nuevo para la ciencia. Ninguna sonda espacial se ha acercado a una bola de hielo como Plutón, que está muy lejos del Sol y tiene unas características muy distintas a cualquier cuerpo que hayamos estudiado hasta ahora. Por todo ello, la misión de New Horizons tiene un enorme interés», asegura a EL MUNDO Mark Kidger, científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) sin relación con esta sonda de la NASA.

El inexplorado cinturón de Kuiper

Los astrónomos podrán explorar por fin a través de los datos que recabe esta nave el denominado cinturón de Kuiper, una zona del Sistema Solar muy alejada de nosotros pendiente por estudiar con sondas como las que ya han visitado muchos otros lugares del cosmos. Plutón es el cuerpo más grande y brillante de los que se conocen en el cinturón de Kuiper, pero es demasiado pequeño y está muy lejos como para estudiarlo bien desde la Tierra.

Recreación artística de la nave 'New Horizons'NASA

Recreación artística de la nave ‘New Horizons’NASA

La aproximación de la New Horizons a Plutón se producirá precisamente el mismo día en que se cumplirán 50 años de la llegada de la primera nave espacial a Marte, pues la Mariner 4 sobrevoló el Planeta Rojo el 14 de julio de 1965.

La exploración espacial de los planetas del Sistema Solar comenzó en los años 60 con Venus y Marte; continuó con Mercurio, Júpiter y Saturno en los 70, mientras que en los 80, naves diseñadas por el hombre se centraron en Urano y Neptuno.

Desde que fue descubierto en 1930, Plutón siempre ha sido considerado una rareza. Por eso, desde el inicio hubo dudas sobre si se trataba de un planeta, recuerda Kidger: «Era más pequeño que el planeta que esperaban encontrar, y su órbita era muy distinta a la de los demás planetas, que son esféricos o casi. Incluso Mercurio, el más pequeño, tiene esa forma. Sin embargo, Plutón y otros cuerpos como Ceres, que también se considera un planeta enano, no son tan esféricos. Las imágenes de New Horizons sugieren que Plutón es bastante irregular, lo que confirma lo que se sospechaba», señala el científico de la ESA en conversación telefónica.

Los ‘ladrillos’ de los planetas

Pese a que la decisión de sacar a Plutón de la lista de planetas fue controvertida, la mayor parte de los científicos considera que fue acertada: «Plutón tiene unos 2.300 kilómetros de diámetro. Es un gigante entre los cuerpos del Sistema Solar exterior, pero es muy pequeño comparado con Mercurio. Es el mayor de los miles de cuerpos que no llegaron a convertirse en un planeta mayor. Nos dan información sobre cómo se formaron los demás planetas, son como los ladrillos originales. Y el estudio de estos ladrillos, de los asteroides y de los cuerpos transneptunianos como Plutón, son muy interesantes para conocer cómo se formó la Tierra y los otros planetas».

Ceres, otro planeta enano que está siendo investigado por la sonda Dawn de la NASA, «es el doble de grande que cualquier asteroide. Pero es muy pequeño para ser un planeta», añade Kidger.

New Horizons es también la nave mas rápida que se ha lanzado al espacio: «Ha llegado en un tiempo récord. Nunca nos hemos aproximado tanto a Plutón y tardaremos muchos años en volver a hacerlo, porque la sonda ha aprovechado una alineación de planetas favorable para llegar mucho más rápidamente. Si hubiera ido directamente, habría tardado 50 años, pero usando la fuerza de gravedad de Júpiter lo ha reducido a algo más de nueve años».

Según explica la NASA, la sonda, de unos 500 kilos, está diseñada para que cuando se acerque a Plutón, «recopile tantos datos como pueda a la mayor velocidad posible». Aunque enviará una selección pocos días después del 14 de julio, seguirá mandado información durante 16 meses.

Para Hal Weaver, científico del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, el centro que lidera esta misión, New Horizons es uno de los grandes exploradores de nuestra época:«Hay muchas cosas que no sabemos, no sólo sobre Plutón, sino también de otros mundos como él. No estamos reescribiendo los libros de texto con esta misión histórica, los escribiremos desde cero», ha declarado.

Puntos misteriosos

Y esos nuevos textos irán ilustrados con las fotos que está tomando la sonda y que ya están suscitando una gran expectación. Además del color rojizo que parece tener su superficie, los científicos están intrigados por unos puntos brillantes que aparecen en las imágenes. Todavía no saben a qué se deben y esperan que a medida que se acerque más a Plutón, obtengan más datos para esclarecer su origen. «Mi sospecha personal al ver estas imágenes es que esos puntos podrían ser algo parecido a los cráteres que hay en la Luna. No es imposible que Plutón tenga volcanes, aunque no serían como los de la Tierra. En vez de lava, expulsarían, quizás, metano líquido», propone Kidger.

New Horizons también estudiará en profundidad Caronte, la luna más grande de Plutón, y la relación entre estos dos mundos helados. Los científicos creen que estos dos cuerpos fueron moldeados por una colisión cósmica hace miles de millones de años. Pero, según explica en una nota de prensa de la NASA el investigador del Instituto Southwest Alan Stern, pese a que han estado orbitando juntos durante todo ese tiempo, «son totalmente distintos».

Mientras que Plutón tiene una atmósfera, Caronte carece de ella. Los materiales rojizos que colorean Plutón están ausentes en su luna principal, que parece dominada por el gris. También su composición es diferente. En el planeta enano se ha hallado nitrógeno, metano, etano y mónoxido de carbono mientras que en la superficie de Caronte hay agua helada y amoniaco. Se cree que el interior de Plutón es rocoso en su mayor parte; en su satélite hay un mayor equilibrio entre rocas y hielo.

Un mundo inhóspito

Como se ve, pese a lo mucho que se ignora, los científicos tienen bastantes pistas sobre cómo podría ser Plutón. Así, están convencidos de que se trata de un mundo demasiado hostil para que pueda albergar algún tipo de vida, pues la temperatura en su superficie rondaría los -233º C.

Una «anomalía» en el funcionamiento de la nave espacial New Horizons mantuvo en vilo a los ingenieros y científicos de la NASA el pasado fin de semana. El 4 de julio, un fallo de origen desconocido interrumpía brevemente las comunicaciones entre la Tierra y la sonda cuando ésta se encontraba a 4.900 millones de kilómetros de distancia de nuestro planeta. Las operaciones habituales se retomaron el 7 de julio y desde entonces ha seguido ofreciendo retratos de Plutón y Caronte.

Todo está listo en el centro de la Universidad Johns Hopkins desde el que se controla la misión para la aproximación del 14 de julio. Aunque el descubridor de Plutón, Clyde Tombaugh, murió en 1997, sus hijos Alden y Annette serán invitados de excepción. Parte de las cenizas de su padre, viajan dentro de la nave.

Twitter: @teresaguerrerof

¿Quedan aún planetas por descubrir en la frontera exterior de nuestro sistema?


El Mundo

  • Plutón no es un mundo solitario. La década pasada se descubrieron cuatro nuevos planetas más allá de su órbita

    EFE | Sistema solar

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Hace no muchos años, la simple idea de que nuestro Sistema Solar pudiera contener planetas desconocidos más allá de la órbita de Plutón se consideraba una locura, algo más propio de la ciencia ficción que de la astronomía «seria». Ahora, sin embargo, y con la nave New Horizons a punto de llegar al planeta enano, los astrónomos saben que «más allá» hay mucho más de lo que cualquiera hubiera podido imaginar. Y cuanto más detenidamente se estudian Plutón y sus alrededores, más evidente resulta que no está solo.

La pregunta, pues, es la siguiente: ¿quedan aún planetas por descubrir en la frontera exterior de nuestro sistema?

Muchos investigadores han empezado a pensar que sí. Algunos, incluso, creen que podría haber cientos, incluso miles de mundos lejanos que permanecen ocultos ahí fuera. Y no solo cuerpos del reducido tamaño de Plutón, sino planetas mucho más grandes, y tan distantes y oscuros que ninguno de nuestros telescopios ha logrado captarlos todavía.

Por ahora, sabemos que Plutón no es, en absoluto, un mundo solitario. De hecho, a mediados de la década pasada se descubrieron cuatro nuevos planetas más allá de su órbita. Uno de ellos, Eris, apenas si difiere de él en unos pocos km. Los otros tres, Makemake, Haumea y Sedna, tienen cerca de la mitad del tamaño de Plutón. Los cuatro se encuentran en una distante región del Sistema Solar llamada el Cinturón de Kuiper, y son los responsables de que el propio Plutón perdiera, en 2006, su categoría de planeta para ser degradado a la condición de «planeta enano».

De hecho, uno de los criterios de la Unión Astronómica Internacional especifica que, para ser considerado un planeta, un objeto debe ser el dueño absoluto de su órbita, manteniéndola limpia de otros objetos grandes. Sin embargo, las órbitas de Eris, Makemake, Haumea y Sedna cruzan la de Plutón.

Pero eso no es todo. Investigadores del prestigio de Alan Stern, investigador principal de la misión New Horizons, está convencido de que muchos más objetos enormes esperan a ser descubiertos en la frontera exterior del Sistema Solar. El problema es que los planetas solo son visibles gracias a la luz que reflejan. Y en aquella remota región de nuestro sistema la luz solar es miles de veces menos intensa que en la Tierra. Pero para Stern, es el propio Plutón el que nos proporciona los indicios más sólidos de que hay más mundos ahí fuera.

Desde 1978 se sabe que Plutón tiene una gran luna llamada Caronte. Una luna que tiene casi el mismo tamaño que Makemake, Huamea o Sedna. De hecho, el astrofísico Robin Canup demostró con una serie de simulaciones informáticas que al principio de la historia del Sistema Solar Caronte fue un mundo independiente, y que fue capturado por Plutón poco después de que ambos chocaran. Y aunque el encontronazo no fue lo suficientemente violento como para destrozar a ninguno de los dos mundos, sí que bastó para frenar a Caronte hasta el punto de que ya no pudo escapar de la gravedad de Plutón. Este modelo sigue siendo la mejor forma de explicar por qué Plutón tiene una luna tan grande.

Pero aunque Plutón nos parezca tan lejano, no nos engañemos. El Sistema Solar en el que vivimos es realmente enorme. Y si Plutón Y Caronte hubieran sido los únicos cuerpos en medio de esa inmensidad, las probabilidades de que ambos chocaran habrían sido despreciablemente ridículas. El propio Stern ha calculado que haría falta un tiempo superior a 10.000 veces la edad del Universo para que tal encuentro tuviera una probabilidad real de producirse. Pero si tienes mil cuerpos del tamaño de Plutón en la region, afirma Stern, entonces la cosa cambia y las probabilidades aumentan.

Para el investigador, «parece una locura pensar en un Sistema Solar así, pero eso es lo que nos dicen los datos. Y aún podríamos encontrar objetos del tamaño de la Tierra o Marte».

Otros investigadores están de acuerdo. Entre ellos, el español Carlos de la Fuente Marcos, quien en dos estudios publicados el pasado año en Monthly Notices of The Royal Astronomy Society reveló la existencia de 13 nuevos «objetos trans neptunianos extremos». O lo que es lo mismo, planetoides cuyas órbitas los llevan a distancias del sol hasta cinco veces superiores a las de Neptuno, o tres veces más que la de Plutón.

Probablemente, ninguno de estos cuerpos sea lo suficientemente grande como para dar cuenta de los planetas a los que se refería Stern, aunque son todos tan oscuros y distantes que cuesta precisar sus tamaños. Son, por ahora, los objetos más remotos jamás hallados dentro del Sistema Solar. Aunque la similitud de sus órbitas sugiere poderosamente que todos ellos han sido «pastoreados» a sus trayectorias actuales por las interacciones gravitatorias con uno o varios cuerpos mucho mayores.

Según los modelos elaborados por de la Fuente Marcos, estas órbitas trans neptunianas tan extremas podrían estar revelando la presencia no de uno, sino de dos objetos mucho mayores y más distantes que Plutón. Según algunos de sus cálculos, aún por publicar, podría tratarse de planetas del tipo «súper tierras», y con tamaños entre dos y quince veces el de nuestro planeta natal. «Nuestros estudios ,afirma el investigador, solo son teóricos, basados en estadísticas y simulaciones. Aunque para explicar las órbitas de estos distantes cuerpos, esa es la explicación más simple y convincente».