La Influencia del Cambio Climático en el Ártico


El hielo del Ártico es cada vez más delgado y su extensión, menor. A finales de este verano la capa marina congelada cubría 4,34 millones de kilómetros cuadrados, una superficie que se quedó muy cerca del récord histórico de mínimos, el de 2007. Pero los científicos sospechan que, en realidad, se superó esa marca, que la situación fue peor que hace cuatro años por cantidad total de hielo, ya que ahora es más delgado. “Lo que estamos viendo es que, en 10 años, entre 2002 y 2011, es mucho mayor la reducción de volumen, un 60%, que la de extensión, un 30%”, explica Ed Ross, físico de la empresa ASL Enviromental Sciences y de la Universidad de Victoria (Canadá). ¿La causa? No hay que buscar muy lejos: el calentamiento global. “En 20 años el incremento de temperatura registrado, por ejemplo, en la bahía de Hudson, es siete veces superior a la media del planeta; es algo que se aprecia a simple vista”, afirma Vincent Warwick, director del Centro de Estudios Nórdicos (CEN), en Quebec.

Pero la pérdida de hielo en el océano del norte es más compleja que la reducción de su tamaño. “El que se está perdiendo es sobre todo el hielo viejo, y se forma el de un año, que es más frágil”, explica Frederic Lasserre, investigador del CEN. Y esto tiene que ver con el adelgazamiento progresivo de la capa congelada, “porque el hielo viejo puede llegar a tener ocho o nueve metros de grosor, y el nuevo, unos tres”, añade.

El hielo tiene unas propiedades muy interesantes, señalaba el físico Bruce Parsons (Instituto de Tecnología Oceánica, Canadá) en el congreso Ocean Innovation 2011, celebrado en pleno Ártico, en Iqaluit. “Al congelarse pierde densidad y flota (si no, el mar estaría congelado hasta el fondo) y es muy duro, buen aislante y muy quebradizo”.

Para conocer su extensión total los satélites son óptimos, pero medir el grosor es complicado, explica Ross. La perforación es precisa, pero tiene la limitación de ser puntual. “Lo común ha sido medir cómo es de grueso el hielo del océano Ártico con sónar desde submarinos que navegan constantemente por debajo”, añade este especialista. “También se pueden aplicar métodos electromagnéticos desde helicópteros y, desde satélites, láser, radar y altímetros para determinar el volumen de hielo que sobresale del agua”. Así, poco a poco, los científicos van conociendo muy bien al menos algunas regiones árticas, aunque, dicen, queda mucho por hacer para saber del conjunto.

El efecto del calentamiento no es menor en tierra, donde el permafrost (terreno congelado) es muy sensible. “En 1987, empezamos a realizar perforaciones en el permafrost en unos 50 lugares [en territorio del extremo norte]”, explica Michel Allard (de la Universidad Laval, de Quebec). “Hemos constatado que la temperatura está incrementándose y, en las zonas en las que hay deshielo superficial del terreno en verano, esa capa es cada vez más profunda”. Desde 1992, en la península de Quebec, que hasta entonces era una de las más estables del planeta, se registra una de las tasas de calentamiento más altas de la Tierra.

Una consecuencia es que proliferan los arbustos. “Esto tiene un efecto de retroalimentación positiva del calentamiento”, explica Allard, porque el terreno con esta vegetación absorbe más radiación solar que la superficie helada, con lo que se refuerza la subida de la temperatura. Los arbustos, además, retienen más nieve y aumentan su efecto aislante, impidiendo que se congele el suelo en muchas zonas que van colonizando los arbustos, con lo que se extiende esta vegetación.

El CEN tiene en el Ártico, en el Noroeste canadiense, 80 bases científicas. La más septentrional está en Ward Hunt, el extremo del continente americano, señala Émilie Saulnier-Talbot, científica del centro, durante una visita organizada por el Gobierno canadiense. La base más meridional está en la bahía de Hudson, en lo que ellos llaman el final de la carretera. A partir de ahí, hay 3.000 kilómetros de Ártico hasta Ward Hunt y solo se puede viajar por aire, o por mar en verano.

La acelerada pérdida del permafrost influye, por ejemplo, en el mayor riesgo y coste de las infraestructuras y edificios, que se quedan en suelo inestable. Pero no solo. “Cuando se derrite el permafrost se forman lagos y prolifera en ellos actividad microbiana”, concreta otra científica del CEN, Isabelle Laurión. Y esos lugares pasan de ser sumideros de carbono atrapado a emisores activos de gases de efecto invernadero liberados por la actividad de plantas y microorganismos. “Los parches de agua en el hielo están aumentando y estos fenómenos poco conocidos pueden esconder un efecto grande de aceleración del cambio climático”, advierte Laurión. “El calentamiento es muy intenso en los polos y los cambios pueden ser drásticos”, asevera.

Sin duda los ecosistemas reaccionan ante las condiciones climáticas cambiantes y el científico Luis Fortier pone varios ejemplos, desde los osos polares y las morsas, hasta el zooplancton marino, pasando por las focas. En Canadá hay unos 20.000 osos blancos en 12 poblaciones, dice. “Cada hembra necesita comer entre 50 y 55 focas (phoca hispida) al año para no pasar hambre y poder reproducirse”, y esas focas se reproducen en el hielo, que cada vez es menos extenso. “Esto supone un serio riesgo para los osos”. También las morsas afrontan problemas al retraerse la capa helada porque están encima de las plataformas en aguas someras y se alimentan de animales del fondo, que resultan más inaccesibles si la placa helada se aleja de la orilla, apunta Warwick.

Con menos hielo hay más luz en el agua y, por tanto, mayor actividad fotosintética y más comida, en general, para todo el ecosistema marino, continúa Fortier. Esto afecta al zooplancton y, por la cadena alimenticia, a numerosos animales, incluido el bacalao ártico y la foca que se lo come. “Habrá un reemplazo de las especies árticas por las más generalistas. En 50 años habrá cambiado todo el ecosistema. Esto será en un tiempo más parecido al norte del Atlántico y del Pacífico”, advierte. “Poco a poco nos vamos quedando sin Ártico”, sentencia Warwick.

Fuente: ABC

El hombre ya comenzó a cambiar el clima hace 3.900 años


ABC.es

ABC Una pista de esquí en Sierra Nevada

ABC | Una pista de esquí en Sierra Nevada

Un equipo científico internacional, dirigido por el departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Universidad de Granada, ha revelado el impacto del cambio climático y de la acción humana en el medio ambiente a través de un proyecto que estudia los sedimentos de los humedales de Sierra Nevada.

El estudio, denominado Paleodul, ha permitido corroborar el impacto de la acción del hombre en el medio ambiente, que según ha informado hoy la Universidad de Granada se hace evidente desde hace 3.900 años por un aumento en la frecuencia de incendios.

Y también por la presencia de contaminación por plomo provocada por la minería, según el estudio, que revela además la presencia creciente del cultivo de olivo en las faldas de Sierra Nevada y la repoblación con pino en las últimas décadas.

Esta investigación, dirigida por el profesor de la Universidad de Granada Gonzalo Jiménez Moreno, está permitiendo analizar lasseñales biológicas, físicas y químicas que han quedado registradas en los sedimentos depositados en los lagos alpinos y en la turbera de El Padul, en donde hay registros de múltiples ciclos glaciares e interglaciares acaecidos durante el último millón de años.

En el proyecto participan científicos de más de diez universidades y centros de investigación.

Algunos de los resultados obtenidos se derivan del análisis de polen, que ha revelado cambios en la vegetación que crecía en la región, mientras que los carbones muestran la presencia y variaciones en la abundancia de incendios en la zona cercana a los lagos.

Además, los análisis de geoquímica permiten observar las variaciones químicas que sucedieron en los lagos y sus alrededores, así como los aportes eólicos de polvo sahariano.

En cuanto al análisis de polen, indica que después de unas condiciones óptimas, cálidas y húmedas en el Holoceno temprano, que se deducen por la abundancia de árboles y de algas, hubo un proceso progresivo de aridificación que produjo la deforestación y el aumento de hierbas xerófitas en la zona desde hace 7.000 años hasta la actualidad.

Los primeros datos de geoquímica muestran que el aumento de aridez en la región y en el Norte de África produce un claro aumento en el aporte de polvo sahariano transportado por el viento hacia esta zona.

Pero, según el estudio, este proceso de aridificación no es totalmente continuo y estuvo interrumpido por periodos más secos y húmedos que, según los investigadores, probablemente tengan que ver con cambios cíclicos en la frecuencia del fenómeno de la oscilación del Atlántico Norte.

La investigación revela también que un espacio de tiempo relativamente húmedo en Sierra Nevada es el periodo Ibero-Romano, en el que aumentan sensiblemente las especies forestales en la región.

Pero, según los investigadores, los ecosistemas en Sierra Nevada no sólo han variado por causas naturales, ya que el hombre ha poblado la zona desde hace milenios y su impacto se hace evidente en los detalles que revela el estudio.

Todos estos datos muestran que en las lagunas de Sierra Nevada se encuentra información muy valiosa aún por descubrir y que puede ayudar a comprender cómo responderán los ecosistemas de montaña frente al cambio global.

Doñana, en «muy alto riesgo» de colapso por el cambio climático


ABC.es

  • Los científicos reclaman una acción urgente para salvar los sitios Patrimonio Mundial de la Unesco
donana-2--644x362

Héctor Garrido Vista aérea del Parque nacional de Doñana

Poco importan las figuras de protección que pesen sobre un determinado espacio -reserva, parque natural o nacional o sitio de Patrimonio Mundial- si la gestión local de ese lugar no se hace correctamente. A veces las medidas eficaces son tan sencillas como la eliminación de los árboles de un bosque para reducir el riesgo de incendio o la reducción de nutrientes en una masa de agua para contrarrestar los efectos del calentamiento. Si no se lucha contra esas otras presiones será imposible que algunos “ecosistemas icónicos” del planeta puedan enfrentarse con éxito a los efectos del cambio climático. Esta es la llamada que hace un grupo de científicos en la revista “Science”, quienes señalan como esos lugares emblemáticos a la selva amazónica, la Gran Barrera de Coral y los humedales del Parque nacional de Doñana.

Estos tres sitios Patrimonio Mundial de la Unesco “son actualmente e innecesariamente vulnerables al cambio climático”, escriben los autores de este artículo, que pertenecen a distintas universidades y centros de investigación del mundo, como la Universidad de Columbia, la Real Academia sueca de Ciencias, la Universidad James Cook (Australia) o la Estación Biológica de Doñana (CSIC), entre otros.

Estos tres lugares están en este momento “bajo estrés” o en “muy alto riesgo” por el cambio climático. Los investigadores advierten de que los problemas localizados, tales como la disminución de la calidad del agua por la contaminación por nutrientes o la deforestación, pueden exacerbar los efectos de los fenómenos climáticos extremos, como las olas de calor y las sequías. Esto reduce la capacidad de los ecosistemas para hacer frente a los impactos del cambio climático.

Por tanto, proteger estos tres lugares de importancia mundial pasa por reducir las otras presiones que enfrentan: la sobrepesca en la Gran Barrera de Coral, la deforestación y desmonte de tierras en la Amazonía, y la contaminación por fertilizantes en Doñana. Y por qué estos lugares y no otros: “Muchos ecosistemas son importantes para sus habitantes locales, pero estos ecosistemas tienen una importancia global. Por ejemplo, la selva amazónica es un regulador climático de importancia mundial”, dice rotundo Marten Scheffer, director del Departamento de Ecología Acuática y Gestión de la Calidad del Agua en la Universidad de Wageningen (Países Bajos).

Paraíso para las aves

Los humedales de Doñana, en el sur de España, son el sitio de invernada para aves acuáticas más importante de Europa. Recibe cada año más de medio millón de aves, y es el hogar de numerosas especies de invertebrados y plantas únicas. Pero los nutrientes procedentes del uso de fertilizantes agrícolas y de las aguas residuales urbanas están degradando la calidad del agua en los humedales, haciendo que proliferen algas tóxicas que ponen en peligro la biodiversidad del ecosistema. Y los investigadores advierten de que un clima más cálido podría agravar estos afloramientos de algas, provocando pérdidas de plantas y animales nativos. Además, la extracción de agua subterránea para el cultivo de la fresa y el turismo de playa también tiene importantes efectos.

“Poco se ha hecho para controlar estos factores locales de estrés, dejando Doñana innecesariamente vulnerable al cambio climático”, dicen los investigadores en su artículo, y valoran a Doñana como en “muy alto riesgo”. Andy Green, profesor de la Estación Biológica de Doñana, explica que “la Administración local podría disminuir este riesgo y, por lo tanto, aumentar la resistencia al cambio climático de los humedales mediante la reducción de la escorrentía de nutrientes”. Estas medidas pasan por la reducción del uso de fertilizantes, la mejora de las plantas de tratamiento de agua y el cierre de pozos ilegales que están disminuyendo las entradas de agua potable a los humedales.

Luchar contra la tala

Por su parte, el aumento de las temperaturas y los períodos de grave sequía son una amenaza para la selva amazónica y, en combinación con la deforestación, podrían convertirla en un ecosistema seco, propenso al fuego y pobre en especies. Luchando contra la tala se aceleraría la regeneración del bosque, ayudando a protegerlo del fuego, manteniendo las precipitaciones regionales y evitando así una transformación drástica del ecosistema.

Daniel Nepstad, director ejecutivo del Earth Innovation Institute, en San Francisco, explica que esto ya se ha empezado a hacer con “una combinación de intervenciones políticas audaces y acuerdos voluntarios, que han disminuido la deforestación en la Amazonía brasileña a un cuarto de su tasa histórica. Pero hay que ir a más”.

El carbón que amenza los corales

La Gran Barrera de Coral se encuentra amenazada por la acidificación del océano y el blanqueamiento de los corales, ambos inducidos por las emisiones de dióxido de carbono. Amenazas locales como la sobrepesca y la contaminación provocada por la escorrentía de nutrientes procedentes de la agricultura y por el dragado de puertos, reducirán la capacidad de recuperación del arrecife a la acidificación y el blanqueo.

Para Terry Hughes, director del Centro para Estudios de Arrecife de Coral, “el arrecife necesita menos contaminación de la escorrentía agrícola y del dragado de puertos, menos emisiones de dióxido de carbono procedentes de la quema de combustibles fósiles y menos presión de la pesca. Irónicamente, Australia todavía está planeando desarrollar nuevas minas de carbón y ampliar los puertos para el transporte de ese mineral, a pesar de los esfuerzos globales para realizar una transición rápida hacia las energías renovables”.

Los tres lugares analizados -concluye el artículo- “desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la biodiversidad mundial. Si estos sistemas colapsan, podría significar la extinción irreversible de muchas especies”.

Greenpeace despliega un cartel gigante en las líneas de Nazca


El Mundo

Letrero de Greenpeace en las líneas de Nazca.

Letrero de Greenpeace en las líneas de Nazca. EFE

 

La organización ecologista Greenpeace colocó hoy un mensaje en una zona de las Líneas de Nazca, en el sur de Perú, dirigido a los líderes que participan en la cumbre sobre cambio climático de las Naciones Unidas (COP20) para que pongan fin a los combustibles fósiles.

Activistas de Greenpeace de Alemania, Argentina, Austria, Brasil, Chile, España e Italia colocaron, en letras gigantes, el letrero «Tiempo de cambio: El futuro es renovable», en el desierto de Nazca, donde se encuentran los enormes geoglifos preincaicos.

Greenpeace consideró que las autoridades y líderes mundiales reunidos por la ONU «fallan hace años en tomar una acción real contra el cambio climático, mientras que países como Filipinas, vuelven a ser azotados por un tifón y pagan el precio de su inacción».

El director Ejecutivo de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo, declaró que mientras que en Filipinas, que acaba de ser azotada por el tifón Hagupit, ocurre «una de las evacuaciones más grandes de la historia, la primera semana de conversaciones en la COP20 ya demostró que las decisiones que se tomarán hacia el final de la cumbre serán insuficientes».

«Este es el tercer año consecutivo que la población de Filipinas se ve afectada por eventos climáticos extremos, mientras que la mayoría de los negociadores fallan en tomar las medidas necesarias contra el cambio climático«, agregó.

El tifón Hagupit es la tormenta más fuerte que golpeó el país insular este año y ya desplazó a cerca de 900.000 personas.

Naidoo dijo que «los delegados deben revertir esta situación y poner fin a la era de los combustibles fósiles para conducirnos a un futuro de energía 100% renovable. Los habitantes de Filipinas lo merecen y no esperan nada menos».

«Es innegable que la combustión de petróleo, carbón y gas está amenazando nuestro futuro. Debemos frenar a las empresas contaminantes que ponen poblaciones enteras en peligro, tal como está ocurriendo ahora en Filipinas», expresó el representante de Greenpeace.

«En 2015 y como parte de su compromiso climático, los gobiernos deben establecer que las ganancias de las principales empresas contaminantes se utilicen para realizar las inversiones necesarias para solucionar este problema «, opinó.

Algunos países emisores de gases de efecto invernadero como Estados Unidos, China y la Unión Europea presentaron sus planes para hacer frente a las crecientes emisiones.

Sin embargo, Greenpeace consideró que estos planes no son suficientes para controlar el aumento de la temperatura en lo que se considera un nivel manejable y exige medidas audaces para forzar una rápida transición hacia un futuro de energía 100% renovable para el año 2050.

La NASA presenta el primer ‘timelapse’ del gas que está cambiando el clima


La Vanguardia

  • Un nuevo modelo de simulación informática permite estudiar con detalle el desplazamiento en la atmósfera del dióxido de carbono

La NASA ha utilizado un nuevo modelo de simulación por ordenador, el GEOS-5, para analizar con gran precisión el movimiento en la atmósfera del dióxido de carbono (CO2), uno de los gases de efecto invernadero asociados al cambio climático. Con ayuda de este nuevo sistema, la agencia norteamericana ha creado imágenes impactantes y de gran valor científico como un ‘timelapse’ en el que se puede observar como se desplaza este gas, afectando especialmente al hemisferio norte y los países industrializados responsables de la mayor parte de las emisiones de este y otros gases producidos por la combustión de hidrocarburos.

Los científicos de diversos países han hecho mediciones en tierra de dióxido de carbono durante décadas y en julio de este año la NASA puso en órbita el  Orbiting Carbon Observatory-2 (OCO-2) Observatorio-2 Carbono (OCO-2) pero el nuevo simulador informático de esta agencia permite crear imágenes más fácilmente analizables. «Si bien la presencia de dióxido de carbono tiene consecuencias globales dramáticas, es fascinante ver cómo las fuentes de emisión local y sistemas climáticos producen gradientes de su concentración en una escala muy regional «, ha explicado Bill Putman, científico principal del proyecto desde el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland (EE.UU).

«Las simulaciones de este tipo, combinados con datos de observaciones, ayudarán a mejorar nuestra comprensión de las emisiones humanas de dióxido de carbono y los flujos naturales de todo el mundo», ha destacado este experto de la NASA.

Presentación en la reunión de supercomputación

La visualización de dióxido de carbono se produce por un modelo de computadora llamado GEOS-5 y las imágenes producidas por la versión beta de este sistema han sido publicadas por la NASA a través de Youtube esta misma semana (aunque el mapa que se muestra presenta la simulación del CO2 durante el año 2006).

Los datos más actualizados de este modelo informático se presentan esta semana en la conferencia de supercomputación que se celebra en Nueva Orleans. «Estamos muy emocionados de compartir con la comunidad internacional este conjunto revolucionario de datos y la modelización de un gas tan importante para el planeta como el dióxido de carbono», ha indicado Bill Putman.

La NASA recuerda que en la primavera de 2014, por primera vez en la historia moderna, el dióxido de carbono en la atmósfera -el motor fundamental del calentamiento global- superó la concentración de 400 partes por millón en la mayor parte del hemisferio norte. Antes de la Revolución Industrial, el dióxido de carbono tenía una concentración en la atmosfera de alrededor de 270 partes por millón.

Así sufrirá España el deshielo del Ártico a finales de siglo


El Mundo

  • La asociación conservacionista ha recreado los efectos que tendría en ciudades españolas como Marbella, San Sebastián o Benidorm

A finales de siglo, las playas de Benidorm, de Marbella y de San Sebastián quedarán sumergidas bajo torrentes de agua, al igual que la mayor parte de las infraestructuras que se encuentren en las zonas costeras. El aumento de las temperaturas y el deshielo de los casquetes polares serán los principales causantes. Incluso los viñedos se verán gravemente afectados por las escasas precipitaciones y el posible cambio en las propiedades de la tierra que afectarían a la calidad de la uva.

Estas son algunas de las conclusiones a las que ha llegado la organización conservacionista Greenpeace, que ha decidido recrear con impactantes fotografías las posibles consecuencias que tendrá el cambio climático sobre el Ártico y, en consecuencia, en el resto del planeta. Unos efectos que se producirían en el año 2100 «si no se establecen acciones políticas que favorezcan la protección sobre la zona», afirman desde la organización.

Según los datos calculados por Polar Science Center, en los últimos 30 años se han perdido alrededor de tres cuartas partes del volumen del hielo en el Ártico. Y si para finales de siglo el hielo de Groenlandia se derrite, el nivel del mar subirá hasta siete metros y «acabará por devorar cientos de metros del litoral mediterráneo» afirma Pilar Marcos responsable de la campaña del Ártico.

«El Ártico es un asunto también de España», cuenta la responsable de la campaña de Cambio Climático, Tatiana Nuño, durante una rueda de prensa que ha tenido lugar en la mañana del martes. «El cambio climático está causado por el hombre y está afectando a los océanos debido al aumento de los gases de efecto invernadero», explica. «Sus impactos se están notando en todas las partes del Planeta».

Efectos sobre España

A pesar de la distancia que separa a España del Ártico, un cambio sobre el ecosistema de esta región polar encargada de refrigerar el planeta afectaría directamente sobre la Península Ibérica.

A medida que el deshielo aumente sobre el Ártico, los rayos solares dejarán de ser reflejados por las capas de hielo y, en su lugar, los océanos absorberán el calor. Además, tras las heladas capas existen gases de efecto invernadero (principalmente metano) cuya liberación por derretimiento agravaría el cambio climático.

Así una de las zonas que más sufrirá el impacto del cambio climático será el sur de Europa, donde el V informe generado por el IPCC (Panel Intergubernamental de Naciones Unidas para el Cambio Climático) prevé un aumento de las temperaturas, mayores olas de calor, una mayor dificultad para acceder al agua dulce, un aumento en el número y duración de los incendios y posiblemente el asentamiento de nuevos insectos que propaguen enfermedades.

Mónica San Martín Molina, bombera forestal de la Comunidad de Madrid, es testigo de cómo los incendios han ido cambiando a lo largo de los años «cada vez son más virulentos, más devastadores y en 10 minutos se ha convertido un pequeño fuego en un incendio descomunal». «Donde yo vivo, los montes están totalmente devastados, es como el Sáhara, no encuentras ni una sombra», cuenta. «Tan solo quedan esqueletos de árboles centenarios y piedras».

El Ártico, un santuario

La organización Greenpeace pide que el Ártico, cuyo contexto geopolítico se encuentra bajo el poder del «Consejo del Ártico» -formado por Canadá, Rusia, Noruega, Dinamarca, Islandia, Estados Unidos, Suecia y Finlandia-, se convierta en un ‘santuario’ para preservar su estado y evitar el tráfico marítimo, la pesca industrial y las explotaciones petrolíferas sobre el terreno.

Además, denuncia que Rusia haya comenzado con las primeras extracciones de hidrocarburos provenientes de la plataforma Prirazlomnaya. Así las primeras toneladas obtenidas en alta mar (70.000) están llegando a Europa «de manera ilegal», cuenta Pilar Marcos.

También, reclaman al Gobierno español que «se posicione» sobre lo que quiere hacer en el Ártico puesto que «tiene mayor capacidad de influir para incrementar la transparencia e igualdad en los temas relacionados con la región ártica al ser un país observador desde el 2006», concluye la organización.

Descubren en la Antártida el núcleo de hielo más antiguo del mundo


ABC.es

  • El núcleo de tres kilómetros de grosor tiene unos 1,5 millones de años, casi el doble de la edad de la muestra hallada anteriormente

Descubren en la Antártida el núcleo de hielo más antiguo del mundo

Un grupo de científicos de 22 países ha descubierto en el este de la Antártidael núcleo de hielo más antiguo del mundo y se cree que éste dará pistas sobre el futuro del cambio climático. El núcleo de hielo de tres kilómetros de grosor tiene unos 1,5 millones de años, casi el doble de la edad de la muestra hallada anteriormente.

«Un núcleo de hielo antiguo, de más de un millón de años, podría decirnos más sobre la respuesta climática a los niveles de CO2 y nos permitirá utilizar esta información para entender como cambiará en el futuro», señaló Tas van Ommen, científico de la División Australiana Antártica.

El experto dijo que en las investigaciones que duraron unos cinco años y que fueron lideradas por Hubertus Fischer, un físico climático de la Universidad de Berna (Suiza), se utilizaron radares aéreos para reflejar la luz a través del hielo y poder así determinar su edad.

«Desconocemos o conocemos muy poco sobre el grosor del hielo en grandes zonas del oriente antártico», explicó van Ommen, al agregar que en el proyecto en el que participaron también con científicos de EE.UU. y el Reino Unido se utilizaron aviones para elaborar el mapa del lecho que yace debajo del hielo en la Cuenca Aurora.

«Utilizamos información de núcleos de hielo existentes, calculado el calor que emana la tierra, el calor geotérmico y algunos miembros del equipo elaboraron modelos detallados sobre los flujos de hielo y calcularon su edad», acotó.

Van Ommen subrayó que el núcleo de hielo puede contener información valiosa sobre el cambio climático y la emisión de gases contaminantes. Se prevé que el proyecto científico de perforación en la Antártida podría comenzar en unos tres años.

La Tierra dejará de ser habitable dentro de 1.750 millones de años


El Mundo

[foto de la noticia]

‘Sólo los microbios en algunos lugares serían capaces de soportar el calor’

Las condiciones de habitabilidad de la Tierra durarán por lo menos otros 1.750 millones de años, según concluyen astrobiólogos de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido. Los resultados de su investigación, publicados este jueves en la revista ‘Astrobiology’, revelan el tiempo de habitabilidad en el planeta Tierra, sobre la base de nuestra distancia del sol y temperaturas a las que es posible que el planeta tenga agua líquida.

El equipo de investigación observó las estrellas en busca de inspiración y, mediante el uso de planetas recientemente descubiertos fuera de nuestro sistema solar (exoplanetas), como ejemplos, analizaron el potencial de estos planetas para albergar vida.

El director del estudio, Andrew Rushby, de la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad de East Anglia, ha detallado que se ha utilizado «el concepto de zona habitable para hacer estimaciones». «Es la distancia de la estrella de un planeta en la que las temperaturas son propicias para tener agua líquida en la superficie», ha precisado.

«Hemos utilizado los modelos de evolución estelar para estimar el final de la vida útil habitable de un planeta por la determinación de cuándo dejará de estar en la zona habitable. Estimamos que la Tierra dejará de ser habitable en algún lugar entre 1.750 y 3.250 millones de años. Después de este punto, la Tierra estará en la zona caliente del sol, contemperaturas tan altas que los mares se evaporarán. Habrá un evento de extinción catastrófica y terminal para todas las vidas», ha indicado.

«Por supuesto, las condiciones de los seres humanos y otras formas de vida complejas se volverán imposibles mucho antes, algo que está acelerando el cambio climático antropogénico. Los humanos tendrían problemas con incluso un pequeño aumento en la temperatura y, cerca del final, sólo los microbios en algunos lugares serían capaces de soportar el calor», ha adelantado el experto.

«Mirando hacia el pasado una cantidad similar de tiempo, sabemos que hubo vida celular en la tierra. Tuvimos insectos hace 400 millones de años, los dinosaurios hace 300 millones de años y plantas florecientes hace 130 millones de años. Los seres humanos anatómicamente modernos sólo han existido durante los último 200.000 años, lo que supone que se necesita un tiempo muy largo para que se desarrolle la vida inteligente«, prosigue.

A su juicio, la cantidad de tiempo habitable de un planeta es muy importante porque informa de la posibilidad de evolución de la vida compleja, que es la que probablemente requiera más un período de condiciones de habitabilidad. «La medición de habitabilidad es útil porque nos permite investigar la posibilidad de que otros planetas alberguen vida y comprender que la etapa de la vida puede estar en otro lugar de la galaxia», ha señalado.

Tras apuntar que gran parte de la evolución es cuestión de suerte, ha indicado que se sabe que complejas especies inteligentes como los humanos no podían existir después de sólo unos pocos millones de años, ya que a los hombres les ha costado evolucionar un 75% de toda la vida útil habitable de la Tierra. «Creemos que es probable que haya una historia similar en otro lugar», ha explicado.

Los astrónomos han identificado casi mil planetas fuera de nuestro sistema solar, algunos de los cuales fueron analizados por este equipo de expertos, estudiando la naturaleza evolutiva de la habitabilidad planetaria con el tiempo astronómico y geológico. «Comparamos la Tierra con ocho planetas que se encuentran actualmente en su fase habitable, incluyendo Marte. Encontramos que los planetas que orbitan estrellas de masa más pequeñas tienden a tener zonas de vida más habitables», ha relatado.

Uno de los planetas sobre el que aplicaron su modelo fue Kepler 22b, que tiene un tiempo habitable de entre 4.300 millones y 6.100 millones de años. Otro es Gliese 581d, un planeta que puede ser cálido y agradable durante diez horas durante todo el tiempo que nuestro sistema solar ha existido, con un espectacular tiempo habitable de entre 42.400 millones hasta 54.700 millones de años.

Mudanza a Marte

«Hasta la fecha, no se ha detectado un planeta como el terrestre. Pero es posible que haya un planeta habitable, similar a la Tierra, a 10 años luz, que está muy cerca en términos astronómicos. Pero llegar a él tomaría cientos de miles de años con la tecnología actual. Si alguna vez necesitamos movernos a otro planeta, Marte es probablemente nuestra mejor apuesta, ya que está muy cerca y se mantendrá en la zona habitable hasta el final de la vida del Sol, unos 6.000 millones de años a partir de ahora», ha concluido.

Más hielo en la Antártida


El Pais

  • La extensión máxima de la superficie marina helada crece 17.000 kilómetros cuadrados al año
  • El incremento es muy inferior a la disminución del Ártico

Extensión de hielo marino en la Antártida, en septiembre, con la referencia de la media 1979/2000. / NASA

La superficie de hielo marino en la Antártida está creciendo año a año. Son unos 17.000 kilómetros cuadrados de incremento anual (máxima extensión invernal) desde 1978 a 2010, y el proceso, que no es uniforme en las diferentes regiones costeras del continente blanco, se está acelerando. De cualquier modo, se trata de una superficie muy inferior a la que se está perdiendo (en verano, en este caso) en el otro lado del mundo, en el Ártico, donde la extensión del hielo, el pasado septiembre, era casi tres millones y medio de kilómetros cuadrados menor que la media estival de 1979 a 2000, según datos de los científicos de la NASA que analizan la información de los satélites.

La Antártida resulta un territorio difícil para los científicos del cambio climático, pero los investigadores que han calculado el aumento de la extensión de hielo marino allí, liderados por Claire Parkinson, advierten de que este proceso no contradice el calentamiento global. “El clima no cambia de modo uniforme: la Tierra es muy grande y claramente se prevé que haya diferentes cambios en diferentes regiones del mundo, aún con el calentamiento del sistema en general”, ha recalcado la investigadora del centro Goddard, de la NASA, en una nota.

¿Por qué está creciendo la extensión de la plataforma de hielo marino en el continente blanco? La clave puede estar en la circulación atmosférica, sugieren Parkinson y sus colegas. Ellos mencionan estudios recientes que apuntan como culpable al adelgazamiento de la capa de ozono sobre la Antártida: el ozono absorbe energía solar, por lo que la reducción de la concentración de estas moléculas en la atmósfera puede provocar un enfriamiento de la estratosfera. Pero, a la vez, suben las temperaturas en las latitudes medias, y esto refuerza los vientos circumpolares en determinadas regiones antárticas, como la plataforma de Ross, donde se ha registrado el mayor incremento de hielo entre 1978 y 2010 (casi 14.000 kilómetros de aumento) al año. El aumento es menor en el Mar de Weddell, pero en el Mar de Amundsen y en el de Bellingshausen está disminuyendo la superficie de agua helada.

En Ross, “los vientos son cada vez más fuertes y empujan la plataforma hacia mar abierto, lo que deja espacios abiertos de agua, llamados polinias; y cuanto más extensas son estas polinias costeras más hielo se genera porque ahí las aguas están en contacto directo con la atmósfera invernal muy fría y se congelan rápidamente”, explica Josefino Comiso, científico de Goddard.

La extensión del hielo aumenta, pero ¿podría estar disminuyendo el grosor? Estudios precedentes han mostrado que la capa helada marina era algo más delgada en 2008 que en 2003, pero el incremento de extensión registrado en ese tiempo compensa con creces ese adelgazamiento, por lo que el volumen total ha aumentado. La NASA apunta que este año la extensión máxima del hielo marino invernal en la Antártida se ha registrado en septiembre, dos semanas después del mínimo (estival) de hielo en el Ártico.

Un cambio climático colapsó durante miles de años los arrecifes de coral


El Mundo

Un arrecife de coral en Panamá. | Science

Un arrecife de coral en Panamá. | Science

Un cambio climático llevó a los arrecifes de coral a un colapso total de miles de años de duración, según un artículo publicado en ‘Science’. El documento muestra cómo una serie de alteraciones climáticas naturales impidieron el crecimiento de los arrecifes en el Pacífico oriental, durante 2.500 años. El colapso del arrecife, que comenzó hace 4.000 años, se corresponde con un período de cambios dramáticos en la Oscilación del Sur-El Niño (El Niño-Southern Oscillation, ENSO, por sus siglas en inglés).

Según el coautor del estudio, Richard Aronson, profesor de Biología en el Instituto Tecnológico de Florida, «como los seres humanos continúan bombeando gases de efecto invernadero en la atmósfera, el clima está, una vez más, en el umbral de un nuevo régimen, con nefastas consecuencias para los ecosistemas de arrecifes».

La estudiante de doctorado Lauren Toth, y Aronson, su asesor, encabezaron el estudio sobre cómo los últimos episodios de cambio climático han influido en los arrecifes tropicales del Pacífico oriental. Toth, Aronson, y un equipo de investigación multi-institucional, sumergieron tubos de aluminio de 5 metros en los arrecifes de coral, a lo largo de la costa del Pacífico de Panamá, y sacaron secciones transversales de los arrecifes. Mediante el análisis de los corales, los científicos fueron capaces de reconstruir la historia de los arrecifes en los últimos 6.000 años.

«Nos sorprendió encontrar que 2.500 años de crecimiento de los arrecifes habían desaparecido«, afirma Toth, quien agrega que «esta brecha representa un colapso de los ecosistemas de arrecifes, que duró un 40 por ciento de su historia total».

Toth relacionó el colapso de los arrecifes de coral a los cambios en ENSO. ENSO es el ciclo climático responsable de unas condiciones meteorológicas, que ocurren cada pocos años, conocidas como El Niño y La Niña -el momento del colapso de los arrecifes se corresponde con un período de cambios bruscos en ENSO.

Ahora, los arrecifes de Panamá están al borde de otro colapso. «El cambio climático podría volver a destruir los ecosistemas de arrecifes de coral pero, esta vez, la causa principal sería el efecto humano sobre el medio ambiente, y el colapso podría ser un más duradero», afirma Aronson, quien señala que «los problemas locales, como la contaminación, y la sobrepesca, son las principales fuerzas destructivas que necesitan ser detenidas, solo superadas por el cambio climático global, que en este momento es la mayor amenaza para los arrecifes de coral».