Biblioteca Nacional; 1711-2011


El Mundo

  • La institución del Paseo de Recoletos abre los festejos de su tercer centenario

1323714351_extras_portada_0Nada tiene que envidiar la Biblioteca Nacional de España a sus hermanas más célebres repartidas por el mundo. De hecho, la veterana institución, que está a punto de cumplir 300 años (marzo de 2012) ocupa el cuarto lugar en riqueza patrimonial, sólo superada por la del Congreso de Estados Unidos, con sede en Washington; la British Library y la Biblioteca Nacional de Francia.

Es un motivo más para celebrar a la BNE. Las celebraciones del tricentenario acaban de arrancar con una exposición que muestra parte de sus joyas en un recorrido que se convierte en un auténtico viaje por el tiempo y enfocado no tanto a los asiduos e investigadores sino para aquellos que no conocen bien el valor de sus fondos.

Prepárense pues para dejarse soprender, para colocarse, por ejemplo, frente a los dos manuscritos autógrafos que la BNE posee de los ‘Códices Madrid I y II’ de Leonardo da Vinci, unos tratados de estática, mecánica y geometría, donde las explicaciones, acompañadas de minuciosos dibujos, permiten acercarse a los mecanismos creativos del genio renacentista y comprobar cómo practicaba un tipo de escritura peculiar por su trazado de derecha a izquierda. ¿Un afán de ocultamiento o simplemente la expresión de un zurdo? Y, en frente, el célebre ‘Commentarius in Apocalypsin’ del Beato de Liébana.

«Si algo destaca en esta exposición es la riqueza y diversidad de fondos de diferentes épocas, desde el Medievo a la actualidad pasando por el Siglo de Oro», avisa el comisario de la muestra, José Manuel Lucía, quien hace hincapié en que no se trata sólo de libros, sino también de dibujos, fotografías, carteles. Hasta los primeros ordenadores que se utilizaron en la institución aparecen en la muestra.

El anciano que derrotó a un batallón de nazis


ABC

Un ruso de 83 años consiguió derrotar a un batallón del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial

En ocasiones, la intervención de un solo ser humano puede ser decisiva para variar el curso de la Historia, convirtiendo a su protagonista en un verdadero héroe. Matvey Kuzmin fue una de esas personas y lo más curioso es que lo consiguió a los 83 años. Encontramos todos los detalles de esta hazaña en “Historias de la Historia”, ganador de un Premio Bitácoras 2011 en la categoría Mejor Blog Cultural.

Conocido como “Biruiuk” (“lobo solitario”),Kuzmin era un anciano ruso que vivía en los bosques que rodean su pueblo natal, Kurakino, alejado del mundanal ruido. Todo en su vida era tranquilidad, hasta que en 1942, en plena ofensiva nazi sobre Rusia, un batallón de la 1ª División de Montaña del Ejército alemán llegó hasta su retiro.

Cuando el comandante alemán le ofreció comida, queroseno y un rifle de caza nuevo a cambio de guiarlos por el bosque y poder sorprender al ejército rojo por la retaguardia, Kuzmin dio el primer paso en su camino para convertirse en un héroe.

Tras hacer creer a los alemanes que los llevaría hasta un lugar propicio para masacrar al ejército comunista y mientras estos planificaban su ataque, Kuzmin envió a uno de sus hijos para que alertara al ejército ruso de la situación. Entretanto, él atravesaría el bosque por la ruta más difícil, hasta llevar a los nazis a un lugar en el que podrían ser fácilmente emboscados por las tropas rusas.

Después de varias horas de marcha, con la nieve hasta las rodillas, agotados y temblando de frío llegaron al punto elegido para la emboscada. De repente, los rusos salieron de su escondite y comenzaron a disparar, cogiendo a los alemanes completamente desprevenidos. La estrategia había resultado un éxito y solo unos pocos nazis pudieron escapar. Sin embargo, Kuzmin corrió peor suerte, ya que fue asesinado por el comandante alemán en medio de la refriega.

Olvidada durante mucho tiempo, la historia de cómo Kuzmin salvó a su pueblo llegó a convertirse en un cuento infantil, después de que el periodista Boris Polevoy la descubriera y publicara el artículo “El último día de Matvey Kuzmin” en el diario Pravda. Más de 20 años después de su muerte, en 1965, Kuzmin se convirtió en la persona de más edad en ser nombrada Héroe de la Unión Soviética.

Los hombres prehistóricos se hacían colchones de paja para dormir hace 77.000 años


El Pais

El hallazgo, en un yacimiento arqueológico de Sudáfrica, muestra que los prehistóricos utilizaban plantas con efecto insecticida y quemaban periódicamente los jergones seguramente para desinfectarlos

Los hombres prehistóricos eran capaces de dotarse de unas mínimas condiciones de comodidad e higiene, a la vista del hallazgo, en un refugio en Sudáfrica, de unas colchonetas hechas hierbas, juncos y hojas que se han datado en 77.000 años de antigüedad (a modo de refrencia: las pinturas de Altamira tienen en torno a 15.000 años). Algunas plantas, además, parecen elegidas entre especies conocidas en la medicina tradicional por contener compuestos de efecto insecticida y larvicida, por ejemplo repelentes de mosquitos. Además, los restos indican que las colchonetas fueron quemadas periódicamente, tal vez con fines higiénicos: luchar contra plagas y destruir la basura. Son vestigios muy significativos del comportamiento cultural complejo de la humanidad anatómicamente moderna antes de la última ola migratoria desde África de estos antepasados nuestros directos. Las colchonetas coinciden temporalmente en los yacimientos surafricanos con otros indicios de prácticas avanzadas, como la utilización de cuentas de concha, las nuevas tecnologías aplicadas a los instrumentos de piedra, la preparación de trampas para animales y la fabricación de arcos y flechas.

Los colchones descubiertos ahora son, con mucho, los más antiguos que se han encontrado, con 50.000 años más que los que se conocían hasta ahora.

Al menos 15 capas diferenciadas de colchonetas de material vegetal apelmazado han encontrado los científicos en el refugio de Sibudu, situado en un acantilado sobre un río, 40 kilómetros al norte de Durban y a 15 de la costa del océano Índico. La localización del refugio es importante porque muchas de las plantas utilizadas en la preparación de los jergones crecen exclusivamente en entornos acuáticos, lo que descarta que se trate de plantas crecidas in situ y aplastadas. Los humanos prehistóricos subieron las hojas, hierbas y juncos hasta su refugio y se prepararon colchonetas para dormir y para vivir más cómodamente, afirman los científicos que investigan el yacimiento arqueológico, liderados por Lyn Wadley (Universidad de Witwatersrand, en Johannesburg). Presentan los últimos descubrimientos en la revista Science.

Los colchones están apelmazados, superpuestos unos a otros (hasta 15 capas de varios centímetros de grosor cada una se han identificado) en un grueso sedimento que se extiende entre uno y tres metros cuadrados. Los científicos han hecho análisis de datación y afirman que corresponden a una ocupación del refugio en cuestión durante 40.000 años (de hace 77.000 años hasta hace 38.000). La selección de las especies utilizadas para hacerlos, «sugiere que los habitantes primitivos de Sibudu conocían las plantas del entorno de su refugio y eran conscientes de sus usos medicinales», señala Wadley. «Las hierbas medicinales aportarían ventajas para la salud humana y la utilización de plantas contra los mosquitos añade una nueva dimensión a nuestro conocimiento del comportamiento humano hace 77.000 años». Los científicos han reconocido, por ejemplo, restos deCryptocarya woodii, especie aromática cuyas hojas aplastadas emiten compuestos químicos repelentes contra los mosquitos, que siguen presentes en las prácticas tradicionales africanas con el mismo uso.

«Aquellos habitantes del pasado harían la recolección de juncos en las orillas del río uThongathi, justo bajo Sibudu, y las extenderían luego en el suelo del refugio haciendo jergones que servirían no sólo para dormir, sino que también proporcionarían una superficie confortable para la vida diaria y para trabajar», añade Wadley. Las prácticas domésticas parece que no se acaban ahí, sino había un mantenimiento de las colchonetas, ya que los restos indican que eran quemadas periódicamente in situ, seguramente para eliminar plagas y preparar una nueva capa de hierbas y hojas frescas.

Al estudiar el yacimiento, los científicos se dieron cuenta de que la ocupación del refugio de Sibudu se intensificó hace unos 58.000 años, con mayor densidad de capas de jergones, más restos de fogatas, más depósitos de restos y más piezas de artefactos de piedra en el yacimiento. Wadley y sus colegas argumentan que ese incremento de ocupación corresponde al cambio demográfico en ese continente en aquella época. Hace unos 50.000 años los humanos modernos, nuestra especie, empezaron a salir de África y acabarían reemplazando a las formas arcaicas de Homo sapiens en Eurasia, incluidos los neandertales.

100 años de la conquista del polo sur


El Mundo

  • Hace un siglo, el 14 de diciembre de 1911, el noruego Roald Amundsen al frente de un equipo de cinco hombres, alcanzó el Polo Sur por primera vez en la Historia. El 17 de enero de 1912, 34 días más tarde, Robert Falcon Scott, junto con otros cuatro británicos, llegaba caminando hasta aquel mismo punto en el corazón del continente antártico. El primero retornó a la civilización; el segundo falleció mientras regresaba al campamento base. Uno se trajo el éxito; el otro quedó atrapado por el fracaso junto a sus compañeros. Ambos se convirtieron en héroes.

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Los tintes épicos que rodearon la conquista del polo Sur en los albores del siglo XX, convirtieron esta carrera en la más dramática de cuantas competiciones jamás ha emprendido el espíritu humano. Auspiciados por un pujante nacionalismo y con el apoyo de  descubrimientos como las máquinas de vapor y los nuevos medios de comunicación que hicieron al mundo mucho más pequeño, en el periodo entre mediados del siglo XIX y la mitad del XX las grandes naciones de Occidente se lanzaron a conquistar el mundo.

Alemania, Estados Unidos, Bélgica, Francia, Italia, Suecia y especialmente una Inglaterra cargada de poderosas razones victorianas, fueron borrando una tras otra las últimas manchas blancas del mapamundi. La fiebre de la conquista se propagó de las selvas africanas a los desiertos centrales de Asia, alcanzando su arrebato en las regiones polares, hasta alcanzar su final al mismo tiempo que se lograba ascender a las cumbres más altas de la Tierra, en el Himalaya y ya en la década de los pasados 50. Sólo cuando hubo conquistado aquellos últimos lugares vírgenes, el hombre miró al espacio.

El camino del polo Sur pasa por el polo Norte

«Se ha conquistado el polo Norte». En 1909 viajó por todo el mundo la noticia de que Robert Peary lo había logrado —es muy posible que tanto Frederick Cook como Robert Peary pensasen que realmente habían conseguido el éxito en sus respectivas aventuras. Hoy se ha demostrado que no lo hicieron, pero en 1909 no se sabía nada de esto—.  Fue un duro revés para el noruego Roald Amundsen, que preparaba una expedición para ser él el primero. Había conseguido que Fridtjof Wedel-Jarlsberg Nansen le dejase el barco polar ‘Fram’; también que el Gobierno noruego y diferentes patrocinadores de su país subvencionasen la aventura.

Haciendo uso de su mentalidad práctica, en la que lo que realmente importaba era conseguir sus objetivos, supeditando la manera de lograrlo al éxito final,Amundsen cambió su sueño anhelado. En vez del ya conquistado polo Norte,marcharía al todavía virgen polo Sur.

Para evitar que nadie le retirase sus apoyos y sobre todo, porque sabía que el británico Robert Falcon Scott se dirigía a la Antártida con idéntico objetivo,Amundsen mantuvo en secreto sus cambios de planes durante el año que duraron los preparativos del viaje. «Si se quería salvar la expedición, era necesario actuar rápidamente y sin ninguna vacilación. Con la misma velocidad que las noticias habían viajado a través del mundo, decidí cambiar mi punto de vista y volví mi mirada hacia el polo Sur», escribiría Amundsen sin el menor inconveniente en el relato de aquella aventura.

Curiosidades

por Alfredo Merino
  • El ‘Fram’, el barco que pudo al polo

    El conocimiento que Fridtjof Nansen tenía de las regiones polares quedó expresado con creces en el ‘Fram’, cuyo nombre significa Adelante. Diseñado por el armador noruego Colin Archer, siguiendo las indicaciones del propio Nansen, este barco muestra una reconocible figura panzuda. Su idea era un barco que antes que resistir la presión lateral de los hielos, flotase sobre ellos, al ser empujado encima de la banquisa.

    La influencia del explorador permitió que fuera construido con madera curada que estaba destinada a barcos de la Marina Real. Estaba dotado de una quilla reforzada de hierro y tanto su timón como la hélice del motor podían retraerse dentro del casco para evitar que el hielo los rompiera. Su interior tenía todas las comodidades de la época, incluyendo lámparas eléctricas y un molino de viento para el generador.

    El ‘Fram’ se mostró excelente para la navegación por los mares infectados de icebergs, pero precisamente a causa de su forma de cáscara de nuez producía fuertes mareos a sus tripulantes en cuanto salía a mar abierto, al ser zarandeado por el oleaje con mucha mayor facilidad que barcos de líneas más estilizadas.

  • Amundsen y los esquimales

    La íntima relación establecida por Amundsen y los inuit quedó subrayada por la adopción que realizó de dos niñas esquimales años después durante sus intentos de navegar el Paso del Noreste. Cakonita, una niña de cuatro años, hija de uno de los inuit que le ayudaron en la expedición perteneciente a la tribu siberiana tsjuksji, y a otra de nueve años llamadaCarmilla, hija de una mujer de aquella etnia y de un comerciante ruso.

    Amundsen las llevó consigo a Noruega, donde estuvieron varios años en la localidad de Svartskog bajo la tutela del matrimonio Gade. Finalmente Amundsen las llevó de vuelta a su país, al comprobar que no podía hacerse cargo de ellas. «Bueno, sólo fue un experimento», se excusó el noruego.

  • La gallardía de Amundsen

    La animadversión que la sociedad británica sentía hacia Roald Amundsen como consecuencia de su secretismo a la hora de anunciar sus intenciones de alcanzar el polo Sur, no impidieron que fuera presentado en la Royal Geographical Society a su regreso de la Antártida, el 15 de noviembre de 1912. Su presidente, Lord Curzón, le felicitó públicamente, resaltando la suerte que tuvo en su hazaña. Amundsen, lejos de molestarse, respondió:«Rechazaría todos los honores y beneficios a cambio de poder salvar a Scott de su terrible muerte».

  • El fotógrafo del frío

    Frank Hurley era uno de los fotógrafos australianos más reconocidos de su tiempo. Era miembro de la expedición del ‘Endurance’ de Shackleton, en la que se enroló como fotógrafo. Su papel fue uno de los más importantes de la épica escapada de aquellos hombres. A pesar de la situación límite que se produjo con el hundimiento del barco, fue capaz de rescatar del naufragio su cámara de fotos y abundantes placas de cristal.

    Gracias a ello pudo documentar de forma artísticamente precisa aquella singular aventura. Sus esfuerzos y negociaciones evitaron que las imágenes desaparecieran a la hora de ir reduciendo el bagaje para escapar de la Antártida. Un siglo después, sus magistrales imágenes enseñan un mundo remoto y majestuoso y los no menos excepcionales esfuerzos que hicieron unos hombres para sobrevivir en ellos.

  • La Biblia recortada

    En su huida por el mar de Weddel después del naufragio del ‘Endurance’, la tripulación de Shackleton redujo al máximo su bagaje, pues era la única garantía de poder escapar de aquel infierno. Arrojaron al fondo del mar las cosas más inverosímiles, incluyendo el dinero de la expedición. Por ello adquiere más valor aún que Hurley pudiera conservar sus aparatos y material fotográfico. Entre las escasas pertenencias que se salvaron de ser abandonadas está la Biblia que llevaba Shackleton. Eso sí, le faltan muchas páginas, producto de la obsesión por reducir el peso.

  • La muerte del ‘Jefe’

    Seis años después de la expedición ‘Endurance’, Ernest Shackleton regresó a la Antártida. Con varios de los veteranos de aquella expedición como compañeros alcanzaron la isla de Georgia del Sur al inicio del verano austral. No pudieron completar su objetivo al fallecer ‘El Jefe’ por un ataque cardiaco el 5 de enero de 1922. Su cuerpo permanece en el puerto de Grytviken, en aquella isla, el mismo en el que tiempo atrás el Endurance permaneció anclado un tiempo a la espera de la llegada de condiciones meteorológicas favorables.

  • Refugios históricos

    Scott, Amundsen y Shackleton construyeron unos campamentos base lo más cómodo posibles para hacer frente a los duros inviernos de la Antártida. La cabaña de madera que Amundsen trasladó en piezas hasta la bahía de las ballenas se convirtió junto con las tiendas de campaña de la expedición, chozos e iglús de nieve en una mínima población que Amundsen llamó Frandheim.

    Scott levantó un campamento en Cabo Scott en cuyo interior se combinaban las necesidasdes del laboratorio con las mínimas comodidades que debía ofrecer una vivienda. Construido con habitaciones y paneles prefabricados, tenía varias dependencias donde no faltaba un cuarto oscuro de revelado fotográfico y un establo para los ponis.

    Por su parte, la cabaña erigida por Shackleton fue catalogada como patrimonio cultural a restaurar y conservar por la World Monuments Fund, WMF, organización que lucha por preservar estos monumentos históricos.

  • Los primeros en la Antártida

    Se estima que el primer occidental que vislumbró las tierras antárticas fue elmarino y explorador español Gabriel de Castilla, a quien los científicos españoles han dedicado la base situada en la isla Decepción. El español recorrió en 1603 las aguas situados a 64º S en las proximidades de las Shetland del Sur. En el siglo XVIII cazadores de focas españoles y sudamericanos eran frecuentes visitantes de las llamadas Antillas del Sur frente a la costa occidental de la península Antártica e incluso de algunas regiones de este último territorio.

  • La primera persona antártica

    La noruega Solveig Gunbjörg Jacobsen tiene el honor de haber sido la primera ciudadana nacida en territorio antártico. Vino al mundo el 8 de octubre de 1913 en la estación ballenera de Grytviken, en las Georgias del Sur, un archipiélago reivindicado por los Gobiernos argentino y británico. Murió el 25 de octubre de 1996.

  • Bases científicas

    En la Antártida se localizan 42 bases científicas permanentes (65 si se cuentan las bases temporales). Pertenecen a una veintena de países según la siguiente distribución: Argentina y Rusia (seis); Chile (cuatro); Australia, EEUU y China (tres); Francia,  Reino Unido (dos) y una Alemania, Brasil, Corea del Sur, India, Italia, Japón, Noruega, Polonia, Sudáfrica, Rumania, Ucrania y Uruguay. En ellas viven unas seis mil personas.

    La más antigua es la argentina Base Orcadas, en funcionamiento desde 1904. La más amplia es la McMurdo, de EEUU. También americana es laAmundsen-Scott, en el polo Sur. España tiene dos bases de exclusivo uso estival. La Juan Carlos I y la Gabriel de Castilla, ambas en las Shetland del Sur, a 150 kilómetros de la península Antártica. La primera se alza en el núcleo de Bellingshausen, en la bahía Sur de la isla Livingston; la otra, en isla Decepción.

Un paseo por la carrera espacial


El Mundo

  • ‘NASA, la aventura del espacio’ reúne cientos de objetos de la carrera espacial
  • Muestra réplicas a tamaño real y a escala de las naves más emblemáticas
Réplica de la cápsula 'Mercury'.

Réplica de la cápsula ‘Mercury’.

Las hazañas de los astronautas hicieron soñar a muchos ciudadanos con viajar algún día al espacio. La mayoría, sin embargo, tuvo que conformarse con seguir las misiones espaciales a través de la televisión y sólo algunos privilegiados han podido asistir a algún lanzamiento o contemplar de cerca las naves en museos de EEUU.

A partir del 16 de diciembre, una exposición en Madrid permitirá a los aficionados al espacio ver de cerca una colección de objetos originales utilizados en misiones de la NASA y reproducciones de las naves espaciales más emblemáticas.

‘NASA, la aventura del espacio’ reúne alrededor de 300 piezas que ofrecen un completo recorrido por historia de la conquista espacial, desde los primeros visionarios que imaginaron hace varios siglos cómo sería el cosmos a los planes futuros para viajar a Marte. Sin embargo, el objetivo de la exposición no es sólo mostrar los objetos, sino «poner de manifiesto el elemento humano que hubo detrás de la aventura espacial», explica Jose Araujo, el organizador de la muestra.

Una de las estrellas es una copia exacta de la parte frontal del transbordador ‘Atlantis’, de su cabina de mandos, del retrete y de la zona que usaban para dormir. También se ha reproducido uno de los módulos del ‘Apollo 11’, la primera misión tripulada a la Luna.

Las naves más emblemáticas

Los visitantes podrán ver de cerca una copia de la cápsula ‘Mercury’, la primera en la que volaron los astronautas de la NASA. Tan estrecha era que sus tripulantes solían bromear diciendo que, en vez de pilotarla, tenían la sensación de llevarla encima. También se exhibe un ‘rover’ marciano y una réplica de 11 metros del cohete ‘Saturno’, utilizado en las misiones a la Luna (el original mide unos 112 metros).

Entre las piezas originales destaca un cohete ‘Agena’, el paracaídas que usaron los tripulantes del ‘Apollo 17’ para volver a la Tierra, la cápsula en la que viajó el chimpancé Ham -el primer estadounidense en ir al espacio-, los motores del cohete ‘Titán’ y varios trajes de astronautas.

Aunque la mayor parte de los artilugios son de la NASA, también hay un espacio dedicado al programa espacial ruso. Una réplica del ‘Sputnik’, el primer satélite enviado al espacio, y objetos sobre la gesta del cosmonauta Yuri Gagarin, el primer hombre que voló al espacio, recuerdan los primeros éxitos de los soviéticos y su rivalidad con EEUU.

España, en la carrera espacial

Madrid será la segunda ciudad que acoge esta exposición tras el éxito cosechado en Estocolmo, donde la visitaron 280.000 personas. Hay varias razones por las que la capital española ha sido elegida como la segunda ciudad que acogerá esta muestra. Una de ellas ha sido elimportante y relativamente desconocido papel que España jugó en el seguimiento de misiones históricas. Fue en el Complejo de Comunicaciones con el Espacio Profundo de Madrid de la NASA (MDSCC), en Robledo de Chavela, donde se recibió en 1965 la primera foto de Marte que llegó a nuestro planeta.

Pero la contribución más significativa de España fue en las misiones ‘Apollo’. Una de las antenas de la estación de Fresnedillas de la Oliva (Madrid) sirvió de apoyo a la histórica llegada del hombre a la Luna. Carlos González Pintado, asesor científico de la muestra y ex jefe de Operaciones de la NASA en el centro de Madrid, fue el único español del equipo de 30 personas que el 20 de julio de 1969 siguió desde Fresnedillas el alunizaje del ‘Apollo 11’: «Podíamos oír la comunicación directa entre los astronautas«, recuerda. Desde Robledo de Chavela se realizaron los seguimientos de prácticamente todas las misiones ‘Apollo’, en las que González participó.

Sobrevivir en el espacio

Una de las novedades de la muestra de Madrid respecto a la de Estocolmo es un traje de astronauta abierto que muestra los materiales y las complejas capas que lo componen. Junto a él se podrán ver otros trajes que muestran cómo el equipamiento de los astronautas ha evolucionado de forma espectacular. En la zona dedicada a la supervivencia se muestran también pañales y raciones de comida deshidratada.

Pero no todo han sido éxitos en la carrera espacial. La muestra recuerda los accidentes de los transbordadores ‘Challenger’ y ‘Columbia’, en los que murieron todos sus tripulantes, y explica cómo se produjeron.

Más suerte tuvieron James Lovell, Jack Swigert y Fred Haise, los tres hombres que participaron en la misión del ‘Apollo 13’. Aunque la explosión de un tanque de oxígeno obligó a abortar el alunizaje y puso su vida en grave peligro, la NASA consiguió traerlos de vuelta a casa sanos y salvos. Un ejemplo de supervivencia e ingenio ante una situación extrema que refleja bien cómo la imaginación y el esfuerzo humano han logrado en estos cincuenta años aumentar de manera espectacular nuestro conocimiento del cosmos y seguir soñando con explorar nuevos planetas.


La exposición ‘NASA, la aventura del espacio’ podrá visitarse desde el 16 de diciembre al 15 de junio de 2012 en el Pabellón XII del Recinto Ferial de la Casa de Campo de Madrid