La NASA, a punto de desvelar un importante hallazgo en Marte


ABC.es

  • Este jueves se ha convocado una rueda de prensa ante medios de todo el mundo. Se presentarán resultados de la misión MAVEN, cuyo propósito es analizar la atmósfera marciana y entender cómo el planeta rojo pasó de ser un lugar cubierto por oceános a un desierto helado
 La agencia espacial tiene como objetivo primordial enviar una misión tripulada en el año 2030 - NASA

La agencia espacial tiene como objetivo primordial enviar una misión tripulada en el año 2030 – NASA

Es cierto que la Agencia Espacial Estadounidense (NASA) es una experta en generar expectación y darle un cierto toque épico a sus descubrimientos. Pero también es cierto que pocas cosas dentro de la investigación científica levantan tantas pasiones como la conquista del espacio y la exploración de nuevos mundos. En juego está responder a preguntas universales o poder colonizar en el futuro nuevos planetas en el Sistema Solar o más allá.

Este jueves, la NASA ha convocado una rueda de prensa que será seguida a lo largo y ancho del globo para publicar «un nuevo hallazgo en el destino de la atmósfera de Marte». Después de anunciar, el pasado 28 de septiembre, el descubrimiento de agua líquida en salmueras de Marte, las expectativas son muy altas.

Lo único que se sabe hasta el momento es que a las ocho de la tarde del jueves, hora española, Michael Meyer, el director del Programa de la Misión de Exploración a Marte, estará acompañado por un equipo de cuatro científicos que han participado en MAVEN («Mars Atmosphere and Volatile Evolution»). Esta misión tiene como cometido principal estudiar tanto la atmósfera superior de Marte como su ionosfera, una capa cargada eléctricamente que resulta de la interacción de los gases allí presentes con el viento solar.

Aunque aún no ha trascendido el contenido de la rueda de prensa, el cometido de la misión MAVEN, que tan ampliamente representada estará ante los medios, puede dar algunas pistas: su objetivo principal es reconstruir el pasado de la atmósfera de Marte y entender cómo este planeta, que hace unos 4.000 millones de años estaba cubierto por masas de agua en superficie, se convirtió después en un desierto congelado e inhóspito.

Habitabilidad marciana

Las implicaciones de este conocimiento van más allá de la curiosidad de entender cómo era el clima marciano. Por una parte, cuanto más se sepa sobre el clima actual y sus posibles ciclos hidrológicos, más se podrá saber acerca de la «habitabilidad» marciana. Esto permitirá deducir si el planeta rojo puede o no albergar vida en forma de microbios (los seres vivos más complejos necesitarían unas condiciones mucho más exigentes). En segundo lugar, averiguar más acerca del clima de Marte podría servir para entender cómo un planeta hasta cierto punto similar a la Tierra puede quedar desnudo de su atmósfera y perder el agua que le recubre.

En los cuarenta años de exploración de Marte se han averiguado muchas cosas sober el clima. Ya fuera a través de sondas o rovers de exploración (actualmente la «Curiosity» porta una estación meterológica de procedencia española que se encarga de monitorizar el clima marciano), se ha averiguado que la atmósfera de Marte es 100 veces más delgada que la terrestre. Además, esta capa tan fina está compuesta en un 95 por ciento de dióxido de carbono, con un 2,7 por ciento de nitrógeno y un 0,13 por ciento de oxígeno, junto con trazas de otros gases. Desde luego la mezcla no resulta muy acogedora.

El difícil clima de Marte

También se sabe que en el pasado Marte tenía actividad tectónica, que no solo levantó enormes volcanes y formaciones montañosas, sino que permitía que existiera un ciclo del carbono entre rocas carbonatadas y la atmósfera. Todo aquello es hoy un recuerdo.

Hoy en día, el agua que queda se acumula en forma de hielo en los polos y en el subsuelo, en el permafrost. Por si fuera poco, las temperaturas fluctúan de forma drástica, y pueden ir de los 20ºC del ecuador en los polos a los 153 bajo cero en los polos. Todo esto en parte porque no hay una atmósfera que atrape la humedad y permita generar un efecto invernadero suficiente.

Una atmósfera «muerta»

Como parece claro que la atmósfera actual es un cadáver, algunos estudios sugirieron parte de los gases podrían haber quedado atrapados en las rocas marcianas, pero de momento los números no cuadran.

Por suerte, gracias a un sensor de iones montado en el MAVEN, parece haber otra posibilidad para explicar el pasado de la atmósfera de Marte. Este instrumento ha permitido medir el flujo de partículas de alta energía procedentes de los vientos solares. Algunos creeen que viajan a tal velocidad, que el flujo resultante quizás podría haber empujado la atmósfera hacia el vacío del espacio. El jueves podría confirmarse este hecho o hacerse un anuncio aún más sorprendente. Sea como sea el viaje hacia lo desconocido continúa.

 

¿Por qué no hemos vuelto a la Luna?


El Pais

  • Hace 43 años que los terricolas no pisan su satélite aunque hay ambiciosos proyectos sin financiación para instalar allí colonias de hombres y robots y explotar sus recursos
Edwin F. Aldrin, durante su paseo por la superficie de la Luna, en 1969. / reuters

Edwin F. Aldrin, durante su paseo por la superficie de la Luna, en 1969. / reuters

Hay ideas fantásticas para volver a la Luna. Y no solo para que un puñado de astronautas realicen unas cuantas excursiones cortas, sino para ir desplegando allí autenticas bases permanentes, tal vez colonias de hombres y mujeres que desarrollen actividades científicas, de explotación de recursos locales o que funcionen estación intermedia para la exploración de otros mundos, Marte el primero, claro. Cada una de las potencias espaciales se ha planteado en algún momento dar el salto de 384.000 kilómetros que separan la Tierra de su satélite natural. Se hacen constantemente aquí y allá estudios más o menos detallados de cómo serían esos campamentos: excavados en el subsuelo, uniendo módulos en superficie… Incluso se ha lanzado hace poco una iniciativa para aprovechar la tecnología de impresión 3D para construir una base allí con materiales del suelo lunar, sin tener que llevarse todo desde casa. Lo que no hay en marcha es un programa espacial lunar sólido, financiado, y haría falta una gigantesca inversión con calendario para que los humanos vuelvan a pisar la Luna en un plazo razonable y esta vez para quedarse. Y sin dinero (más tecnología, ciencia y voluntad política) no hay exploración espacial de tal envergadura; bien lo sabe la NASA, que logró aunar todos esos elementos imprescindibles hace medio siglo para poner en el suelo lunar a los astronautas del programa Apolo. Los últimos, Eugene Cernan y Harrison Schmitt, del Apollo 17, se despidieron de la superficie del satélite el 14 de diciembre de 1972.

“Una de mis ideas es ir a la Luna, a la cara oculta, y tener allí robots y humanos en una estación permanente, y no llevándose todo lo necesario desde aquí, sino utilizando material lunar, y construir allí, por ejemplo, un gran telescopio”, ha declarado hace poco el nuevo director general de la Agencia Europea del Espacio (ESA), el alemán Jan Woerner, que se ha estrenado en el cargo el 1 de julio. Pero la iniciativa europea no cuenta con un proyecto como tal y debidamente financiado para hacer realidad nuevas misiones tripuladas a ese objeto vecino del Sistema Solar, el único que ha pisado el hombre más allá de la Tierra. Y la NASA, mirando más hacia Marte y hacia algún asteroide, sigue con el rabillo del ojo esas iniciativas sin comprometerse. “Nunca he dicho que Estados Unidos no vaya a volver a la superficie de la Luna. Lo que digo es que en un futuro previsible, dado el presupuesto que tiene la NASA y dado dónde estamos y lo que necesitamos tecnológicamente para ir a Marte, no va a ser EE UU quien lidere una expedición a la superficie lunar”, explicó el director de la agencia espacial estadounidense, Charles Bolden, hace un par de años, y lo ha repetido una y otra vez. Eso sí, puntualizando que si otra potencia espacial va a la Luna, “proporcionaremos nuestra capacidad tecnológica con la única condición de que nos permitan enviar un astronauta nuestro como parte de la tripulación”.

Una docena de astronautas en total, en seis misiones Apolo, descendieron al suelo lunar entre julio de 1969 y diciembre de 1972. La aventura científico-tecnológica, con indudable sustrato político, arrancó en mayo de 1961 con la histórica declaración del presidente estadounidense John F. Kennedy: “Creo que esta nación debe comprometerse a lograr el objetivo, antes de que termine esta década, de que un hombre aterrice en la Luna y regrese sano y salvo a la Tierra”. Y lo logró, en julio de 1969, cuando Neil Armstrong y Buzz Aldrin llegaron al Mar de la Tranquilidad. En plena guerra fría y con la delantera que había tomado la Unión Soviética en el espacio al poner en órbita el primer satélite artificial de la Tierra (el Sputnik, 1957), al lanzar al espacio el primer animal (la perra Laika, 1957), al enviar la primera sonda que impactó en el suelo lunar (1959) y obtener ese mismo año las primeras fotos de la cara oculta de la Luna, Estados Unidos no podía permitirse quedarse atrás. Se desató la carrera de la Luna y la URSS acabó perdiéndola. Pero los avatares y razones políticas no pueden quitar ni un ápice del colosal mérito científico y tecnológico del programa Apolo.

En el momento álgido del Apolo, la NASA llegó a contar (1966) con el 4,4% del presupuesto federal de EE UU. El coste de la Luna fue altísimo. Y una vez logrado el objetivo, la apabullante demostración de poderío tecnológico, el esfuerzo de desinfló. En 1973 el presupuesto de la NASA había descendido ya al 1,3% del federal y siguió bajando. En 2015, con 18.000 millones de dólares, la agencia espacial estadounidense cuenta con aproximadamente el 0,5% del presupuesto federal, y los ambiciosos planes de enviar astronautas a Marte o a un asteroide, sin olvidar la Luna, siguen esperando una financiación que los haga realistas.

Una docena de astronautas en total, en seis misiones Apolo, descendieron al suelo lunar entre julio de 1969 y diciembre de 1972

No es que la exploración lunar se haya abandonado desde 1972. Tras un par de décadas de escasa actividad, en los años noventa se retomó con relativo ímpetu la exploración y la investigación de la Luna con sondas espaciales automáticas, sin astronautas. Naves en órbita y módulos de descenso se han ido enviando y, esta vez, no solo estadounidenses y rusos. Japón y Europa pusieron en marcha misiones espaciales lunares y, más recientemente, se han unido a esta aventura no tripulada, y con éxito, India y China. Pekín tiene grandes ambiciones espaciales y, tras los logros con sus astronautas en órbita y el inicio de la construcción de una estación espacial, ha declarado su intención de enviar humanos a la Luna, contando con poder explotar los recursos naturales allí.

Los robots, que, como adelanta Woerner, colaborarán con los humanos en las futuras colonias lunares, de momento tienen la exclusiva de la investigación in situ. Mucha ciencia y exploración quedó por hacer tras los viajes del Apolo. Los astronautas trajeron 380 kilos de muestras de gran interés científico (más 326 gramos que trajeron los soviéticos con sondas robóticas), pero aquel no fue un programa diseñado fundamentalmente para hacer ciencia en la Luna, sobre todo los primeros viajes. Entonces solo se exploró una pequeña parte del satélite. Ya en este siglo, las sondas automáticas han permitido levantar mapas de alta resolución de toda la superficie lunar y su composición química, se ha estudiado su tenue atmósfera, su gravedad, etcétera.

Lo que parece claro es que los próximos proyectos lunares tripulados, sobre todo si se piensa en bases permanentes, no serán de un solo país o una sola agencia, sino de colaboración, tan alto sería el coste. ¿Y para qué? Muchos dirán que la curiosidad humana, la voluntad de exploración es, por sí misma, el principal motor. Pero también puede haber recursos que explotar en la Luna, como el helio-3 que serviría como combustible de futuros reactores de fusión nuclear. Podría obtenerse allí oxígeno para ser utilizado como combustible de naves espaciales que partieran hacia la exploración de objetivos lejanos en el Sistema Solar, aprovechando además la menor gravedad lunar, que facilita y abarata el despegue respecto a la partida de cohetes desde la Tierra. La astronomía tendría en la cara oculta de la luna un lugar privilegiado para instalar telescopios, sin apenas atmósfera y protegidos de la contaminación electromagnética artificial que se emite en la Tierra.

Tal vez primero sean solo unos campamentos lunares con un puñado de personas, que se irán ampliando, ganando complejidad e incrementando las actividades para reducir la dependencia de los suministros terrestres. Hay quien calcula que para mediados de este siglo ya habrá en la Luna una colonia de terrícolas permanente. Pero hay que dar el primer paso.

La NASA graba un ovni cerca de la Estación Espacial Internacional


web

  • No se trata de la primera ocasión en la que las grabaciones de la agencia muestran este tipo de objetos luminosos de extraña procedencia 

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Esta grabación difundida por la NASA hace ya algunos meses podría ser digna de horas de debate en la mesa de Cuarto Milenio. Las imágenes hablan por sí solas: un extraño objeto volador no identificado ha sido captado por las cámaras de la Estación Espacial Internacional en un vídeo publicado por la administración estadounidense. Pero en esta ocasión, a la organización le resultará un poco más complicado hacer creer que se trata de basura espacial.

El usuario de Youtube Streetcap1, experto en temas conspiratorios y avistamientos de ovnis, ha vuelto a cargar contra la NASA, recogiendo en su canal un nuevo vídeo en el que se avista uno de estos extraños objetos espaciales: «Durante un período en el que la cámara se mueve unos dos minutos, la NASA captó un objeto distante en color oro y rosa… necesitamos, para empezar, que las cámaras de la Estación Espacial Internacional empiezan a investigar el exterior y la NASA deje de tratar a la humanidad como a niños».

Las polémicas imágenes han incendiado la red y muchas páginas expertas en el fenómeno ovni no han dudado a la hora de afirmar que se trata de un nuevo avistamiento real que supone un nuevo contacto con vida extraterrestre, tal y como informa el periódico británico Daily Express. Algunos también han acusado a Streetcap1 de intentar engañar a la gente con material falso, pero él sostiene que su grabación proviene directamente de la emisión realizada por la agencia estadounidense.

 

El editor de la revista UFO y buscador de vida extraterrestre Scott C. Waring ha decidido seguir cargando contra la NASA, afirmando en tono irónico que le «encanta como la cámara de la ISS gira casualmente a la derecha, enfoca al OVNI y después continúa su camino como si nada». Waring duda que los tripulantes de la Estación Espacial Internacional y sus responsables desconozcan la existencia de otro tipo de vida más allá de la terrenal. «Ellos están en el espacio profundo y aprecian continuamente la tierra y todo lo que la rodea, ¿como podrían no haber visto el objeto luminoso? Claro que lo hicieron, simplemente no quieren que la gente los vea», comentó el experto para Daily Express.

El vídeo ya ha superado las 50.000 visitas y muchos usuarios no han podido resistirse a expresar sus opiniones sobre el posible avistamiento. «Esta grabación podría formar parte de un programa espacial secreto que esté intentando revelarnos la existencia de vida, pero dándole un aspecto accidental», afirmaba uno de los suscriptores del canal. Pero no todos los comentarios se dejaban llevar por la euforia propia de los amantes de lo paranormal, que les lleva a pensar- en ocasiones- que ven envuelto en un halo conspiratorio todos los fenómenos extraños que ocurren en la tierra y, por supuesto, también lejos de ella. «Tengo claro que el objeto extraño del vídeo, definitivamente, es Goku», comentaba uno de los usuarios, que optó por quitar hierro a un asunto que poco a poco, y ante la falta de información proveniente de organismos especializados, parece cobrar poco a poco la importancia perdida con el comienzo del nuevo siglo.

NASA: Expertos en «ocultismo»

Pero lo cierto es que, alejándonos de la suposiciones, no es la primera vez que la agencia estadounidense guarda silencio cuando salen a la luz grabaciones de este tipo difundidas por ellos mismos. En enero de este mismo año, NASA TV se encargaba de cortar una de sus emisiones en directo, justo cuando en el fondo de la imagen se comenzaba a apreciar un objeto merodeando por la atmósfera terrestre. El cazador de ovnis Toby Lundh, que asegura haber captado varias fotos en las que se aprecian de forma clara este tipo de objetos, afirma que «siempre que aparecen estos objetos, la NASA corta la alimentación cuando se acercan a la EEI».

Casualmente, tres meses antes, en octubre del 2014, era un vídeo difundido directamente por la NASA el que desataba la polémica. Durante una caminata de los tripulantes por la Estación Espacial, se aprecia durante cuatro segundos en el fondo de la imagen un gran objeto alargado, que flota inmóvil a poca distancia de la tierra. El ovni se hace visible entre el minuto 1:48 y el 1:52. Al instante, surgieron explicaciones de todo tipo para intentar aclaras este suceso. Desde que se trataba -como de costumbre- de basura espacial, hasta que lo que se distinguía en el fondo de la imagen era una nave encargada de abastecer a los inquilinos de la EEI. Aunque esta última hipótesis podría tambalearse, ya que la supuesta nave de abastecimiento solo se aprecia durante esos cuatro segundos. En el vídeo, esa misma cámara es pinchada en varias ocasiones y en ninguna de las restantes se distingue el extraño objeto alargado. Ni antes ni después de ese breve plano, que se encargó de alimentar todas las sospechas que afirman que si la NASA decide guardar silencio, es por algo.

No obstante, el profesor Andrew Ballogh, del Imperial College de Londres, intentaba explicar para Daily Mail la realidad «oculta» tras estos avistamientos. Eso sí, en su entrevista, el catedrático no se dejaba llevar por la corriente conspirativa y declaraba, para desilusión de los seguidores del fenómeno ovni: «En términos generales los avistamientos de ovnis se explican, bien por algún efecto del artefacto, incluso algunos por la basura espacial, o se dejan sin explicación ya que no hay suficientes pruebas. Es difícil juzgarlos por los vídeos, debido a su mala calidad. Si la NASA tiene acceso a las imágenes de alta calidad, pueden investigar más a fondo».

Se espera que, con el paso del tiempo, las cámaras de alta definición enviadas a la EEI hace unos días surtan efecto y, en lugar de dedicarse a grabar pastillas efervescentes consumiéndose dentro de pompas de agua, los tripulantes investiguen un poco más sobre la posible existencia de vida lejos de la tierra. Mientras esto no ocurra, habrá que esperar a que Iker Jiménez vaya desvelando poco a poco incognitas de este tipo en su programa.

Cara a cara con Plutón


El Mundo

    • La sonda ‘New Horizons’ alcanzará este martes su máxima aproximación al planeta enano
    • Estudiará por primera vez uno de estos pequeños y helados mundos en una remota región del Sistema Solar aún inexplorada
 NASA/JHUAPL/SWRI En la primera exploración de Plutón y del cinturón de Kuiper. Se cree que ayudará a entender los orígenes del Sistema Solar

NASA/JHUAPL/SWRI
En la primera exploración de Plutón y del cinturón de Kuiper. Se cree que ayudará a entender los orígenes del Sistema Solar

Relegado en 2006 a la categoría de planeta enano, Plutón vuelve a acaparar titulares estos días. Por primera vez, una nave espacial va a estudiar este pequeño y lejano mundo que durante muchas décadas figuró en los libros de texto como uno de los planetas del Sistema Solar.

Cuando, el 19 de enero de 2006, la sonda de la NASA New Horizons despegó desde Cabo Cañaveral rumbo a Plutón, éste era el único planeta que quedaba por explorar. Pero durante el verano de ese mismo año, la Unión Astronómica Internacional (UAI) acordó en una asamblea celebrada en Praga sacarlo de la lista de planetas del Sistema Solar. Estableció una nueva categoría, la de planetas enanos, en la que incluyó a Plutón y de la que, de momento, sólo forman parte otros cuatro cuerpos (Ceres, Eris, Makemake y Haumea).

Tras nueve años y medio volando, el martes 14 de julio New Horizons culminará el viaje más rápido que se ha llevado a cabo hasta ahora. A una velocidad de 49.600 kilómetros por hora, se situará a 12.500 kilómetros de distancia de Plutón para recabar durante unas pocas horas imágenes y datos de este planeta enano y de Caronte, la más grande de sus cinco lunas conocidas hasta ahora. Y es que los científicos creen que es probable que tenga más satélites y que New Horizons sea capaz de descubrirlos.

«Es una misión muy emocionante porque Plutón es un objeto absolutamente nuevo para la ciencia. Ninguna sonda espacial se ha acercado a una bola de hielo como Plutón, que está muy lejos del Sol y tiene unas características muy distintas a cualquier cuerpo que hayamos estudiado hasta ahora. Por todo ello, la misión de New Horizons tiene un enorme interés», asegura a EL MUNDO Mark Kidger, científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) sin relación con esta sonda de la NASA.

El inexplorado cinturón de Kuiper

Los astrónomos podrán explorar por fin a través de los datos que recabe esta nave el denominado cinturón de Kuiper, una zona del Sistema Solar muy alejada de nosotros pendiente por estudiar con sondas como las que ya han visitado muchos otros lugares del cosmos. Plutón es el cuerpo más grande y brillante de los que se conocen en el cinturón de Kuiper, pero es demasiado pequeño y está muy lejos como para estudiarlo bien desde la Tierra.

Recreación artística de la nave 'New Horizons'NASA

Recreación artística de la nave ‘New Horizons’NASA

La aproximación de la New Horizons a Plutón se producirá precisamente el mismo día en que se cumplirán 50 años de la llegada de la primera nave espacial a Marte, pues la Mariner 4 sobrevoló el Planeta Rojo el 14 de julio de 1965.

La exploración espacial de los planetas del Sistema Solar comenzó en los años 60 con Venus y Marte; continuó con Mercurio, Júpiter y Saturno en los 70, mientras que en los 80, naves diseñadas por el hombre se centraron en Urano y Neptuno.

Desde que fue descubierto en 1930, Plutón siempre ha sido considerado una rareza. Por eso, desde el inicio hubo dudas sobre si se trataba de un planeta, recuerda Kidger: «Era más pequeño que el planeta que esperaban encontrar, y su órbita era muy distinta a la de los demás planetas, que son esféricos o casi. Incluso Mercurio, el más pequeño, tiene esa forma. Sin embargo, Plutón y otros cuerpos como Ceres, que también se considera un planeta enano, no son tan esféricos. Las imágenes de New Horizons sugieren que Plutón es bastante irregular, lo que confirma lo que se sospechaba», señala el científico de la ESA en conversación telefónica.

Los ‘ladrillos’ de los planetas

Pese a que la decisión de sacar a Plutón de la lista de planetas fue controvertida, la mayor parte de los científicos considera que fue acertada: «Plutón tiene unos 2.300 kilómetros de diámetro. Es un gigante entre los cuerpos del Sistema Solar exterior, pero es muy pequeño comparado con Mercurio. Es el mayor de los miles de cuerpos que no llegaron a convertirse en un planeta mayor. Nos dan información sobre cómo se formaron los demás planetas, son como los ladrillos originales. Y el estudio de estos ladrillos, de los asteroides y de los cuerpos transneptunianos como Plutón, son muy interesantes para conocer cómo se formó la Tierra y los otros planetas».

Ceres, otro planeta enano que está siendo investigado por la sonda Dawn de la NASA, «es el doble de grande que cualquier asteroide. Pero es muy pequeño para ser un planeta», añade Kidger.

New Horizons es también la nave mas rápida que se ha lanzado al espacio: «Ha llegado en un tiempo récord. Nunca nos hemos aproximado tanto a Plutón y tardaremos muchos años en volver a hacerlo, porque la sonda ha aprovechado una alineación de planetas favorable para llegar mucho más rápidamente. Si hubiera ido directamente, habría tardado 50 años, pero usando la fuerza de gravedad de Júpiter lo ha reducido a algo más de nueve años».

Según explica la NASA, la sonda, de unos 500 kilos, está diseñada para que cuando se acerque a Plutón, «recopile tantos datos como pueda a la mayor velocidad posible». Aunque enviará una selección pocos días después del 14 de julio, seguirá mandado información durante 16 meses.

Para Hal Weaver, científico del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, el centro que lidera esta misión, New Horizons es uno de los grandes exploradores de nuestra época:«Hay muchas cosas que no sabemos, no sólo sobre Plutón, sino también de otros mundos como él. No estamos reescribiendo los libros de texto con esta misión histórica, los escribiremos desde cero», ha declarado.

Puntos misteriosos

Y esos nuevos textos irán ilustrados con las fotos que está tomando la sonda y que ya están suscitando una gran expectación. Además del color rojizo que parece tener su superficie, los científicos están intrigados por unos puntos brillantes que aparecen en las imágenes. Todavía no saben a qué se deben y esperan que a medida que se acerque más a Plutón, obtengan más datos para esclarecer su origen. «Mi sospecha personal al ver estas imágenes es que esos puntos podrían ser algo parecido a los cráteres que hay en la Luna. No es imposible que Plutón tenga volcanes, aunque no serían como los de la Tierra. En vez de lava, expulsarían, quizás, metano líquido», propone Kidger.

New Horizons también estudiará en profundidad Caronte, la luna más grande de Plutón, y la relación entre estos dos mundos helados. Los científicos creen que estos dos cuerpos fueron moldeados por una colisión cósmica hace miles de millones de años. Pero, según explica en una nota de prensa de la NASA el investigador del Instituto Southwest Alan Stern, pese a que han estado orbitando juntos durante todo ese tiempo, «son totalmente distintos».

Mientras que Plutón tiene una atmósfera, Caronte carece de ella. Los materiales rojizos que colorean Plutón están ausentes en su luna principal, que parece dominada por el gris. También su composición es diferente. En el planeta enano se ha hallado nitrógeno, metano, etano y mónoxido de carbono mientras que en la superficie de Caronte hay agua helada y amoniaco. Se cree que el interior de Plutón es rocoso en su mayor parte; en su satélite hay un mayor equilibrio entre rocas y hielo.

Un mundo inhóspito

Como se ve, pese a lo mucho que se ignora, los científicos tienen bastantes pistas sobre cómo podría ser Plutón. Así, están convencidos de que se trata de un mundo demasiado hostil para que pueda albergar algún tipo de vida, pues la temperatura en su superficie rondaría los -233º C.

Una «anomalía» en el funcionamiento de la nave espacial New Horizons mantuvo en vilo a los ingenieros y científicos de la NASA el pasado fin de semana. El 4 de julio, un fallo de origen desconocido interrumpía brevemente las comunicaciones entre la Tierra y la sonda cuando ésta se encontraba a 4.900 millones de kilómetros de distancia de nuestro planeta. Las operaciones habituales se retomaron el 7 de julio y desde entonces ha seguido ofreciendo retratos de Plutón y Caronte.

Todo está listo en el centro de la Universidad Johns Hopkins desde el que se controla la misión para la aproximación del 14 de julio. Aunque el descubridor de Plutón, Clyde Tombaugh, murió en 1997, sus hijos Alden y Annette serán invitados de excepción. Parte de las cenizas de su padre, viajan dentro de la nave.

Twitter: @teresaguerrerof

No hay extraterrestres en el Área 51


ABC.es

  • Las declaraciones del Administrador de la NASA, reconociendo la existencia de la base militar, han vuelto a disparar los rumores, las leyendas y las teorías de la conspiración
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El Área 51 vuelve a estar de moda. Las declaraciones del Administrador de la NASA, Charles Bolden, reconociendo la existencia de esta base militar, han vuelto a disparar, en efecto, los rumores, las leyendas y las teorías de la conspiración. Por supuesto, Bolden aseguró que no hay platillos volantes ni extraterrestres en esa base. Se trata de un centro dedicado, eso sí, a la investigación y desarrollo militar, pero sin rastro de tecnologías alienígenas de ningún tipo.

La «confesión» de Bolden tampoco es nueva. Ya en 2013, la CIA también admitió la existencia de un centro de investigación en Nevada. Y también dijo que ese centro no tiene absolutamente nada que ver con supuestos «colaboradores» extraterrestres. Lo más probable es que allí, y con el mayor secreto posible, los norteamericanos hayan estado, y estén aún, diseñando nuevos tipos de aviones de combate y drones espía. Pero nada más.

El Área 51 fue construida en 1954 y se encuentra a unos 200 kilómetros al noreste de Las Vegas, en pleno desierto de Nevada, y es un destacamento remoto de la Base Edwards de la Fuerza Aérea norteamericana. En Agosto de 2013, el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington publicó un informe titulado «La historia secreta de los U-2», y en él aparecen varias referencias al Área 51, una base de pruebas secretas del avión militar más famoso de la guerra fría.

La CIA también dijo entonces que la base se había utilizado para el desarrollo de varios aviones secretos, y reveló que fue precisamente durante el programa de desarrollo del SR-71 cuando se «disparó» el número de avistamientos OVNI en la zona. De hecho, más de la mitad de los informes sobre avistamientos de las décadas de los 50 y 60 se debieron a las pruebas de ese avión secreto en particular.

Más recientemente, nuevas instalaciones se han ido añadiendo a la base, con el objeto de desarrollar nuevos tipos de aviones espía o, incluso, según algunos expertos, de algún nuevo tipo de bombardero estratégico.

A pesar de ello, de vez en cuando sale a la luz algún «trabajador» del Área 51 que dice poseer todas las pruebas de la presencia y colaboración entre los militares norteamericanos y una civilización extraterrestre. Casos como el de Bob Lazar y, más recientemente, de Boyd Bushman, científico jubilado que trabajó para la Lockheed Martin, han contribuido a avivar la leyenda y a consolidar la idea de que, en realidad, el Área 51 es una especie de «base conjunta» de terricolas y alienígenas.

Lazar aseguró haber trabajado en 1989 en el Sector Cuatro del Área 51, y que allí se hacía ingniería inversa con platillos volantes, pero su famoso informe está lleno de errores e incluso su currículum está lleno de falsedades. Lazar, en efecto, aseguraba tener títulos del Instituto Tecnológico de California (CIT) y del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), pero su nombre ni siquiera aparece en las listas de alumnos de las dos instituciones. También dijo haber trabajado como físico en el Laboratorio Nacional de Los Alamos, pero el propio laboratorio negó cualquier relación con él.

Boyd Bushman, por su parte, falleció el 7 de agosto de 2014 y dejó una «confesión» en forma de vídeo entrevista para que se difundiera después de su muerte. En ella asegura que en el Área 51, donde trabajó durante 30 años, se guardan varios platillos volantes, y que hasta 18 alienígenas «de dos razas diferentes» colaboran desde hace años con los norteamericanos, cambiando tecnología por ADN… Bushman habla en su vídeo de tecnologías anti gravedad que permiten a las naves moverse muy rápidamente en ángulos bruscos; de velocidades muy superiores a las de la luz y de extraterrestres de un metro y medio de alto y 200 años de edad.

Pero todo se desinfló al comprobar que las fotografías de ET exhibidas por el anciano no eran más que muñecos de plástico, vendidos por la cadena k-Mart.

Ahora, las declaraciones del administrador de la NASA vuelven a resucitar el tema. No importa cuántas veces se demuestre, ni cuantas pruebas se aporten, ni cuántos engaños se descubran. Por ejemplo, si es cierto que llevamos décadas aprendiendo tecnología alienígena, ¿dónse están esos adelantos inceríbles? Se haga lo que se haga, el Área 51 está ya en el imaginario colectivo de millones de personas que están convencidas de que los extraterrestres están ya entre nosotros, y que su presencia se nos oculta en virtud de una serie de siniestros planes de algunos gobiernos…

La NASA confirma la existencia del «Área 51»


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  • Charles Bolden, director de la agencia espacial, ha determinado que es un centro de investigación y desarrollo, pero que no alberga extraterrestres en su interior
ARCHIVO ABC A pesar de lo que se cree, únicamente es un centro de investigación aeronaútica

ARCHIVO ABC | A pesar de lo que se cree, únicamente es un centro de investigación aeronaútica

Charles Bolden, administrador de la NASA, ha determinado en un conocido programa de televisión anglosajón que el «Área 51» (un presunto centro de investigación en el que, según la leyenda, los Estados Unidos estudian a Área 51 que habrían llegado hasta la Tierra),existe. No obstante, ha recalcado que únicamente es un centro de investigación y desarrollo y no alberga en su interior ningún tipo de vida o tecnología alienígena.

El miembro de la agencia espacial norteamericana lo ha señalado de esta forma en el programa de televisión «Hotseat», en el que varios niños le han hecho llegar sus preguntas e inquietudes sobre la NASA y la exploración espacial. «Hay un área 51. Pero no se dedica a lo que mucha gente piensa. He ido a un lugar que se llama así, pero es un lugar normal de investigación y desarrollo. Nunca vi en él extraterrestres ni naves espaciales. Creo que la leyenda se ha generado debido a que en su interior se desarrolla investigación aeronáutica y hay bastante secretismo sobre ella», ha determinado Bolden.

A pesar de que es probable que la respuesta no deje satisfechos a los amantes de la conspiración, Bolden ha querido recalcar además que –a día de hoy- los mitos que existen sobre este centro de investigación ubicado en Nevada son absolutamente falsos. Con todo, sí ha señalado que cree en la existencia de vida extraterrestre. «Algún día encontraremos otras formas de vida, si no es en nuestro sistema solar, en otros sistemas solares o en los miles de millones de sistemas solares que hay en el universo», ha señalado el administrador.

En este sentido, ha indicado también que tenemos constancia de la existencia de millones de planetas, varios de los cuales podrían sersimilares a la Tierra, por lo que creer sería extraño que no hubiese vida en ellos. Para desvelar los misterios del espacio, Bolden ha afirmado también que la NASA está trabajando en todo tipo de proyectos tales como viajar a Marte: «La meta es tenernos allí a comienzos del 2030. No aterrizará nadie, probablemente tendrán que hacer una misión orbital como la primera vez que fuimos a la Luna. Tenemos que preparar la superficie del planeta para que pueda ser habitada por seres humanos».

Como cabía esperar, Bolden también fue preguntado por la controversia sobre la llegada del hombre a la Luna. Y es que, la leyenda dice que la misión espacial protagonizada por Neil Armstrong fue un montaje cinematográfico usado como propaganda contra los soviéticos. «Entiendo que la gente tenga dudas, pero yo no. Fuimos a la Luna y llegaremos a Marte algún día», ha finalizado.

Un mapa de la NASA muestra cómo se dispararán las temperaturas en la Tierra


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  • El mapa, creado con 11 terabytes de información registrados por la agencia estadounidense, revela que grandes zonas del planeta superarán los 45 grados centígrados en 2100
nasa Los zona en rojo intenso son las que superarán los 42 grados de temperatura

NASA | Los zona en rojo intenso son las que superarán los 42 grados de temperatura

En las redes sociales se pueden leer cientos de predicciones sobre cómo será la Tierra en unos años, pero la que aporta la agencia estadounidense puede ser la más cercana a la realidad. Una realidad preocupante.

De acuerdo al mapa que ha difundido la NASA, en 2100 las temperaturas habrán aumentado drásticamente en todo el mundo. En algunas zonas como India o América Latina se llegará a un promedio 45 grados centígrados. Ciudades como Madrid, Nueva York, Los Ángeles y Mumbai llegarían a esta temperatura.

Según ha informado la NASA,«para 2100, el cambio climático global modificará las grandes comunidades vegetales que cubren prácticamente la mitad de la superficie terrestre e impulsará la conversión de casi 40% de los ecosistemas de la Tierra».

Además, los investigadores del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y del Instituto de Tecnología de California, en Pasadena, concluyeron que para entonces «se alterará el equilibrio ecológico entre las especies de animales en peligro de extinción, lo cual marcará una tendencia a reducir la biodiversidad y a afectar negativamente a la Tierra».

Predicciones como esta, realizadas en 2013 por la NASA, sobre las previsiones climáticas en Estados Unidos están siendo utilizadas actualmente para prevenir riesgos en ríos, ciudades y cultivos. El Doctor Ramakrishna Nemani, científico del proyecto «NASA Earth Exchange», ha destacado la importancia de los datos aportados: «Esta base de datos es fundamental para la investigación del clima, con un gran rango de aplicaciones.»

El impacto de un asteroide destruirá la civilización en septiembre de este año


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  • Los teóricos del cataclismo final han predicho que, entre el 22 y el 28 de septiembre, una gran roca chocará contra la Tierra
NASA Dramatización de lo que sería el cataclismo final

NASA | Dramatización de lo que sería el cataclismo final

El cataclismo climático que destruirá la civilización se producirá dentro de algo más de tres meses según los teóricos de la conspiración que predicen, en diversos blogs y websites que el fin de los tiempos se acerca y tendrá lugar entre los días 22 y 28 de septiembre. Muchos son los teóricos de la Biblia que mantienen que ciertos sucesos llevarán al inicio de la «Gran Tribulación» de la que se habla en el Libro del Apocalipsis que llevará al «Armageddon».

Estas teorías, que sólo son seguidas por una minoría de iglesias y grupos, han sido descartadas por los científicos y afortunadamente para la Humanidad, casi todos los asteroides son destruidos por el enorme calor al que se ven sometidos al entrar en la Atmósfera y se descomponen en millones de esquirlas que se queman antes de tocar la tierra. Y, además, la NASA ha hecho de la detección de asteroides su gran prioridad.

Un portavoz de la NASA ha afirmado que no tienen conocimiento de «ningún asteroide o cometa en la trayectoria de la Tierra», por lo que las probabilidades de un choque es mínimo. «De hecho, -explica- y hasta donde sabemos, ningún objeto de grandes dimensiones es probable que choque contra la Tierra en los próximos cientos de años». Este organismo trabaja en desarrollar estrategias que ayuden a identificar asteroides que pudieran suponer un riesgo para nuestro planeta así como en elaborar sistemas de defensa ante tal situación.

Sin embargo, esto no ha conseguido frenar las teorías de la Conspiración que creen que un suceso natural provocará una catástrofe climática y los eventos llevarán al surgimiento del Nuevo Orden Mundial que proclaman los Illuminati. Muchos creen que ese suceso será un asteroide, del que los políticos ya están informados pero que esconden a la población.

NASA probará el paracaídas supersónico más grande jamás usado


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La agencia espacial estadounidense NASA probará el miércoles 3 de junio un paracaídas supersónico, el más grande jamás desplegado, gracias a una tecnología que le resultará imprescindible para hacer aterrizar naves espaciales que transporten humanos al planeta Marte. El ensayo de este paracaídas, que estará incorporado a una cápsula bautizada platillo volador debido a su forma, se efectuará a las 12:30 hora local. Como la atmósfera de Marte no es muy densa, cualquier paracaídas destinado a suavizar la caída de una nave espacial pesada y que va a gran velocidad tiene que ser particularmente sólido.
La NASA comenzó a probar esta tecnología desde 1976 cuando envió su misión Viking con dos robots a Marte. Pero como el objetivo es trasladar astronautas al planeta rojo hacia 2030, la agencia espacial necesita paracaídas de nueva generación, con tecnología más avanzada, que permitan a naves más grandes posarse con suavidad. «Queremos ver si el paracaídas puede desplegarse y desacelerar el vehículo de prueba durante un vuelo supersónico», explicó en un comunicado el Jet Propulsion Laboratory de la NASA.
Este vehículo de prueba pesa poco más de tres toneladas, es decir dos veces más de lo que pesan las naves de la NASA que de hecho son capaces de pisar suelo marciano. El paracaídas (llamado Low-Density Supersonic Decelerator, o LDSD) es descrito por la agencia como «el mayor jamás desplegado».
Tiene 30 metros de diámetro y su objetivo es «reducir la velocidad de entrada del vehículo de Mach 2 a una velocidad supersónica». Para la prueba, la NASA enviará su platillo volador y el paracaídas a una altitud de 37 Km sobre el Océano Pacífico con la ayuda de globo gigante. Éste entonces soltará el platillo, que subirá aún más alto -hasta 55 km de altitud- gracias a sus cohetes de refuerzo. La nave luego alcanzará velocidades supersónicas.
El platillo volador se estará desplazando a 2,35 veces la velocidad del sonido cuando el paracaídas se despliegue para ayudarlo a posarse sobre el océano Pacífico, precisó la NASA. Esta nueva tecnología debe ser examinada a gran altitud, dado que las condiciones son allí similares a las de la atmósfera de Marte. En junio de 2014 se hizo una primera prueba con un paracaídas distinto que no resultó satisfactoria: no se infló como se esperaba y se desgarró. Hay otra prueba programada para 2016.

La NASA define su hoja de ruta tecnológica para los próximos 20 años


El Pais

  • Sistemas de propulsión avanzados, generación y almacenamiento de energía en el espacio, robots y sistemas vitales son algunos de las áreas de trabajo necesarias para avanzar en la exploración
Ilustración de la NASA sobre sus objetivos de exploración del Sistema Solar e investigación del universo. / NASA

Ilustración de la NASA sobre sus objetivos de exploración del Sistema Solar e investigación del universo. / NASA

La NASA ha identificado 15 áreas de nuevas tecnologías que deben ayudar, en los próximos 20 años, a cumplir sus misiones científicas y de exploración, incluidos los viajes humanos a Marte. Se trata de 15 hojas de ruta específicas que son “clave en el Plan de Inversión en Tecnologías Estratégicas y que sienta las bases de prioridades para los desarrollos tecnológicos esenciales”, señala la propia agencia. Son objetivos ambiciosos, pero no hay que olvidar que sus recursos no son tan abundantes como lo fueron en el pasado: si la NASA contaba en los años sesenta, en los momentos álgidos del programa lunar, con casi el 4,5% (en 1966) del presupuesto federal estadounidense, en 2015 es un 0,5% (unos 16.000 millones de euros).

Las 15 hojas de ruta específicas unificadas en una única propuesta presentada esta semana son: sistemas de propulsión en el lanzamiento; tecnologías de propulsión en el espacio; producción y almacenamiento espaciales de energía; robótica y sistemas autónomos; sistemas de comunicaciones y navegación, así como de seguimiento de basura espacial; salud y sistemas de soporte de la vida humana y habitacionales en el espacio; sistemas de exploración humana en los destinos; instrumentos científicos, observatorios y sensores; sistemas de entrada, descenso y aterrizaje; nanotecnología; tecnologías de la información, modelización, simulación y proceso de datos; materiales, estructuras, sistemas mecánicos y fabricación; sistemas de lanzamiento y de seguimiento en Tierra, sistemas térmicos y aeronáutica.

Además, el nuevo documento especifica áreas transversales a las diferentes tecnologías, como sistemas autónomos e inteligencia artificial, aviónica, paseos espaciales, reutilización de recursos in situ o radiación y meteorología espacial.

Hay ya más de 100 millones de fragmentos de basura espacial de tamaño superior a un milímetro

Con la Hoja de Ruta 2015, elaborada por 40 expertos con el apoyo de especialistas de diferentes áreas, la NASA extiende y mejora el panorama tecnológico para el futuro presentado en 2012. “Para la exploración espacial, los siguientes son algunos de los formidables obstáculos tecnológicos que hay que conquistar antes de dejar la primera huella de una bota en el suelo de Marte: crear un entorno para que los humanos vivan y trabajen en el espacio; navegar y viajar a lugares lejanos; fabricar productos en el espacio; aterrizar en superficies planetarias y despegar de ellas, así como tener comunicaciones rápidas entre la Tierra y los sistemas espaciales”, resume el documento ahora presentado. La Hoja de Ruta está abierta para comentarios públicos (hasta el 10 de junio) con el objetivo de “incrementar la concienciación social, generar soluciones innovadoras para la exploración espacial y el descubrimiento científico e inspirar la implicación pública en el programa espacial americano”, invita la NASA.

La exploración espacial con robots seguirá acaparando gran parte del esfuerzo estadounidense. Pero las futuras misiones automáticas serán mucho más complejas y exigirán buenas dosis de autonomía de las máquinas, señalan los expertos que han confeccionado las hojas de ruta. Las misiones lejanas dedicadas a objetivos cambiantes, dinámicos, necesitarán robots que adapten sus configuraciones y comportamiento a las circunstancias y deberán manejar la incertidumbre. Por ejemplo la exploración de asteroides cercanos a la Tierra requerirá equipos automáticos capaces de tomar decisiones y de hacer autónomamente el seguimiento de procesos, funciones que ahora se controlan desde Tierra.

En cuanto a los astronautas, los expertos recuerdan que necesitan trajes espaciales tanto para determinadas fases del viaje como para realizar operaciones fuera de los vehículos, por ejemplo reparaciones o actividades de investigación. Y los trajes “son naves espaciales en miniatura ajustadas al cuerpo humano que tienen muchos de los sistemas de las naves propiamente dichas, como sistemas vitales, control térmico, aviónica, distribución y almacenaje de energía, protección frente a impactos, propulsión y comunicaciones”, señalan los expertos. Actualmente se están desarrollando nuevos interfaces físicos y mecánicos para los trajes espaciales o soluciones de recarga de sistemas vitales y regeneración. Y hay que tener en cuenta necesidades futuras de la exploración planetaria como sistemas de recogida de muestras en otros lugares.

Cualquier programa de extensión de la presencia humana y operaciones en cuerpos extraterrestres exige aprender a reutilizar recursos de los lugares de destino, tanto naturales como aportados por la propia actividad exploración. Esto incluye agua/hielo, elementos como hidrógeno, helio, carbono o nitrógeno, metales y minerales, constituyentes atmosféricos, energía solar, residuos de las tripulaciones y artefactos que se hayan desechado por un uso anterior. “Los productos obtenidos a partir de esos recursos pueden ser utilizados para reducir la masa y el coste de la exploración tanto humana como robótica, reducen los riesgos al permitir la autosuficiencia e incrementan las capacidades o permite nuevos conceptos de misión en comparación con el planteamiento de llevar todo desde la Tierra”, señala la hoja de ruta de la NASA. Además, con la reutilización se puede reducir el coste de las misiones.

Los trajes espaciales son naves en miniatura ajustadas al cuerpo humano

En 2015, la masa total de basura espacial en órbita supera las 6.000 toneladas; la red estadounidense de vigilancia de basura espacial está actualmente siguiendo más de 22.000 objetos de tamaño mayor a 10 centímetros; los datos indican que hay unas 500.000 piezas de basura mayores que un centímetro y más de 100 millones de tamaño superior a un milímetro, recuerda el informe de la NASA. Y los fragmentos de basura espacial de tamaño tan reducido como 0,2 milímetros suponen un riesgo real tanto para los astronautas como para los artefactos espaciales automáticos en el entorno terrestre. Las medidas que se vienen adoptando hasta ahora resultan insuficientes para evitar el aumento de la basura espacial en el futuro. La hoja de ruta de la NASA identifica tecnologías que serán necesarias para afrontar este reto, señalando que son esenciales las observaciones ópticas y con radar, así como mediciones directas para caracterizar mejor la población de la basura espacial desde órbitas bajas hasta órbita geoestacionaria (a unos 36.000 kilómetros de altura), donde funcionan muchos satélites de comunicaciones. También hay que avanzar en la modelización del entorno de la basura espacial tanto actual y como futuro, así como de los procesos de fragmentación de satélites y las situaciones de reentrada de trozos en la atmósfera terrestre.

Es esencial, dicen los expertos de la agencia, conocer la meteorología espacial en las misiones lejanas o prologadas en las que ni los astronautas ni las naves y sondas espaciales cuentan con la protección que brindan los campos magnéticos terrestres. La radiación es un problema tanto para los exploradores humanos como para los equipos electrónicos que llevan. Por tanto, deben mejorar los conocimientos que permitan hacer una mejor predicción de las erupciones solares. Pero esto no será suficiente, por lo que hay que desarrollar tecnologías de mitigación y protección.


 

De la ciencia ficción a las tecnologías pioneras

Un robot con forma de anguila o de calamar, capaz de alimentarse de la energía generada a partir de la variación del campo magnético y que podría ser útil para la exploración anfibia de mundos como la luna Europa de Júpiter con océanos líquidos; dos planeadores conectados por un cable desplazándose a diferentes alturas y sin propulsión o unos pequeños y baratos robots como balones de futbol para buscar agua, nitrógeno e hidrógeno en las regiones permanentemente sombreadas de cuerpos planetarios son algunas de las 15 propuestas seleccionadas por la NASA este año para realizar una fase de estudio de la idea. Las propuestas se inscriben en el programa de Conceptos Innovadores Avanzados, cuyo objetivo es “convertir la ciencia ficción en ciencia mediante el desarrollo de tecnologías pioneras”.

Las propuestas abarcan un amplio rango de conceptos que han sido seleccionados por su potencial de cara a futuras misiones espaciales. Las ideas elegidas reciben una financiación de 90.000 euros para realizar, durante nueve meses, estudios iniciales del concepto propuesto. Si los resultados son positivos pueden recibir otros 450.000 euros en una segunda fase de análisis de dos años para el desarrollo del concepto inicial.