El crimen que conmocionó a Vallecas: el asesinato de una anciana por dos anillos y 150 pesetas


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  • Dos jóvenes, de dieciséis y diecisiete años, golpearon y apuñalaron a la madre de su jefe, de 85 años, en 1950
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El 5 de diciembre de 1950, ABC se hacía eco de un terrible suceso ocurrido cuatro días antes: el caso del geronticidio de Vallecas. Un cadáver había aparecido en la calle del Arroyo del Olivar, 15. Cuando la Policía del distrito de Puente de Vallecas llegó al domicilio se encontró con una anciana tendida en el suelo de la concina, sobre un charco de sangre. Su nombre era Pascuala Guijosa García, de ochenta y cinco años de edad.

Los agentes lograron descubrir a los autores del crimen, dos jóvenes de dieciséis y diecisiete años: Rafael López Llinares y Santiago López Cejudo, vecinos de la calle de Monteleón. Dichos individuos aseguraron en su confesión que, días antes del asesinato, habían planeado «asistir de noche a algún lugar apartado para abordar a cualquier transeúnte y despojarle de la cartera». Sin embargo, al no contar con permiso paterno para salir de casa a deshora, decidieron actuar por la tarde, cuando terminaban su jornada de trabajo.

La víctima elegida fue la madre del jefe de uno de los muchachos, a la que escogieron para el ataque por tener mucha edad y porque vivía sola. Con ellos llevaban una «mano de almirez», el majador de un mortero, que utilizarían para asestar el golpe mortal.

Dos alianzas y 150 pesetas

Cuando llegaron al domicilio de la anciana, llamaron a la puerta y uno de ellos se presentó como un obrero de su hijo que le llevaba un encargo. Ya en la cocina, vacilaron sobre cual de los dos le golpearía. Entonces, uno de ellos la entretuvo dándole conversación y el otro le atizó con el instrumento en la cabeza. Con la anciana en el suelo «el agresor exigió a su cómplice que para compartir la responsabilidad rematara a la anciana».

A continuación, tras colocarse unos guantes, el otro individuo sacó una navaja y asestó a la mujer dos puñaladas en el cuello. Tras el asesinato, los jóvenes quitaron de los dedos del cadáver dos alianzas de oro y se hicieron con 150 pesetas que encontraron en un armario.

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