El primer McDonald’s de la historia


ABC.es

  • La popular cadena de comida rápida nació en un pequeño establecimiento de carretera que estuvo a punto de cerrar por culpa de la competencia

El primer McDonald’s de la historia

En la actualidad McDonald’s es probablemente la cadena de restauración más conocida del mundo, gracias a los más de 34.000 establecimientos que tiene repartidos por todo el planeta. Sin embargo, crear este gran imperio de la comida rápida no era algo que estuviese en la mente de sus fundadores cuando, en 1940 abrieron su primer restaurante.

Tal y como podemos leer en el blog «Think Future», McDonal’s nació como un pequeño bar de carretera, inaugurado el 15 de mayo de 1940 por los hermanos Dick y Mac MacDonald. Se encontraba en la localidad californiana de San Bernardino, al calor del recorrido de la mítica Ruta 66 y ya poseía un sistema para servir directamente a los conductores sin que estos bajasen de su vehículo.

Su primer menú era bastante diferente al de los restaurantes actuales, aunque las hamburguesas ya era una parte fundamental del mismo. En concreto, contaba con 20 tipos diferentes, entre las que destacaban las cocinadas a la barbacoa, de ahí que el primer nombre del establecimiento fuese «Mc Donald Bar BQ».

El gran éxito del negocio, que según sus dueños durante los fines de semana llegaba a alcanzar colas de hasta 125 coches esperando a ser atendidos, motivó que surgieran muchos locales similares. La creciente competencia llevó a los hermanos McDonald a cerrar su restaurante durante unos meses para rediseñar por completo su estrategia comercial y poder marcar la diferencia respecto a sus competidores.

El resultado de este cierre fue una filosofía que se ha mantenido hasta la actualidad y que consiste en servir comida rápida y barata. Poco después de la reapertura, el restaurante tenía mucho más éxito que antes del cierre, lo que hizo que el ejecutivo Ray Kroc se fijara en ellos.

Con un gran sentido empresarial e intuyendo lo que el negocio podría llegar a ser, Krok se asoció con los hermanos McDonald y transformó el restaurante en una franquicia. Tras la primera sucursal, inaugurada en Des Plain, Illinois en 1955, la compañía adoptó un payaso como símbolo de sus restaurantes que, casi 75 años después, se encuentran repartidos por todos los rincones del mundo.

La NASA admite que solo cabría rezar si un asteroide se dirigiera a Nueva York


ABC.es

  • El impacto de una roca espacial de un kilómetro «podría acabar con la civilización», dice un asesor científico de la Casa Blanca
La NASA admite que solo cabría rezar si un asteroide se dirigiera a Nueva York

Archivo ABC / Recreación del impacto de un asteroide contra la Tierra

El administrador jefe de la NASA, Charles Bolden, ha señalado, en su comparecencia en la Comisión de Ciencias en el Congreso de Estados Unidos, que solo cabe rezar si un asteroide se dirigiera a Nueva York.

Un asteroide de unos 17 metros de diámetro explotó el pasado 15 de febrero sobre Chelyabinsk, Rusia, generando ondas de choque que rompieron ventanas y dañaron edificios. Más de 1.500 personas resultaron heridas. Más tarde, ese mismo día, un asteroide más grande descubierto el año pasado pasó a solo 27.681 kilometros de la Tierra, más cerca que los satélites de telecomunicaciones que rodean el planeta.

Para Bolden, estos eventos «sirven como prueba de que vivimos en un sistema solar activo, con objetos potencialmente peligrosos que pasan por nuestro vecindario con una frecuencia sorprendente». «Tuvimos la suerte de que los acontecimientos del mes pasado fueran simplemente una coincidencia interesante en lugar de una catástrofe», dijo el presidente del Comité, Lamar Smith, republicano de Texas, quien convocó la audiencia para saber qué se está haciendo y cuánto dinero se necesita para proteger mejor el planeta.

La NASA ha encontrado y sigue de cerca un 95 por ciento de los objetos más grandes que vuelan cerca de la Tierra, los que tienen 1 kilómetro o más de diámetro. «Un asteroide de ese tamaño, de un kilómetro o más grande, probablemente podría acabar con la civilización», dijo John Holdren, asesor científico de la Casa Blanca, a los legisladores en la misma audiencia.

«Asesinos de ciudades»

Sin embargo, sólo se conoce aproximadamente el 10 por ciento de una estimación de 10.000 potenciales asteroides «asesinos de ciudades», aquellos con un diámetro de 50 metros, añadió Holdren. En promedio, se estima que los objetos de ese tamaño llegan a la Tierra alrededor de una vez cada 1.000 años. «A partir de la información que tenemos, no sabemos de ningún asteroide que amenace la población de los Estados Unidos», dijo Bolden. «Pero si viene en tres semanas, recen».

Además de la intensificación de sus esfuerzos de vigilancia y la creación de alianzas internacionales, la NASA está considerando el desarrollo de tecnologías para desviar un objeto que puede estar en un curso de colisión con la Tierra. El asteroide que explotó sobre Rusia el mes pasado fue el objeto más grande que chocó con la atmósfera de la Tierra desde el evento de Tunguska en 1908, cuando un asteroide o un cometa explotó sobre Siberia, arrasando 80 millones de árboles en más de 2.150 kilómetros cuadrados.

El impacto de una misión ‘kamikaze’ en la Luna


El Mund0

  • La NASA capta imágenes de la misión GRAIL que se estrelló en la Luna
  • El análisis del impacto servirá para conocer la composición del satélite
Lugar donde impactó la nave GRAIL en la Luna. | NASA

Lugar donde impactó la nave GRAIL en la Luna. | NASA

La gran mayoría de satélites, al terminar su actividad, se pierden en la inmensidad del universo. Las naves gemelas GRAIL (siglas en inglés de Laboratorio Interior y de Recuperación de Gravedad), que analizaron el campo gravitatorio de la Luna para desentrañar los secretos de su estructura interior, en cambio, no siguieron esa dinámica. El pasado 17 de diciembre se estrellaron contra la superficie de la Luna.

No fue un error ni un accidente inesperado. La misión de la NASA buscaba con este impacto intencionado levantar una nube de polvo y gas que, aunque imperceptible a 380.000 kilómetros de la tierra, permitiera descubrir más sobre la composición de la superficie de nuestro satélite. La sonda LRO, que orbita también alrededor de la Luna, gracias a LAMP, un espectómetro que realiza imágenes en alta definición, observó su caída y analizó las partículas que de ella surgieron.

Las pruebas recogidas se correspondieron con las ya analizadas en anteriores misiones. «LCROSS [el anterior módulo de LRO que impactó sobre la Luna] observó grandes cantidades de mercurio, pero el impactó se produjo en un cráter que no había visto la luz del sol en mil años y por lo tanto, estaba extremadamente frío», afirma el científico John Keller, responsable del proyecto LRO.

El mercurio, muy volátil y de fácil evaporación, se acumula en temperaturas frías, y su descubrimiento en la región no fue una sorpresa. Sí lo fue, sin embargo, encontrar partículas de este elemento químico en zonas donde llega la luz del sol, donde impactaron las naves GRAIL. Pero el verdadero descubrimiento va más allá. «La cuestión no es exactamente el descubrimiento de mercurio donde impactó GRAIL, sino el hecho de que se encontrara en una superficie completamente expuesta al ambiente espacial, al impacto de meteoritos microscópicos, radiación y calor del Sol«, añade Keller.

Gracias a este descubrimiento los científicos de la NASA pudieron averiguar la naturaleza de elementos volátiles en la Luna y cómo se trasladan en ella. La hipótesis contemplada tras recoger los datos del LRO es que el mercurio detectado en la región donde impactó GRAIL puede estar relacionado con los polos de la Luna. Los átomos de este elemento químico se desplazan hacia las zonas más frías del satélite, lo que unido a las moléculas de hidrógeno encontradas, puede acercarnos al descubrimiento de agua y hielo en las regiones polares de la Luna.

Cuando hace 40 años los astronautas de las misiones Apolo de la NASA volvieron a la Tierra con muestras de piedras lunares, se pensó que las filtraciones que tenían eran consecuencia del aire terrestre y no de la existencia de agua. Ahora la NASA está segura de que en la Luna hubo agua, y sigue habiéndola, si bien en forma de moléculas de agua e hidróxilo (hidrógeno y oxígeno) que interactúan con moléculas de polvo y roca. Las partículas de mercurio desplazándose hacia los polos de la Luna son, según los científicos, una prueba más de esa ínfima presencia de agua.

Cómo murieron los 6.000 millones de personas que vivieron durante el siglo XX


El Confidencial

Cómo murieron los 6.000 millones de personas que vivieron durante el siglo XX

Durante el pasado siglo fallecieron más de seis mil millones de personas. (Corbis)

El ya finiquitado siglo XX fue uno de los más convulsos de la historia de la humanidad. A lo largo de sus cien años tuvieron lugar las dos grandes guerras mundiales, así como un gran número de genocidios y catástrofes de diferente índole. Mientras en siglos pasados los conflictos bélicos se encontraban mucho más localizados, en el siglo XX se globalizaron, y el desarrollo de nuevas armas permitió que fuese mucho más sencillo el asesinato de grandes grupos de población. La masa, por primera vez, es la protagonista, pero también la víctima de la Historia. Del Holocausto judío al terror estalinista, pasando por las purgas de Mao Zedong o los crímenes contra los Derechos Humanos cometidos por Idi Amin, Tito, Pol Pot y una interminable lista de sátrapas a lo largo y ancho del planeta, el pasado siglo abundó en muertes causadas por la acción violenta del hombre.

Ello, unido a los avances en el terreno de la salud que se produjeron a lo largo de todo el siglo, conduciría a pensar que fueron la guerra y los regímenes totalitarios los causantes del mayor número de muertes durante aquella larga época que sintetizase Eric Hobsbawm en su Historia del siglo XX (Crítica). Pero, ¿ha sido así? Hasta la fecha, existían multitud de estadísticas parciales sobre este tema, aunque se echaba de menos una investigación que diese una visión más general sobre las principales causas de mortalidad a lo largo de estos cien años. Y, finalmente, dicha recopilación ha venido del ámbito del que quizá no cabía esperar algo así: de la organización Information Is Beautiful, el proyecto personal del periodista londinense David McCandless dedicado a la realización de infografías estadísticas. El resultado fue exhibido el pasado mes de noviembre en la exposición realizada en la Wellcome Collection llamada Death: The Richard Harris Collection.

Diversos estudios habían puesto de manifiesto cómo la mortalidad descendió de manera radical durante la segunda mitad del siglo XX. No sólo porque se tratasen de tiempos más pacíficos, en los que el trauma causado por la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto y las armas nucleares obligó al hombre a reflexionar sobre las consecuencias de sus actos bélicos, sino también porque es el momento en el que las enfermedades cardiovasculares reducen su incidencia entre la población de mayor edad, y en el que desciende significativamente el número de muertes entre los recién nacidos. Sin embargo, los problemas que hubo de enfrentar el ser humano durante el siglo XX fueron muy diferentes, y en algunos casos, insospechados para los habitantes del mundo occidental.

¿Cómo se dividen los casi seis mil millones de muertes que se produjeron a lo largo del siglo XX?  La mayor parte de ellas, algo más de cuatro mil millones, son causadas por diferentes enfermedades, una cifra que aumenta hasta los cuatro mil millones y medio si incluimos en dicho grupo a los decesos originados por complicaciones médicas relacionadas con embarazos de riesgo, hambre o deficiencias nutricionales.

  • Enfermedades infecciosas. Según los datos de la investigación, este tipo de enfermedades causaron casi mil setecientos millones de muertes, una cifra tan sólo superada por las enfermedades no contagiosas (con casi dos mil millones de decesos en su cuenta). Fue durante la primera mitad del siglo XX cuando se producen los grandes avances para frenar dichas infecciones, lo que altera significativamente la mortalidad durante la segunda mitad de la centuria. En 1900, este tipo de enfermedades eran la principal causa de fallecimiento, al significar un 32% de las muertes totales. Entre ellas, la gripe y la neumonía eran las más peligrosas. Factores diversos como la reducción del número de fumadores, la mejora en la alimentación y diversos adelantos tecnológicos y médicos han hecho descender de manera radical dichas cifras.
  • Cáncer. Punto y aparte merece la que será la principal causa de muerte durante el siglo XXI, y que durante la pasada centuria se cobró más de 530 millones de vidas. Aunque parezca una dolencia reciente, se cree que fue el médico griego Hipócrates el primero que habló de ella (aunque ya existen casos diagnosticados en el antiguo Egipto), y el primero que empleó el término “carcinos” para describir los tumores. El siglo XX fue aquel en el que se produjeron más avances en el tratamiento de dicha enfermedad: en 1944 se realizan los primeros tratamientos de quimioterapia, así como se comienza a utilizar la radiación y se mejora de manera significativa la diagnosis del problema. Hoy en día, se estima que el cáncer causa el 13% de todas las muertes que se producen en el planeta.
  • Por la mano del hombre. Se trata de uno de los puntos más discutibles de la recopilación estadística realizada por McCandless, en cuanto que os difícil medir de manera objetiva el alcance que la acción humana puede tener en las tasas de mortalidad. Según los datos presentados en el estudio, casi mil millones de personas (978 millones) fallecieron por lo que aparece englobado bajo el epígrafe de humanity, es decir, por la acción del hombre; un 17,08% de las muertes totales. En ese grupo, los accidentes se llevan la palma, puesto que a ellos hay que atribuirles casi 300 millones de muertes. Le siguen el asesinato (177 millones), la ideología (144 millones de decesos), la guerra (130 millones) y, en último lugar, prácticamente empatados, las drogas y la contaminación del aire (con 115 millones cada una).

Si bien cabe preguntarse cuáles son los límites que definen las muertes causadas por “ideología”, y hasta qué punto se puede medir esta última, el siglo XX es uno de los más trágicos en ese sentido, ya que se estima que el 90% de las personas que han fallecido en combate desde 1700 lo hicieron en esta centuria, si bien tan sólo el 13% lo hicieron con posterioridad al final de la Segunda Guerra Mundial.

  • Catástrofes naturales. En lo que llevamos de siglo, el tsunami de 2005 en las riberas del Océano Índico y el terremoto y subsiguiente accidente de Fukushima se han cobrado, respectivamente, 230.000 y casi 20.000 muertos, aunque en este último caso el número puede aumentar debido a los efectos secundarios de la fuga radiactiva, que un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford data en 2.500 casos más de cáncer. Sin embargo, el siglo XX fue también prolijo en problemas naturales, especialmente en lo que se refiere al hambre. Según los datos recopilados en la investigación, más de 131 millones de personas fallecieron a lo largo de los cien años por causas relacionadas con el mundo natural, la mayor parte de ellas, relacionadas con la desnutrición (100 millones), pero también con los desastres naturales (23 millones).

Por supuesto, los números descendieron significativamente desde el siglo XIX, no digamos ya desde el Medievo, cuando una hambruna podía reducir el número de habitantes de Roma en 60.000, como ocurrió en el año 1590. En el siglo XIX, India sufrió una serie de hambrunas que acabaron con cuarenta millones de personas, y las colinas inglesas sufrieron de manera notable la Gran Hambruna de 1876 a 1878. ¿Cuáles fueron las grandes crisis alimentarias del siglo XX? A la cabeza probablemente se encuentre la de Etiopía, en la que debido a la sequía sufrida durante la década de los setenta, millones de etíopes murieron por desnutrición crónica, a los que hay que añadir las víctimas de otros países del Cuerno de África como Somalia, Kenia o Tanzania. Pero también la URSS sufrió una gran hambruna durante el siglo XX, cuando a comienzos de los años treinta fallecieron entre 5 y 7 millones de personas, sobre todo ucranianos, tras la colectivización agrícola de Joseph Stalin: es el llamado Holodomor (“matar de hambre”).