La biblia nazi se reedita 70 años después


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  • ‘Mein Kampf’ se reedita en Múnich 70 años después de la muerte de Hitler

51koRKz3zGL._SX332_BO1,204,203,200_Ya hay fecha, lugar y hora para el lanzamiento de la primera reedición de ‘Mein Kampf’ [Mi Lucha], de Adolf Hitler, que verá la luz en Alemania desde 1945. Será el 8 de enero a las 11:00 en Múnich, ocho días después de que el estado federado de Baviera, al cumplirse 70 años de la muerte del dictador, libere los derechos de autor que los Aliados le entregaron en custodia tras la Segunda Guerra Mundial, una vez clausurada la editorial del partido nazi, Franz Eher, con sede en la ciudad donde Hitler tenía fijada su residencia.

La reaparición de Mein Kampf en las librerías del país donde germinó y se propagó una ideología que llevó la muerte a millones de personas crea desasosiego y no sólo a algunos sectores de la comunidad judía, sino también a quienes observan con preocupación el resurgir de la ultraderecha, si bien el único partido político de corte neonazi que existe en el país, el NPD, es residual y apenas logró un 1% de votos en las últimas elecciones parlamentarias.

«Parte de los ingresos por ventas deberían destinarse a la ayuda de los refugiados. Así, los neonazis que lo compren, al menos indirectamente, podrán hacer algo bueno«, sugiere lacónico Karl-Georg Wellmann, de la Unión Cristianodemócrata (CDU).

El objetivo de la primera reedición legal de Mein Kampf no es baladí y tampoco está dirigido a lectores fascinados por el nacionalsocialismo. Esta edición pretende acabar con el mito que rodea la obra de Hitler rompiendo el tabú y demostrando que la llamada «biblia del nacionalsocialismo» es un panfleto de 800 páginas impregnadas odio, racismo, violencia, patrañas y medias verdades. La obra, en dos tomos, como en el original, llevará por título Mein Kampf: Eine Kritische Edition. Autor y editor: Instituto de Historia Contemporánea de Múnich (IfZ).

«Teníamos una responsabilidad nacional como alemanes y una obligación como historiadores que no podíamos obviar, de ahí esta edición crítica de Mein Kampf, un trabajo de investigación de tres años resumido en más de 3.700 anotaciones que contextualizan y desmontan las mentiras y la demagogia nociva que Hitler encadena, página a página, en esa mezcla de memorias, ideario político y furia antisemita«, declaró a este diario el director del IfZ, Andreas Wirsching.

Charlotte Knobloch, 83 años, testigo en 1938 de los asesinatos y persecución de judíos en Múnich, no lo ve así. La presidenta del centro cultural judío en esa ciudad cree que «Mein Kampfes una incitación deleznable al odio y la base del Holocausto. El texto original no merece reconocimiento ni discusión». El presidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Josef Schuster, va más allá y pide mantener la prohibición del libro y que las autoridades procedan con todas las consecuencias contra la difusión y venta.

También el estado de Baviera, que en inicialmente contribuyó al proyecto con 500.000 euros, se ha distanciado del mismo, una «decisión política» que el IfZ no comenta y que tiene sus orígenes en la visita que el primer ministro bávaro, Horst Seehoffer hizo a Israel.

El equipo dirigido por Christian Hartmann, experto en historia militar con 20 años de experiencia en la investigación del nacionalsocialismo, ha contado, sin embargo, con el apoyo de historiadores judíos que también consideraban que la mejor forma de acabar con el mitoMein Kampf era «no dejarlo vagar» por el mundo tal cual se escribió. Entre esos historiadores y documentalistas judíos hubo miembros del centro Yad Vashem para la memoria del Holocausto en Israel.

«Entendemos que es un tema es sensible, que esto es Alemania, el país donde empezó todo, y que aún hay supervivientes del Holocausto. Aún así, Mein Kampf necesitaba una lectura científica crítica y no ahora que queda libre de fueros, sino desde hace muchos años», sostuvo Wirsching.

Fue absurdo que Baviera no dejara hacerlo. Los derechos sólo eran aplicables a la edición y difusión de Mein Kampf y no a su compra o descarga en internet, lectura, tenencia o adquisición de ediciones antiguas y por las que llegan a pagarse en anticuarios hasta 800 euros.

«Mein Kampf se edita en numerosos países y en Alemania siempre estuvo al alcance de la mano, puede incluso que muchos abuelos lo guarden en casa, pues se llegaron a imprimir 12 millones de ejemplares. Todo el mundo tenía el libro. Se regalaba hasta en cumpleaños y bodas», relató Wirsching.

Fue un best seller traducido a 18 idiomas que proporcionó importantes sumas de dinero al partido y a Hitler, pero tan farragoso y mal escrito que Mein Kampf se ha convertido en el libro no leído más famoso del mundo. «Hay que hacer esfuerzos para pasar de las primeras 20 páginas», sostiene Hertmann y aventura que la edición del IfZ tampoco será más leída, pues, pese a la expectación generada, su interés es académico y científico. Hasta el momento sólo hay 300 encargos de una edición de 3.500 ejemplares. El precio de los dos tomos será 59 euros y los ingresos revertirán en el IfZ para paliar los gastos de edición.

No se prevé una segunda edición, ninguna en formato e-book, no hay acuerdos con editoriales extranjeras y tampoco habrá ediciones especiales para colegios. Apenas hay párrafos sin comentarios, de ahí que esta edición crítica tenga 2.000 páginas, según Harrmann, «la obra de un fracasado».

‘Mi lucha’ ¿libre?


El Mundo

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Pregunten en Iberlibro por ‘Mi lucha’ (así, con el título en español), de Adolf Hitler. La oferta disponible incluye 30 ejemplares publicados entre 1933 y 2003 y valorados entre 11 y 300 euros. Después, cierren la página, con el desasosiego de haber visto algo prohibido y probablemente obsceno.

O no tan prohibido. Los derechos de ‘Mein Kampf’, esta vez en alemán,pasarán al dominio público en 2015, lo que significa que el Estado de Baviera, su propietario durante los últimos 47 años (ya que Hitler tenía su residencia en Múnich), no podrá impedir el lanzamiento de nuevas versiones del libro de Adolf Hitler. «‘Mein Kampf’ no está prohibido en Alemania desde 1979, porque hubo una sentencia del Tribunal Supremo Federal que declaraba que su posesión y difusión no son punibles. Lo que ocurrió es que los derechos de Hitler, como todo su patrimonio, fueron embargados y acabaron en el poder del Estado de Baviera que retuvo el texto e impidió cualquier edición. No hay una prohibición penal sino que estamos ante una cuestión exclusivamente civil, una decisión del ‘Land’ de Baviera».

Enrique Gimbernat, catedrático de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid, miembro del Consejo Editorial de EL MUNDO y doctor ‘Honoris Causa’ de la Universidad de Múnich, explica la confusa situación legal del ensayo. «En 2005, un periódico neonazi quiso publicar el libro por entregas amparándose en el Derecho de Cita. Baviera los denunció y ganó el juicio porque la sentencia consideraba que se hacíaun uso abusivo de la Cita«. O sea: no hay prohibición pero sí un bloqueo. En enero pasado, se dio un caso casi calcado.

Ahora, la revista estadounidense ‘The Chronicle of the Higher Education’ da noticia del engorro que se le viene encima al Gobierno bávaro, que, para despedir al ensayo de su patrimonio, se plantea lanzaruna edición comentada a través del Institut für Zeitgeschichte. Pero, por muy comentada que sea, a muchos les pondrá de los nervios ver un ‘Mein Kampf’ en las librerías alemanas con el sello de una institución pública.

Regalo de bodas

«Yo tengo un ‘Mein Kampf’ de los años 50 o 60 que me regaló un historiador italiano. Yo le había pedido un ejemplar que él tenía porque lo necesitaba para un estudio que quería publicar. Él me lo prestó y después me regaló otro libro que compró no sé dónde. Le diría que nunca fue difícil conseguir ejemplares«, explica el historiador y periodista David Solar, autor de ‘El último día de Adolf Hitler’ (La Esfera de los Libros). «¿Que cómo es el texto? Muy aburrido. Bastante desordenado en su exposición. Bastante torpe y bastante ilegible, aunque eso mismo se puede decir de ‘El capital’, que es otro peñazo». Ya, pero, al menos, el libro de Marx tiene menos páginas. «Hitler no tenía cultura suficiente para escribir 720 páginas, así que Rudolf Hess le dio forma. Hess era algo más culto que Hitler, pero era un hombre de ciencias, tampoco estaba preparado… Otra cosa es que ‘Mein Kampf’ es un libro horrible en un sentido moral, pero no es una chifladura, los argumentos están expuestos con coherencia interna».

Solar continúa: «Durante el Reich, el libro se regalaba a los alemanes cuando se casaban, de modo que hubo millones de ejemplares, para beneficio del patrimonio de Hitler. Pero no diría que mucha gente se convirtiera al nazismo por ‘Mein Kampf’. Entre otras cosas, porque el discurso de Hitler funcionaba bien para ser vociferado en las cervecerías, no para ponerlos por escrito».

Lo que nos lleva a la pregunta nuclear de todo este asunto: ¿es ‘Mein Kampf’, a estas alturas, un delirio de otro tiempo, más o menos inocuo, o conserva la capacidad de persuadir a alguien?

Otro mundo

«Locos siempre hay. Pero han pasado ochenta y muchos años y éste es otro mundo. ‘Mein Kampf’ puede ser un símbolo, no creo que como instrumento político tenga mucho valor», responde Solar.

El periodista y escritor Marco Schwartz entra en el debate. Su opinión es pertinente, entre otras cosas, porque, como informa él mismo en sus notas biográficas, sus cuatro abuelos fueron judíos polacos. «Mein Kampf es un libro que me repugna intelectualmente. Ahora bien, si un librero considera pertinente vender el libro por entender que tiene valor para una mejor comprensión de la Historia, le sugeriría que fuese una edición crítica, contextualizada, con comentarios de expertos, para que el lector tenga plena conciencia de la monstruosidad de la obra. Dicho lo cual,entiendo que su presencia en una librería resulte ofensiva para personas de la generación de mis padres e, incluso, posteriores».

«Nunca he tenido un ejemplar en mis manos», continúa Schwartz. «Sí he leído extractos, e irradian un odio y un fanatismo nacionalista sin límites. Quienes lo han leído sostienen que, además, es muy malo en términos literarios y de una enorme pobreza intelectual. Por supuesto que una obra así puede persuadir a algunas personas, pero creo (o quiero creer) que constituirán una minoría muy marginal. Dudo que el libro se ponga alguna vez de moda. Y, si lo hace, serán los dirigentes políticos, más que los libreros que vendan el libro, quienes tendrán que realizar una reflexión sobre el fenómeno».

Y termina: «Hay expertos, judíos y no judíos, que consideran que una buena edición comentada sería beneficiosa para quitarle al libro cierto aura de misterio que lo ha rodeado durante años. Otros creen que no habría que facilitar su lectura bajo ningún pretexto. Yo me limito a decir que, si alguien siente la necesidad de publicarlo, le recomiendo que lo haga en una edición crítica».

Prohibición o laxitud

Ese hilo lo retoma Gimbernat, el catedrático de Penal de la Complutense: «En España, el Código Penal copia un precepto de la Legislación Alemana para los delitos de apología del terrorismo [Artículo 578]. Y también ha habido una sentencia que corrige la ley. En el caso del Holocausto, por ejemplo, ya no es delito negar, pero sí lo es justificar». ¿Y ha sido para bien esta laxitud? «Yo creo que sí. Uno puede estar mal informado, creer que Hitler no mató a una mosca, y expresarlo así. No pensemos en Hitler, pensemos en Pizarro: habrá quien crea que fue un héroe y habrá quien piense que fue un genocida. Lo que no puede ser es que alguien diga: ‘Mató a seis millones de judíos o a tantos aztecas e hizo muy bien'». ‘Mein Kampf’ no entra en esta categoría.

En España, por cierto, se puede consultar otra base de datos: el ISBN, del Ministerio de Educación y Cultura. Si se pregunta por ‘Mi lucha’, se descubre que la última edición del libro de Hitler es de 2004.