Un informe policial prueba el asesinato de Lorca por homosexual y masón


ABC.es

  • Señala que «fue pasado por las armas» en Viznar (Granada) «después de haber confesado»
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Federico García Lorca

Un informe de 1965 de la Jefatura Superior de Policía de Granada revela que Federico García Lorca fue asesinado junto a otra persona y define al poeta como «socialista y masón», a la vez que le atribuye «prácticas de homosexualismo».

El documento, al que han tenido acceso la Ser y eldiario.es, fue redactado por la tercera brigada regional de investigación social de dicha Jefatura y en su asunto se lee: «Antecedentes del poeta Federico García Lorca».

En el mismo, fechado en Granada el 9 de julio de 1965, se señala que Lorca era «un masón perteneciente a la logia ALHAMBRA en la que adoptó el nombre simbólico de HOMERO, desconociéndose el grado que alcanzó en la misma».

El texto asegura que el poeta «estaba conceptuado como socialista por la tendencia de sus manifestaciones y por lo vinculado que estaba a Fernando de los Ríos, como también por sus estrechas relaciones con otros jerifaltes de igual signo político».

Además, indica que «estaba tildado de prácticas de homosexualismo, aberración que llegó a ser voxpópuli, pero lo cierto es que no hay antecedentes de ningún caso concreto».

En el documento se asegura que Lorca fue detenido en la vivienda de sus amigos, los hermanos Rosales, donde se había refugiado, y que el lugar fue rodeado «con gran aparato por Milicias y Guardias de Asalto».

El informe policial afirma que el poeta «fue sacado del Gobierno Civil por fuerzas dependientes del mismo y conducido en un coche al término de Viznar (Granada) y en las inmediaciones del lugar conocido como «Fuente Grande», en unión de otro detenido cuyas circunstancias personales se desconocen, fue pasado por las armas después de haber confesado».

También revela que fue «enterrado en aquel paraje, muy a flor de tierra, en un barranco situado a unos dos kilómetros a la derecha de dicha «Fuente Grande», en un lugar que se hace muy difícil de localizar».

Fuentes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte han señalado a Efe que no tienen constancia de este documento, pero están tratando de localizarlo, a raíz de las últimas informaciones aparecidas en los medios.

La amistad secreta de Lorca y Primo de Rivera


ABC.es

  • José Cotta rastrea en «Rosas de plomo», premio Stella Maris de Biografía, la relación entre el poeta y el líder falangista
La amistad secreta de Lorca y Primo de Rivera

abc Federico García Lorca y José Antonio Primo de Rivera

«¿No crees que con tu azul y el mío juntos haríamos una España mejor?». Es José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española -camisa azul y mártir fascista- quien garabatea esta pregunta en una nota para Federico García Lorca, poeta rojo abatido por las balas y odio franquista y que lucía mono de trabajo azul en «La Barraca», su ambulante compañía de teatro. El ideólogo fascista y el poeta republicano y homosexual «fueron amigos y se trataron, por más que la historia se empeñe en enterrar esta incómoda amistad de la que hay varios testimonios».

Lo dice Jesús Cotta (Málaga, 1967) profesor y autor de «Rosas de plomo» (Stella Maris), un ensayo subtitulado «Amistad y muerte de Federico y José Antonio». El libro rastrea las evidencias de la relación entre el poeta y el político, y le ha dado a su autor el premio de biografía histórica da la editorial dotado, con 6.000 euros.

La incómoda relación de amistad ha sido un tema tabú «discutido, afirmado y negado» por quienes lo conocieron e investigaron «aunque hay más testimonios afirmativos que negativos», dice Cotta. Tras constatar que fueron amigos, ha estado un lustro «pisando ciénagas para quitar las máscaras ideológicas para ver las afinidades reales».

El poeta Gabriel Celaya recreó en las notas de su diario incluidas en «Poesía y verdad» su última conversación con Lorca, en la que éste cuenta su trato con José Antonio. «¿Sabes que todos los viernes ceno con él? Pues te lo digo. Solemos salir juntos en un taxi con las cortinillas bajadas, porque ni a él le conviene que le vean conmigo, ni a mí me conviene que me vean con él». No hay testigos directos ni fotos de unos encuentros que debieron producirse en el entorno de «La ballena alegre», el local donde estaba la tertulia de José Antonio.

Razones «ideológicas»

«Nadie pone en duda la amistad de Lorca con Azaña, sobre la que tampoco hay fotos, pero se duda de su relación con José Antonio porque derriba tanto el mito del poeta izquierdista como del novio virgen y mártir de la España azul y reaccionaria», dice Cotta. «Se niega por razones ideológicas y no lógicas» remacha el autor, que lamenta que «se haya creído que mi interés era demostrar que Lorca era fascista o José Antonio homosexual».

Lorca y José Antonio se trataron indirectamente entre 1931 y 1936, pero se conocieron y fueron amigos a partir de marzo de 1936. Los presentó Carlos Morla Lynch, diplomático chileno afincado en Madrid, amigo íntimo de Federico y admirador de José Antonio.

«Lorca temía que se supiera que era amigo del malo de la película del líder fascista, y los pocos que sabían de la relación callaron y mantuvieron el secreto para no ensuciar la memoria del poeta muerto», reitera Cotta. Sabían de la relación Salvador Dalí, Pepín Bello y, desde luego, Luis Rosales que, si bien testimonió que ambos se trataron, como le habría dicho a Ian Gibson, sería luego más que equivoco sobre una amistad que ocultó para no dañar más la figura del poeta ni a sí mismo y a su familia.

Según Cotta esta amistad explicaría que Lorca se refugiara tras huir de Madrid en agosto de 1936 en la casa granadina de los Rosales, muy próximos a la Falange, en vez de acudir a la de su amigo Manuel de Falla.Una fatal decisión «con la que Lorca cavaría su tumba, pues las rencillas entre la CEDA y la Falange desembocarían en el secuestro y asesinato del poeta».

Afines

Cotta se refiere a Lorca y José Antonio como «personalidades afines, unidas por su amor a España y su dolor ante la pobreza y los partidismos». «Les diferencia que Lorca, que renegaba del perfil autoritario y filofascita del líder falangista, siempre mantuvo su discurso en lo moral y lo estético sin entrar en lo político, como hizo José Antonio». Para Cotta son «dos seres libres, clarividentes e inclasificables». Asegura que eran «tan antimarxistas como defensores de los pobres, tan amigos de la tradición como del progreso, incomprendidos, revolucionarios, libres, eclécticos y heterodoxos».

«El presagio de su muerte también les une, ya que ambos intuyeron que serían asesinados», apunta Cotta. Recoge un testimonio de Felipe Ximénez de Sandoval, amigo de ambos y futuro biógrafo de José Antonio, a quien Lorca dijo: «Verás cómo me matan antes que a José Antonio». «Lorca soñó con su propio velatorio y José Antonio anticipó su muerte antes de entrar en la cárcel y instruyó a sus amigos sobre como quería que fueran sus funerales».

Fue en un restaurante de Palencia donde José Antonio le hizo llegar aquella nota en el verano de 1934 proponiéndole aunar esfuerzos. Lorca está de gira con «La Barraca» y el líder falangista va camino de un mitin, pero cuando Lorca se dispuso a contestar, José Antonio se había ido. La conexión era Ximénez de Sandoval, a quien José Antonio pidió, según Cotta, que le presentara a Lorca. A su vez el poeta habría demandado a Agustín de Foxá que le presentara a José Antonio. Otro falangista, Alfonso Ponce de León, era quien pintaba los decorados de «La Barraca».


El viaje oficial a África que torció el destino de Federico García Lorca


El Pais

En los talleres de un periódico granadino, como venganza contra la familia Rosales que había dado refugio al poeta y que simbolizaba a la Falange local y con el objetivo de acumular poder y notoriedad, Ramón Ruiz Alonso sentenció a muerte a Federico García Lorca al redactar una denuncia en la que le acusaba de masón y de ser el secretario personal de Fernando de los Ríos, ministro durante la República. Los cargos eran muy graves, más aún teniendo en cuenta que Lorca era homosexual y poeta.

Hasta ayer, la mayoría de los investigadores se ha empeñado en negar los cargos de la acusación. Desde ayer, el hecho de que García Lorca fue secretario de Fernando de los Ríos, aunque de forma temporal, parece más que demostrado. El investigador granadino Miguel Caballero (1958) lo desvela en Lorca en África. Crónica de un viaje al protectorado español de Marruecos (Ediciones del Patronato Provincial Federico García Lorca). Caballero reúne pruebas que sitúan a Lorca en Ceuta, Tetuán, Alcazarquivir y Xauen acompañando al entonces ministro de Instrucción Pública.

«Estaba trabajando en una recopilación de unos 3.000 artículos periodísticos en los que se cita al poeta y entonces me topé con uno de 1931 en el que se anunciaba una visita de Fernando de los Ríos a Marruecos acompañado por su secretario, Federico García Lorca. Eso me puso sobre aviso y comencé a tirar del hilo», explicó ayer Caballero, que ha encontrado una fotografía en la que puede verse al poeta en la comitiva oficial y un vídeo en el que se le intuye en la cubierta del buque Almirante Ferrándiz junto al político el 26 de diciembre de 1931.

De los Ríos visitaba Marruecos por diferentes motivos. Uno de ellos era que había recibido varias cartas de grupos masones del norte de África. «Esas cartas estaban dirigidas a Jugan, que era su nombre dentro de la masonería, y luego fueron utilizadas por el franquismo contra él», añade Caballero. Durante el viaje, el ministro y el poeta se alojaron en casa del general Cabanellas, uno de los militares que después participó en el levantamiento de 1936. García Lorca aprovechó la estancia, de cinco días, para visitar a un primo hermano suyo farmacéutico que murió en 1938 a causa de una sobredosis de morfina.

«No hay duda de que Federico trabajó como secretario de Fernando de los Ríos. Tenían una simpatía personal muy grande y García Lorca fue nombrado vocal de la Junta Nacional de Música y Teatro Lírico en sustitución de Manuel de Falla, lo que tampoco fue una casualidad», explica el investigador, que afirma que el propio García Lorca «escribió algunos de los discursos del ministro, como es evidente en los que leyó en África por sus referencias a San Juan de la Cruz y a su relación con los judíos».