Cuando la batalla de Lepanto popularizó el uso del Santo Rosario


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  • Aunque ya existía como práctica religiosa desde la Edad Media, la celebración posterior a la victoria naval encabezada por el Imperio español instauró la fiesta anual al rezo del Rosario
Cuando la batalla de Lepanto popularizó el uso del Santo Rosario

Wikipedia | Visión del Papa Pío V de la victoria de Lepanto

La victoria del bando cristiano, encabezado por el Imperio español, sobre la flota turca en el golfo de Lepanto desató la euforia en Roma. La flota del Imperio otomano parecía ahora menos imbatible, y el Papa Pío V –máximo valedor de la empresa– estaba empeñado en que la Cristiandad jamás lo olvidara. Como la batalla había tenido lugar el primer domingo de octubre, la victoria fue atribuida a la «Virgen del Rosario». Y a partir de esta fecha, el rezo del Rosario se popularizó entre las masas.

Según distintos relatos, mientras la batalla transcurría, el Papa Pío V aguardaba recitando en Roma el Rosario. Durante el rezo, el Papa salió de su capilla y, por aparente inspiración, anunció a todos los presentes y con gran calma que la Santísima Virgen le había concedido la victoria a los cristianos. Así, todos los 7 de octubre la Iglesia católica celebra una fiesta al rezo del Rosario, ya que se atribuyó la victoria directamente a la intercesión de la Virgen María.

La festividad se llamó en su origen «Nuestra Señora de las Victorias», pero el Papa Gregorio XIII modificó el nombre de la solemnidad por el de «Nuestra Señora del Rosario».

El Rosario (del latín rosarium «rosal») es un rezo tradicional católico que conmemora los veinte «misterios» de la vida de Jesucristo y de la Virgen María, recitando después de cada uno de ellos un padrenuestro, diez avemarías y un «gloria Patri». No en vano, su práctica se remonta al año 800, cuando se instauró para permitir a los cristianos que no sabían leer una forma sencilla de recitar avemarías. Aunque su uso se perdió a finales de la Edad Media, el beato Alano de la Roca se encargó de recuperar el rezo en Colonia (Alemania) durante el siglo XV.

Y tras la batalla de Lepanto, la Cristiandad –en especial los países del sur de Europa– adoptó en masa el rezo del Rosario. La demostración de su auge fueron los rosarios públicos que surgieron en Sevilla en 1690 y que se extendieron muy pronto por España y sus colonias americanas. En Sevilla llegó a haber en el siglo XVIII más de 150 cortejos que diariamente hacían su estación por las calles rezando y cantando las avemarías y los misterios. Los domingos y festivos salían de madrugada o a la aurora. Al principio eran masculinos, pero ya en el primer tercio del XVIII aparecieron los primeros Rosarios de mujeres que salían los festivos por la tarde.

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